Afortunadamente no estamos predestinados a seguir un camino cuyos pasos ya han sido establecidos. Ser dueños de nuestras decisiones nos hace libres, a la vez que nos puede generar inquietud el desconocimiento de los resultados de las mismas. Hay quien se maneja mal en la incertidumbre, lo que resulta muy limitante dado que todo el tiempo hemos de hacer frente a decisiones de resultados inciertos. Y para evitar el desasosiego, miran de apresurar sus soluciones. ¿Eres capaz de reconocer que no siempre tienes una respuesta inmediata? Hacerlo es dar el primer paso para alcanzar una solución mejor: buscarás la ayuda de otros, investigarás, te informarás… No hacerlo te puede llevar a dar respuestas mediocres y emprender acciones equivocadas. La humildad lleva a administrar la incertidumbre con...
¿A qué te dedicas…?...
Estos días te lo habrán preguntado en más de una ocasión. Y la contestación habitual la habrás centrado en la explicación de tu trabajo y tu puesto en la empresa. Que distinto sería si pudieras trasmitir una respuesta apasionada, que refleje el sentido de tu vida y el modo en que contribuyes a la mejora del mundo en que vivimos. Si no se te ocurre una respuesta adecuada, quizás estos días cuentes con tiempo para reflexionar sobre ella. Te puede ayudar si la estructuras de este modo: Quiénes son aquéllos a los que quieres o debes atender. Cuál es su necesidad. Qué problema tienen para satisfacerla. Cuál es tu propuesta de valor para resolver ese problema. Cómo mantienes la vinculación con ellos. Qué actividades te permiten desarrollar tu propuesta de valor. Con qué recursos cuentas para realizarla. Qué beneficios obtienen aquellos a los que atiendes. Qué resultados te reporta a ti todo lo anterior. Pon las respuestas por escrito, y edítala para que no se extienda más de 250 palabras. Y luego acórtala aún más, en versiones de 100 palabras y de 50 (dos frases). Ya que te pones a pensar, no lo hagas sólo en el ámbito profesional; resuélvelo también en lo personal. Cuando tengas las ideas claras, la respuesta te saldrá automáticamente, de manera apasionada y durará poco más de un minuto. Y verás como querrán saber...
Identifica los valores...
Todos sabemos reconocer la importancia de los valores. Y también, creamos en ellos o no, disponemos de un conjunto de valores. Son los principios profundamente arraigados que determinan lo que es importante en nuestras vidas. Paradójicamente, se dedica poco tiempo a identificarlos. Sabemos que están ahí, y que son determinantes en nuestra toma de decisiones, y sin embargo se reflexiona poco sobre ellos. Si quieres tener el control de quién quieres ser, necesitas seleccionar ese conjunto de valores que gobiernen tu desarrollo personal y profesional. Si no lo haces, partirás con desventaja y acabarás convirtiéndote en quien no deseas, pues acabarás pensando como vives. ¿Tienes una...
¿Haces publicidad…?...
Las tecnologías de la información determinan una total transparencia en los precios y es muy sencillo averiguar rápidamente el precio más bajo de cualquier producto o servicio. Aquí reside en buena parte el desplazamiento del poder hacia el cliente y consumidor. Todos comparamos ofertas, de tiendas físicas y virtuales, antes de decidirnos a comprar. Esto obliga a reconsiderar el papel de la publicidad, y mi primera impresión es que cada vez sirve para menos. Pero quizás es una afirmación excesiva. Seguramente la publicidad debería centrarse no tanto en generar demanda como en promover otros determinantes de la decisión de compra distintos del precio. Esto exigirá un mayor papel para la creatividad publicitaria que habrá de comunicar dimensiones más complejas del valor que aporta la marca. Y como no creo en los clientes genéricos, habrá de identificar el canal idóneo para llegar a cada cliente concreto con el mensaje adecuado. Me temo que éste no es un tema resuelto. Mientras tanto habrá quienes sigan invirtiendo en publicidad al modo tradicional, aunque para la mayoría de las marcas será tirar el...
