Lentos y precavidos

Por muy rápido que creas que vayas, lo más probable es que no corras lo suficiente. La velocidad es esencial para que tu organización pueda reaccionar a los cambios que se producen en los mercados y para aprovechar oportunidades antes que otros competidores.

Un modo de ganar velocidad es automatizar procesos y tareas que consumen mucho tiempo. El objetivo es poder reaccionar con rapidez más que asegurar que todo ha de salir perfecto.

La agilidad se ha convertido en el modo de vida de las empresas eficaces. Se caracteriza por ciclos de desarrollo cortos para atender necesidades específicas, probando y ajustando repetidamente las soluciones propuestas a los clientes.

Parece existir consenso hoy en que las empresas han de asumir más riesgos y no menos. Muchos directivos desearían que los procesos de transformación en los que se han embarcado hubieran sido más radicales. Los cambios incrementales ya no son garantía de viabilidad. Se precisa apostar por nuevas tecnologías y modelos de negocio, por una cultura de prueba prueba y error donde cada fracaso sea una oportunidad para mejorar, para transformar el negocio.

Asumir más riesgos hoy no significa ser un suicida sino responsable.