Despejando dudas

Si tienes la responsabilidad conseguir cambios de comportamiento en ti mismo o en otros, ¿es mejor poner de manifiesto las ventajas que acompañan al cambio o los costes asociados a no cambiar…? Todo dependerá de si la percepción de ese nuevo comportamiento es la de una mayor seguridad o de más riesgo. Si cambiar resulta más seguro, habrá que hacer énfasis en las bondades derivadas de ese cambio y así se actuará con urgencia para conseguir cuanto antes esas ventajas. Pero si la percepción del cambio es arriesgada eso no funcionará. Ya se sienten cómodos con la situación actual, y los potenciales beneficios de cambiar no son nada atractivos ni motivadores. Es preciso entonces desestabilizar el estado actual de las cosas destacando los perjuicios que se ocasionarán si se sigue como hasta ahora. Confrontados con la garantía de unas pérdidas si no se cambia de inmediato, se hace entonces más llevadero el asumir ciertos riesgos. Cuando se discute sobre la conveniencia o no de innovar, los directivos se suelen inclinar por no asumir riesgos. Pero si se reflexionara sobre el modo en que esas mismas innovaciones en manos de los competidores podrían dejarles fuera de juego, la percepción del riesgo por no innovar se vuelve mucho más clara y la urgencia por cambiar más evidente. Para contrarrestar la apatía, la mayoría de los defensores del cambio buscan centrarse en mostrar una visión inspiradora del futuro, pero esto no debería ser lo primero ni lo principal. Si buscas que la gente asuma riesgos, necesitas mostrar lo que está mal ahora. Para empujar a que salgan de la zona de confort, has de cultivar la insatisfacción, la frustración o el disgusto por la situación actual y hacerles ver las pérdidas e inconvenientes en los que están...

¿A quién conoces…?...

Te será de ayuda en tu propio desarrollo estar cerca de personas que puedan enseñarte y transmitirte la experiencia que aún no posees pero que necesitarás en los próximos años. Saben lo que te podrá ser de utilidad y, por tanto, importante para ti. Han de ser suficientemente cercanos como para conocerte y saber tu situación, y estar razonablemente avanzados respecto a ti como para saber lo que vas a necesitar en los próximos años, por haber pasado antes ellos por esas mismas circunstancias. El desarrollo de estas relaciones tendrá un papel determinante en tu crecimiento profesional y está en tu mano poner los medios para dar con esas personas. Basta con que reconozcas lo necesario que es para ti dar con las personas adecuadas. Te van a ayudar a realizar mejor ese trabajo que tu solo no podrías. No es difícil encontrarlas. Suelen estar deseosas de ayudar precisamente a quienes no podrían lograr determinados objetivos sin su ayuda. Quizás se te hace difícil pedirles ayuda pues careces de una disposición natural para relacionarte con los demás. Pero eso puede remediarse. Basta con que pidas consejo a quienes conozcas con una buena capacidad para relacionarse. Pídeles que te orienten y completen aquello que a ti te falta. Cuanto más valores a la gente, te acerques a ellos, les seas de utilidad y les demuestres amistad, mejor te irá. Actuar así mejorará tu potencial y siempre merecerá la pena el esfuerzo que pongas....

Buenos recuerdos

Parecería que no somos capaces de sacar todo el partido a las vivencias que experimentamos cada día; en parte por no actuar de manera intencionada y en parte por no reflexionar sobre lo acontecido. Por eso, cada vez que ayudas a alguien a que actúe de esta manera, le das ocasión de desarrollar unos buenos recuerdos para el futuro. Se trata por tanto de establecer el hábito de generar buenos recuerdos a partir de los acontecimientos cotidianos. Y esto puede conseguirse considerando las siguientes reflexiones cuando te relaciones con otros: ¿De qué podríais hablar y estár todos de acuerdo? ¿De qué asuntos les gustaría debatir? ¿Qué podríais hacer que fuera diferente y divertido? ¿Qué cosas sabes tu y que a ellos les gustaría conocer? ¿Tienes un secreto inocente que podrías compartir? Todo esto contribuye a estrechar lazos y a demostrar que les aprecias sinceramente. Son pequeños detalles que deliberadamente manifestados pueden convertirse en grandes momentos para otros, dignos de ser recordados. Puedes aprovechar las vacaciones para empezar a practicar....

