No es tan fácil como decirlo. A la mayoría no le resulta sencillo hacerlo. Es una actividad poco común para aquellos cuyo negocio ha consistido en adherirse todos los días a una determinada manera de hacer, y así desde hace años. Sin embargo, lo que ha sido la razón del éxito en el pasado no da, en la actualidad, los resultados esperados. Desde algunas fuentes, desde luego desde estas notas, te llegan sugerencias de la necesidad de cambiar, ¿pero cómo hacerlo…? Para innovar y encontrar el nuevo modelo de negocio que te permita salir de la situación de bloqueo en que puedes encontrarte necesitas experimentar. ¿Con qué? Con tus propias capacidades, que son la manifestación de tus activos más valiosos. Examina, desmenuza tus capacidades, reflexiona sobre ellas, considera otras maneras de combinarlas para generar nuevos modos de entregar valor para tus clientes. Sigue haciéndolo hasta encontrar algo que encaje, proponlo a pequeña escala, estudia los resultados, decide si continuas por ese camino, o abandona y empieza de nuevo todo el proceso. No esperes que nadie te entregue un remedio milagroso o descubrir de inmediato la panacea que solucionará todos tus problemas. La innovación que precisas requiere de mucha más experimentación de la que hasta ahora has desarrollado. No basta con tratar de afinar algunos detalles de tu modelo actual. Algunas pequeñas modificaciones pueden ayudarte a ser más eficiente, pero no son suficientes para generar la transformación que el negocio necesita y que tus clientes apreciarán. A experimentar se aprende haciéndolo. Ensaya constantemente nuevas ideas. No sólo una cosa sino centenares de ellas. No la trabaja uno aisladamente sino que exige la colaboración de todos. No sirven las capacidades individuales sino la integración de todas las disponibles. Y si la estructura organizativa resulta rígida o...
Hacer y dejar de hacer. Esa es la cuestión....
Lo normal es que tengas más actividades por hacer que tiempo para llevarlas a cabo, y más oportunidades por aprovechar que gente capaz de abordarlas. Y sobre lo anterior has de sumar los problemas ordinarios y las crisis inesperadas. Como directivo has de tomar siempre decisiones sobre la prioridad de las tareas a realizar. Y la cuestión es si la decisión la tomas tu o te rindes a la presión del entorno. Si dejas que mande la presión externa te verás obligado a sacrificar las actividades importantes. Además, la experiencia dice que lo que se pospone se abandona. No hay nada más frustrante que retomar un proyecto pospuesto. Si en su momento era una oportunidad, difícilmente lo será y una vez pasado su tiempo, los esfuerzos adicionales que le dediques están condenados al fracaso. Otro efecto de dejar el control de las prioridades a las presiones de terceros es que te lleva a abandonar el trabajo más genuino del directivo, el de construir el futuro de la organización. Las presiones que te llegan nacen de decisiones del ayer. Siempre favorecen al pasado antes que al futuro, a las crisis antes que a las oportunidades; se decantan por lo inmediato y aparente y no sobre lo verdaderamente significativo; sobre lo urgente antes que sobre lo relevante. Decidir lo que no se hace tampoco es agradable pues suele corresponder a su vez a la prioridad de alguien. La manera de solucionar esto no es desarrollar la habilidad de hacer unas cuantas actividades que contenten a unos y a otros sino disponer de la valentía de optar por lo prioritario. No escoger con acierto conduce invariablemente al fracaso del directivo, incapaz de establecer las prioridades. Para ayudarte e decidir: Opta por el futuro antes que por el...
