Son muchas las ocasiones en las que puedes sentirte presionado a hacer algo por indicación de un superior y así evitar los riesgos inmediatos derivados de no obedecer. Pero no puedes ignorar las consecuencias a largo plazo de una acción que vaya en contra de principios legales, profesionales o morales. Casi todos nos vemos afectados por un sistema con incentivos a corto plazo basados en el cumplimiento de objetivos y metas cuantificables. Se producen situaciones en las que hay vigilar las presiones que ejercen esos incentivos pues pueden orientar hacia actuaciones contrarias con tus propios principios. ¿O estás dispuesto a sacrificarlos por las ventajas que esas acciones te reportarán de inmediato? Has de hacerte violencia en esos asuntos o acabarás conspirando con tus jefes y cediendo a la tentación de lograr aquellos objetivos a cualquier precio. Tendrás que prepararte mentalmente para resistir las presiones de todos aquellos que viven atrapados en ese sistema perverso. Las siguientes indicaciones pueden ayudarte a hacer frente a esas situaciones complicadas y limitar las consecuencias negativas que te representaría a largo plazo el ceder ahora: Se consciente de tu sorpresa y aturdimiento cuando te ordenen hacer algo equivocado, que no está bien, o que no sea ético. Resiste la tendencia a racionalizar lo que te están pidiendo para evitar la incomodidad que te genera. Es esa molestia lo que te llevará a hacer lo correcto. No avances. Detente y manifiesta tu desconcierto, incluso con el lenguaje corporal, y diciendo algo así como: “Un momento…” Date tiempo para recuperarte del trastorno que te ocasiona esa orden inapropiada. Examina qué valores están en juego y cuáles son los riesgos reales de obedecer; no consideres sólo los problemas generados a corto plazo por desobedecer. Haz las preguntas relevantes en relación a la...
Pesimistas
No son necesariamente personas que te deseen algo malo. Incluso podrás encontrarlos entre tus familiares y amigos más cercanos, pero sus observaciones tenderán a frenarte, al menos temporalmente. Les escucharás decir: Se prudente…, ten cuidado…, paciencia…, ve despacio…, porqué te arriesgas…, no necesitas hacerlo…, ya estás bien como estás… Se preocupan por ti, pero siempre, por defecto, sus posiciones son negativas. Quieren protegerte y protegerse, evitar todo lo que represente riesgo, de ahí que no siempre puedas contar con su apoyo. Responden bien a su papel de protectores, no de emprendedores. Tratan de dar sentido a su habitual falta de actuación; protegerse de sus propias justificaciones respecto a la vida que llevan y las decisiones que tomaron. Si les escuchas, el resultado será siempre el mismo: desanimarte, generarte duda y confusión respecto a los retos que afrontas, complicando así aún más tus propias dificultades. Pero no tienen derecho a distraerte de tus metas y aspiraciones. La mejor manera de tratar a estos pesimistas es perseguir una y otra vez tus objetivos hasta lograrlos, hasta que no les quede otro remedio que creer en ti....
Desobedeciendo
Todo desafío de la autoridad establecida mueve a actuar corrigiendo o penalizando dicha desobediencia. Pero, aunque en ocasiones la rebeldía resulte molesta, no siempre debe considerarse como peligrosa; incluso puede demostrarse eficaz y beneficiosa. El peligro nace de lo bien que te han enseñado a obedecer, lo que te lleva a no plantearte desobedecer cuando ya eres adulto pese a que la situación lo reclame. Vemos los efectos en tantos trabajadores de empresas y organismos oficiales, que se rinden a las presiones para actuar de forma que se escondan los problemas y se creen riesgos innecesarios. Por no mencionar los graves crímenes cometidos bajo la excusa de la “obediencia debida”. Es necesario desobedecer más y saber cómo hacerlo. Sobre este tema ya hace años que escribí (Desobedece con inteligencia, Saltarse las reglas, Desobedece), pero me da que cada día se hace más necesario recordarlo. Todo directivo o persona con autoridad, en cualquier entorno, debe reconocer el valor de la desobediencia inteligente y fomentarla. Se trata de una competencia que hay que desarrollar para saber cómo actuar correctamente en medio de las presiones que te empujan a hacer lo que está mal. Hay que prepararse específicamente para saber cuándo desobedecer dado que: La ocasión se te puede presentar de forma repentina y exigirte un gran aplomo para responder de forma adecuada en situaciones urgentes. Al decidir sobre la acción más adecuada a seguir, tendrás que dar la misma validez a tus propia formación, percepciones y valores, que a las de la autoridad de la que dependes. Deberás reconocer que hay opciones distintas a las de obedecer o desobedecer y que conducen a mejores resultados. Si te detienes a pensar, muy posiblemente encontrarás opciones creativas que satisfagan a la autoridad y que respondan mejor a las...
