Altruismo

El egoísmo es probablemente el causante de la mayoría de los problemas que los seres humanos afrontamos, tanto de forma individual como colectiva, y está en el origen de buena parte del sufrimiento personal que acompaña a los estados de depresión, ansiedad o ira.

De ahí la conveniencia de desconectar el yo periódicamente, de darse unos minutos de reposo y dejar de escuchar esa voz interna que sólo te señala tu propio interés.

El altruismo te libera, te hace salir de los límites de tu identidad habitual para mirar la vida y las historias que en ella se desarrollan con unos nuevos ojos.

Al salir de uno mismo se gana perspectiva, se vuelve uno consciente de esos hábitos adquiridos con el tiempo, en vez de dejarse arrastrar por ellos. Te das cuenta de esas costumbres que has de abandonar, que ya no te ayudan, y de aquellas otras que habrás de adquirir.

Esta es la paradoja del altruismo: el escapar periódicamente de uno mismo te incrementa la probabilidad de encontrarte con tu mejor y verdadero yo.