Tira lo inútil
Para hacer frente a las presiones de la dispersión, vuelvo hoy a la necesidad de concentrar los esfuerzos y la atención del directivo para asegurar su eficacia y productividad. El trabajo actual del directivo está siempre condicionado por el ayer. Las decisiones e iniciativas del pasado son la servidumbre de hoy. Su eficacia, por tanto, depende en gran medida de la capacidad de liberarse de aquellas actividades y tareas que han demostrado ya su inutilidad. Esto requiere no pocos esfuerzos. Especialmente en las empresas más desarrolladas, es fácil encontrarse con una proliferación de trámites, controles, e informes previos que ocupan a gran número de personas y cuyo papel en la toma decisiones no parece tener sentido más allá de asegurar su demora sin ayudar a nadie. Desprenderse del pasado consume buena parte del tiempo de cualquier directivo. Debe someter de continuo a evaluación todos los programas, actividades y tareas, para decidir si siguen vigentes, si cumplen con las expectativas, o deben abandonarse por completo. Dada la limitación de recursos disponibles antes de comenzar una nueva actividad es aconsejable determinar si es posible desprenderse de alguna anterior para mantener la eficacia y la capacidad de gestión. Acabar con lo viejo es la única manera de progresar hacia lo nuevo. La sobrecarga del pasado, la inercia de la organización lastra la capacidad de iniciativa. Demasiadas personas y energías ocupadas en tareas de dudosa aportación de valor. Tareas: ¿Te animas a revisar hoy alguna de las actividades tradicionales? ¿A quién crees que debes pedirle consejo sobre su utilidad? ¿Puede innovarse para mejorar la productividad y hacer crecer la oferta de valor? Notas relacionadas: Contra dispersión,...
La lección del Valle de Arán...
Las notas de este blog no se ocupan de describir actividades profesionales o personales concretas de su autor por razones obvias. Lo habitual es que sean poco relevantes para los lectores, de ahí la conveniencia de no haceros perder el tiempo. Sin embargo, en aquellas ocasiones en las que pueda derivarse algún aprendizaje o interés general, me saltaré esa norma. Y hoy es un día de esos. Acabo de regresar de impartir un programa de formación para empresarios en el Valle de Arán promovido por InnoveAràn. Una oportunidad para revisar estrategias y modelos de negocio con nuevas herramientas de actualidad y la ocasión para el ponente de aprender de un grupo extraordinario: Gente joven, de edad y de mentalidad. Emprendedores y buenos profesionales. Mayoritariamente de empresas familiares. Bien preparados y deseosos de seguir aprendiendo. Y apasionados por su valle y su gente. Me han enseñado y explicado cómo están construyendo una red empresarial equilibrada y completa en un entorno geográfico reducido y con unos resultados excelentes. No puede atribuirse a la casualidad. Entornos con recursos similares han fracasado. Y su capacidad de iniciativa hace prever unas perspectivas de desarrollo impresionantes. Se trata por tanto de un ecosistema a estudiar, a seguir y potenciar. Un nuevo ejemplo que confirma para el resto del país que hay esperanza si se abandona la confrontación inútil y nos ponemos a trabajar unidos. Volveré pronto y vendrás...
La innovación y las pymes...
Hay suficientes pruebas estadísticas que confirman la falta de capacidad de innovación en las grandes empresas. Las razones: La organización se vuelve burocrática, la toma de decisiones y los períodos de respuesta se eternizan. La organización se vuelve conservadora. Lo que hago ahora me funciona y me hace ganar dinero… Mejor no tocarlo. Las que buscan comprar a otras empresas para hacerse con su capacidad de innovación experimentan un choque cultural de tal calibre que la mayoría de esas fusiones fracasan. La gente creativa escapa de los puestos de trabajo en esas organizaciones porque se han vuelto aburridos. Prefiere cambiar a empresas con entornos de trabajo más estimulantes. Este fenómeno se repite de manera consistente en todas las grandes empresas no importan cuán innovadoras fueran en sus orígenes. Ciertamente existen excepciones pero son tan singulares y extraordinarias que son los casos que confirma la regla. Como ni tu ni yo estamos en esos entornos, bien porque lo decidimos no hace mucho o bien porque nunca hemos sido capaces de crecer tanto, estamos de suerte. Lo tenemos más fácil que otros para superar la crisis, y además resulta que somos mayoría. ¡Hay...
Algunas pistas para emprendedores...