Gestionando la suerte...
La complejidad del mundo en el que te mueves hace que te tropieces de continuo con el riesgo y la suerte. La suma de todas tus actuaciones no proporciona ni explica la totalidad de tus resultados, que se ven condicionados por innumerables factores. Reconocemos y definimos como riesgo cuando tomamos decisiones que consideramos acertadas pero que dan malos resultados, y la suerte cuando haciendo algo malo o imperfecto logramos un gran resultado totalmente inesperado. El riesgo y la suerte son, de hecho, dos caras de una misma moneda y deberían recibir el mismo nivel de reconocimiento. El primero es fácil de identificar al ver que hay cosas escapan a tu control, lo que te enseña y ayuda a ajustar tu estrategia. Sin embargo, eso no ocurre con la suerte, al generar un falso sentimiento de control por pensar que hiciste algo bien y lograr lo que esperabas. No te ayudará a tomar buenas decisiones de forma repetida en el futuro. Este distinto reconocimiento se debe en parte al propio ego y en parte al deseo de descubrir patrones de éxito para aplicarlos y repetir victorias. Por eso es importante aplicar también a la suerte algunas cosas que nos enseña la gestión de riesgos: Aprender a cuantificarla. Has de saber medir qué parte del éxito se debe a la suerte y por tanto no puedes esperar que se repita. No todos están dispuestos a aceptarlo pues darle cualquier protagonismo a la suerte les parece un insulto y un desprecio al esfuerzo que pusieron. Pero, así como al riesgo no le importa el esfuerzo que pongas para condicionar tus resultados, lo mismo puede decirse de la suerte. Ambos te enseñan humildad, aunque el riesgo lo hace de inmediato y la suerte sólo cuando te abandona. Saber...
¿Todos mienten?
Para el añorado Dr. House no cabía ninguna duda. Y las innovaciones tecnológicas parecen darle la razón. Si se estudian las aplicaciones de la tecnología que está revolucionando el mundo de los negocios, la tecnología blockchain, todas parecen orientadas a resolver las distintas mentiras o engaños establecidos y propios de cada sector económico. Todo comenzó con el desarrollo de las criptomonedas que surgieron como reacción defensiva a los engaños de las instituciones financieras que condujeron a la crisis del 2008. Independientemente del éxito final de una u otra moneda virtual, sin duda han tocado de muerte al segundo oficio más antiguo de mundo. Y cada día descubrimos propuestas y soluciones de la tecnología blockchain que se presentan para protegernos de otras tantas mentiras: Ventas fingidas, votaciones saboteadas, diplomas universitarios falsificados, experiencias profesionales inventadas, piezas de recambio auténticas que no son originales, medicamentos caros que están falsificados, prendas de ropa y complementos de marcas exclusivas pero de contrabando, la botella de Rioja rellena de un vino adulterado, siniestros fingidos para cobrar indemnizaciones, grandes copias como obras de autor verificadas, nuevos coches de segunda mano con cuentakilómetros amañados y un historial de accidentes desaparecido, productos de alimentación de tanta calidad como incierto es su origen, documentos de identidad manipulados, las estadísticas o los asientos contables…, por poner algunos ejemplos. Las cifras que se manejan en cada caso para fundamentar la aplicación del blockchain y la transformación radical de esos sectores son asombrosas. Aunque no todo sea mentira, el engaño alcanza proporciones considerables y no hay modo de separar el grano de la paja. La información cifrada y distribuida en miles de servidores y los “smarts contracts” de ejecución automática y gobernados por unas líneas de código inviolables parecen destinados a convertirse en la nueva autoridad garante...