Consideraciones
Busca afrontar problemas grandes, significativos, relevantes. Te obligarán a desarrollar estrategias osadas, ambiciosas, audaces. Y te proporcionarán un crecimiento personal mucho más elevado. Rodéate de gente competente, veraz, en la que confíes; y escúchales. Te ahorrarás errores derivados de tus aprioris, subjetividad, limitada información o conocimiento. Elige lo que te apasione. Aprenderás rápido y te encontrarás feliz. Sólo que hay que descubrirlo… y eso te exige una actitud activa. Confía en tu intuición. Responde a lo que has aprendido hasta ahora; llámale principios, instinto… Se supone que te has formado en valores todos estos años para que te ayuden a tomar las decisiones ahora. Si no lo has hecho, aprenderás rápido de tus intuiciones equivocadas. Desafía los convencionalismos. Todo cambia y ahora más que nunca. Haz frente a las generalizaciones, no aceptes lo acostumbrado, encara la autoridad que no se acompaña de...
Competir en costes
Triste estrategia. Significa sacrificar valor para el cliente y genera desmotivación en el empleado: dos características que hacen imposible construir una relación estable entre ambos, que impiden construir la vinculación entre la empresa y su cliente. Lo importante en esta estrategia es conseguir el dinero del cliente, no importa que no sea mucho, con tal de que sean muchos los que te compren. Y eso lo consigues eliminando propuestas de valor del producto, que progresivamente reducen el atractivo del mismo. Del cliente que te comprará no sabes nada, ni tampoco te interesa mucho; sólo basta con que sean todos coincidentes en su demanda de un producto barato, y por tanto con limitaciones. Esta estrategia no te llevará muy lejos y lo más probable es que ni siquiera estés en disposición de llevarla a cabo. Son pocas las empresas con capacidad de jugar en esa liga de mercados suficiente masivos y grandes escalas productivas. Y habrías de felicitarte por ello porque la competencia en esos mercados es enormemente dura, y son pocas las que consiguen sobrevivir en ellos. Acaban teniendo que rendirse ante las ofertas países de “bajo coste” mejor preparados, a menos en el corto plazo, para esa batalla. ¡Busca otra...
¡Abúrrete!
Es un modo de hablar. Me refiero a la necesidad de parar de consumir información de manera continuada. Estar siempre conectado a dispositivos móviles e internet, que empujan sin parar información entretenida, hacen que nuestro cerebro no encuentre ocasiones para reflexionar. Las consecuencias inmediatas son tu pérdida de eficacia y de creatividad. Si estuvieras “aburrido” tu mente descansaría y estaría en condiciones de divagar y pensar en nuevas ideas. En ese estado podrías encontrar con más facilidad las soluciones que buscas. Hay que encontrar esos períodos de quietud mental absolutamente necesarios para tu crecimiento personal y profesional. Para lograrlo…: Programa momentos en los que “no trabajarás”. Aunque a otros les extrañe, no te puedes permitir estar produciendo de continuo. Pararte a pensar es otra manera de trabajar, seguramente mucho más productiva en muchas ocasiones. Encuentra ocasiones para desconectar de las tecnologías de comunicación. Eso puede significar en algunos casos escaparte incluso fuera de tu despacho. Por unos minutos, por ejemplo, veinte, no admitas ni correos, ni llamadas, ni mensajes. Al cabo de ese tiempo decide si continuas trabajando así o vuelves a la “locura”. Elije un tiempo y un lugar para meditar. Cultivar el espíritu es obligado para crecer como persona. No sé si lo tuyo es ir a la iglesia, la sinagoga, la mezquita o el yoga, pero en todo caso, si no lo haces ya, deberías empezar cuanto antes. Aprovecha fines de semana y vacaciones para cambiar completamente de registro y distanciarte de las actividades habituales. Tu familia y amigos te lo agradecerán y observarás de improviso que los problemas adquieren otro aspecto y las soluciones aparecerán más obvias. Ya que estás aquí, no te dejes interrumpir en los próximos veinte...
¡Anímate!
¿Te animas a tener más iniciativas? Proponte llevar a cabo cosas que no haces habitualmente porque crees que no sabes o no puedes… Empieza por cosas tales como hacer ejercicio, cocinar, organizar una reunión de amigos, leer aquél libro, ordenar la mesa de trabajo, ir de excursión,… Cosas en las que pienses que vas a fracasar. Verás que en la mayoría de los casos las sacarás adelante, y en aquellas ocasiones, las menos, en las que no lo consigas, no pasará nada y habrás ganado una experiencia valiosa sobre cómo abordar nuevas iniciativas similares. Si esto lo conviertes en un hábito, descubrirás numerosas oportunidades a tu alrededor y sabrás aprovecharlas. Verás que ya no te dejarás llevar por las cosas que te trae la vida sino que serás tú quien tendrá el control sobre ellas. Aunque las iniciativas sean pequeñas, contribuirán a tu desarrollo personal, y tan sólo por el hecho de afrontarlas experimentarás de inmediato una satisfacción inesperada. Y cada vez las iniciativas serán más relevantes para ti y para los demás, y contagiarás a otros con tu ejemplo. ¿Cuál será la primera de...
