La influencia de las nuevas tecnologías en el cambio operado en las estrategias de las empresas y la generación de productos y servicios ha puesto de manifiesto la importancia del software. Aunque para muchos todavía pase desapercibido, en los programas informáticos se encuentran los fundamentos para desarrollar la singularidad de la oferta y la mejora del desempeño de la empresa. Muchos mercados se caracterizan hoy por unos productos y servicios con un alto grado de homogeneidad, a la vez que por un elevado número de clientes que demandan una respuesta individualizada a sus necesidades. En este contexto, las empresas sólo pueden operar con éxito mediante el desarrollo de aplicaciones informáticas orientadas a una satisfacción más rápida y personalizada de la demanda de sus clientes. Es en esos programas donde radica la innovación incorporada a productos y servicios, y gracias a ellos se obtienen mejoras de la productividad y se facilita la relación con los clientes. Esto representa un cambio significativo en la manera de generar valor e incluso transforma los modelos de negocio en muchos sectores, industriales y de servicios. Desde la automoción hasta la venta al por menor, prácticamente la totalidad de la innovación viene condicionada por la incorporación de funcionalidades dependientes del desarrollo de programas informáticos. Toda empresa debería por tanto plantearse estas cuestiones de elevado impacto estratégico: ¿En qué medida las aplicaciones informáticas pueden contribuir a la singularidad de nuestra oferta y transformación del modelo de negocio? ¿De qué manera potenciamos o incorporamos las capacidades necesarias para el desarrollo de dichas aplicaciones? Dar una respuesta adecuada a dichas preguntas requerirá cambios significativos en la organización y cultura de la empresa. Se precisarán unos métodos de trabajo más ágiles y flexibles junto con nuevos sistemas de incentivos que atraigan la participación de personas de...
Paradójico
Hoy día, si quieres apropiar algo de valor para ti, empieza primero a crear valor para muchos y que además tengan la opción de compartirlo. Verás como después, quienes quieran recibir más valor de manera particular, acudirán a buscarte....
Era digital (2)
El impacto que las transformaciones de la era digital genera en los negocios, como comentaba en la nota anterior, obliga a los directivos a tomar decisiones complejas en diversos ámbitos. Estas son algunas de las más importantes: Qué negocios cerrar. Dada la pérdida de rentabilidad de algunos negocios y la exigencia de nuevas capacidades para competir en la era digital, quizás haya que plantearse abandonar algunos de ellos. Decidir qué iniciativas respaldar. Ante la proliferación de oportunidades, una opción posible es la de diversificarse para reducir riesgos, aunque la capacidad financiera puede ser insuficiente para atender a tantos frentes. Otra opción, más arriesgada, es apostar fuerte por sólo una de las iniciativas y convertirla en la innovación que defina la nueva forma de operar en el sector. Grado de integración de los negocios digitales. Con respecto a las operaciones tradicionales, se habrá de decidir si ofrecer los nuevos negocios como un complemento a la oferta existente o desarrollar para ellos una estrategia propia e independiente. Cuál ha de ser la relación con los clientes. ¿Se les imponen las propias condiciones o se les persigue y se aceptan sus demandas? Puede depender de la naturaleza del sector, pero en la mayor parte de ellos, si ya se dispone de una amplia base de clientes, cuidarlos para que no se marchen con los recién establecidos parecerá lo más sensato. Relación con los nuevos entrantes. El estar en una posición de dominio lleva a que sea mucho lo que está en juego. Podría considerarse no dejarse sorprender por los pequeños e inexpertos nuevos entrantes y copiar con rapidez sus propuestas o incluso adquirirlos, evitando así males mayores. Y si no fuera posible, existe la opción de buscar formas de cooperar con ellos e innovar conjuntamente. Con qué recursos desarrollar...
Revolución
Si el cambio social fuera fácil de comprender ya no sería una revolución. Y los cambios a los que hoy asistimos se dan en tantos ámbitos y son tan radicales que la revolución es de proporciones extraordinarias. Y las resistencias igualmente grandes. Paciencia y no desesperar....
Era digital (1)
La posibilidad de acceder a cantidades ingentes de información, unido a la capacidad de análisis de la misma y su accesibilidad desde cualquier lugar con un dispositivo móvil están cambiando el contexto estratégico de los negocios: Han alterado la manera de competir, el modo de desarrollar el negocio y los resultados que se generan. En cierto sentido, la toma de decisiones de los directivos se ve facilitada por el acceso a información procedente de múltiples fuentes, lo que reduce riesgos y mejora resultados. Sirve de base para el desarrollo de nuevos modelos de negocio y una manera distinta de operar los ya existentes, en los que la participación de los propios clientes ayuda en tareas de innovación y de prestación de servicios. Estas son algunas de las principales tendencias que trae la era digital y que están transformando el entorno competitivo: La creación de valor viene determinada cada vez más por el uso de las tecnologías digitales. Es en este contexto donde se concretan cada vez más las transacciones comerciales a unos costes más bajos y con una total transparencia. Y esto no sólo afecta a las transacciones con los consumidores sino también a las que se dan entre empresas. Mercados mundiales. La oferta y la demanda se cruzan en entornos sin limitaciones geográficas, lo que tampoco representa problemas para los sistemas de distribución y pago por las transacciones. Caen las barreras de entrada. Se desvirtúan así las diferencias entre sectores, y las cadenas de valor se descomponen ofreciendo posibilidades a agentes oportunistas. Los nuevos entrantes ganan ventajas en costes con más facilidad que los bien establecidos y crecen en clientes y beneficios con gran rapidez. Operaciones automatizadas. Incluso las más complejas y en sectores intensivos en conocimiento están siendo desarrolladas por sistemas informáticos. Su capacidad de proceso de la información proporciona ventajas en tiempo y fiabilidad que...
