Para variar…

Para alguien que en los 70 seguía con preocupación las noticias de los atentados del IRA, conocer años después a uno de aquellos terroristas ha sido una experiencia tan singular como sorprendentemente aleccionadora. La semana pasada tuve la oportunidad de conocer a Shane Paul O’Doherty, con motivo del estreno de la película “El Mayor Regalo” de Juan Manuel Cotelo, en la que aparece como protagonista de una de las distintas historias que en ella se cuentan relacionadas con el perdón. Escribo estas líneas después de leer su libro “El chico que se hizo terrorista”. La historia de este especialista en explosivos del IRA, el más buscado por una ola de atentados en Londres, y condenado a 30 cadenas perpetuas, merece ser leída. Su arrepentimiento y petición de perdón a sus víctimas se encontró con el rechazo y la oposición tanto del IRA como del gobierno británico. La larga conversación mantenida me resultó particularmente ilustrativa y su análisis sobre la naturaleza de la violencia y el modo de contrarrestarla, es de lo más inteligente que he escuchado en mucho tiempo. Cumplo con un deber de agradecimiento dando a conocer su causa en contra de la violencia y en defensa de unas víctimas que no han encontrado reparación. Ni la película que protagoniza, ni el libro escrito, dejan indiferentes y enseñan mucho a quienes hoy, como siempre, se sienten empujados a defender sus ideas con el enfrentamiento más agresivo.   P.S.: Pido disculpas por haber abandonado las publicaciones en el Blog en las últimas semanas. La puesta en marcha de una nueva iniciativa empresarial apenas me deja tiempo para nada más. ¡Prometo...

Altruismo 23Ago

Altruismo

El egoísmo es probablemente el causante de la mayoría de los problemas que los seres humanos afrontamos, tanto de forma individual como colectiva, y está en el origen de buena parte del sufrimiento personal que acompaña a los estados de depresión, ansiedad o ira. De ahí la conveniencia de desconectar el yo periódicamente, de darse unos minutos de reposo y dejar de escuchar esa voz interna que sólo te señala tu propio interés. El altruismo te libera, te hace salir de los límites de tu identidad habitual para mirar la vida y las historias que en ella se desarrollan con unos nuevos ojos. Al salir de uno mismo se gana perspectiva, se vuelve uno consciente de esos hábitos adquiridos con el tiempo, en vez de dejarse arrastrar por ellos. Te das cuenta de esas costumbres que has de abandonar, que ya no te ayudan, y de aquellas otras que habrás de adquirir. Esta es la paradoja del altruismo: el escapar periódicamente de uno mismo te incrementa la probabilidad de encontrarte con tu mejor y verdadero yo....

Buenos recuerdos

Parecería que no somos capaces de sacar todo el partido a las vivencias que experimentamos cada día; en parte por no actuar de manera intencionada y en parte por no reflexionar sobre lo acontecido. Por eso, cada vez que ayudas a alguien a que actúe de esta manera, le das ocasión de desarrollar unos buenos recuerdos para el futuro. Se trata por tanto de establecer el hábito de generar buenos recuerdos a partir de los acontecimientos cotidianos. Y esto puede conseguirse considerando las siguientes reflexiones cuando te relaciones con otros: ¿De qué podríais hablar y estár todos de acuerdo? ¿De qué asuntos les gustaría debatir? ¿Qué podríais hacer que fuera diferente y divertido? ¿Qué cosas sabes tu y que a ellos les gustaría conocer? ¿Tienes un secreto inocente que podrías compartir? Todo esto contribuye a estrechar lazos y a demostrar que les aprecias sinceramente. Son pequeños detalles que deliberadamente manifestados pueden convertirse en grandes momentos para otros, dignos de ser recordados. Puedes aprovechar las vacaciones para empezar a practicar....

Disidentes

Existe un gran peligro en el pensamiento único que suelen mostrar algunos equipos en organizaciones con una cultura dominante, con normas y valores fuertemente establecidos y compartidos. En ese contexto, la unanimidad ahoga la diversidad de criterios y suprime la motivación por encontrar alternativas plausibles. En la resolución de problemas y toma de decisiones inteligentes necesitas promover puntos de vista discrepantes e ideas originales. La opinión de las minorías es importante, no porque deban prevalecer, sino porque estimulan nuevas maneras de pensar, de identificar soluciones innovadoras y decisiones cualitativamente mejores. La opinión de los disidentes es de utilidad incluso cuando están equivocados. Protegen del exceso de confianza, de la defensa de posiciones preestablecidas, del sesgo hacia toda información que confirme las preferencias y suposiciones de la mayoría. Pero no se trata sin más de asumir el papel de un discrepante habitual que nadie toma en serio, sino de defender de manera creíble y convincente argumentos alternativos, que estimulen otros modos de razonar, que incentiven y clarifiquen. El pensamiento único se combate desarrollando una cultura en la que se estimule la discrepancia. La tendencia de los directivos a reclamar soluciones y no problemas es perjudicial en la medida que promueve actitudes defensivas y disminuye la capacidad para indagar en profundidad; se estimula el consenso rápido y se pierde la posibilidad de aprender asumiendo unas perspectivas más amplias. Conviene identificar bien los problemas antes que perseguir soluciones, y los disidentes juegan aquí un papel muy valioso. Es preciso contar con canales fiables para escuchar otras opiniones y puntos de vista antes de tomar decisiones. Esos discrepantes honestos pueden convertirse en los mayores defensores de la organización en la medida en que tienen credibilidad para el diagnóstico de los problemas, son capaces de compartir sus argumentos e...

