Lo mejor para ella

Hoy revisaré la segunda práctica del directivo eficaz según Peter Drucker. Es tan importante como la primera, y consiste en preguntarse qué es lo mejor para la empresa. El directivo eficaz, a la hora de decidir lo que debe llevar a cabo, no se pregunta qué es lo mejor para los propietarios de la empresa, o para el precio de la acción o para el beneficio de sus directivos o empleados. Es obvio que sus decisiones tienen en cuenta a los accionistas, empleados y directivos y sabe que le apoyarán en sus decisiones o que al menos las aceptarán si son eficaces. Aquí quizás precisamos de alguna aclaración respecto a lo que representa la eficacia de la decisión en relación al interés de la empresa. Lo que debe orientar esas decisiones es el propósito de la misma, lo que ha establecido su Misión, y lo que se desea alcanzar y ha sido definido en su Aspiración. Y además cabe añadir que para que las decisiones sean valoradas como consistentes y que ayuden al desarrollo de cuantos trabajan y se relacionan con la empresa, deben regirse por los principios y valores que orientan la toma de decisiones Para concluir, una advertencia. Preguntarse qué es lo correcto para la empresa no es garantía de que se tome la decisión adecuada. Hasta el ejecutivo más capacitado es humano y, por tanto, propenso a equivocarse. Pero también es cierto que no hacerse la pregunta de qué es lo mejor para la empresa es garantía de tomar una mala decisión. ¿Tienes bien definida la Misión y Aspiración de tu empresa? ¿Están bien establecidos y reconocidos los principios y valores que han de gobernar la toma de decisiones? Si tienes dudas, escribe para consultar sobre su idoneidad y adecuación. P.D.: Después de haber...

Ponte marcas

Leyendo el muy recomendable libro de Jim Collins, Great by Choice, me encuentro con el concepto de la “20 mile march”. Es una característica que identifica en los directivos de las empresas que durante largos períodos de tiempo han sido capaces de batir a otras competidoras de su sector. Lo traigo aquí porque es aplicable a cualquiera de nosotros y porque estamos en un buen momento del año para ponerla en práctica. Yo lo traduzco como la capacidad para señalarse uno mismo unas determinadas marcas. Ponerse marcas consiste en establecer una medida de desempeño clara, concreta e inteligente que te comprometes a alcanzar de manera rigurosa y consistente. Te servirán de indicador para mostrarte que avanzas de manera continuada y segura hacia una meta final. Esas marcas habrás de utilizarlas durante largos periodos de tiempo y te habrán de generar una cierta incomodidad: la de ser capaz de alcanzarlas en momentos y circunstancias difíciles y la de mantenerlas y no superarlas en los momentos más fáciles. Para lograr ese compromiso continuado con el logro de tu marcas es preciso que reúnan las siguientes características: Precisas un indicador del desempeño. Te señalará el límite mínimo de lo que debe ser un logro aceptable. Como en el entrenamiento físico, tiene que ser algo costoso alcanzar esa meta, pero no un reto imposible en momentos difíciles. Que existan barreras. Te has de establecer un límite superior que no habrás de superar aunque te encuentres en condiciones muy favorables para saltarlas. Has de sentirte descontento por no ir más allá, por vencer la tentación de tratar de avanzar para compensar tiempos peores futuros. Han de ser apropiadas para las características de tu iniciativa y su entorno. Han de estar al alcance de lo que eres capaz de controlar. Su...

¡Enhorabuena…!...

