Salte del tiempo

El aprovechamiento del tiempo se ha convertido en una obsesión de nuestra época. La mayoría de la gente se apresura por encontrar ese tiempo del que creen carecer y se estresan por ello. Colegas, amigos y familiares demandan siempre una respuesta inmediata a los mensajes de texto y correos. Nunca nos acabamos de liberar de esas cadenas digitales, ni en los momentos de reposo ni en las vacaciones. Todos tratan de tomar prestadas hoy horas de mañana para encontrarse mañana con menos horas que hoy. Un negocio ruinoso, y nada parece poder paliar este creciente déficit. Sin la capacidad para separar el pasado del presente ni del futuro, nos vemos abocados a un presente tan profundo como inabarcable. Todas las energías se han de reasignar para aumentar la concentración y la atención. Absorbemos más datos por segundo y los procesamos con más rapidez, lo que parece alargar el momento presente. Con la atención centrada en el ahora, abandonamos la reflexión sobre los errores de ayer que deberíamos evitar repetir; y tampoco imaginamos un mañana que sea mejor que hoy. De ahí que, con frecuencia, los hechos que a posteriori se reconocen como inevitables, fueron imposibles de anticipar. Sin embargo, cuando pasas a ser consciente de la situación en la que te encuentras y de tus propias circunstancias, ganas en perspectiva para poder identificar potenciales peligros y oportunidades. Puedes hacer entonces las debidas correcciones en el camino a seguir. Si logras escapar del tiempo y experimentar esa atemporalidad, paradójicamente, sentirás que tienes más tiempo disponible, serás menos impaciente, estarás más dispuesto a ayudar a otros y experimentarás una vida más satisfactoria. Reducir la marcha te lleva a descubrir el verdadero valor del presente. Frente a los recuerdos del pasado, habitualmente distorsionados, y a unas previsiones...

¿A quién conoces…?...

Te será de ayuda en tu propio desarrollo estar cerca de personas que puedan enseñarte y transmitirte la experiencia que aún no posees pero que necesitarás en los próximos años. Saben lo que te podrá ser de utilidad y, por tanto, importante para ti. Han de ser suficientemente cercanos como para conocerte y saber tu situación, y estar razonablemente avanzados respecto a ti como para saber lo que vas a necesitar en los próximos años, por haber pasado antes ellos por esas mismas circunstancias. El desarrollo de estas relaciones tendrá un papel determinante en tu crecimiento profesional y está en tu mano poner los medios para dar con esas personas. Basta con que reconozcas lo necesario que es para ti dar con las personas adecuadas. Te van a ayudar a realizar mejor ese trabajo que tu solo no podrías. No es difícil encontrarlas. Suelen estar deseosas de ayudar precisamente a quienes no podrían lograr determinados objetivos sin su ayuda. Quizás se te hace difícil pedirles ayuda pues careces de una disposición natural para relacionarte con los demás. Pero eso puede remediarse. Basta con que pidas consejo a quienes conozcas con una buena capacidad para relacionarse. Pídeles que te orienten y completen aquello que a ti te falta. Cuanto más valores a la gente, te acerques a ellos, les seas de utilidad y les demuestres amistad, mejor te irá. Actuar así mejorará tu potencial y siempre merecerá la pena el esfuerzo que pongas....

Entrenando la concentración...