El miedo
No puedes aspirar a hacerlo desaparecer pues entonces dejarías de realizar cosas significativas, innovadoras y verdaderamente valiosas. Tu enemigo no es el miedo sino la inacción....
Debate incomprensible...
Cuanto mayor es la diferencia entre lo viejo y lo nuevo, menor es la posibilidad de que se mantenga la antigua manera de hacer las cosas. Sin embargo, cada día vemos los problemas de las organizaciones para asumir e incorporar el cambio y la innovación. Para comprender el impacto del distinto modo de abordar la incorporación de innovaciones, analicemos los posibles escenarios que podrían darse en las instituciones afectadas: Escenario Radical. Aceptemos tanto caos como sea necesario. Independientemente de las normas ya existentes y de los riesgos acompañantes probemos de incorporar todo aquello que sea novedoso. Escenario Conservador. Dejemos que sean los tradicionalistas los que lo aprueben. Pongamos en las manos de los responsables del modo actual de hacer las cosas la decisión de incorporar las novedades. Escenario Pactista. Negociemos la transición. Busquemos el equilibrio entre las dos posiciones anteriores; los radicales proponen las novedades y negocian con los conservadores cómo aprovecharse de lo nuevo manteniendo lo mejor de lo antiguo. Pero si evaluamos cada uno de estos escenarios nos encontramos con que: El escenario conservador conduce al desastre. Los tradicionalistas tienen el poder de veto, lo que mata toda innovación. Los más comprometidos con una determinada manera de resolver los problemas se sienten obligados a mantener los problemas para que su solución siga siendo la única viable. Son incapaces de descubrir el valor de algo que es, en sí mismo, perturbador. El pactismo, aparente más atractivo, es inviable por la incapacidad de los radicales para imaginar el valor de otras opciones que no sean las que ellos defienden y la imposibilidad para los tradicionalistas de confiar en algo desconocido. La vía radical es la más sensata pues contiene en sí misma su propia limitación. Sólo será capaz de crear tanto cambio como los...
Jugársela
En la actualidad, la planificación no puede sustituir ni superar a la experiencia. Es más importante intentar algo nuevo y resolver los problemas conforme se vayan presentando que tratar de descubrir un modo de hacer las cosas que no dé lugar a problemas. Es la actualización del conocido better safe than sorry que ya no resulta adecuado en muchos casos....
Interacción
En toda plataforma o sistema social sólo pueden identificarse dos posibles estados: dinámico o muerto. Sus usuarios han de interactuar de continuo entre sí y con la plataforma. Ese es el reto que le permitirá sobrevivir. Este concepto se aplica igualmente a tu negocio. La estabilidad no existe. O creces o mueres....
Más paciencia
Es lo que me faltó ayer. Bien es verdad que me pillaron desprevenido y sin tiempo a reaccionar…; pero perdí la paciencia. Ese tropiezo me da pie para escribir esta nota y evitar que te pueda pasar a ti, o si te ocurre, para que no te preocupes en exceso. Estamos en un momento en que todos tenemos una voz y que además se escucha amplificada en las distintas redes sociales. Este fenómeno también llega al ámbito empresarial y de manera particular afecta a los denominados asesores de empresas. Cualquiera puede alzar su voz y presentarse como consultor de estrategia y coach directivo pues, para muchos, los criterios de evaluación de las opiniones no están claros. En unos momentos de cambios radicales y continuados, la necesidad de orientación es evidente. Y manifestar las propias opiniones sobre cómo sortear momentos complicados tiene un coste: el de equivocarse, el de experimentar en la incertidumbre, el de tener que rectificar… Sin embargo, hay quien encuentra un modo muy eficaz de estar ahí sin incurrir en esos costes, de estar en la batalla sin pegar un tiro. Sólo se trata de opinar sin “mojarse”, de repetir lo obvio, como por ejemplo alertar de potenciales peligros si se toman decisiones en los tiempos que corren, de sugerir la demora de compromisos hasta tener una mejor información, o el defender los comportamientos tradicionales que tan bien se han demostrado en el pasado. No parecen importar la contradicciones en que con frecuencia se incurre o la vacuidad de los mensajes: nada que valga la pena repetir o recordar pues no aporta valor a las cuestiones que se llevan entre manos. Pero lo grave es que esa actitud tiene unos costes aún mayores que los de comprometerse: los costes de la banalidad,...