Tipos de Blockchain
El avance en el conocimiento de la tecnología blockchain ha permitido la diversidad de usos y la aparición de distintos tipos de cadenas. Existen ya cadenas públicas, a las que todos pueden acceder y añadir información, cadenas privadas, de acceso sólo para un determinado grupo dentro de la organización, y consorcios de cadenas, que se usan de forma colaborativa. Cadenas públicas Una cadena pública (también llamadas permissionless) es aquella que todos pueden acceder y colocar en ella sus transacciones, que sólo se incluirán si son válidas. En este tipo de cadena cualquiera puede participar en el proceso de consenso que determina qué bloques se añaden a la cadena y cuál es su estado actual. En una cadena pública, en vez de hacer uso de un servidor central, su seguridad se consigue mediante la verificación criptográfica que realizan los llamados “mineros” por los incentivos que reciben. Cualquiera puede convertirse en minero y agregar y publicar esas transacciones. En este tipo de cadena, y dado que a ningún usuario se le confía la verificación de las transacciones, son todos los participantes quienes dedican recursos de hardware y software para aplicar un algoritmo de verificación de las transacciones mediante la resolución de un problema matemático complejo. El primer minero que encuentra la solución recibe un premio, y cada solución, junto con las transacciones utilizadas para verificarlo, sirven de base para el siguiente problema resolver. Los conceptos relacionados con esta verificación son la “proof of work” y la “proof of stake”. Consorcio de Cadenas También denominadas “permissioned public”. Es un libro de registros distribuido en el que el proceso de consenso lo controla un conjunto preestablecido de nodos. El derecho a leer la cadena puede ser público o restringido a los participantes, o también disponer de aplicaciones que...
Mejorando la Supply Chain...
Desde materias primas a productos acabados, distintas cadenas de aprovisionamiento han procesado, almacenado y desplazado casi todo aquello con lo que interactuamos cada día. El funcionamiento de estas cadenas se basa en la cooperación de todos los participantes implicados en llevar el producto desde los fabricantes a los consumidores. Han de ser capaces de reorganizarse rápidamente en respuesta a los cambios del entorno, a la situación económica, y a la demanda. De hecho, las cadenas de aprovisionamiento son buenos ejemplos de redes autónomas descentralizadas que organizan a gran escala actividades distribuidas. Las cadenas de aprovisionamiento se enfrentan a problemas significativos: Ineficiencia en el uso de sus recursos. Sólo el 75% de los activos de las cadenas de aprovisionamiento del mundo están siendo utilizados en un determinado momento. Esa enorme red de fábricas, almacenes, barcos, trenes, aviones y camiones padece un significativo exceso de capacidad, y sus sistemas de información no son capaces de ponerla de manifiesto, lo que impide optimizar esos recursos. La gestión del riesgo. A los participantes en las cadenas de aprovisionamiento les resulta difícil medir el desempeño de sus sistemas y no pueden contar con el personal con las competencias necesaria para optimizar su funcionamiento. De poder hacerlo podrían lograr mejoras que se estiman entre un 5 y un 10%. Falta de liquidez. Se estima que en cada momento existen 3,5 trillones de euros bloqueados en los fondos de maniobra de las cadenas de aprovisionamiento. Optimizar su uso mejorará la liquidez de las empresas, reduciría costes financieros y mejoraría su capacidad de apalancamiento. Cambios radicales. El ritmo actual de la innovación tecnológica presenta unos retos enormes para las empresas participantes, obligándoles a incrementar su diligencia, transparencia y eficiencia para responder con rapidez a los cambios que experimentan los mercados. Todos estos...
