Quizás todavía andas sobrado de confianza, crees tener la respuesta acertada para toda pregunta, te muestras dogmático y piensas estar siempre en lo cierto. No es un defecto atribuible sólo a la edad, aunque es cierto que esa actitud es más frecuente en los jóvenes. Con la edad aprendes que tienes menos respuestas. La exposición a nuevas ideas junto con la madurez costosamente ganada a fuerza de los errores, te lleva a reconocer que, casi siempre y en todo, hay más de una respuesta correcta. Las certezas se vuelven escasas y aprendes a funcionar sin inquietarte por ello. Cuando antes luchabas por defender sin concesiones tu respuesta “verdadera”, ahora buscas tantas opciones como te sea posible encontrar. Cuanto mayor sea esa lista, más seguro te sentirás de encontrar maneras apropiadas de lograr lo que te propones. Como directivo te conviene adoptar la práctica de solicitar a tus colaboradores que, ante cualquier problema, te presenten al menos tres soluciones para abordarlo. Esto les ayudará a tener una mentalidad más abierta, a ser más creativos y capaces de considerar distintas ideas y opiniones. De este modo se volverán más flexibles y capaces de adaptarse a situaciones inciertas, ganando en eficacia y productividad. La creatividad se multiplica de forma extraordinaria cuando reconoces que son muchas las opciones posibles....
Siempre hay una salida...
¿Sabes la diferencia que existe entre reactivo y creativo? Exacto, sólo el lugar donde pones la letra c. O lo que es lo mismo, el modo en que abordas los retos. No importa cuál sea el problema al que te enfrentes o la situación en la que te encuentres, te has de proponer siempre estar seguro de encontrar la respuesta que sin duda existe. Se trata sólo de explorar las posibilidades, de cambiar la pregunta de si habrá alguna salida por la determinación de encontrarla sea cuál sea ésta. Algunos te criticarán por testarudo, por engañarte cuando el problema se muestra como insoluble. Pero lo cierto es que sólo reclama más tiempo, paciencia y experimentación. Has de estar decidido a entrar en ese proceso de creer que existe esa respuesta que buscas. Tienes que creer en la existencia de esa solución que persigues y estar dispuesto a luchar hasta encontrarla. Si escuchas a los expertos nunca encontrarás esa respuesta que sólo está disponible para aquellos locos que la persiguen. Se trata de abrir puertas y las primeras te conducirán a otras hasta dar con la que finalmente te dará paso a la respuesta. La creatividad es por tanto un estado mental que te lleva a creer que las respuestas y las soluciones están esperándote ahí fuera si estás dispuesto a seguir luchando por encontrarlas....
Despejando dudas
Si tienes la responsabilidad conseguir cambios de comportamiento en ti mismo o en otros, ¿es mejor poner de manifiesto las ventajas que acompañan al cambio o los costes asociados a no cambiar…? Todo dependerá de si la percepción de ese nuevo comportamiento es la de una mayor seguridad o de más riesgo. Si cambiar resulta más seguro, habrá que hacer énfasis en las bondades derivadas de ese cambio y así se actuará con urgencia para conseguir cuanto antes esas ventajas. Pero si la percepción del cambio es arriesgada eso no funcionará. Ya se sienten cómodos con la situación actual, y los potenciales beneficios de cambiar no son nada atractivos ni motivadores. Es preciso entonces desestabilizar el estado actual de las cosas destacando los perjuicios que se ocasionarán si se sigue como hasta ahora. Confrontados con la garantía de unas pérdidas si no se cambia de inmediato, se hace entonces más llevadero el asumir ciertos riesgos. Cuando se discute sobre la conveniencia o no de innovar, los directivos se suelen inclinar por no asumir riesgos. Pero si se reflexionara sobre el modo en que esas mismas innovaciones en manos de los competidores podrían dejarles fuera de juego, la percepción del riesgo por no innovar se vuelve mucho más clara y la urgencia por cambiar más evidente. Para contrarrestar la apatía, la mayoría de los defensores del cambio buscan centrarse en mostrar una visión inspiradora del futuro, pero esto no debería ser lo primero ni lo principal. Si buscas que la gente asuma riesgos, necesitas mostrar lo que está mal ahora. Para empujar a que salgan de la zona de confort, has de cultivar la insatisfacción, la frustración o el disgusto por la situación actual y hacerles ver las pérdidas e inconvenientes en los que están...