Te copio a continuación algunas sugerencias escuchadas en diversos lugares y que pueden darte pistas en estos tiempos que reclaman particularmente el desarrollo de ese espíritu emprendedor. Elige temas que te apasionen, en los que estés dispuesto a trabajar 24 horas, siete días a la semana, capaces de mantenerte despierto por la noche. Una vez identificado un problema, busca una manera completamente nueva de abordarlo. Hoy día, por ejemplo, muchos tratan de ver en qué manera la relaciones sociales a través de las redes podrían aportar una nueva visión a la solución de los problemas. Concéntrate en que sea útil. Se trata de no estar tan excesivamente obsesionado por la innovación y centrarse más en la utilidad, tratando de resolver las necesidades de los clientes más allá de lo que ellos podrían esperar. Trata de gestionar la satisfacción del cliente en todos los momentos de la interrelación con la empresa. Esto incluye tanto el momento de la compra como el del acceso al servicio, la prestación del mismo, o incluso en el tiempo posterior a su entrega. Mira de habituarte a vivir en situación de “beta”. Esto viene a significar no dar ningún producto o servicio como definitivo y estar continuamente preparado para adaptarse a los cambios que se van produciendo en el entorno. A ver qué se te...
Anima a tu gente
Sigo con el tema de los últimos días. Los empleados han de emprender iniciativas independientemente de la responsabilidad o autoridad que tengan asignada. Y dado que su contribución puede tener impacto en la innovación de procesos, en la mejora de la eficiencia y en el desarrollo de nuevos productos y servicios, habrán de verla recompensada. Veíamos ayer cómo ésta es una responsabilidad que los directivos no pueden obviar. He aquí algunas cosas que puedes hacer para crear un entorno propicio: Díselo a tus colaboradores. Explica porqué es importante que tengan iniciativas y el efecto beneficioso que tendrán sobre toda la organización en forma de satisfacción de los clientes, de ahorro de costes y de generación de nuevos productos. Sé un ejemplo. Da muestra de tu propia iniciativa que sirva de inspiración para los demás. Descentraliza la toma de decisiones. Transfiere la autoridad a tus colaboradores para que puedan tomar determinadas iniciativas sin tener que pedir permiso. Puedes ligarlo a un determinado nivel de gasto, por ejemplo. Reconoce el esfuerzo incluso cuando se den fracasos. Lo importante es la capacidad de asumir el riesgo. Hay que animarles para que lo sigan intentando. Premia el éxito. A veces la mejor recompensa en un reconocimiento público. Piensa en las cosas que podrían motivarles más allá del dinero. Cuando el entorno facilita la toma de iniciativas, se estimula la creatividad. El verlas puestas en prácticas genera un sentimiento de satisfacción que puede ser la mejor recompensa de todas. Asegúrate de establecer algún indicador y mide y comunica los resultados, o no lograrás ningún...
¿De quién es la culpa?...
Gary Hamel, recoge en su reciente libro What Matters Now este dato de una investigación: sólo el 21% de los empleados (de una encuesta de 90.000 y en 18 países) manifiestan estar verdaderamente comprometidos con el trabajo que realizan e identificados plenamente con su empresa. Y lo que es más llamativo, el 38% afirma carecer de todo tipo de vinculación con ella. No debieran sorprender estas cifras porque en realidad conseguir dicha identificación no parece estar entre las prioridades de los directivos. En un mundo en el que los clientes buscan cada día un valor excepcional en las propuestas que las empresas le presentan, es determinante para atraerlos y vincularlos contar con la iniciativa, la imaginación y la pasión de los empleados en todos los niveles. Para lograrlo los empleados deberán estar identificados en cuerpo y alma con la misión de la empresa y el trabajo que realizan. El propio Hamel, en un libro anterior (Future of Management), presentó una jerarquía que describe las capacidades de las personas en su puesto de trabajo: Obediencia. Es el nivel más bajo. Se caracteriza porque la gente no va más allá de presentarse al trabajo para cumplir las normas establecidas. Diligencia. En el siguiente nivel les empleados trabajan con intensidad para acabar su trabajo y asumen la responsabilidad de proporcionar buenos resultados. Competencia profesional. Aquí los empleados buscan destacar por su preparación y conocimientos. Iniciativa. Se caracteriza por la actitud proactiva de los empleados para abordar cualquier problema u oportunidad, no esperan instrucciones ni están limitados por la descripción del puesto. Creatividad. En este nivel los empleados son capaces de ir contra lo generalmente aceptado para buscar nuevas ideas. Pasión. El nivel más alto. Aquí las personas ven su trabajo como una vocación, como una oportunidad de cambiar...
