Al contrario de lo que hacen otros, olvida el de quienes actúan en tu contra, de quienes esperan que fracases. No tiene sentido que pierdas el tiempo con ellos. Quédate con los nombres de quienes te apoyan y simpatizan contigo, de quienes cooperan para tu éxito. Es más divertido, productivo y eficaz....
Concreta
Que tu manera de comunicar ayude a que la gente te entienda y demuestre que sabes de lo que hablas. Proporciona sólo la información precisa para ilustrar lo que tratas de establecer, evitando despistarles. Concretar requiere un pequeño esfuerzo, algo más de lo habitual en las conversaciones ordinarias. Te obliga a prestar atención a lo que los otros dicen y tomar nota, aunque sea mental, de sus observaciones para poder responder de forma rigurosa....
Sé desprendido
Tu capacidad de liderazgo se apoya en un estilo de comunicación que debe ser intencionado y no superficial ni accidental. Una cualidad que contribuye a lograrlo es la de que seas desprendido, generoso, en el modo de transmitir y relacionarte. Esta condición se manifiesta de manera muy sutil en las siguientes circunstancias: Utiliza palabras capaces de generar el mayor impacto positivo sobre los que te escuchan. Busca conectar con toda persona con la que hables y haz todo lo que esté en tu mano para asegurar que comprende tus intenciones. Implícate cuanto sea necesario para que la otra persona sea capaz de recibir tu mensaje. Cuando hables ponte en su lugar, ten presente sus necesidades, y asegúrate de que cada palabra que utilizas es la adecuada. Emplea las palabras idóneas según la conversación. Tendrás que hablar más despacio para poder elegir con cuidado palabras que se entiendan exactamente y expresen con propiedad lo que tratas de decir. Preocúpate por la imagen que transmites. Demuestra que eres razonable y no maltratas a la gente a la que te diriges. Presta atención. Particularmente útil en un mundo en el que es raro encontrar a alguien que lo haga de verdad. Pon todos los sentidos para escuchar a quien te habla en vez de compartirlo con otras tareas. Ofrece apoyo y reconocimiento. No se necesitan muchas palabras; es sobretodo una actitud. Hazles sentirse seguros. Muéstrate humano. Manifiéstate abierto en lo personal, señalando lo que es importante para ti. Comparte información propia que ayude a los demás a sentirse cómodos contigo. Ser desprendido es una manera de demostrar que te preocupas por los demás. Ayuda a desarrollar la confianza que genera motivación y permite llevar la conversación a niveles más profundos. Facilita la posibilidad de aprender y crecer....
Banalidades
Mucha de la información que circula se corresponde con lugares comunes que tan pronto se escuchan, se ignoran u olvidan. La que tiene impacto es esa información que añade valor, que sorprende por inesperada, porque presenta algo que no se sabía. Es esa contribución tuya, propia, la que todos esperan....
Abrevia
El impacto que tiene la presentación de tus ideas no suele coincidir con la intención con la que las has formulado. Si juzgaras la calidad de tus conversaciones por los efectos que generan, probablemente dirías que es extremadamente baja. Una prueba de ello la tienes en el entorno del trabajo en equipo, donde se consume mucho tiempo en discusiones que podrían decidirse en minutos. Es habitual observar en ellas que se reacciona de manera inapropiada a interpretaciones erróneas de algo que ni siquiera fue dicho. Estas situaciones se producen porque: Se emplean demasiadas palabras para describir las propias ideas. Los oyentes desconectan y cada intervención se convierte en una sucesión de monólogos. No se comprende lo que el ponente está diciendo. De ahí que el objetivo de la reunión comúnmente no se alcance. El ponente no usa un lenguaje y unos conceptos que el resto de asistentes esté en condiciones de entender de inmediato. Todo esto conduce a discusiones sobre aspectos formales o superficiales y no a debatir sobre los asuntos reales. Si te comunicaras con brevedad, facilitarías a quienes te escuchan el implicarse en la conversación que deseas mantener con ellos, dado que…: Te obliga a tener claro lo relevante de tu mensaje antes de hablar. Esto ayuda a centrar las conversaciones. Un par de frases pueden bastar. Y quien te escucha lo hará entonces con gusto al valorar tu actitud. Permite a la audiencia procesar la información en vez de gastar tiempo en digerir un montón de ideas, dado que su capacidad de procesarlas es limitada. Ser breve ahorra tiempo y energía. Tardas menos en transmitir tus ideas y éstas son comprendidas con más rapidez y menor debate. Esto libera tiempo para profundizar en los asuntos o para avanzar hacia otros temas...
Tendrás que incomodarles...
