Reflexión productiva

Este es un ejercicio que consiste en ocuparse en una actividad física, como caminar, correr, conducir, o ducharse, y mantener al mismo tiempo la atención centrada en un asunto profesional concreto. Cuando la mente intente divagar o se bloquee, hay que hacer el esfuerzo de regresar al asunto en cuestión.

Conviene que realices este ejercicio dos o tres veces por semana ya que tiene un efecto positivo en tu productividad sin restar tiempo al trabajo habitual. A su vez incrementa la capacidad de pensar en profundidad. Este tipo de reflexión contribuye a fortalecer la atención y resistir las distracciones, lo que permite intensificar la concentración y adentrarse con mayor profundidad en los problemas.

Es necesario que tengas en cuenta que…:

  • La mente se suele rebelar ofreciéndote considerar otros asuntos de interés, aparentemente más atractivos. Cuanto veas que tu mente marcha por otros derroteros, recuerda volver sobre ellos más tarde, y redirigir tu atención al asunto primordial.
  • Otras veces entrarás de modo recurrente en una misma idea y sin poder avanzar en el problema en cuestión. Se trata entonces de escapar redirigiendo tu atención hacia el siguiente paso.
  • Tienes que estructurar el modo de pensar con intensidad. Puedes empezar revisando las variables relevantes para resolver el problema y almacenándolas en la memoria. Define después la siguiente cuestión que has de responder mediante el uso de dichas variables. Ya tienes ahora un objeto específico para tu atención. Si resuelves el asunto, el paso final es consolidar todos los avances relativos a la solución del problema y volver a empezar de nuevo.

La repetición de estos ciclos constituye una rutina que contribuye al desarrollo de la capacidad de concentración y ayuda a hacer muy productivas las sesiones de reflexión.