Lentos y precavidos
Por muy rápido que creas que vayas, lo más probable es que no corras lo suficiente. La velocidad es esencial para que tu organización pueda reaccionar a los cambios que se producen en los mercados y para aprovechar oportunidades antes que otros competidores. Un modo de ganar velocidad es automatizar procesos y tareas que consumen mucho tiempo. El objetivo es poder reaccionar con rapidez más que asegurar que todo ha de salir perfecto. La agilidad se ha convertido en el modo de vida de las empresas eficaces. Se caracteriza por ciclos de desarrollo cortos para atender necesidades específicas, probando y ajustando repetidamente las soluciones propuestas a los clientes. Parece existir consenso hoy en que las empresas han de asumir más riesgos y no menos. Muchos directivos desearían que los procesos de transformación en los que se han embarcado hubieran sido más radicales. Los cambios incrementales ya no son garantía de viabilidad. Se precisa apostar por nuevas tecnologías y modelos de negocio, por una cultura de prueba prueba y error donde cada fracaso sea una oportunidad para mejorar, para transformar el negocio. Asumir más riesgos hoy no significa ser un suicida sino responsable....
Faroleros
Marcarse un farol sólo funciona en el póker. El propio juego está diseñado para que le pueda dar resultado a quien se anime a asumir un riesgo calculado. Pero en la vida diaria ir de farol es demasiado arriesgado. Podría parecer que te sirve para persuadir a algunos para que trabajen contigo por menos sueldo del debido, o para que paguen más de lo necesario por lo que les ofreces, o para que te ayuden a lograr otros objetivos. Pero, a cambio, destruye la confianza. Cuando se descubre a un farolero, queda en evidencia y se pierde ya la relación para el futuro, puesto que nunca sabrás si te dice la verdad. Por desgracia, en el mundo de los negocios hay muchos que no saben que los faroles nunca funcionan, por lo que debes aprender a detectarlos. Personalmente no soy muy partidario de quienes creen dominar la técnica de leer las intenciones secretas de los demás, pues me temo que suelen cometer graves injusticias. Pero parecen estar bien establecidos algunos signos de lenguaje corporal que identifican a quienes van de farol, como cuando, de repente, dan muestras de incomodidad o nerviosismo al hablar más deprisa, rascándose la cara, o no parar de moverse. Si se te presentan esas circunstancias, aprovéchalas; son muy valiosas ya que puedes ahorrarte mucho tiempo y dinero, además de la tranquilidad de conocer la escasa confianza que deberías depositar en esa persona. Tu no caigas en el error de ir de farol. La honestidad y transparencia son mucho más persuasivas....
Riesgo calculado
Por mucho que se hable en el entorno empresarial y directivo del riesgo en términos generales, proponiendo la conveniencia de experimentar y no temer una penalización si se fracasa, lo cierto es que tanto el riesgo como el fracaso pueden impactar de manera profunda en cualquier persona. Estamos en una época que empuja a adaptarse, a innovar, a introducirse en áreas potencialmente arriesgadas. Aunque al mismo tiempo, en un mundo que sólo valora a los triunfadores, las consecuencias de hacerlo así son más preocupantes por la mayor visibilidad de las acciones y el mayor coste de los fracasos, . Los directivos tienen la responsabilidad de desarrollar esta cultura de asunción de riesgos dando ejemplo. Y lo pueden hacer manifestando la confianza en su gente al descentralizar la toma de decisiones y premiando el aprendizaje que acompaña a los fracasos. Pero esta delegación de autoridad sólo funciona si los colaboradores tienen la mentalidad y competencias adecuadas, a la vez que el acceso a toda la información relevante. De ahí la importancia del desarrollo interno de las personas de la propia organización....