Este es un ejercicio que consiste en ocuparse en una actividad física, como caminar, correr, conducir, o ducharse, y mantener al mismo tiempo la atención centrada en un asunto profesional concreto. Cuando la mente intente divagar o se bloquee, hay que hacer el esfuerzo de regresar al asunto en cuestión. Conviene que realices este ejercicio dos o tres veces por semana ya que tiene un efecto positivo en tu productividad sin restar tiempo al trabajo habitual. A su vez incrementa la capacidad de pensar en profundidad. Este tipo de reflexión contribuye a fortalecer la atención y resistir las distracciones, lo que permite intensificar la concentración y adentrarse con mayor profundidad en los problemas. Es necesario que tengas en cuenta que…: La mente se suele rebelar ofreciéndote considerar otros asuntos de interés, aparentemente más atractivos. Cuanto veas que tu mente marcha por otros derroteros, recuerda volver sobre ellos más tarde, y redirigir tu atención al asunto primordial. Otras veces entrarás de modo recurrente en una misma idea y sin poder avanzar en el problema en cuestión. Se trata entonces de escapar redirigiendo tu atención hacia el siguiente paso. Tienes que estructurar el modo de pensar con intensidad. Puedes empezar revisando las variables relevantes para resolver el problema y almacenándolas en la memoria. Define después la siguiente cuestión que has de responder mediante el uso de dichas variables. Ya tienes ahora un objeto específico para tu atención. Si resuelves el asunto, el paso final es consolidar todos los avances relativos a la solución del problema y volver a empezar de nuevo. La repetición de estos ciclos constituye una rutina que contribuye al desarrollo de la capacidad de concentración y ayuda a hacer muy productivas las sesiones de reflexión....
Se puede mejorar
La gente creativa, ya sea artistas o inventores, gente de negocios o académicos, siempre piensa que hay mejores maneras de hacer las cosas. No debes limitar tus expectativas. Lo que aparece imposible hoy, lo es sólo en el contexto presente y según la manera actual de pensar. Tus capacidades son mayores de lo que crees, y sólo podrás completarlas si cambias de mentalidad y liberas tu imaginación. Tendrás que alcanzar un equilibrio entre lo real y lo posible. Lo real te hace ver tus limitaciones y dificultades. Lo posible te descubre que siempre puedes mejorar e innovar. Cuando reconozcas que todo y todos pueden mejorar, podrás estar seguro de ayudar a otros a hacer cosas significativas y con impacto. Te proporcionará la motivación para buscar siempre nuevas maneras de resolver los problemas y descubrir oportunidades....
Multiplicidad de opciones...
Quizás todavía andas sobrado de confianza, crees tener la respuesta acertada para toda pregunta, te muestras dogmático y piensas estar siempre en lo cierto. No es un defecto atribuible sólo a la edad, aunque es cierto que esa actitud es más frecuente en los jóvenes. Con la edad aprendes que tienes menos respuestas. La exposición a nuevas ideas junto con la madurez costosamente ganada a fuerza de los errores, te lleva a reconocer que, casi siempre y en todo, hay más de una respuesta correcta. Las certezas se vuelven escasas y aprendes a funcionar sin inquietarte por ello. Cuando antes luchabas por defender sin concesiones tu respuesta “verdadera”, ahora buscas tantas opciones como te sea posible encontrar. Cuanto mayor sea esa lista, más seguro te sentirás de encontrar maneras apropiadas de lograr lo que te propones. Como directivo te conviene adoptar la práctica de solicitar a tus colaboradores que, ante cualquier problema, te presenten al menos tres soluciones para abordarlo. Esto les ayudará a tener una mentalidad más abierta, a ser más creativos y capaces de considerar distintas ideas y opiniones. De este modo se volverán más flexibles y capaces de adaptarse a situaciones inciertas, ganando en eficacia y productividad. La creatividad se multiplica de forma extraordinaria cuando reconoces que son muchas las opciones posibles....
Siempre hay una salida...
¿Sabes la diferencia que existe entre reactivo y creativo? Exacto, sólo el lugar donde pones la letra c. O lo que es lo mismo, el modo en que abordas los retos. No importa cuál sea el problema al que te enfrentes o la situación en la que te encuentres, te has de proponer siempre estar seguro de encontrar la respuesta que sin duda existe. Se trata sólo de explorar las posibilidades, de cambiar la pregunta de si habrá alguna salida por la determinación de encontrarla sea cuál sea ésta. Algunos te criticarán por testarudo, por engañarte cuando el problema se muestra como insoluble. Pero lo cierto es que sólo reclama más tiempo, paciencia y experimentación. Has de estar decidido a entrar en ese proceso de creer que existe esa respuesta que buscas. Tienes que creer en la existencia de esa solución que persigues y estar dispuesto a luchar hasta encontrarla. Si escuchas a los expertos nunca encontrarás esa respuesta que sólo está disponible para aquellos locos que la persiguen. Se trata de abrir puertas y las primeras te conducirán a otras hasta dar con la que finalmente te dará paso a la respuesta. La creatividad es por tanto un estado mental que te lleva a creer que las respuestas y las soluciones están esperándote ahí fuera si estás dispuesto a seguir luchando por encontrarlas....
