Buenos recuerdos

Parecería que no somos capaces de sacar todo el partido a las vivencias que experimentamos cada día; en parte por no actuar de manera intencionada y en parte por no reflexionar sobre lo acontecido. Por eso, cada vez que ayudas a alguien a que actúe de esta manera, le das ocasión de desarrollar unos buenos recuerdos para el futuro.

Se trata por tanto de establecer el hábito de generar buenos recuerdos a partir de los acontecimientos cotidianos. Y esto puede conseguirse considerando las siguientes reflexiones cuando te relaciones con otros:

  • ¿De qué podríais hablar y estár todos de acuerdo?
  • ¿De qué asuntos les gustaría debatir?
  • ¿Qué podríais hacer que fuera diferente y divertido?
  • ¿Qué cosas sabes tu y que a ellos les gustaría conocer?
  • ¿Tienes un secreto inocente que podrías compartir?

Todo esto contribuye a estrechar lazos y a demostrar que les aprecias sinceramente. Son pequeños detalles que deliberadamente manifestados pueden convertirse en grandes momentos para otros, dignos de ser recordados.

Puedes aprovechar las vacaciones para empezar a practicar.