Los amigos

Todos sabemos por experiencia que una amistad bien establecida no requiere cultivarla continuamente. No cabe temer la pérdida de interés. La amistad es un fin en sí mismo; no se persigue el pasarlo bien, aunque sea el resultado natural. Con los amigos más cercanos, basta con estar juntos. De hecho, sin ellos, no alcanzarás lo mejor de ti mismo. La amistad se construye sobre la consistencia. Resulta difícil hacerlo cuando se ha de defender de continuos altibajos, cuando cada conversación parece poner en riesgo la relación. Los amigos se caracterizan por ser siempre confiables y consistentes, lo que puedes conseguir de la siguiente manera: Esperando siempre lo mejor de ellos. Has de verlos no como son, sino como lo que pueden llegar a ser. No ayudará a sostener la relación de amistad si no confías en ellos. No pretendas arreglarlos, para eso ya tienes bastante contigo mismo. Estarán en mejores condiciones de progresar si crees en ellos que si no lo hicieras. No permitiendo que su comportamiento te condicione. Con demasiada frecuencia permites que las acciones de los demás impacten en tus propias actitudes y emociones. Las inconsistencias de ellos te podrían volver a ti inconsistente. No lo permitas. Tienes la capacidad de controlar tus propias actitudes y emociones y has de saber ejercitarla cada día. Ten en gran estima esa relación, incluso en situaciones difíciles. A veces las circunstancias te obligarán a tomar decisiones costosas que no deberían sacrificar la relación. Deberás hacer todo lo posible por mantener la amistad y aunque se nieguen, en tu mano está el seguir manteniendo el trato....

Mejora

Si buscas mejorar, más tendrás para ofrecer. Adquiere la mentalidad de la sobreabundancia: hay de sobras para todos y además contamos con la capacidad de generar aún más. Cuanto más des, más tendrás para entregar. Como consecuencia de esa mentalidad, busca añadir valor cada día a los que te rodean. Mira de estar disponible y atento. Pregunta qué pueden necesitar o en qué les puedes ayudar. La mejor manera de demostrar que les valoras es preguntarles su opinión y saber lo que es importante para ellos; te ayudará a saber cómo ayudarles. Nadie es lo suficientemente bueno como para mantenerse en la cima sin caer. Para ser bueno tienes que mejorar continuamente. Ese debería ser tu objetivo. Mejorar para poder ayudar a los que te rodean a ser mejores. Cuanto más sepas de ellos, mayor será tu impacto en su vida. Tienes que querer más para ellos que de ellos. Trata de crecer y mejorar tu posición con el fin de ayudar a otros y observa lo que ocurre: crecerá aún más lo que puedes ofrecer y te motivará a compartir tus ideas, tu tiempo, tus relaciones, influencia y talento. Cuando te esfuerzas por ser más valioso, más valor puedes transmitir a los demás y aumentar así tu capacidad para relacionarte....

El valor de los amigos...

Hay quienes llegan a un momento en su vida en el que deciden hacer un cierto inventario. Y suelen quedar insatisfechos con lo que descubren: Pese a tener claras sus prioridades, trabajar duramente y centrarse en alcanzar sus metas, no logran obtener el impacto al que aspiraban. La razón estriba en haberse fijado excesivamente en ellos mismos y no haber prestado suficiente atención a la colaboración y conexión con los que se han cruzado. Para destacar todo lo que debieras no basta con dar lo mejor de ti mismo. Necesitas de la colaboración de aquellos con los que trabajas y te relacionas; de este modo las diversas capacidades se complementan y potencian de manera recíproca. La importancia de estas relaciones en tu vida es algo que sólo podrás reconocer al cabo de los años, cuando su impacto se te manifestará muchas veces de manera tan sorprendente como gratificante e inesperada. No retrases más el establecer como prioridad la construcción de unas relaciones firmes con otra gente, con cuantos más mejor, sin seleccionar o discriminar por estatus o profesión. Serán mañana la fuente de tus principales satisfacciones, al descubrir el impacto que tuviste en sus vidas, así como su contribución a tus logros profesionales y personales. Serán esas relaciones las que te definan. Quizás hasta ahora no han sido todo lo numerosas, positivas o significativas que te gustaría, pero puedes aprender a desarrollarlas, mejorando así tu capacidad de relacionarte. Puedes empezar por valorar de manera intencionada a la gente con la que coincides cada día, confiando en ellos y apreciándoles. Si te desagradan, si no crees en ellos, si no los respetas, estarás construyendo una barrera que limitará tu potencial. Mientras que si los valoras y les sirves de algún modo, tus capacidades se manifestarán...

Maneras de desobedecer...

Puedes desobedecer diciendo que no harás algo, o callando y no haciendo nada, o haciendo expresamente lo contrario de lo que te han pedido. Pero estas maneras de desobedecer no son siempre muy inteligentes. En muchos casos vas a tener que seguir trabajando con la persona a la que no quieres obedecer y si te pone la etiqueta de insubordinado, vas a tener difícil progresar o crecer. Otras veces, si la acción es peligrosa, no basta con desobedecer. Si tu jefe no ha comprendido el peligro, puede actuar por su cuenta o pedir que sea otro el que obedezca. Por tanto, desobedecer bien reclama comunicar con eficacia las razones por las que te niegas a obedecer la orden recibida. Esto exige tener suficiente presencia de ánimo para obligar a tu superior a que reconsidere la situación antes de actuar. Son muchas las circunstancias profesionales en las que te puedes ver obligado a asumir esta responsabilidad por el elevado daño que puede llegar a producirse. Será bueno que puedas reconocer y practicar algunos principios para que cuando se den esas situaciones críticas sepas responder con firmeza: Obedecer o desobedecer de manera inteligente suele implicar, además de la propia acción, algún tipo de manifestación oral o escrita. Cada uno de nosotros ha desarrollado su propia manera de expresarse, lo que nos permite desenvolvernos en situaciones sociales y jerárquicas complicadas. Has de ser consciente del momento en que debes asumir el protagonismo para resolver de forma apropiada situaciones complejas o de riesgo. Cuanto más lo practiques, más preparado estarás para poner de manifiesto tu opinión de manera firme y eficaz. Esta capacidad es importante tanto para funcionar con equipos de trabajo estables como cambiantes, pues todos son capaces de identificar cuando alguien manifiesta una señal clara de...