En el mundo digital actual resulta muy fácil desconectar de los temas importantes debido a las abundantes distracciones. Se calcula que una persona recibe cada día unos 34 gigabytes de datos e información y que un trabajador medio ve interrumpida su tarea cada tres minutos. Estos son sólo algunos ejemplos de cómo las distracciones trastornan la manera de trabajar y desbordan nuestra capacidad de concentración. Estar concentrado es una capacidad que puedes desarrollar mediante la práctica de ciertos ejercicios: Fija tiempo para cada tarea. La mente es capaz de identificar objetivos y asumir retos. El cerebro trabaja de manera automática para lograr los objetivos establecidos y superar los retos. Una vez bien definidos, la mente es capaz de concentrarse en las tareas necesarias para lograrlos, ignorando las posibles distracciones. Contar con un cronómetro es eficaz para recordar el objetivo y el tiempo asignado para acabar una tarea. Repítete la necesidad de concentración. Con la mente desbordada y confundida con cuestiones diversas, no es sencillo convencerse de la necesidad de concentrarse. Las distracciones pueden mitigarse si se aprende a controlarlas. Si estás en mitad de una tarea importante y algo te interrumpe o despista, puedes defenderte repitiéndote la necesidad de mantener la concentración. Haz descansos. Trabajar de forma continuada durante horas afecta a la capacidad de concentración. El cerebro pierde energías y se agota, lo que lleva a la pérdida de interés en lo que haces. Para evitarlo, abandona durante unos pocos minutos la tarea en la que te ocupas y descansa la mente. Da un corto paseo o respira aire fresco; recuperarás fuerzas y oxigenarás el cerebro, lo que mejorará tu concentración. Un asunto cada vez. Trabajar en diferentes asuntos de modo simultáneo, confunde y da lugar a resultados mediocres y tareas inacabadas. Te...

Descansa

La inactividad no consiste en tomarse unas vacaciones y darse algún lujo. Es algo indispensable para el cerebro y, paradójicamente, necesario para alcanzar una elevada productividad. Para ser eficaz debes reservar períodos de descanso regulares y significativos. Esto es particularmente importante al final de un día de trabajo cuando hay que saber desconectar por completo de todos los temas. Son diversas las razones que justifican la conveniencia de esta desconexión: Agudiza el ingenio. Hay decisiones que es mejor dejarlas para que las resuelva el subconsciente. Éste, cuando los datos con que cuenta son tan abundantes como vagos y contradictorios, es capaz de procesar con más eficacia la información relevante y llegar a mejores conclusiones que si trabajaras de forma activa en ellos. Se recargan las energías. Una concentración intensa desgasta y el descanso ayuda a recuperar las energías perdidas. Es el momento de ocuparse en actividades relajantes, como pasear por un entorno natural, conversar con un amigo, cocinar, salir a correr, etc. Para lograr esta desconexión es importante que seas estricto en la hora de finalizar la jornada laboral. Disponer en ese momento de determinadas rutinas te ayudará a abandonar las tareas que lleves entre manos. Si no lo haces así, esas tareas inacabadas retendrán tu atención. Por ejemplo, anota los temas pendientes en una lista, ordena la mesa de trabajo, recoge herramientas, apaga el ordenador, o grita en voz alta: ¡Se acabó!...

Sé ejecutivo

En el mundo profesional, el distinguir entre el qué hacer y el cómo hacerlo es crucial. En ocasiones es fácil identificar lo que hay que hacer para alcanzar un objetivo, pero la verdadera dificultad radica en cómo ejecutar las iniciativas para llevarlo a cabo. Esta sistemática te ayudará a conseguirlo: Céntrate en lo más importante. Cuantas más cosas tratas de hacer menos acabas por completar. Esta simple idea ayuda a centrar los esfuerzos y la intensidad de los mismos para conseguir resultados tangibles. Identifica un pequeño número de objetivos ambiciosos a alcanzar en esas horas de trabajo intenso. Trabaja con indicadores anticipados. Has de medir tu avance hacia el objetivo más importante. Los indicadores de desempeño describen el resultado en tiempo pasado. Pero los indicadores anticipados miden el modo de mejorar el comportamiento de forma que tenga impacto en los objetivos futuros. Por ejemplo: Tiempo reservado para trabajar con intensidad, tiempo dedicado a un objetivo importante. Lleva la cuenta. La actitud y motivación de un equipo cambian cuando se hacen públicas las medidas que señalan el avance hacia la consecución del objetivo. Crea un sentido de competencia que empuja centrarse en esos indicadores. Lo mismo puede decirse a nivel individual. Saber la cantidad de horas de trabajo acumuladas y los resultados tangibles alcanzados ayudan a mantener la intensidad. Haz evaluaciones periódicas. Utilizar, por ejemplo, la revisión semanal para reconocer los resultados obtenidos y celebrarlos, pone de manifiesto las semanas menos productivas y ayuda a conocer el esfuerzo necesario para asegurar un objetivo futuro....

