Las preocupaciones y el estrés no nacen directamente de las situaciones sino del modo de responder a ellas. Los más afortunados son aquellos que afrontan la realidad de manera directa....
Amabilidad
Sé amable. Escucha con atención cuando te hablan. Muestra agradecimiento por todo lo que hacen por ti. Todo eso eleva la autoestima de los demás y a la vez aumenta la tuya propia....
Observa
Observa para profundizar en tu conducta y comprender el comportamiento de la gente que te rodea. Fíjate en quienes tienen éxitos y en los que fracasan. Identifica sus principios. Aprenderás lecciones muy valiosas. Y ponlas en práctica....
Tu plan
Ten tu propio plan de desarrollo y crecimiento. Con lo que debes hacer y cómo hacerlo. Con descripción de resultados concretos. Si te pones a ello alcanzarás lo que ahora te parece imposible. Y recibirás recompensas en todos los órdenes: de la familia, de los amigos, de la sociedad. El compromiso con el seguimiento de tu plan es personal. Nadie te vigilará para decirte lo que debes hacer y cuándo hacerlo. Eres el dueño de tus acciones, de la evaluación de tu progreso, de la introducción de las correcciones que sean necesarias....
Convencimiento
Todo ser humano busca mejorar. Nadie disfruta viviendo adocenado o verse forzado a permanecer en la mediocridad. Pero para progresar se necesita tener iniciativas y estar convencido de disponer de la capacidad para desarrollarlas. Tener ese convencimiento es crítico. La convicción genera poder y energía para actuar. Estar convencido de la posibilidad de alcanzar los objetivos es determinante para poder lograrlos. El cómo se han de hacer las cosas sólo se pone de manifiesto cuando crees que puedes llevarlas a cabo. El convencimiento proporciona el interés, el coraje y el entusiasmo para avanzar. El escepticismo y la reticencia, por el contrario, están en la raíz de la mayoría de fracasos. Las dudas limitan la eficacia de los intentos y atraen mil razones para abandonar. De aquél convencimiento nace la autoestima apropiada para afrontar retos difíciles. Quien dispone de ella la manifiesta en todo lo que hace, en su carácter, en su forma de pensar, en el modo en que se comporta con los demás. Depende de uno mismo el decidir qué tipo de ideas y pensamientos favorece. Has de optar entre las razones por las que apareces débil, limitado, incapaz, rodeado de dificultades y obstáculos, o los argumentos que te señalan que es posible, que sabes hacerlo, que podrás completarlo. Rechaza las actitudes negativas que te paralizan y actúa con convencimiento ante las oportunidades que descubras. En todos los campos se necesitan personas con la capacidad para diseñar su propio trabajo, con el poder de convencer a los demás. Si estás convencido, esos puestos de liderazgo te estarán esperando....
Inteligencia
El deseo de crecer y desarrollarse no basta. Sé inteligente y busca las herramientas que te llevarán a donde quieres llegar. Y trabaja con ellas. ...
Inacción
Estés o no en situaciones de emergencia, nunca está justificada la inacción. Haz frente a los miedos y a los hechos y emprende las actuaciones necesarias, aunque se muestren difíciles y arriesgadas....
Desidia
Con mayor o menor intensidad la desidia nos afecta a todos. ¿Quién no tiene tareas pendientes aplazadas, compromisos pospuestos y obligaciones relegadas para mejor ocasión…? La desidia implica el retrasar tareas, actividades o decisiones que nos ayudarían a alcanzar nuestros objetivos. Lleva a comenzar esas obligaciones más tarde de lo debido y genera un estrés innecesario conforme vemos que se avecina la fecha de entrega y que contamos cada vez con menos tiempo para cumplir con ella. Se puede caer en la desidia por pereza o comodidad, pero también porque se prefiere realizar unas tareas más gratificantes en el corto plazo a expensas de las otras más difíciles o incómodas. Hay dos factores subyacentes que condicionan la facilidad con que se puede caer en la desidia: La baja tolerancia a la frustración. Ésta se evita optando por las tareas más sencillas y no las más provechosas. La falta de confianza en uno mismo. La inseguridad en la consecución de los resultados lleva a retrasar la ocasión de poner nuestra reputación en riesgo. La motivación para actuar no siempre es elevada, los proyectos en ocasiones son largos y la gratificación por nuestras acciones puede tardar en aparecer. Todo ello parece empujar a la desidia. Pero la desidia tiene arreglo si se reconocen con naturalidad dos ideas básicas: que la vida no siempre es fácil y sencilla y que la propia valía no depende los éxitos que se alcancen. Hay que aceptar que el fracaso es parte del proceso fuente de aprendizaje. No significa que no se sea bueno en algo sino que no se disponía del conocimiento suficiente para desarrollar esa tarea. La próxima vez que empieces a imaginar las razones para aplazar un compromiso, ponte a cumplirlo en el momento. Afronta las tareas más...
Trabajo-adicto
Ya está muy desprestigiado. Es absurdo, pues ese exceso en el trabajo no significa ni mayor interés ni compromiso. Confunde presencia obligada con...
El individuo
Es quien establece el propósito, quien determina los objetivos, quien concreta las actuaciones, quien detenta el poder. Si se le ignora o se le anula, la sociedad se...