Ponte de acuerdo

No harás ningún negocio si no eres capaz de ponerte de acuerdo con tu cliente. No se trata de reconocer que el cliente siempre tiene la razón, sino de evitar discutir y, con razón o sin ella, llegar a un acuerdo para cerrar la venta. Nadie se pondrá de acuerdo contigo si sólo discutes con él. Todos se sienten atraídos por personas, ideas o productos con los que descubren coincidencias, del mismo modo que se alejan de quienes sólo saben discutir sus posiciones. En los negocios no parece cumplirse aquello de que los opuestos se atraen. Son los iguales los que cierran negocios como consecuencia de la atracción derivada de su capacidad para ponerse de acuerdo. Muchos piensan que se necesitan dos para ponerse de acuerdo. Pero la verdad es que con uno basta, pues en el momento en que uno de los que se oponen cede, el desacuerdo desaparece. Por muy ridícula o exagerada que te parezca la posición de tu cliente, él no la ve así. Mejor será que te pongas de acuerdo con su punto de vista si quieres avanzar. La confrontación sólo servirá para reforzar sus propias ideas. En la medida que busques coincidencias se sentirá más atraído hacia tu posición y podrás conseguir que llegue a modificar su manera de pensar. Ponte de acuerdo, confirma sus razones y cerrarás la venta. Esto es algo que hay que trabajar y practicar con insistencia por la inclinación natural a querer llevar siempre la razón y sostenerla a toda costa....

Amienemigos

Frenemies, es un neologismo inglés que se ha traducido al español utilizando también un solo término, Amienemigos. Se trata de personas con las que se tiene una relación amistosa, pese a mantener con ellos unas disputas o desacuerdos fundamentales. Se utiliza para describir situaciones tanto en lo personal, como vinculadas a la política o las relaciones comerciales, y se aplica tanto a individuos como a grupos o a instituciones. Sueles ser consciente que cuentas con amigos que te guardan las espaldas y con enemigos que trabajan activamente en tu contra. Pero además debes reconocer esas otras relaciones ambivalentes, que se manifiestan a la vez como positivas y negativas. Son tus amienemigos, que unas veces te defenderán y otras te destruirán. Tus enemigos son tan incómodos como predecibles; mantienes las distancias y esperas lo peor. Pero con los amienemigos siempre te ves en la necesidad de mantenerte en guardia, dudando si debes confiar en ellos o no. Su inconsistencia desgasta enormemente tus energías. Son más dañinos que los propios enemigos. Si cuentas con muchos de aquellos tendrás grandes probabilidades de padecer estrés, infelicidad y depresión. Tu instinto te lleva a cortar con los enemigos y salvar a los amienemigos. Sin embargo, deberías hacer lo contrario: abandonar a los amienemigos y intentar convertir a tus enemigos en amigos. Este conocimiento es importante cuando tratas de establecer alianzas. Tiendes a ignorar a tus oponentes, porque crees que no merece la pena perder el tiempo con ellos, y centrarte en reforzar los lazos con quienes ya te apoyan. Sin embargo, tus mejores aliados no son aquellos que siempre estuvieron de tu parte, sino quienes empezaron en posiciones contrarias y acabaron dándote la razón. Tus antiguos rivales se convierten en tus defensores más entusiastas. Además, quienes estuvieron en tu contra...

El papel de la atención...

La atención funciona como un músculo que, si no la practicas, se atrofia; y que, si se trabaja bien, crece y se desarrolla. La atención la puedes centrar en tres ámbitos: La interior, que te sintoniza con tus intuiciones, orientando tus valores y decisiones. La que se dirige a los demás, que facilita o suaviza las relaciones con ellos. La atención al exterior, que te permite navegar con fluidez por el ancho mundo. Quizás percibes tu entorno como abrumador y desmoralizante, cargado de tensiones, contratiempos y tentaciones. La atención, que en su origen terminológico significa alcanzar algo, te conecta con el mundo y conforma y define el modo en que lo experimentas. La atención que prestes a cada uno de aquellos ámbitos te ayudará a encontrar un equilibrio en el que ser productivo y feliz. La falta de atención, las distracciones que proporcionan hoy los medios digitales, te alejan de la interacción cara a cara con las personas, y te impiden apreciar la comunicación no verbal. Adicionalmente afectan a la capacidad para seguir una historia, desarrollar el aprendizaje y la creatividad, o ver cómo progresa una tarea hasta el final....

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