Sé ejecutivo
En el mundo profesional, el distinguir entre el qué hacer y el cómo hacerlo es crucial. En ocasiones es fácil identificar lo que hay que hacer para alcanzar un objetivo, pero la verdadera dificultad radica en cómo ejecutar las iniciativas para llevarlo a cabo. Esta sistemática te ayudará a conseguirlo: Céntrate en lo más importante. Cuantas más cosas tratas de hacer menos acabas por completar. Esta simple idea ayuda a centrar los esfuerzos y la intensidad de los mismos para conseguir resultados tangibles. Identifica un pequeño número de objetivos ambiciosos a alcanzar en esas horas de trabajo intenso. Trabaja con indicadores anticipados. Has de medir tu avance hacia el objetivo más importante. Los indicadores de desempeño describen el resultado en tiempo pasado. Pero los indicadores anticipados miden el modo de mejorar el comportamiento de forma que tenga impacto en los objetivos futuros. Por ejemplo: Tiempo reservado para trabajar con intensidad, tiempo dedicado a un objetivo importante. Lleva la cuenta. La actitud y motivación de un equipo cambian cuando se hacen públicas las medidas que señalan el avance hacia la consecución del objetivo. Crea un sentido de competencia que empuja centrarse en esos indicadores. Lo mismo puede decirse a nivel individual. Saber la cantidad de horas de trabajo acumuladas y los resultados tangibles alcanzados ayudan a mantener la intensidad. Haz evaluaciones periódicas. Utilizar, por ejemplo, la revisión semanal para reconocer los resultados obtenidos y celebrarlos, pone de manifiesto las semanas menos productivas y ayuda a conocer el esfuerzo necesario para asegurar un objetivo futuro....
Disidentes
Existe un gran peligro en el pensamiento único que suelen mostrar algunos equipos en organizaciones con una cultura dominante, con normas y valores fuertemente establecidos y compartidos. En ese contexto, la unanimidad ahoga la diversidad de criterios y suprime la motivación por encontrar alternativas plausibles. En la resolución de problemas y toma de decisiones inteligentes necesitas promover puntos de vista discrepantes e ideas originales. La opinión de las minorías es importante, no porque deban prevalecer, sino porque estimulan nuevas maneras de pensar, de identificar soluciones innovadoras y decisiones cualitativamente mejores. La opinión de los disidentes es de utilidad incluso cuando están equivocados. Protegen del exceso de confianza, de la defensa de posiciones preestablecidas, del sesgo hacia toda información que confirme las preferencias y suposiciones de la mayoría. Pero no se trata sin más de asumir el papel de un discrepante habitual que nadie toma en serio, sino de defender de manera creíble y convincente argumentos alternativos, que estimulen otros modos de razonar, que incentiven y clarifiquen. El pensamiento único se combate desarrollando una cultura en la que se estimule la discrepancia. La tendencia de los directivos a reclamar soluciones y no problemas es perjudicial en la medida que promueve actitudes defensivas y disminuye la capacidad para indagar en profundidad; se estimula el consenso rápido y se pierde la posibilidad de aprender asumiendo unas perspectivas más amplias. Conviene identificar bien los problemas antes que perseguir soluciones, y los disidentes juegan aquí un papel muy valioso. Es preciso contar con canales fiables para escuchar otras opiniones y puntos de vista antes de tomar decisiones. Esos discrepantes honestos pueden convertirse en los mayores defensores de la organización en la medida en que tienen credibilidad para el diagnóstico de los problemas, son capaces de compartir sus argumentos e...
