La mayoría de los tests de personalidad utilizados en los procesos de selección de personal no toman en consideración los principios morales del candidato. Sin embargo, éstos son los mejores predictores de un comportamiento ético. Dichos principios engloban diversos rasgos que influyen en la conducta de las personas y sus relaciones interpersonales. Por ejemplo, quien es propenso a experimentar sentimientos de culpa suele tener una conciencia mejor formada, es más probable que demuestre empatía, que trabaje bien en equipo y que sepa aprender de sus errores. Es capaz de anticipar aquel sentimiento y por tanto evita desarrollar un mal comportamiento y su desempeño profesional suele ser mejor. En posiciones directivas, son valorados como más eficaces y tienen un elevado sentido de la responsabilidad personal. Por el contrario, quienes tienen tendencia a sentirse avergonzados, suelen caer en la ira, en la evasión, o incluso en la depresión y la ansiedad. Esto se debe a que sus sentimientos no se centran en su comportamiento sino en qué tipo de personas son. La vergüenza lleva a respuestas centradas en uno mismo, lo que conduce a comportamientos menos éticos. En el corto espacio de tiempo de la entrevista personal es posible obtener abundante información sobre los principios morales de una persona. Dos tipos de preguntas son particularmente útiles para desvelarlos. La pregunta del error: Explícame alguna ocasión en la que cometiste un error en tu trabajo. ¿Cómo te sentiste? ¿Qué hiciste? ¿Aprendiste algo de esa experiencia? Quienes tienen un alto nivel de conciencia trabajan duro para lograr sus objetivos y no quieren quedar mal ni defraudar a los demás. Aquellos con un bajo nivel de conciencia suelen desarrollar un trabajo descuidado, y dan una imagen de pereza o irresponsabilidad por ser poco laboriosos o diligentes. La pregunta del...
Corrupción
¡Cómo no hablar de ella! En la estación de Atocha me ha pedido una ayuda un hombre de 48 años, con buena presencia, que ya ha visto agotada su cobertura por desempleo. Hemos hablado un rato. Por las mañanas busca trabajo y por la tarde pide limosna en la estación. Para su desconcierto, la respuesta de muchas de las ofertas a las que aplica es que ya tiene demasiada edad. Se lamentaba de la pasividad de nuestra sociedad ante la corrupción y de la avaricia desmedida de algunos por acumular dinero y sacarlo a Suiza impunemente. Si yo le contara… No hace mucho fui consciente, como en pocas ocasiones, de la gravedad moral de la corrupción. Incomprensiblemente, personas con trabajo, estudios y posición social destacada, se corrompen y corrompen a otros con tal de llegar a acumular cosas que en el fondo no necesitan. Y duele especialmente saber que quienes tienen la obligación de parar la corrupción, no se atreven y se hacen cómplices de la inmoralidad. Es como ser diagnosticado de cáncer y renunciar a someterse a tratamiento. La corrupción tiene cura. Exige extirpar el mal para sanar al resto. Necesitamos encontrar al cirujano adecuado y dejarle actuar....