Descansa
La inactividad no consiste en tomarse unas vacaciones y darse algún lujo. Es algo indispensable para el cerebro y, paradójicamente, necesario para alcanzar una elevada productividad. Para ser eficaz debes reservar períodos de descanso regulares y significativos. Esto es particularmente importante al final de un día de trabajo cuando hay que saber desconectar por completo de todos los temas. Son diversas las razones que justifican la conveniencia de esta desconexión: Agudiza el ingenio. Hay decisiones que es mejor dejarlas para que las resuelva el subconsciente. Éste, cuando los datos con que cuenta son tan abundantes como vagos y contradictorios, es capaz de procesar con más eficacia la información relevante y llegar a mejores conclusiones que si trabajaras de forma activa en ellos. Se recargan las energías. Una concentración intensa desgasta y el descanso ayuda a recuperar las energías perdidas. Es el momento de ocuparse en actividades relajantes, como pasear por un entorno natural, conversar con un amigo, cocinar, salir a correr, etc. Para lograr esta desconexión es importante que seas estricto en la hora de finalizar la jornada laboral. Disponer en ese momento de determinadas rutinas te ayudará a abandonar las tareas que lleves entre manos. Si no lo haces así, esas tareas inacabadas retendrán tu atención. Por ejemplo, anota los temas pendientes en una lista, ordena la mesa de trabajo, recoge herramientas, apaga el ordenador, o grita en voz alta: ¡Se acabó!...
Rituales
La noción popular de que los artistas sólo trabajan cuando reciben la inspiración es equivocada. Cuando se trata de realizar un trabajo creativo, lo mejor es no contar con la inspiración. Para poder sacar el mayor partido posible a unas sesiones de trabajo en profundidad, conviene establecer una serie de rituales y adherirse a ellos de manera estricta. Llegar a obtener unos resultados destacados depende de la capacidad de trabajar en profundidad de forma consistente, llevando hasta el límite las propias capacidades. La adopción de esos protocolos minimiza la dificultad propia de la transición entre fases de trabajo superficial y profundo, permitiendo adentrarse con más intensidad en las segundas y permanecer en ellas más tiempo. Para desarrollar unos rituales de trabajo eficaces conviene tener en cuenta los siguientes aspectos: Dónde se va a trabajar y por cuánto tiempo. Necesitas concretar el lugar donde podrás concentrarte mejor. Puede bastar tu propio despacho, con la puerta cerrada y la mesa ordenada. Determinar el tiempo específico asignado a cada sesión. Establecer cómo se realizarán las tareas, cuáles serán las reglas y qué procedimientos darán estructura a tu trabajo. Por ejemplo, desconectarse de Internet, contar el número de palabras a escribir en intervalos de 20 minutos, etc. Con qué ayudas has de contar para mantener en ese alto nivel de concentración. Por ejemplo, tomar algún café o alimentos energéticos, o hacer ejercicios suaves, como caminar, y que ayuden a mantener la mente clara. Y también tenr al alcance los materiales necesarios. En cualquier caso, la elaboración de tu propio ritual te requerirá experimentar hasta dar con el apropiado para ti. Trabajar en profundidad no es una actividad que deba abordarse a la ligera. Contribuyen a percibir la importancia de esa tarea el compromiso que representa introducir cambios radicales...
No trabajes solo
La relación entre el trabajo hecho en profundidad y el trabajo colaborativo es compleja. Merece la pena aclararlo porque encontrar el equilibrio entre el trabajo individual intenso y el trabajo realizado en equipo ayuda a mejorar la calidad del primero. Compartir el lugar de trabajo con un gran número de colaboradores distrae en exceso y crea un entorno que impide pensar seriamente. Sin embargo, la teoría que se apoya en las casualidades fortuitas como fuente de la creatividad defiende el efecto positivo que se deriva de la interacción entre las personas. Este punto de vista plantea la falsa idea de que el trabajo individual hecho en profundidad es incompatible con la generación de grandes ideas. El equilibrio parece encontrarse en buscar ideas colaborando con otros de forma regular, pero manteniendo a la vez la obligación de trabajar en profundidad. De ahí que la opción por el trabajo realizado en solitario no sea necesariamente la mejor estrategia. Para determinados problemas, trabajar con otros ayuda a entrar más en profundidad que si se trabajara aisladamente. En definitiva: Las distracciones impiden desarrollar un trabajo en profundidad. De ahí la conveniencia de separar los momentos en los que se trabaja con intensidad de aquellos otros en los que se busca la interacción con terceros con el fin de aumentar la creatividad. Se trata de optimizar ambas situaciones en vez de mezclarlas. Cuando puedas aislarte para trabajar con intensidad, hazlo. Pero trabajar codo con codo con alguien en un problema puede ayudarte a ganar en profundidad y obtener resultados más valiosos que trabajando en solitario....