Foto: Lluis Torra ¡Enhorabuena!. Por fin has hecho explícita la decisión que venías madurando en las ultimas semanas. Tu decisión hará que este año sea extraordinario. Independientemente de circunstancias ajenas y externas, de que alcances los resultados previstos u otros distintos, para ti y para mi este será un año excepcional. ¿Por qué, si nadie puede predecir el futuro? Pues porque has decidido inventarlo. Mientras otros están bloqueados y desconcertados, no sabiendo por dónde tirar, tu has optado por realizar algo nuevo, eso que te apasiona y que animará a que tus colaboradores te acompañen.No pasarás por este año sin esfuerzo, ya que eso forma parte de tu compromiso de hoy, pero en la medida de nuestras posibilidades, desde BL&DI te ayudaremos a conquistarlo. La lección de hoy es que se puede elegir cada día, como tu acabas de hacer. Hoy no es un día distinto al de ayer. Todos los días puedes renovar tu elección y optar por el optimismo, por servir mejor, por ayudar a otros. Y que tu proyecto se convierta en algo grande no exige cosas extraordinarias: Observa lo que funciona, analiza el porqué y construye sobre seguro. Conoce la realidad y ten disciplina. Mira de innovar, aunque sea en pequeñas cosas y aplícalas a gran escala. No te obsesiones con el cambio. Serás distinto al del año pasado, pero sólo en la medida en que te lo puedas permitir. No precisas de cambios radicales sino cambiar a mejor. Correr si, aunque no siempre esto significa ir deprisa, sino no parar. Ajusta la velocidad apropiada en cada momento. ¿Suerte? La tendrás, como muchos otros. Pero lo determinante es lo que hagas con ella.   ¡Qué tengas un gran...

Cómo salir del apuro...

Algunos de vosotros me contáis que el cambio deseado para el Nuevo Año pasa por una reestructuración seria del negocio actual, dada la situación tan precaria por la que atravesáis. ¿Porqué no preguntasteis antes…? Yo también tengo mi parte de responsabilidad por no haber caído en tratar este punto. Os respondo con diez propuestas (un decálogo inesperado…) que pueden serviros como hoja de ruta genérica. Busca ayuda externa. Aunque te parezca que puedes hacerlo tu sólo o aunque otros directivos piensen que ellos pueden gestionar la recuperación, no te equivoques. Quienes han generado el problema no son los más indicados para resolverlo y las cosas aún pueden ponerse más difíciles. Nunca como ahora necesitas de la objetividad y la preparación de un experto. Te ayudará a defenderte de presiones externas y actuará con mucha más rapidez. Confirma el diagnóstico. Antes de iniciar el tratamiento precisas de un buen diagnóstico para comprender las razones que te han llevado adonde te encuentras. Los factores pueden ser muy diversos y requerirán actuaciones específicas. Con sólo abocar más dinero no se resolverán. Revisa los valores y cultura. Empieza por la raíz. Lo más probable es que, en la situación por la que atraviesas, la confusión y dispersión sean enormes. Necesitas redefinir, acordar y comunicar esos principios comunes para asegurar la unidad de toda la organización y orientar la toma de decisiones futuras. Atiende a las personas. Ellas son tu principal inversión. Identifica quienes deben seguir en su puesto y quienes han de marchar a otro lado. Sé muy cuidadoso en la selección de quién realizará la evaluación y cómo la lleva a cabo. Mira de rodearte de los más valiosos y asegúrate de que la moral y la confianza se recuperan. Redefine la Misión y Aspiración. Probablemente se...

Aprendiendo

Más peligroso que cometer errores es no hacerlos públicos. Como explicaba ayer, lo natural es tener equivocaciones y lo importante es saber qué hacer con ellas. ¿Ves que repites las mismas con frecuencia? ¿Aprendes de ellas? ¿Investigas la maneras de resolverlas? Para lograr ese entorno de aprendizaje tienes la responsabilidad de crear un ambiente de trabajo abierto y agradable, basado en la confianza. Necesitas colaboradores con los que mantener una comunicación directa, capaces de aceptar y proporcionar una crítica constructiva. Te propongo algunas ideas que podrías considerar para poner en práctica de cara al nuevo año: Evita el uso abusivo del correo electrónico: no es la herramienta para resolver disputas ni aclarar discrepancias. Es mucho más sencillo y eficaz hablar a la cara y corregir malos entendidos. Rodéate de buena gente. La selección de personas es un elemento determinante del buen funcionamiento de cualquier organización. Y esta selección va más allá de los empleados. Incluye a los proveedores, clientes y socios. Ya sé que a algunos de estos es difícil rechazarlos cuando te propones crecer y necesitas recursos y aumentar las ventas. Créeme, es muy decepcionante vender a quien no sabe valorar en su justa medida lo que le ofreces. Acaba siendo una fuente inacabable de problemas. Lo mismo aplica a proveedores, socios y empleados cuando no compartes con ellos los mismos objetivos y expectativas. Todo esfuerzo es poco para asegurar la comunicación y la vinculación con aquellos con los que has de trabajar. Que sepan, sin que haya lugar a confusión, a dónde os dirigís. Reúnete con ellos con frecuencia y empieza a poner en marcha en tu organización un entorno de trabajo abierto y colaborador. Esa será la característica distintiva de las tecnologías del 2012 (ya hablaremos…). De cara a los objetivos para...