No puedes ceder
Son muchas las ocasiones en las que puedes sentirte presionado a hacer algo por indicación de un superior y así evitar los riesgos inmediatos derivados de no obedecer. Pero no puedes ignorar las consecuencias a largo plazo de una acción que vaya en contra de principios legales, profesionales o morales. Casi todos nos vemos afectados por un sistema con incentivos a corto plazo basados en el cumplimiento de objetivos y metas cuantificables. Se producen situaciones en las que hay vigilar las presiones que ejercen esos incentivos pues pueden orientar hacia actuaciones contrarias con tus propios principios. ¿O estás dispuesto a sacrificarlos por las ventajas que esas acciones te reportarán de inmediato? Has de hacerte violencia en esos asuntos o acabarás conspirando con tus jefes y cediendo a la tentación de lograr aquellos objetivos a cualquier precio. Tendrás que prepararte mentalmente para resistir las presiones de todos aquellos que viven atrapados en ese sistema perverso. Las siguientes indicaciones pueden ayudarte a hacer frente a esas situaciones complicadas y limitar las consecuencias negativas que te representaría a largo plazo el ceder ahora: Se consciente de tu sorpresa y aturdimiento cuando te ordenen hacer algo equivocado, que no está bien, o que no sea ético. Resiste la tendencia a racionalizar lo que te están pidiendo para evitar la incomodidad que te genera. Es esa molestia lo que te llevará a hacer lo correcto. No avances. Detente y manifiesta tu desconcierto, incluso con el lenguaje corporal, y diciendo algo así como: “Un momento…” Date tiempo para recuperarte del trastorno que te ocasiona esa orden inapropiada. Examina qué valores están en juego y cuáles son los riesgos reales de obedecer; no consideres sólo los problemas generados a corto plazo por desobedecer. Haz las preguntas relevantes en relación a la...
Mejora
Si buscas mejorar, más tendrás para ofrecer. Adquiere la mentalidad de la sobreabundancia: hay de sobras para todos y además contamos con la capacidad de generar aún más. Cuanto más des, más tendrás para entregar. Como consecuencia de esa mentalidad, busca añadir valor cada día a los que te rodean. Mira de estar disponible y atento. Pregunta qué pueden necesitar o en qué les puedes ayudar. La mejor manera de demostrar que les valoras es preguntarles su opinión y saber lo que es importante para ellos; te ayudará a saber cómo ayudarles. Nadie es lo suficientemente bueno como para mantenerse en la cima sin caer. Para ser bueno tienes que mejorar continuamente. Ese debería ser tu objetivo. Mejorar para poder ayudar a los que te rodean a ser mejores. Cuanto más sepas de ellos, mayor será tu impacto en su vida. Tienes que querer más para ellos que de ellos. Trata de crecer y mejorar tu posición con el fin de ayudar a otros y observa lo que ocurre: crecerá aún más lo que puedes ofrecer y te motivará a compartir tus ideas, tu tiempo, tus relaciones, influencia y talento. Cuando te esfuerzas por ser más valioso, más valor puedes transmitir a los demás y aumentar así tu capacidad para relacionarte....
Maneras de desobedecer...
