Fuertes

Los que se resisten al cambio se caracterizan por desear unos resultados inmediatos y buscar una existencia libre de problemas. Pero la vida reclama esfuerzos y es normal encontrar dificultades y valorar el aprendizaje con que se acompañan.

Es humano resistirse al cambio, particularmente si se presenta en forma de retos o adversidades; pero es inevitable, y desarrollar la capacidad para adaptarse a él ayuda no sólo a sobrevivir, sino a crecer y prosperar.

La capacidad de resistencia permite hacer frente al estrés y la adversidad. Nace de creer en uno mismo y a la vez en algo superior a uno mismo. No es una condición con la que se nazca; implica comportamientos, pensamientos y acciones que cualquiera puede aprender y desarrollar.

Quien cuenta con esa capacidad, no espera necesariamente resultados inmediatos, sino que está preparado para el largo plazo. Afronta las dificultades con energía y fortaleza. Comprende que alcanzar el éxito lleva su tiempo. Ensaya iniciativas y fracasan; encuentra obstáculos y persevera. No se detiene, persiste en su trabajo. Se centra en las decisiones que debe tomar y las lleva a cabo sin demora, aunque sabe que tardará en llegar a su destino.

Aquellos que destacan en su trabajo han aprendido a convivir con el fracaso con cierta comodidad; no en vano fallan más que los mediocres, porque comienzan más veces, lo intentan en más ocasiones…

Para dar lo mejor de uno mismo se necesitan retos que superar y problemas a resolver. Y esto sólo se logra con fortaleza y apreciando el valor de las pruebas.

Olvida los logros alcanzados y date permiso para recomenzar. Pasar de la seguridad al riesgo, de lo conocido a lo desconocido, requiere coraje y fe. Y además fortaleza.