Seguro que has «metido la pata” más de una vez. Todos equivocamos nuestros juicios y cometemos errores más veces de las que deseamos reconocer. En ocasiones también nos vemos inmersos en errores o circunstancias negativas que no son culpa nuestra pero que nos afectan de manera significativa. En uno y otro caso, lo importante es lo que hacemos a continuación. Nada positivo se deriva de sentirse culpable o seguir lamentándose por cosas que están fuera de tu control. Además, habrás escuchado muchas veces que de los errores se aprende. En efecto es posible aprender de ellos pero no está garantizado. Hay que ser capaz de reconocerlos y asumirlos. Y pasar página. Tampoco se aprende si vives en la culpa por el error cometido, si no reflexionas y lo superas, en definitiva, si no te perdonas. Errar es propio de la naturaleza humana y perdonarte por los fallos, errores y equivocaciones los transforma en fuente de sabiduría y aprendizaje. Si no te perdonas, esas mismas circunstancias te traerán nuevos conflictos, intranquilidad y preocupaciones. Sólo si lo haces podrás poner las cosas en perspectiva, centrar tu atención en lo que tienes por delante y no el pasado, liberarte de tensiones y frustraciones. Te permitirá ganar en autoestima y responsabilidad, te dará la oportunidad de crecer y avanzar. Por tanto, para aprender de los errores has de elegir hacerlo. Te transformará a ti y a tu organización, permitiéndote avanzar con agilidad y obtener mejores resultados. En lo personal, perdonarte te convierte en más sabio y a la vez resulta más saludable....
Amabilidad
Sé amable. Escucha con atención cuando te hablan. Muestra agradecimiento por todo lo que hacen por ti. Todo eso eleva la autoestima de los demás y a la vez aumenta la tuya propia....
Inacción
Estés o no en situaciones de emergencia, nunca está justificada la inacción. Haz frente a los miedos y a los hechos y emprende las actuaciones necesarias, aunque se muestren difíciles y arriesgadas....
Desidia
Con mayor o menor intensidad la desidia nos afecta a todos. ¿Quién no tiene tareas pendientes aplazadas, compromisos pospuestos y obligaciones relegadas para mejor ocasión…? La desidia implica el retrasar tareas, actividades o decisiones que nos ayudarían a alcanzar nuestros objetivos. Lleva a comenzar esas obligaciones más tarde de lo debido y genera un estrés innecesario conforme vemos que se avecina la fecha de entrega y que contamos cada vez con menos tiempo para cumplir con ella. Se puede caer en la desidia por pereza o comodidad, pero también porque se prefiere realizar unas tareas más gratificantes en el corto plazo a expensas de las otras más difíciles o incómodas. Hay dos factores subyacentes que condicionan la facilidad con que se puede caer en la desidia: La baja tolerancia a la frustración. Ésta se evita optando por las tareas más sencillas y no las más provechosas. La falta de confianza en uno mismo. La inseguridad en la consecución de los resultados lleva a retrasar la ocasión de poner nuestra reputación en riesgo. La motivación para actuar no siempre es elevada, los proyectos en ocasiones son largos y la gratificación por nuestras acciones puede tardar en aparecer. Todo ello parece empujar a la desidia. Pero la desidia tiene arreglo si se reconocen con naturalidad dos ideas básicas: que la vida no siempre es fácil y sencilla y que la propia valía no depende los éxitos que se alcancen. Hay que aceptar que el fracaso es parte del proceso fuente de aprendizaje. No significa que no se sea bueno en algo sino que no se disponía del conocimiento suficiente para desarrollar esa tarea. La próxima vez que empieces a imaginar las razones para aplazar un compromiso, ponte a cumplirlo en el momento. Afronta las tareas más...