Rituales

La noción popular de que los artistas sólo trabajan cuando reciben la inspiración es equivocada. Cuando se trata de realizar un trabajo creativo, lo mejor es no contar con la inspiración. Para poder sacar el mayor partido posible a unas sesiones de trabajo en profundidad, conviene establecer una serie de rituales y adherirse a ellos de manera estricta. Llegar a obtener unos resultados destacados depende de la capacidad de trabajar en profundidad de forma consistente, llevando hasta el límite las propias capacidades. La adopción de esos protocolos minimiza la dificultad propia de la transición entre fases de trabajo superficial y profundo, permitiendo adentrarse con más intensidad en las segundas y permanecer en ellas más tiempo. Para desarrollar unos rituales de trabajo eficaces conviene tener en cuenta los siguientes aspectos: Dónde se va a trabajar y por cuánto tiempo. Necesitas concretar el lugar donde podrás concentrarte mejor. Puede bastar tu propio despacho, con la puerta cerrada y la mesa ordenada. Determinar el tiempo específico asignado a cada sesión. Establecer cómo se realizarán las tareas, cuáles serán las reglas y qué procedimientos darán estructura a tu trabajo. Por ejemplo, desconectarse de Internet, contar el número de palabras a escribir en intervalos de 20 minutos, etc. Con qué ayudas has de contar para mantener en ese alto nivel de concentración. Por ejemplo, tomar algún café o alimentos energéticos, o hacer ejercicios suaves, como caminar, y que ayuden a mantener la mente clara. Y también tenr al alcance los materiales necesarios. En cualquier caso, la elaboración de tu propio ritual te requerirá experimentar hasta dar con el apropiado para ti. Trabajar en profundidad no es una actividad que deba abordarse a la ligera. Contribuyen a percibir la importancia de esa tarea el compromiso que representa introducir cambios radicales...

El valor de los amigos...

Hay quienes llegan a un momento en su vida en el que deciden hacer un cierto inventario. Y suelen quedar insatisfechos con lo que descubren: Pese a tener claras sus prioridades, trabajar duramente y centrarse en alcanzar sus metas, no logran obtener el impacto al que aspiraban. La razón estriba en haberse fijado excesivamente en ellos mismos y no haber prestado suficiente atención a la colaboración y conexión con los que se han cruzado. Para destacar todo lo que debieras no basta con dar lo mejor de ti mismo. Necesitas de la colaboración de aquellos con los que trabajas y te relacionas; de este modo las diversas capacidades se complementan y potencian de manera recíproca. La importancia de estas relaciones en tu vida es algo que sólo podrás reconocer al cabo de los años, cuando su impacto se te manifestará muchas veces de manera tan sorprendente como gratificante e inesperada. No retrases más el establecer como prioridad la construcción de unas relaciones firmes con otra gente, con cuantos más mejor, sin seleccionar o discriminar por estatus o profesión. Serán mañana la fuente de tus principales satisfacciones, al descubrir el impacto que tuviste en sus vidas, así como su contribución a tus logros profesionales y personales. Serán esas relaciones las que te definan. Quizás hasta ahora no han sido todo lo numerosas, positivas o significativas que te gustaría, pero puedes aprender a desarrollarlas, mejorando así tu capacidad de relacionarte. Puedes empezar por valorar de manera intencionada a la gente con la que coincides cada día, confiando en ellos y apreciándoles. Si te desagradan, si no crees en ellos, si no los respetas, estarás construyendo una barrera que limitará tu potencial. Mientras que si los valoras y les sirves de algún modo, tus capacidades se manifestarán...

