Organización y Personas

Hace unos días, en nuestra despedida al genio Steve Jobs, hacíamos referencia a su espectacular discurso en la ceremonia de graduación de la universidad de Stanford. Ahora, en nuestros siguientes tres post queremos compartir algunas de las lecciones extraídas de dicha charla magistral.

El discurso en si, hace referencia a tres historias asociadas a tres momentos de la vida del genio, con el denominador común de utilizarlas para extraer de cada una de ellas importantes reflexiones para su crecimiento personal y el de todo el que quiera escucharlas.

En la primera de ellas, Jobs afirma que hay que confiar en que nada en nuestra vida pasa por casualidad, todo tiene su sentido y se pondrá de manifiesto con el tiempo. Sin embargo dice que resulta imposible “conectar los puntos” de nuestra vida por anticipado, hay que esperar a que las cosas ocurran para ver posteriormente, con la suficiente perspectiva, su significado y, el valor aportado en nuestra trayectoria vital y profesional.

La verdad es que si nos lo paramos a pensar, las etapas y reveses que en mayor o menor medida recibimos en nuestras vidas, difícilmente no tienen algún que otro subproducto positivo, aunque al principio no lo podamos ver. Y lo que es seguro, dichas etapas y reveses, contribuyen a forjarnos como seres humanos y como profesionales y, con casi toda seguridad, a fortalecernos.

En nuestra opinión, la actitud positiva, entusiasta y proactiva de Jobs es la que, sin duda, le permite conectar esos puntos. Todo el mundo atraviesa circunstancias irregulares a lo largo de su vida, sin embargo, la actitud mental con la que se abordan definirá la contribución de las mismas al crecimiento individual de cada cual.

Depende por tanto de cada uno de nosotros el extraer enseñanzas positivas de cada circunstancia vivida y, utilizarlas posteriormente para, con mayor perspectiva, tratar de conectar nuestros propios puntos como tan pedagógicamente hace Jobs en su discurso. O, por el contrario, sumergirnos en lamentaciones y malgastar la oportunidad de aprender de las mismas.

Os proponemos un ejercicio; escoged un revés profesional recibido en vuestra trayectoria. Reflexionar profundamente sobre los impactos indirectos positivos que el mismo haya podido tener y/o en las enseñanzas recibidas como consecuencia. Haced entonces balance del mismo y comprobar si efectivamente dicha circunstancias en términos netos fue tan negativa como inicialmente podíais pensar.

Nosotros ya lo hemos hecho y, sin duda, nuestro revés, ademas compartido, contribuyó de forma decisiva a nuestro crecimiento y a la definición de lo que hoy somos y queremos ser.