Objetivos cercanos
(Para equilibrar la nota de ayer…) Cuando el entorno empresarial es incierto y dinámico algunos proponen alejarse de lo inmediato y trabajar para la construcción del largo plazo. Ciertamente es más cómodo aunque no parece del todo sensato. Una consecuencia probable de esta actitud es no saber responder a los retos del corto plazo y quedarse por tanto sin futuro. En circunstancias como las actuales, los objetivos estratégicos han de ser cercanos, próximos en el tiempo, lo que hace que sea más factible alcanzarlos. No suele ser una práctica habitual. Son muchas las empresas que se desalientan al tener que afrontar situaciones ambiguas y complejas. Como directivo debes ayudar a resolver parte de esa complejidad redefiniendo los problemas de manera sencilla para que sean más fáciles de abordar. No sirve por tanto quedarse “en las alturas” y anunciar aspiraciones ambiciosas, sin clarificar la manera de superar los obstáculos que permitirán alcanzarlas. La única salida es transformar la complejidad en objetivos cercanos. Cuanto más cercanos sean esos objetivos: Más fácil será evitar la dispersión y por tanto concentrar el esfuerzo en los aspectos de mayor impacto. Más sencillo será identificar los proyectos y tareas que permitirán alcanzarlos. Antes podrás beneficiarte de la obtención de resultados. Más próximos serán a las capacidades y habilidades de la gente que los ha de ejecutar. El efecto conjunto será la mejora de tu posición estratégica. Dos observaciones adicionales: Has de tener presente que los objetivos estratégicos no son independientes. Se desarrollan en una organización que debe funcionar en sus distintos niveles. Determinados objetivos dependen para su realización de que existan las capacidades adecuadas para poder realizarlos. De no ser así, el objetivo cercano más sensato sería el adquirir esas capacidades. Esos objetivos cercanos estarán, en lo posible, orientados por...
Ambición
Puesto que se trata de un sueño, sueña a lo grande. Es llamativo lo poco frecuente que es que alguien se haya parado a soñar y lo pueda verbalizar. O que sólo refieran ambiciones pequeñas y de corto plazo. No te pongas límites. Los grandes logros nunca parecieron razonables en su origen. Si al ver escritos tus objetivos no tiemblas, es que no son los que necesitas. Deben representar un gran reto y motivarte lo suficiente para que realices el enorme esfuerzo que te demandarán. Han de ser la causa de tu transformación. Te han de llevar donde no estás hoy, convertirte en quien no creías posible llegar ser. ¡Que sueñes y te...
¿Te haces preguntas?...
Mejor aún: ¿Buscas respuestas? Los días pasan y la rutina sigue. Tu trabajo lo sacas adelante, la empresa va tirando. Nadie se te queja. Quizás ni se enteran. Si hay crisis, la culpa es de otros que no hicieron las cosas bien. Ya pasará; alguien lo arreglará… Y mañana lo mismo. Quizás a veces escuchas una voz que te pregunta: ¿Y ahora que…? ¿Vale la pena…? ¿Porqué lo hago…? ¿Debería mejorar…? Pero se confunden con otras como ¿Qué hora es…? ¿Falta mucho…? ¿Hace calor…? ¿Me puedo ir…? Es importante que te hagas preguntas que te incomoden. Y todavía más que te pongas en marcha para encontrar las respuestas. Es la diferencia entre estar vivo o sólo...
Formación
¿No hay puestos de trabajo o no hay gente preparada para ocupar los que se ofrecen? Seguramente las dos cosas. La solución pasa por el compromiso individual de adquirir los conocimientos y competencias necesarias y por asumir una responsabilidad emprendedora. Las universidades pueden jugar un papel determinante. En particular las de iniciativa privada. Pero se equivocan al establecer precios innecesariamente elevados. ¡Les pierde la avaricia! No sólo ocurre en nuestro país. Puedes leer otros ejemplos aquí: http://nyti.ms/o0Z7li O corrigen su estrategia o perderán incluso el corto...