Quizás te planteas en estos días (por ser invierno, por la crisis…) y de una manera especial cómo asegurar un mayor nivel de productividad: la tuya propia y la de la gente que depende de ti. Hay cosas que deberías tener en cuenta y que te ayudarán a lograrlo: Pasión por encima de todo. Demasiadas veces le damos prioridad a los aspectos racionales, conocimientos, capacidades, experiencia, como determinantes de la intensidad y calidad de la tarea que se realiza. Y sin embargo todo parece indicar que la actitud positiva, la pasión por el trabajo, son motivadores más fuertes para trabajar más y ser más productivos. Deja actuar. Trata a tus colaboradores como personas responsables y capaces de encontrar su propio camino para crecer dentro de la organización. Se supone que han sido contratadas por saber como resolver sus propios problemas y tomar decisiones en beneficio de la empresa. Decide con diligencia. Cuantas más personas participan en la toma de una decisión determinada, más lento y difícil es llegar a un acuerdo. Los equipos de pocas personas, mejor no más de tres, son más fáciles de coordinar y más rápidos para avanzar. Sé flexible. Son muchos los estudios que confirman las diversas maneras que existen a la hora de abordar un trabajo con eficacia. El modo de trabajar y el lugar donde hacerlo deben ser adecuados a las características personales de cada uno, aunque estemos habituados a estilos y normas rígidas y uniformes para todos. Redefine la cultura. Quizás no ha sido explícitamente definida y la imperante es resultado de la inercia y de unas maneras de hacer de muchos años, con prácticas poco eficaces e ineficientes. Es el momento de revisarla y abordar con decisión el cambio. Actualiza las herramientas. Si no haces un...
Desesperanza
No sé si te ocurre a ti. A mí me golpean con dureza las noticias de los suicidios de personas afectadas por desahucios. Aunque se cuenta menos, también sé de directores de sucursales bancarias que han muerto de infarto por verse sometidos a la presión de esas situaciones. Es inhumano. Ciertamente, en la vida, hay que hacer frente a veces a coyunturas difíciles o agobiantes. Es posible que el origen de problema esté en circunstancias externas pero las más de las veces vivimos engañados; echamos la culpa a lo que nos rodea cuando el problema real se encuentra dentro de nosotros, en la manera en que decidimos responder. Lo comentaba hace unos días. Te pueden hacer la vida muy difícil, apropiarse de tus bienes materiales, incluso hacerte prisionero, pero no determinar la actitud con que haces frente a los problemas. Habrás de reconocer limitaciones personales y tu incapacidad para superar determinados trances. Es humano llegar a sentirse desanimado y agotado. Y sin embargo no puedes olvidar aquello que verdaderamente posees y nadie puede arrebatarte. Nadie puede impedirte tener amigos en los que apoyarte, ni obligarte a dejar de ser fiel a tus principios y valores. En tu interior, donde ellos no pueden llegar, está tu libertad. En ella encontrarás la fuerza para salir adelante, para superar humillaciones o persecución. Es en la dificultad donde se te presentará la mejor oportunidad para crecer. ¡Nadie puede quitarte la esperanza…!...
¿Qué tan buen jefe eres?...
Ayer estuve con alguien cuyo puesto de trabajo exige unas dotes de liderazgo extremadamente desarrolladas. En mayor o menor medida todos estamos obligados a disponer de esas capacidades para poder desarrollar hoy con eficacia nuestro trabajo. Fundamentalmente necesitas: La capacidad para observar y comprender las dinámicas de las relaciones entre tu gente y saber cómo contribuir al desarrollo de cada uno de ellos. Conocer cuándo y cómo debes intervenir en las actividades tu equipo y dependiendo de su grado de consolidación. Disponer de habilidades para la relación interpersonal y la gestión de equipos que te permitan definir los procesos más eficaces para el establecimiento de los valores y normas, la comunicación, toma de decisiones, resolución de conflictos y problemas y evaluación del desempeño. Piensa qué tal se te dan estas cosas: Crear una visión y un propósito compartidos, y un clima de cooperación para alcanzarlos. Identificar y promover los principios y normas que contribuyan al éxito de tu equipo, y los criterios para evaluar y reconocer su desempeño. Facilitar el crecimiento de la gente de tu equipo y asumir el riesgo de que sean ellos los que ejerzan el liderazgo cuando sus competencias sean las más adecuadas para la tarea entre manos. Ser valorado por tu gente como alguien justo, comprensivo, con criterio y a quien se debe seguir en sus indicaciones. Todo esto te ayudará a saber cómo avanzar por el camino que te conduzca a ser un buen jefe. Aunque te aviso que hay quienes piensan erróneamente que son las características opuestas las que les asegurarán el éxito. Si te tocara un jefe que piense así…, sal corriendo....
