Tiempo para deliberar...

Son incontables las situaciones con alta carga emocional por las que atraviesas cada día, y no eres consciente de todas de ellas. Sin embargo, en esa montaña rusa puedes verte obligado a tomar decisiones para las que el momento puede ser inapropiado. Si repasas tus decisiones más recientes quizás descubras que aquellas en las que te apresuraste no resultaron tan eficaces como las tomadas con más planificación y en momentos de más claridad. La única manera de asegurarse de que cuentas con el tiempo necesario para tomar decisiones acertadas es programar períodos concretos para la toma de decisiones. No debe ser complicado. Se trata de reservar unos 20 minutos para escaparse del teléfono y del ordenador y dedicarse sólo a pensar. Actuar así te dará ciertas garantías de que tus sentimiento y emociones no confunden tus decisiones....

Razones y emociones

De manera inconsciente permites, en muchas ocasiones, que tus emociones te empujen en una dirección contraria a la que te señala la razón. Cuando te encuentres en medio de esta batalla puedes seguir el consejo de elaborar una lista en la que separes los argumentos de una y otra parte. Esa lista te permite aclarar la mente y apoyarte en tu propio saber para considerar la importancia de tus emociones sin dejarles que asuman el control. Elaborar esa lista es sencillo. Se trata de escribir en dos columnas separadas por una línea central, lo que te sugieren las emociones, a la izquierda, y lo que te dice la razón, a la derecha. Y preguntarte después: ¿En qué modo tus emociones te nublan el juicio? ¿Cómo ignora la razón las pistas importantes que le aportan las emociones? Estas últimas te generarán problemas si dejas que te empujen sin razón, pero lo mismo te sucederá si tratas de funcionar como un robot sin emociones. Concretar emociones y razones te obligará a reconocerlas, en vez de dejarlas que operen de forma inadvertida. Con esa lista delante podrás asumir mayor protagonismo a la hora de tomar una decisión en circunstancias difíciles....

Capacidad emocional

Esta es una competencia que te permite manejar la adversidad, el fracaso, las críticas o las presiones, de manera positiva. Son muchos los que se muestran incapaces de hacer frente al estrés o escapar a presiones emocionales, y se rompen o se rinden. Mientras que otros, con más capacidad emocional, gestionan mejor sus emociones y dificultades, avanzando en la realización de su potencial. La característica principal de aquellos emocionalmente fuertes es que afrontan las emociones de manera activa. Nunca se sienten víctimas de sus propios sentimientos. Las mociones son precursoras de las emociones, lo que quiere decir que puedes hacer cosas que influyan en el modo en que te sientes. Quizás no puedas controlar completamente tus emociones, pero sí cambiarlas a través de tus actos: Si te sientes inseguro, alza tu voz; si deprimido, canta; si estás triste, ríe; si te consideras insignificante, actualiza tus objetivos; si te ves incompetente, recuerda tus éxitos. En muchas ocasiones querrás gritar lo injusto que es este mundo. Pero la negación, maldiciones, berrinches, quejas, culpabilizar a otros, o hacerse ilusiones, no te sacarán del barranco. Cuanto antes te liberes del shock de la emoción, lo proceses y te pongas en marcha, más rápida será tu recuperación y mayor será tu fortaleza emocional. Tu eliges: O trabajas por dominar tus emociones o ellas te controlarán a ti continuamente....

Autocontrol

Es la capacidad para reconocer las propias emociones y elegir cómo responder. Y va más allá de respirar hondo y tratar de contener el fuerte impulso emocional. El autocontrol se construye a partir del autoconocimiento, que es necesario para responder de forma activa a una emoción cuando se la reconoce. Dado que tu naturaleza te empuja a experimentar las emociones antes de que puedas responder, lo que hace destacar a un buen directivo es el saber reconocerlas y reaccionar a ellas antes de perder el autocontrol. Disponer de un alto grado de autoconocimiento te ayuda a no equivocar el camino y hacer cosas que limiten tu crecimiento. También coopera a no generar frustración entre los que te rodean, evitando provocar resentimientos y antipatías. Si no paras de pensar en tus sentimientos, en el modo en que condicionan tu comportamiento, te convertirás en la víctima de un secuestro emocional. Aunque no seas consciente de ello, las emociones te controlarán, te pasarás el día reaccionando a ellas sin poder elegir qué hacer o qué decir. Por el contrario, cuando desarrollas la capacidad de tomar las riendas de tu carácter antes de que se dispare en la dirección equivocada, puedes controlar situaciones difíciles, reaccionar con habilidad a los cambios, de forma positiva y productiva, y tomar la iniciativa necesaria para alcanzar lo que te propones....

Tipos de emociones

Es muy humano clasificar las emociones en dos categorías: las buenas y las malas. Por ejemplo, la mayoría considera el sentimiento de culpa como una emoción desagradable. No se quiere sentir y se hace lo posible por evitarla. Del mismo modo, se tiende a experimentar libremente de las buenas emociones, por la motivación y energía que proporcionan. El inconveniente de asignar esas etiquetas a las emociones es que, al juzgarlas, se impide el comprenderlas, saber lo que se está sintiendo. Suspender el juicio de las emociones permite que éstas sigan su curso y eventualmente desaparezcan. La próxima vez que experimentes una emoción, no busques etiquetarla y recuerda que lo que sientes trata de ayudarte a entender algo importante....

Reflexiona

Tu mente es la herramienta más importante. Tus actuaciones dependen de tu capacidad para controlar tu conciencia y tus emociones. Ayuda a reconocer cuándo has de mantener la calma o mostrarte firme en tus posiciones....

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