Conclusión; organizaciones mas simples
Hemos estado hablando en los últimos post acerca de la jerarquía, sus características y limitaciones.
Podríamos decir como conclusión que, existe cada vez más un creciente rechazo a la jerarquía fruto de las tendencias actuales en organización y gestión. Aún así, a muchas compañías les resulta muy difícil evitarla a partir del momento en que sobrepasan un determinado tamaño mínimo.
Pero lo cierto es que la jerarquía tradicional ha ido enfermando progresivamente debido a las condiciones modernas de los negocios, en los que las capacidades de las empresas para adaptarse e innovar y, sobretodo, para poner al cliente en el centro de su modelo de negocio, son esenciales para su competitividad.
La evolución a estas nuevas organizaciones se basa en el intento de reducir los aspectos negativos de la jerarquía que no encajan con las condiciones actuales.
El objetivo es introducir estructuras más simples donde hay oportunidades de escalar las iniciativas individuales, la comunicación es abierta y amplia, y hay una mayor involucración de los equipos. La autoridad se reparte en equipos más que en individuos. El control se realiza a través de objetivos en lugar de mediante supervisión directa.
Hay por tanto un intento contumaz de reducir y minimizar hoy los niveles jerárquicos, asociados a una inercia a la redimensión a la baja de las estructuras (downsizing), externalización de actividades de menor valor añadido (outsourcing), apuesta por la autonomía y toma de decisiones (empowerment) y, por el trabajo en equipo (team working).