Parar la caída
Escuchaba una entrevista a Jim Collins en la que hablaba de las fases por las que evolucionan empresas dirigidas por personas inconscientes. Me llamó la atención por recordarme a empresas con las que me encontrado en mi vida profesional. Y me parece que es una buena llamada de atención para quienes se ocupan hoy en tareas directivas. La fase 1 se caracteriza por la arrogancia. Todo lo que se emprende funciona, se crece a buen ritmo, se tiene éxito. Nadie se sorprende pues se atribuye a lo bien que saben hacer las cosas. En la fase 2 se mantiene el convencimiento de que todo seguirá yendo bien como en el pasado, por lo que se toman decisiones sin disciplina, se entra en actividades en las que se carece de experiencia, se asumen riesgos indebidos. En la fase 3 ya aparecen los problemas resultantes de las decisiones erróneas de la fase anterior. Pero se niegan los peligros y se ignoran los riesgos pese a que las pruebas se acumulan. La fase 4 es de caída, arrastrada por los problemas y el intento de aplicar soluciones parciales e insuficientes. Alguna aparente recuperación momentánea seguida de nuevas caídas dado que no se aplican soluciones determinantes y definitivas. La fase 5 lleva a la desaparición de la empresa que se quedó sin respuestas adecuadas a sus problemas. Seguro que puedes identificar empresas en algunas fases de esta evolución. En nuestro entorno de crisis, son muchas las que se desploman en la fase 4. Pero no todas están llamadas a caer sin remedio. Para recuperarse es necesario prepararse bien y actuar con disciplina. Posiblemente se habrán de tomar decisiones osadas, pero con la seguridad de que se hace lo correcto y que se evitan riesgos innecesarios. Será la...
Abandona la comodidad...
Seguro que sabes de lo que hablo. Las actividades de cada día puedes clasificarlas al menos en dos grupos genéricos: Aquellas actividades que haces con más o menos gusto, que no tienen una especial dificultad, ni tampoco molestan a nadie. Al llevarlas a cabo incluso dan toda la impresión de que eres muy productivo. Y luego están las otras que requieren mayor esfuerzo, que «desgastan» neuronas, que te exigen interactuar con otros, levantarte de tu mesa y adentrarte en la siempre incómoda jungla de la organización. Estas son las actividades para las que siempre encuentras razones para posponerlas. Lo cierto es que las primeras no te hacen especialmente productivo ni valioso para la organización. Hasta tu cuñado podría sustituirte. Podrías pasarte el día contestando correos y no haber trabajado verdaderamente en aquello que debías. Pero para eso no te han contratado; no es lo que se espera de ti. ¡Decídete ya! Elige hacer aquello que es más importante y definitivo para tu desarrollo personal y profesional. Requerirá sacrificio, sin duda, pero la recompensa es impagable. Es seguro que necesitarás quien te oriente y te siga. ¡Búscalo...
¿A qué dices que te dedicas?...