Pensándolo mejor
Estás equivocado si piensas que tu papel de directivo te exige resolver por ti mismo todos los problemas y no contar con los que te acompañan. Reconoce que no eres capaz de generar tú sólo esas grandes soluciones que necesitas. Cuanta más experiencia tienes, más claro resulta el beneficio de compartir problemas y soluciones con tus colaboradores. Si les pides ayuda te ofrecerán sus mejores ideas, se acrecentará tu capacidad de pensar y se reforzará tu liderazgo. Puedes lograrlo del siguiente modo: Pon tus propuestas encima de la mesa. No necesariamente han de ser brillantes. Basta que sean razonablemente buenas. Pide a tus colaboradores que las mejoren. Te interesa tener mejores ideas que no recibir todo el crédito por las tuyas, en muchos casos inferiores. Anima a todos a participar y hazles preguntas. Es lo que más estimula su capacidad de pensar. Deja que se imponga la mejor idea. Si es una idea ganadora, tú también ganas. Si cuentas con buenos colaboradores serán habitualmente capaces de mejorar tus propuestas. Después, dalas a conocer a otra gente y observa cómo reaccionan, qué comentarios hacen. Aprendes mucho cuando presentas tus ideas a gente que no conoces y que no aceptan por defecto cualquier cosa que les propongas. Para poder apreciar su verdadero valor, recoge la opinión de desconocidos y escépticos. Toda idea parece buena antes de ser contrastada. Pero la mayoría de ellas no sobreviven en el mundo real sin alguna corrección....
Moderación
Te parece que son los objetivos compartidos los que mantienen unido al grupo; sin embargo, en la práctica, muchas veces son los que los desunen. Son las pequeñas diferencias, entre gente por lo demás muy similar, las que generan las discrepancias y los sentimientos de hostilidad. No basta con tener los mismos objetivos para sostener una unión. Sus opiniones sobre lo que consideren como las actuaciones y medios más adecuados marcará los enfrentamientos. Cuando se trata de motivar a las personas, empezar con el porqué, es lo razonable. Cuando comunicas la visión que empuja tus ideas, el propósito que respalda tus productos o servicios, la gente se sentirá atraída. A menos que tu propuesta sea vista como algo excesivamente original que desafíe su status quo. Tus convicciones morales corren el riesgo de enfrentarse con ideas fuertemente enraizadas. Cuando expliques los fundamentos de tu creatividad rupturista puedes encontrarte con que estás desafiando lo que otros consideran posible y razonable. Para poder avanzar tendrás que atemperar su radicalismo. Has de aprender a presentar tus ideas y creencias de forma que sean menos chocantes y más atractivas para la mayoría de tu audiencia. No se trata de que renuncies a tus ideas, sino de ensombrecer las características más extremas. Para aparecer menos radical, basta con desplazar algo el foco desde el porqué hacia el cómo. Para lograr alianzas es preciso calmar el radicalismo o eliminarás toda posibilidad de avanzar....
Sólo para mayores
Parecería que la creatividad y la innovación son cosa de jóvenes. Son capaces de formular con rapidez ideas grandes y originales, que aplican a la resolución de problemas a los que se enfrentan por primera vez. No precisan de años de investigación metódica y quizás por eso acaban por copiarse a ellos mismos en la manera de solucionar los problemas. Pero la creatividad también se encuentra entre los menos jóvenes y se describe como experimental. Los innovadores aquí trabajamos resolviendo los problemas mediante prueba y error, aprendiendo y evolucionando conforme progresamos. No tenemos de partida una solución específica en la cabeza; no somos sprinters sino corredores de fondo. La creatividad aquí es el resultado de años de acumular conocimientos y capacidades por lo que la originalidad suele ser más sólida. El abordaje experimental a la resolución de problemas lleva más tiempo, pero es más renovable. Para mantenerse original con la edad y acumular experiencia, no se trata tanto de planificar lo que se quiere crear como de probar diferentes opciones y soluciones. En vez de replicar ideas del pasado, la paciencia acaba proporcionando algo novedoso y útil. Esprintar está bien para los jóvenes genios, pero la maestría de la madurez se obtiene con el aguante propio de la carrera de maratón. Desarrolla esa curiosidad incansable, practica esa exploración continua, ejerce esa dedicación perseverante que no se deja deslumbrar por los destellos de las liebres. Nunca será tarde para producir algo original; algo nuevo acaba siempre por salir....