Admitiendo el error

¿Cometemos errores? Reconozcámoslo, la mayor parte del tiempo. Existe la idea de que incurrir en errores es señal de incompetencia, y por tanto, nuestro orgullo nos impide reconocerlos e incluso nos lleva a evitar las circunstancias o iniciativas que nos pondrían en la situación de cometerlos.   Pero es obligado distinguir entre dos tipos de errores para poder responder a algunos comentarios recibidos a una nota anterior. Sin duda me equivoqué al no ser más claro. Empiezo por identificar el tipo de error que me parece más frecuente. Las decisiones que tomamos cada día se producen en contextos de máxima complejidad, dado que se ven influenciadas por factores cada vez más numerosos e inciertos. Por una parte el entorno extremadamente cambiante, que bien podría definirse como caótico. Por otra, las personas con las que hemos de interactuar en cada decisión. Finalmente, nuestra propia capacidad para ejecutar lo que nos hemos propuesto. Las variables que condicionan el resultado de nuestras decisiones y acciones son tantas y tan poco controlables, que la obtención precisa del resultado previsto es altamente improbable. Según sea el entorno cultural y social en el que nos movamos, podemos llegar a encontrarnos con una reacción fuertemente negativa ante estos “fracasos”. Es difícil, en lo personal, no sentirse afectado por esas valoraciones externas, pese a que en sí mismas estén cargadas de desconocimiento y sean equivocadas. Pero si se reconoce la verdad de los hechos, que incluye nuestra capacidad para tomar iniciativas en entornos inciertos y la obtención de resultados no deseados, entonces los errores se convierten en una fuente de experiencia impagable. Y en eso consiste la humildad, en reconocer la verdad. Y ella nos hace mucho más capaces para la próxima decisión. Por tanto, es preciso reconocer el valor intrínseco del...

¡Una Buena Noticia!

La nota de hoy se escribe sola. Felicitar la Navidad es compartir la Buena Noticia. En el fondo todas las notas de este blog tienen algún sentido en la medida en que están referidas al acontecimiento que se conmemora hoy y por el que nos felicitamos. Esta es una historia de Amor, la de Dios por los hombres. De hecho la humanidad sólo debiera clasificarse entre los que conocen de verdad esta noticia y los que están a punto de descubrirla. Comparto contigo este Nacimiento, regalo de Nancy Barry, elaborado con hojas de plátano por un refugiado en un campo de acogida en Kenia. Un ejemplo de trabajo admirable. Paz para siempre, para ti y para...

Por favor, ¡fracasa muchas veces…!...

Nadie quiere experimentar un fracaso. Nadie desea contar haber pasado por esa experiencia. Parece que haberlo sufrido dijera de nosotros que somos unos inútiles e incapaces, buenos para nada. Tener un fracaso equivale a ser un fracasado. Esto es un gravísimo ERROR. En el mundo de hoy, un fracaso nunca es terminal. Si un producto no funciona, fabricas otro, si una página web no atrae, diseñas otra, si esta nota del blog de hoy no gusta, mañana escribiré otra. ¿Cuál es tu actitud en el trabajo? Con la que está cayendo, ¿estás más que contento con tener uno, y miras de hacer lo mismo que todos los demás para evitarte problemas? ¿Te conformas con hacer las tareas que se te piden procurando desesperadamente no meter “la pata”? La mayoría de nosotros hemos crecido en una cultura en la que nos han dicho siempre lo que debíamos hacer y lo que debíamos evitar. De ahí que nos sorprenda que haya alguien que haga algo distinto e inesperado y acierte de pleno. Los más osados si acaso nos quedamos pensando ¿cómo no se me ocurrió a mi..?, ¿porqué no lo intenté yo…? No somos conscientes de vivir en una dictadura muy sutil que aceptamos sin rechistar. Parece que estuviéramos programados para cumplir obligaciones y ser obedientes. Estamos acostumbrados a que nos penalicen por intentar cosas nuevas que quien nos juzga se encarga de inmediato de bloquear. No nos es posible, por tanto, ver el resultado de nuestras iniciativas, lo que confirma a terceros nuestro fracaso. Se refuerza así esa situación de bloqueo. Esto tiene consecuencias negativas en el nivel personal y colectivo. Si en tu trabajo sólo haces las tareas que se te piden, lo inmediato es que tu jefe sólo tenga en la cabeza si...