Tu camino
La nota de hoy tiene un objetivo aparentemente paradójico: quiere influirte para que seas independiente. ¿A quién deberías hacer caso? ¿Quién te puede dar las indicaciones que gobiernen tu vida? Tienes que descubrir cuál es tu camino a pesar de los buenos consejos que recibes. Te rodean personas bien intencionadas que insisten en que pienses y te comportes como todos los demás. Pero cada uno de nosotros es singular y tiene su propia vida por desarrollar. Lo que para otros funcionó quizás a ti no se pueda aplicar. Tu vida es enteramente responsabilidad tuya. Y aunque te abrumen con indicaciones de cómo debieras actuar y pensar, ninguno de esos consejeros asumirá las consecuencias de hacer lo que te dicen. Si algo sale mal sólo escucharás sus excusas. Les hagas caso o no, siempre serás tu el único responsable. Reconoce, por tanto, como propias tus decisiones. Ante cualquier iniciativa que emprendas, te encontrarás con partidarios y detractores. Todos con sus buenas razones, pero no podrán forzarte a cambiar si asumes la propiedad de la decisión. Y al hacerlo tu vida se vuelve más sencilla. En ese momento dejas de lamentarte por lo que no hiciste o de echar la culpa a otros por tus fracasos o decisiones equivocadas. Seguir tu propio camino requiere fortaleza y coraje. Es probablemente la lucha más dura que habrás de pelear y es una batalla que nunca se acaba. Tus decisiones más osadas puede que no sean bien acogidas por quienes te rodean. Te corresponde entonces agradecer sus opiniones y utilizarlas o descartarlas, para continuar avanzando. Y vuelvo al principio. Las sugerencias de estas notas se ofrecen para tu consideración. Si las tienes en cuenta, estupendo. Y si las dejas a un lado, nadie se ofende. Es tu decisión....
Adversidad
Se observa con mucha frecuencia que la iniciativa emprendedora, la capacidad de innovar, tiende a desarrollarse más en medio de la adversidad y de la mano de personas comprometidas. Muchos emprendedores reconocen que el origen de su motivación estuvo en procesos de infortunio que tuvieron que superar. Son numerosos los ejemplos de personas que al encontrarse en situaciones difíciles y con escasos recursos, no tuvieron otra salida que resolver esos problemas difíciles mediante la imaginación de soluciones creativas y generadoras de valor. Es bueno reconocer hoy la relevancia de la determinación por encima de la pasión a la hora de emprender. No se innova más por tener el viento a favor. Los verdaderos innovadores son capaces de hacerlo en entornos muy adversos, con múltiples restricciones: normativas inacabables, costes de implantación elevados, mercados con demanda no desarrollada, nula protección de los derechos de propiedad intelectual, escaso acceso a capital… La adversidad genera creatividad y se convierte en motor de la innovación. Los emprendedores son capaces de crear un valor extraordinario para el negocio cuando se enfrentan a problemas que una mayoría resignada considera irresolubles e insuperables. La adversidad se te presentará en un momento u otro y podrás escoger que sea el camino para la transformación personal y del negocio. No desaproveches la oportunidad....
Lo que cuesta
Suele ser lo que verdaderamente importa, lo que resulta más eficaz. Y sin embargo es lo que la mayor parte del tiempo tratamos de evitar. Son esas cosas que te requieren un esfuerzo suplementario durante un período de tiempo. Resultan incómodas y parecen demandar un esfuerzo mental y físico enormes. Puedes encontrar cientos de excusas para no abordarlas y pretender que no van contigo. Lo más sensato es buscar y afrontar de manera activa esas tareas que aparecen más costosas: Te obligarán a crecer, a mejorar. Seguir en la rutina es infinitamente mas cómodo. Pero si trabajas en lo que cuesta más en poco tiempo estarás en mejores condiciones para optar con éxito a cualquier cosa que desees. Te harán sobresalir de entre los que bajo ningún concepto están dispuestos a poner ese esfuerzo. En el corto plazo te requerirá algún sacrificio pero el asumirlo es lo que te distinguirá. Y éste puede ser un método para abordarlas con garantías de éxito: Reflexiona. Identifica esas cosas difíciles y relevantes para tu vida. No te llevará mucho tiempo. Seguro que ya reconoces qué es eso que te parece tan costoso y que debes realizar. Elige una de ellas. Opta por la más asequible y determina qué sacrificios requiere. El objetivo es adquirir confianza con rapidez. Comprométete. Decide en los próximos 20 minutos hacer sólo una de esas cosas que cuestan. Aíslate de todo lo demás y actúa. Retrasarlo no lo hará más fácil. No hay un momento mejor para hacerlo que debas esperar. No te rindas. Tu mente querrá escaparse hacia cosas más sencillas y cómodas. Pero es un engaño que te traerá dificultades en el futuro. Disfruta con ello. Alégrate por la satisfacción de haber logrado un hito que aparecía insuperable. Lo cierto es que...