Tu responsabilidad directiva incluye el tener que llevar a tus colaboradores hasta el límite de su zona de confort para que aprendan a su vez a sentirse cómodos al poner a otros en situaciones difíciles. Cambiar, progresar, exige tanto dar más de uno mismo como ceder y amoldarse. Eso es lo que lo hace incómodo. Cuando se intenta algo nuevo es fácil abandonar al percibir las dificultades acompañantes. La frustración que eso genera es normal y requiere proporcionarles ánimo y estímulos. Para entrenarles a afrontar esas situaciones es necesario que les proporciones experiencias que les exijan esforzarse y dar más de lo habitual, hasta el punto de la incomodidad. La sociedad actual no sólo busca la comodidad sino que evita por todos los medios el poner a nadie en situaciones comprometidas, ya sean de orden físico, mental o emocional. Preocupa el generar rechazo, molestar a la gente o perder amigos. Por eso se prefiere dejar las cosas como están. De ahí la dificultad directiva para mejorar el desempeño de quienes desearían seguir sintiéndose cómodos. Pero eso mismo deberías aplicarlo para tu propio desarrollo. Si tienes a tu alrededor a otros que te exijan más de lo que te gustaría, te ayudarán a crecer con más rapidez que si lo intentaras en solitario. Habrás de esforzarte más allá del aburrimiento pero sin llegar al nivel de la ansiedad. No se trata del esfuerzo habitual de hacer más de lo mismo que has hecho siempre. Eso sólo conduce al estrés y al cansancio. Lucha por alcanzar esa zona de incomodidad que te permite estar inspirado y conseguir tus objetivos. Es entonces cuando descubres nuevos puntos de vista y aprendes a pensar de manera distinta. Tendrás que superar esa barrera cultural que lleva a no incomodar a...
Lo que escuchas
Cuando dices escuchar a otra persona, la mayor parte del tiempo tu atención está distraída en hacer juicios, valoraciones, pensando en cómo quedar bien o en tus propios asuntos. A menos que decidas adoptar de manera consciente una determinada manera de escuchar, estarás, por defecto, tratando de confirmar tus prejuicios sobre esa persona....
La conversación
Cada vez que debas mantener una conversación con un colaborador para ayudarle a mejorar su desempeño ve preparado con un plan concreto de lo que quieres lograr. Establece unas expectativas claras, de modo que en cada momento ambos sepáis de qué estáis hablando, del porqué y adónde queréis llegar. Evitarás así perderte en los detalles y la conversación será más útil al saber lo que tratas de conseguir y cómo lograrlo....
Felicita
Hay directivos que opinan que la retroalimentación positiva para sus colaboradores sólo trae consecuencias funestas: que se acomoden o que pidan un aumento de sueldo. Lo cual dice muy poco de ellos mismos. Si quieres transformar el desempeño de tus colaboradores necesitas acentuar lo positivo que observas en ellos, reconocer lo que hacen bien. Tu liderazgo depende de la capacidad de sacar a la luz de forma consistente lo mejor de los demás....
No es el organigrama
El organigrama junto con los estados financieros suelen ser considerados los dos engaños más comunes de toda organización. No se trata de prejuzgar una mala intención sino de reconocer la dificultad de describir con propiedad las realidades que tratan de representar. Es habitual que, en los momentos en que una organización ha de hacer frente a determinados problemas del negocio, piense que su solución pasa por un cambio en el organigrama. Es un error tan común como comprensible, dado el poder de comunicación que se le asigna a la estructura organizativa y la elevada carga emocional que contiene, al señalar las relaciones de dependencia entre las personas, algo que genera más rechazo que entusiasmo. La necesidad de reordenar el organigrama no es algo que se deba abordar de manera aislada ni repentina. Se requiere avanzar por pasos mediante la implantación de determinadas decisiones, de las que la definición de la estructura ha de ser la última a tomar. Si no se hace así, los cambios introducidos no se materializarán y las posibles ventajas se perderán, regresando espontáneamente a la situación previa de equilibrio. Los problemas a afrontar son comunes a muchas organizaciones: Nuevas tecnologías, rápida obsolescencia de productos, nuevos y veloces competidores, modelos de negocio insospechados… No sirve de nada redibujar cuadros y líneas de dependencia sino comprender los factores que pueden limitar la capacidad de respuesta: Los flujos de información, el modo en que se toman decisiones y la manera como se ejecutan. De ahí que lo aconsejable sea, en primer lugar, Eliminar procedimientos y reuniones inútiles (para mejorar la información). Aclarar la asignación de responsabilidades (quién decide y cómo puede hacerlo). Cambiar los sistemas de recompensa de las personas (la motivación). Una vez atendidos los problemas podrá abordarse con garantías el rediseño...