

¿Controlas o no controlas?
Prácticamente todas las situaciones con las que nos enfrentamos en nuestro día a día se pueden dividir en dos grupos, controlables y no controlables. Parece evidente que una actitud proactiva y eficiente nos debería llevar a focalizarnos a las cuestiones controlables, frente a las no controlables si éstas realmente no lo son.
Si hemos pinchado una rueda, es un hecho que, una vez ocurrido, no es controlable y dedicarnos a maldecir o a quejarnos de lo que nos ha pasado no ayudará mucho, por el contrario centrarnos en lo controlable que es cambiarla o llamar a la grua será mucho mas eficiente.
Se trata, por tanto, de entrenar a nuestra mente en realizar ese filtro inicial ante los problemas y cuestiones diarias con las que nos enfrentamos, y renunciar a lamentaciones innecesarias ante cuestiones incontrolables. Te dejo esta frase para tu reflexión; “Señor dame fuerzas para cambiar las cosas que puedo cambiar (controlables), serenidad para aceptar las que no puedo (no controlables) y sabiduría para reconocer la diferencia”.