Puedes desobedecer diciendo que no harás algo, o callando y no haciendo nada, o haciendo expresamente lo contrario de lo que te han pedido. Pero estas maneras de desobedecer no son siempre muy inteligentes. En muchos casos vas a tener que seguir trabajando con la persona a la que no quieres obedecer y si te pone la etiqueta de insubordinado, vas a tener difícil progresar o crecer. Otras veces, si la acción es peligrosa, no basta con desobedecer. Si tu jefe no ha comprendido el peligro, puede actuar por su cuenta o pedir que sea otro el que obedezca. Por tanto, desobedecer bien reclama comunicar con eficacia las razones por las que te niegas a obedecer la orden recibida. Esto exige tener suficiente presencia de ánimo para obligar a tu superior a que reconsidere la situación antes de actuar. Son muchas las circunstancias profesionales en las que te puedes ver obligado a asumir esta responsabilidad por el elevado daño que puede llegar a producirse. Será bueno que puedas reconocer y practicar algunos principios para que cuando se den esas situaciones críticas sepas responder con firmeza: Obedecer o desobedecer de manera inteligente suele implicar, además de la propia acción, algún tipo de manifestación oral o escrita. Cada uno de nosotros ha desarrollado su propia manera de expresarse, lo que nos permite desenvolvernos en situaciones sociales y jerárquicas complicadas. Has de ser consciente del momento en que debes asumir el protagonismo para resolver de forma apropiada situaciones complejas o de riesgo. Cuanto más lo practiques, más preparado estarás para poner de manifiesto tu opinión de manera firme y eficaz. Esta capacidad es importante tanto para funcionar con equipos de trabajo estables como cambiantes, pues todos son capaces de identificar cuando alguien manifiesta una señal clara de...
Pensándolo mejor
Estás equivocado si piensas que tu papel de directivo te exige resolver por ti mismo todos los problemas y no contar con los que te acompañan. Reconoce que no eres capaz de generar tú sólo esas grandes soluciones que necesitas. Cuanta más experiencia tienes, más claro resulta el beneficio de compartir problemas y soluciones con tus colaboradores. Si les pides ayuda te ofrecerán sus mejores ideas, se acrecentará tu capacidad de pensar y se reforzará tu liderazgo. Puedes lograrlo del siguiente modo: Pon tus propuestas encima de la mesa. No necesariamente han de ser brillantes. Basta que sean razonablemente buenas. Pide a tus colaboradores que las mejoren. Te interesa tener mejores ideas que no recibir todo el crédito por las tuyas, en muchos casos inferiores. Anima a todos a participar y hazles preguntas. Es lo que más estimula su capacidad de pensar. Deja que se imponga la mejor idea. Si es una idea ganadora, tú también ganas. Si cuentas con buenos colaboradores serán habitualmente capaces de mejorar tus propuestas. Después, dalas a conocer a otra gente y observa cómo reaccionan, qué comentarios hacen. Aprendes mucho cuando presentas tus ideas a gente que no conoces y que no aceptan por defecto cualquier cosa que les propongas. Para poder apreciar su verdadero valor, recoge la opinión de desconocidos y escépticos. Toda idea parece buena antes de ser contrastada. Pero la mayoría de ellas no sobreviven en el mundo real sin alguna corrección....
Moderación
Te parece que son los objetivos compartidos los que mantienen unido al grupo; sin embargo, en la práctica, muchas veces son los que los desunen. Son las pequeñas diferencias, entre gente por lo demás muy similar, las que generan las discrepancias y los sentimientos de hostilidad. No basta con tener los mismos objetivos para sostener una unión. Sus opiniones sobre lo que consideren como las actuaciones y medios más adecuados marcará los enfrentamientos. Cuando se trata de motivar a las personas, empezar con el porqué, es lo razonable. Cuando comunicas la visión que empuja tus ideas, el propósito que respalda tus productos o servicios, la gente se sentirá atraída. A menos que tu propuesta sea vista como algo excesivamente original que desafíe su status quo. Tus convicciones morales corren el riesgo de enfrentarse con ideas fuertemente enraizadas. Cuando expliques los fundamentos de tu creatividad rupturista puedes encontrarte con que estás desafiando lo que otros consideran posible y razonable. Para poder avanzar tendrás que atemperar su radicalismo. Has de aprender a presentar tus ideas y creencias de forma que sean menos chocantes y más atractivas para la mayoría de tu audiencia. No se trata de que renuncies a tus ideas, sino de ensombrecer las características más extremas. Para aparecer menos radical, basta con desplazar algo el foco desde el porqué hacia el cómo. Para lograr alianzas es preciso calmar el radicalismo o eliminarás toda posibilidad de avanzar....