He mencionado en otra ocasión la necesidad de contestar de manera adecuada y profesional a la pregunta «¿a qué te dedicas…?» Hoy me quiero centrar en la dimensión temporal de la respuesta. Me explico. Una manera de contestar, particularmente cuando se responde a otra persona que te hace esa pregunta, consiste en describir lo que te ocupa en la actualidad, los clientes a los que resuelves sus problemas y el modo extraordinario y singular en que los atiendes. Pero también es bueno que te hagas esta pregunta a ti mismo y que la contestes con una perspectiva temporal más amplia. Podrías tratar de imaginar en qué deseas ocuparte el próximo trimestre, semestre o durante este año. Estos períodos dan más de sí de lo que sueles esperar. Esta nueva respuesta debería incluir además no sólo aquello que haces para ganarte la vida, sino otros objetivos en los ámbitos del desarrollo de competencias personales y profesionales. Si analizas en lo que te estás ocupando ahora, ¿estás seguro de que es verdaderamente eso lo que deseas?, ¿te gusta el efecto que está teniendo sobre ti?, ¿qué conclusiones sacas de todo ello…? No te escribo estas líneas porque estemos todavía en los primeros días de este nuevo año. Las tareas de las que hablo se han de llevar a cabo de manera continuada. De nada sirve pensarlas una vez y no volver a considerarlas de nuevo hasta la descorazonadora cita del cambio de año. Mi consejo es que pienses hoy de manera original y ambiciosa. No trates de hacer lo mismo que todos los que te rodean. Busca tu propio camino siguiendo la pista de aquellos que consideras mejores. Hoy no es complicado lograrlo con las herramientas de publicación y comunicación a tu alcance. Y ten la suficiente flexibilidad como...
Libertad
Siguen vigentes estos tiempos difíciles. Y algunos, malvados, parecen querer sacar ventaja de ellos. En las últimas semanas me han llegado historias duras por las que os veis afectados. Que sepas que no eres el único. Es ley de vida y nos pasa a todos. No te puedes dejar vencer por el agobio o la angustia que te generan agentes externos. Si te sientes frágil y amenazado, perseguido o humillado, es una equivocación caer en el rencor. Sé consciente que cuentas con lo más valioso: tu libertad. La libertad está en tu interior y nadie te la puede arrebatar. No depende de las barreras ni las circunstancias a las que te debas enfrentar. No se encuentra más allá de esas ataduras, obstáculos o restricciones que se te imponen. De hecho nunca estarás del todo libre de ellas y por tanto sería absurdo que te generaran una insatisfacción permanente. La libertad se puede ejercer y disfrutar incluso en ese contexto estrecho y vulgar, en ese entorno hostil y vengativo en que te encuentras. Basta que creas en ti y en las personas que te acompañan en ese proyecto vital de crecimiento personal. Defiende tus valores y déjate orientar por ellos particularmente en estos momentos en que te lo ponen humanamente más difícil, en los que la persecución se vuelve más intensa. Gracias por...
Conflictos entre profesionales...
Seguro que los observas con frecuencia en tu lugar de trabajo; quizás incluso estás metido de lleno en uno de ellos. Es un mal asunto pues afecta a la calidad de tu trabajo, a la posibilidad de disfrutarlo, y genera un estrés innecesario. El origen de estos conflictos suele estar en: Diferentes maneras de ser: Los distintos orígenes y puntos de vista en lo social, político, religioso generan distintas percepciones y experiencias que tienen un impacto significativo en la manera en la que nos relacionamos con los demás. Diferentes maneras de trabajar: Los hay que son más diligentes y otros más tranquilos y confiados. Los hay más responsables y más descuidados. Unos son más ordenados y metódicos y otros más espontáneos y diletantes. Distintas actitudes: Quienes muestran una actitud negativa tiene problemas para comunicarse y relacionarse. Los hay que sólo buscan fallos, o quienes siempre se quejan, mientras que otros se ocupan en buscar soluciones y destacar lo positivo. Afán por competir: Algunos sólo piensan en competir y compararse con los demás mientras que otros prefieren cooperar y trabajar en equipo. Los hay agresivos, condescendientes, soberbios y los hay más sencillos y discretos. Estas diferencias pueden hacer muy difícil la colaboración y el trabajo conjunto. Se traducen de inmediato en un entorno de trabajo incómodo y de baja productividad que puede afectar incluso a la salud. Dado que esta realidad no puede ignorarse, se ha de trabajar por minimizar el impacto sobre el conjunto de la organización. Esto empieza por reconocer uno mismo que no siempre se está en lo cierto ni que la propia manera de ver las cosas es la más normal; por aceptar que los distintos puntos de vista son enriquecedores y que, en último extremo, los conflictos hay que afrontarlos...