Los amigos

Todos sabemos por experiencia que una amistad bien establecida no requiere cultivarla continuamente. No cabe temer la pérdida de interés. La amistad es un fin en sí mismo; no se persigue el pasarlo bien, aunque sea el resultado natural. Con los amigos más cercanos, basta con estar juntos. De hecho, sin ellos, no alcanzarás lo mejor de ti mismo. La amistad se construye sobre la consistencia. Resulta difícil hacerlo cuando se ha de defender de continuos altibajos, cuando cada conversación parece poner en riesgo la relación. Los amigos se caracterizan por ser siempre confiables y consistentes, lo que puedes conseguir de la siguiente manera: Esperando siempre lo mejor de ellos. Has de verlos no como son, sino como lo que pueden llegar a ser. No ayudará a sostener la relación de amistad si no confías en ellos. No pretendas arreglarlos, para eso ya tienes bastante contigo mismo. Estarán en mejores condiciones de progresar si crees en ellos que si no lo hicieras. No permitiendo que su comportamiento te condicione. Con demasiada frecuencia permites que las acciones de los demás impacten en tus propias actitudes y emociones. Las inconsistencias de ellos te podrían volver a ti inconsistente. No lo permitas. Tienes la capacidad de controlar tus propias actitudes y emociones y has de saber ejercitarla cada día. Ten en gran estima esa relación, incluso en situaciones difíciles. A veces las circunstancias te obligarán a tomar decisiones costosas que no deberían sacrificar la relación. Deberás hacer todo lo posible por mantener la amistad y aunque se nieguen, en tu mano está el seguir manteniendo el trato....

No puedes ceder

Son muchas las ocasiones en las que puedes sentirte presionado a hacer algo por indicación de un superior y así evitar los riesgos inmediatos derivados de no obedecer. Pero no puedes ignorar las consecuencias a largo plazo de una acción que vaya en contra de principios legales, profesionales o morales. Casi todos nos vemos afectados por un sistema con incentivos a corto plazo basados en el cumplimiento de objetivos y metas cuantificables. Se producen situaciones en las que hay vigilar las presiones que ejercen esos incentivos pues pueden orientar hacia actuaciones contrarias con tus propios principios. ¿O estás dispuesto a sacrificarlos por las ventajas que esas acciones te reportarán de inmediato? Has de hacerte violencia en esos asuntos o acabarás conspirando con tus jefes y cediendo a la tentación de lograr aquellos objetivos a cualquier precio. Tendrás que prepararte mentalmente para resistir las presiones de todos aquellos que viven atrapados en ese sistema perverso. Las siguientes indicaciones pueden ayudarte a hacer frente a esas situaciones complicadas y limitar las consecuencias negativas que te representaría a largo plazo el ceder ahora: Se consciente de tu sorpresa y aturdimiento cuando te ordenen hacer algo equivocado, que no está bien, o que no sea ético. Resiste la tendencia a racionalizar lo que te están pidiendo para evitar la incomodidad que te genera. Es esa molestia lo que te llevará a hacer lo correcto. No avances. Detente y manifiesta tu desconcierto, incluso con el lenguaje corporal, y diciendo algo así como: “Un momento…” Date tiempo para recuperarte del trastorno que te ocasiona esa orden inapropiada. Examina qué valores están en juego y cuáles son los riesgos reales de obedecer; no consideres sólo los problemas generados a corto plazo por desobedecer. Haz las preguntas relevantes en relación a la...

Mejora

Si buscas mejorar, más tendrás para ofrecer. Adquiere la mentalidad de la sobreabundancia: hay de sobras para todos y además contamos con la capacidad de generar aún más. Cuanto más des, más tendrás para entregar. Como consecuencia de esa mentalidad, busca añadir valor cada día a los que te rodean. Mira de estar disponible y atento. Pregunta qué pueden necesitar o en qué les puedes ayudar. La mejor manera de demostrar que les valoras es preguntarles su opinión y saber lo que es importante para ellos; te ayudará a saber cómo ayudarles. Nadie es lo suficientemente bueno como para mantenerse en la cima sin caer. Para ser bueno tienes que mejorar continuamente. Ese debería ser tu objetivo. Mejorar para poder ayudar a los que te rodean a ser mejores. Cuanto más sepas de ellos, mayor será tu impacto en su vida. Tienes que querer más para ellos que de ellos. Trata de crecer y mejorar tu posición con el fin de ayudar a otros y observa lo que ocurre: crecerá aún más lo que puedes ofrecer y te motivará a compartir tus ideas, tu tiempo, tus relaciones, influencia y talento. Cuando te esfuerzas por ser más valioso, más valor puedes transmitir a los demás y aumentar así tu capacidad para relacionarte....

