Razones y emociones

De manera inconsciente permites, en muchas ocasiones, que tus emociones te empujen en una dirección contraria a la que te señala la razón.

Cuando te encuentres en medio de esta batalla puedes seguir el consejo de elaborar una lista en la que separes los argumentos de una y otra parte. Esa lista te permite aclarar la mente y apoyarte en tu propio saber para considerar la importancia de tus emociones sin dejarles que asuman el control.

Elaborar esa lista es sencillo. Se trata de escribir en dos columnas separadas por una línea central, lo que te sugieren las emociones, a la izquierda, y lo que te dice la razón, a la derecha. Y preguntarte después: ¿En qué modo tus emociones te nublan el juicio? ¿Cómo ignora la razón las pistas importantes que le aportan las emociones?

Estas últimas te generarán problemas si dejas que te empujen sin razón, pero lo mismo te sucederá si tratas de funcionar como un robot sin emociones.

Concretar emociones y razones te obligará a reconocerlas, en vez de dejarlas que operen de forma inadvertida. Con esa lista delante podrás asumir mayor protagonismo a la hora de tomar una decisión en circunstancias difíciles.