La historia de la abuelita...

Ayer por la mañana andaba deprisa por la calle.  Acudía a una cita con un amigo y llegaba con el tiempo justo. En el camino alcancé a una señora mayor, de más de 70 años que a su vez corría. Aparecía más frágil que la de la foto (cortesía de mi amigo Lluís Torra para ilustrar la historia). Lo hacía de una manera extraña, con dificultad, limitada seguro por achaques en la columna o en las caderas; pero, a su manera, corría. Era evidente que pese a su esfuerzo no podía avanzar muy deprisa. Por un momento, mientras la dejaba atrás, pensé en cuál sería la razón que le empujaba a correr de ese modo dada su edad. Cinco minutos más tarde llegaba a mi destino, tras haber cruzado calles y sorteado semáforos mientras había atendido algunas llamadas de teléfono. Al girarme para entrar en el edificio me encuentro, para mi desconcierto, con la misma “abuelita” que, oh sorpresa, pasaba delante mío. Esta historia me ha dado que pensar todo el día. Dudaba sobre si escribir sobre las características que hacen eficaz un ejecutivo o sobre la determinación para reflotar a la empresa o poner en marcha un nuevo negocio; pero la lección de la abuelita me ha parecido más oportuna, incluso para ilustrar esos mismos asuntos. Estoy convencido de haber tomado el camino más corto. Lo hago con frecuencia y lo tengo estudiado. Ella siguió otro, y por tanto, más largo. Yo, pese a que también soy abuelo, aún estoy en mejor forma física que ella (quizás no por mucho más tiempo…). Sin saberlo, ambos compartíamos el mismo objetivo de llegar a nuestras citas a la misma hora y en el mismo lugar. Y ella, con menos recursos y capacidades, pero más comprometida...

Se buscan líderes

La capacidad de liderazgo debería ser una de las competencias más determinantes de las personas de una organización. No es exigible sólo al Director General, sino que habría de estar presente en todos los que trabajan en ella. Para fomentar el desarrollo de esta competencia es imprescindible que el propio Director General la posea, para que con su ejemplo la contagie y señale el camino a seguir a toda la estructura directiva. Es una obviedad afirmar que el puesto de Director General es clave para cualquier empresa dado que es el responsable último de la dirección, actuaciones y decisiones de la misma. Pero quizás sea de interés repasar qué cualidades debería poseer para desarrollar su tarea con eficacia. Estas son algunas de las que he ido recogiendo de diversas fuentes. Dime cómo las valoras, o si hay otras que debieran incluirse: Resolutivo: Decide con diligencia y determinación. Se manifiesta como confiado y firme. Motivador: Su carácter inspira a sus colaboradores y les arrastra a seguirle. Visionario: Tiene una visión clara y concreta de adónde se dirige. En ella se fundamenta la estrategia de la empresa. Determinación y autodisciplina: Se centrar en el logro de los objetivos más importantes establecido en la estrategia. Comunicador: Capaz de expresarse, de dar a conocer y comunicar de forma clara y convincente el mensaje de su empresa. Avispado: Despierto, agudo, rápido, curtido por la experiencia de muchos años en diversos puestos y desempeñando distintas tareas. Carismático: Con un estilo atractivo que invite a seguirle. Capaz: Inteligente por naturaleza y con conocimientos amplios y diversos. Ético: Comprometido con los valores que identifican a su empresa. Generoso: Nada egoísta. Controlar el ego es esencial para ser un buen líder. Orientado al logro: Busca el mejor desempeño propio y de sus colaboradores....

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