El valor de los amigos...

Hay quienes llegan a un momento en su vida en el que deciden hacer un cierto inventario. Y suelen quedar insatisfechos con lo que descubren: Pese a tener claras sus prioridades, trabajar duramente y centrarse en alcanzar sus metas, no logran obtener el impacto al que aspiraban. La razón estriba en haberse fijado excesivamente en ellos mismos y no haber prestado suficiente atención a la colaboración y conexión con los que se han cruzado. Para destacar todo lo que debieras no basta con dar lo mejor de ti mismo. Necesitas de la colaboración de aquellos con los que trabajas y te relacionas; de este modo las diversas capacidades se complementan y potencian de manera recíproca. La importancia de estas relaciones en tu vida es algo que sólo podrás reconocer al cabo de los años, cuando su impacto se te manifestará muchas veces de manera tan sorprendente como gratificante e inesperada. No retrases más el establecer como prioridad la construcción de unas relaciones firmes con otra gente, con cuantos más mejor, sin seleccionar o discriminar por estatus o profesión. Serán mañana la fuente de tus principales satisfacciones, al descubrir el impacto que tuviste en sus vidas, así como su contribución a tus logros profesionales y personales. Serán esas relaciones las que te definan. Quizás hasta ahora no han sido todo lo numerosas, positivas o significativas que te gustaría, pero puedes aprender a desarrollarlas, mejorando así tu capacidad de relacionarte. Puedes empezar por valorar de manera intencionada a la gente con la que coincides cada día, confiando en ellos y apreciándoles. Si te desagradan, si no crees en ellos, si no los respetas, estarás construyendo una barrera que limitará tu potencial. Mientras que si los valoras y les sirves de algún modo, tus capacidades se manifestarán...

El valor de las ideas...

No todos piensan de la misma manera y eso establece notables diferencias en el desarrollo de las personas. Aquello que pienses determinará en lo que te conviertes y lo que haces. Esas ideas definirán tu destino y tu legado. Pero se puede cambiar la manera de pensar y ejercitarse en la generación nuevas y buenas ideas, capaces de mejorar la propia vida si se ponen en práctica. Muchos parecen no dar ningún valor a lo que piensan. Tienen ideas y las dejan perder sin hacer nada con ellas. Pero si les das la importancia que les corresponde, reconocerás su utilidad y aumentará tu capacidad de pensar. Si lo haces así, te harás constantemente preguntas que te servirán para descubrir y desarrollar nuevas ideas, del tipo: ¿Dónde puedo encontrar una idea? Para pensar mejor tendrás que desarrollar la mentalidad adecuada. Habrás de estar siempre dispuesto a “picar piedra” para incrementar tu capacidad de pensar. ¿Cómo puedo usarla? Los hay que se tropiezan con una idea, reconocen sus cualidades, pero no hacen nada con ella. No la trabajan, lo que es una pena porque si no se ejercitan, se pierden. ¿Cómo puedo sacarle el máximo partido? Raramente una idea se muestra inicialmente en toda su potencialidad. Cualquier idea puede puede elevarse a un nivel superior y dar mucho más de sí. Cuando se te ocurra una idea que añada valor a los demás, anótala y decide dedicarle más tiempo a reflexionar sobre ella. Analiza con atención si es acorde al momento vital en que te encuentras, si te ayuda mejorar tus cualidades, si te ayuda a crecer y completarte....

Fuertes

Los que se resisten al cambio se caracterizan por desear unos resultados inmediatos y buscar una existencia libre de problemas. Pero la vida reclama esfuerzos y es normal encontrar dificultades y valorar el aprendizaje con que se acompañan. Es humano resistirse al cambio, particularmente si se presenta en forma de retos o adversidades; pero es inevitable, y desarrollar la capacidad para adaptarse a él ayuda no sólo a sobrevivir, sino a crecer y prosperar. La capacidad de resistencia permite hacer frente al estrés y la adversidad. Nace de creer en uno mismo y a la vez en algo superior a uno mismo. No es una condición con la que se nazca; implica comportamientos, pensamientos y acciones que cualquiera puede aprender y desarrollar. Quien cuenta con esa capacidad, no espera necesariamente resultados inmediatos, sino que está preparado para el largo plazo. Afronta las dificultades con energía y fortaleza. Comprende que alcanzar el éxito lleva su tiempo. Ensaya iniciativas y fracasan; encuentra obstáculos y persevera. No se detiene, persiste en su trabajo. Se centra en las decisiones que debe tomar y las lleva a cabo sin demora, aunque sabe que tardará en llegar a su destino. Aquellos que destacan en su trabajo han aprendido a convivir con el fracaso con cierta comodidad; no en vano fallan más que los mediocres, porque comienzan más veces, lo intentan en más ocasiones… Para dar lo mejor de uno mismo se necesitan retos que superar y problemas a resolver. Y esto sólo se logra con fortaleza y apreciando el valor de las pruebas. Olvida los logros alcanzados y date permiso para recomenzar. Pasar de la seguridad al riesgo, de lo conocido a lo desconocido, requiere coraje y fe. Y además fortaleza....

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