No trabajes solo

La relación entre el trabajo hecho en profundidad y el trabajo colaborativo es compleja. Merece la pena aclararlo porque encontrar el equilibrio entre el trabajo individual intenso y el trabajo realizado en equipo ayuda a mejorar la calidad del primero. Compartir el lugar de trabajo con un gran número de colaboradores distrae en exceso y crea un entorno que impide pensar seriamente. Sin embargo, la teoría que se apoya en las casualidades fortuitas como fuente de la creatividad defiende el efecto positivo que se deriva de la interacción entre las personas. Este punto de vista plantea la falsa idea de que el trabajo individual hecho en profundidad es incompatible con la generación de grandes ideas. El equilibrio parece encontrarse en buscar ideas colaborando con otros de forma regular, pero manteniendo a la vez la obligación de trabajar en profundidad. De ahí que la opción por el trabajo realizado en solitario no sea necesariamente la mejor estrategia. Para determinados problemas, trabajar con otros ayuda a entrar más en profundidad que si se trabajara aisladamente. En definitiva: Las distracciones impiden desarrollar un trabajo en profundidad. De ahí la conveniencia de separar los momentos en los que se trabaja con intensidad de aquellos otros en los que se busca la interacción con terceros con el fin de aumentar la creatividad. Se trata de optimizar ambas situaciones en vez de mezclarlas. Cuando puedas aislarte para trabajar con intensidad, hazlo. Pero trabajar codo con codo con alguien en un problema puede ayudarte a ganar en profundidad y obtener resultados más valiosos que trabajando en solitario....

El mito de las 10.000 horas...

Te lo habrán contado repetidas veces. Este es el tiempo de práctica que, en cualquier campo debes alcanzar para convertirte en un experto. Pero esto es solo parcialmente cierto. Como bien puedes comprender, en cualquier deporte, si lo practicas cometiendo un error básico en su técnica, por muchas horas que le dediques, si arrastras ese error, nunca alcanzarás la profesionalidad. De la repetición mecánica, por sí misma, no se deriva ningún beneficio. Sólo vale la continua rectificación para lograr acercarse al objetivo. A fuerza de empujar puedes alterar cualquier sistema, sabiendo que cada vez que superes tus propios límites cometerás, al inicio, más errores. El secreto del éxito está en esa práctica deliberada en la que alguien te acompaña, durante meses o años, con un sistema de entrenamiento bien diseñado, siempre y cuando le dediques toda tu atención. Las muchas horas de práctica son necesarias, pero no suficientes para alcanzar un desempeño excelente. Es la concentración para mejorar de determinados detalles lo que permite alcanzar la condición de experto....

Fuertes

Los que se resisten al cambio se caracterizan por desear unos resultados inmediatos y buscar una existencia libre de problemas. Pero la vida reclama esfuerzos y es normal encontrar dificultades y valorar el aprendizaje con que se acompañan. Es humano resistirse al cambio, particularmente si se presenta en forma de retos o adversidades; pero es inevitable, y desarrollar la capacidad para adaptarse a él ayuda no sólo a sobrevivir, sino a crecer y prosperar. La capacidad de resistencia permite hacer frente al estrés y la adversidad. Nace de creer en uno mismo y a la vez en algo superior a uno mismo. No es una condición con la que se nazca; implica comportamientos, pensamientos y acciones que cualquiera puede aprender y desarrollar. Quien cuenta con esa capacidad, no espera necesariamente resultados inmediatos, sino que está preparado para el largo plazo. Afronta las dificultades con energía y fortaleza. Comprende que alcanzar el éxito lleva su tiempo. Ensaya iniciativas y fracasan; encuentra obstáculos y persevera. No se detiene, persiste en su trabajo. Se centra en las decisiones que debe tomar y las lleva a cabo sin demora, aunque sabe que tardará en llegar a su destino. Aquellos que destacan en su trabajo han aprendido a convivir con el fracaso con cierta comodidad; no en vano fallan más que los mediocres, porque comienzan más veces, lo intentan en más ocasiones… Para dar lo mejor de uno mismo se necesitan retos que superar y problemas a resolver. Y esto sólo se logra con fortaleza y apreciando el valor de las pruebas. Olvida los logros alcanzados y date permiso para recomenzar. Pasar de la seguridad al riesgo, de lo conocido a lo desconocido, requiere coraje y fe. Y además fortaleza....

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