La innovación abierta es para ti...
Precisamente por estar limitado de recursos y por tu tamaño, la innovación abierta te puede permitir acceder de manera rápida y asequible a nuevas oportunidades en los mercados. Pone a tu alcance gente con talento para resolver las cuestiones que tu no sabes resolver. Son muchas las nuevas empresas que se apoyan en la innovación abierta para penetrar en el mercado. Aprovechan las redes existentes para exponer públicamente sus problemas en busca de solución y sólo pagan cuando alguno la encuentra. De ese modo sacan ventaja a las pymes ya establecidas. Son extremadamente eficientes al invertir sólo cuando disponen de la solución, ya que hacen mejor uso de sus limitados recursos económicos. Y a la vez les permite centrarse en sus verdaderas competencias y sacar productos al mercado de manera más rápida y económica. Estas son algunas propuestas para sacar partido de la innovación abierta. Abandona tu ego. No pretendas resolver todos los problemas por ti mismo. No dispones de tiempo y los demás están aprovechándose de las oportunidades de la innovación abierta para encontrar las soluciones que precisan. Si no lo haces, no sobrevivirás. “Pesca” en todas las aguas. Consulta en tantos lugares como puedas y escucha a los más que puedas. No te limites. Las mejores ideas llegan de donde menos te las esperas. Apúntate a la diversidad. Aborda los problemas desde perspectivas diferentes. No sólo los ingenieros tienen la solución a un problema de ingeniería. Busca gente con experiencias diversas, de formación y culturas diferentes. Haz la pregunta adecuada. Tómate tiempo para identificar claramente el problema real. De este modo podrás formular mejor la pregunta que generará la respuesta más adecuada. Cuantos más “ojos” lo vean, mejor. Invierte en soluciones y no en estructura. No hay tiempo que perder ni recursos...
Qué hacer con los genéricos...
Ya he dicho en otras ocasiones que debieras evitar moverte en ese terreno, pero puede que no te animes a dejarlo o no encuentras maneras para innovar de modo radical. Aún podrías descubrir algunas maneras de sacarles partido y conseguir crecimientos inesperados. Echa una mirada con ojos nuevos a tu catálogo de productos o servicios obsoletos o genéricos. Igual te ves capaz de pelear alguna de estas batallas: Revive a los muertos: Trata de dar un nuevo sentido a los productos obsoletos. Es lo que hacen habitualmente las compañías discográficas. Descubre nuevos usos: Igual puedes encontrar nuevas aplicaciones para ese producto que se ha convertido en genérico. Conviértelo en un componente: Quizás puedas conseguir que sea un elemento acompañante o complementario de otros bien diferenciados. Al ser un elemento marginal en un producto de alto valor, la sensibilidad al precio de tu componente puede ser menor. Cambia las reglas de juego: Los genéricos compiten todos en una misma dimensión. Busca para tu producto otra distinta, por ejemplo el diseño cuando los demás se ocupan de las prestaciones. Añade un negocio: Mira qué otra propuesta relacionada de alto valor puedes añadir que te permita mantener sin problemas el genérico y de bajo margen. Innova en velocidad: Intenta simplemente ser más rápido que tus competidores. Cuando te quieran copiar mira de estar ya con otra innovación incremental y así una tras otra. No podrán alcanzarte. Cambia el modelo de ingresos: En vez de cobrar por producto o servicio vendido, cobra por uso, o por cuotas, o regálalo para cobrar por otra oferta acompañante. No son modelos de negocio que recomiende con prioridad, pero entiendo que te pueden ayudar temporalmente. Cuéntanos si te han funcionado en algún...