Nuevas determinaciones...
Llega de nuevo el cambio de año en el calendario y con él renace la necesidad universal de replantearse objetivos personales y profesionales. Un buen amigo ha aprovechado las vacaciones para avanzarse en la definición de sus nuevos propósitos y ponerlos en marcha: Dejar de fumar, aprender inglés y hacer deporte. Todo a la vez. Su determinación y compromiso han sido tales que acabó en el servicio de urgencias de un hospital por haberse “picado” y tratar de superar en la piscina a una abuelita bien entrenada. He defendido en otras notas que los objetivos hay que revisarlos de manera continuada y no anualmente. No obstante, aprovecharé la ocasión que me proporciona este periodo festivo para comentar algunas acciones especialmente adecuadas para realizar en estas fechas: Reflexionar. Que puedas hacerlo es buena señal. Quizás la crisis ya te ha pasado factura y has tenido que reinventarte. Pero si aún no lo has hecho, no dejes pasar un día más sin ponerte a ello. Nada volverá a ser como antes, por tanto, no esperes su regreso. Invertir. No el dinero, que apenas te quedará, sino en tu capital intelectual. Lee, estudia, fórmate. Son muchas las áreas que desconoces y que serán determinantes para el trabajo que debas realizar en los próximos meses y años. Descansar. Hay que reponer las fuerzas. El desgaste de estos tiempos es muy alto y se necesita estar en la mejor forma para afrontar con éxito la intensidad del trabajo que está por llegarte. Arreglar asuntos personales. Es un buen momento para abordar todos esas tareas que siempre quedan postergadas ante los compromisos laborales más urgentes. Hacerlo te ahorrará estrés cuando regreses a la actividad normal. Relacionarte. Cuidar las relaciones es una tarea de siempre que en estos días puede ser...
Retomando la conversación...
Hoy es un buen día para retomar el trabajo de escribir estas notas. Aprovecho la ocasión para desearos que estéis contentos en estos días en que celebramos la Navidad. Me ha parecido de utilidad reflexionar sobre el impacto que la capacidad de escuchar tiene sobre la propia imagen personal y el establecimiento de una comunicación eficaz con los demás. Es habitual que las conversaciones sean más una sucesión de declaraciones que un intercambio de ideas y opiniones. Y aún así, quienes participan en ellas piensan que han sido útiles y constructivas, cuando no han pasado de ser monólogos en vez de diálogos. Al controlar la conversación se genera una inconsciente sensación de poder que te hace sentir bien, mientras que quien escucha puede tener la sensación desagradable de sentirse invisible y minusvalorado. Para desarrollar una comunicación eficaz y ser capaz de generar empatía en el interlocutor hay que esforzarse en mantener conversaciones inteligentes, para lo que es preciso tener en cuenta estos puntos: No hagas juicios de valor acerca de lo que escuchas. Sé consciente de que las emociones, el miedo o la confianza asociados a la relación entre los interlocutores condiciona el modo en que se interpretan los hechos sobre los que se habla. Los demás raramente piensan, sienten o ven las cosas de la misma manera que tu. Tampoco tu eres objetivo; sólo recuerdas aquello que crees que los demás te han dicho, y no lo que verdaderamente dijeron. Trata de minimizar el tiempo que acaparas en cada conversación. Haz preguntas que den ocasión a explicarse a tu interlocutor de manera que puedas comprenderle mejor. En las últimas semanas he tenido la oportunidad de conocer y hablar con muchas personas y en ocasiones he olvidado algunas de las reglas básicas antes...