Integridad
Te perdonarán la incompetencia, los malos modos, la falta de conocimientos. Pero no te perdonarán la falta de integridad. Y la corrupción de los mejores es la peor de...
Tu voz
Hoy me voy a referir al modo en que te comunicas en las redes sociales. No basta con estar en ellas. No son de especial utilidad las cifras de tuits, o notas en el blog, o los seguidores. Tampoco su análisis y evolución. Lo importante para tu marca personal y profesional es la profundidad y relevancia de lo que comunica tu voz. No puedes quedarte en el ruido de palabras que es lo que más abunda. Necesitas personalizar tu voz para establecer una conexión real con tu audiencia. Le has de dar un tono y un estilo propios que atraiga a unos seguidores y llegar establecer una comunidad con ellos. Más allá de los calificativos que describan el tono de tu voz, lo determinante de su singularidad y atractivo se construye a partir de cosas como las siguientes: Misión: Responde al propósito que te mueve a participar en las redes sociales, el impacto o la huella que pretendes dejar en aquellos a los que te diriges. Carácter: Es el modo en que se manifiesta tu personalidad. Responde a los atributos que describen tu identidad, p.e.: Inspirador, académico, animador, orientador… Tono: Refleja el estilo con el que suena tu voz, p.e. directo, honesto, personal, concienzudo… Naturaleza de la conversación: Es el contenido que ofreces al comunicar. Podrías considerarla como la verdadera propuesta de valor que transmite tu voz. Comunidad: La que forman quienes te siguen. Esta es la parte más difícil. Mientras que los elementos anteriores los eliges tu, aquí sólo te toca demostrar constancia y esperar que te elijan y te sean fieles. Mi consejo, también aquí, es que no pretendas hablar de cualquier cosa para llegar a todos. Es inútil. No te interesa que tu voz suene sino que resuene, que tenga eco en...
Desobedece
La crisis ha dejado ver la cara más defectuosa de unas organizaciones anticuadas. En los últimos meses se ha agudizado el fenómeno por el que buenos profesionales se han visto obligados a abandonar las organizaciones en las que trabajaban. Igual tu también atraviesas por una situación similar. No debiera sorprenderte. A esas viejas organizaciones les incomoda el que destaques. Prefieren la estabilidad y el mantenimiento del status quo antes que el progreso. Su objetivo es perpetuarse aun a costa de las personas que las componen, a las que consideran perfectamente reemplazables. Por eso observas organizaciones llenas de burócratas, aduladores, fieles cumplidores del manual y temerosos de pensar por ellos mismos. Y a cambio reciben como recompensa la ausencia de responsabilidades, unos salarios bajos y permanecer en el anonimato. Para dichas estructuras ser obediente es lo obligado pues te ven como una pieza sustituible. Como podría esperarse, en estos sistemas mucha gente padece frustración al reconocerse manipulada y desaprovechada. Cómo sólo hacen lo que les dicen nunca llegan a recibir lo que creen merecerse por unas capacidades que jamás ponen en servicio. Pero las organizaciones que se aferran a estos viejos sistemas de funcionamiento, por muy reconocidas que sean sus marcas, están condenadas a desaparecer. De hecho las noticias de su descomposición aparecen cada vez con más frecuencia en los medios de comunicación. Si te encuentras en esa situación, no te queda más remedido que desobedecer y buscarte una nueva vida. Sólo podrás escapar si ejercitas tu talento y creatividad. Puedes contribuir con eficacia al desarrollo de nuevas organizaciones si dejas de acomodarte al lugar donde te encuentras y te decides a desarrollar tu potencial. Descubre por ti mismo lo que quieres hacer y cómo realizarlo. Propón contribuciones valiosas con impacto en la vida de...