Ponte de acuerdo

No harás ningún negocio si no eres capaz de ponerte de acuerdo con tu cliente. No se trata de reconocer que el cliente siempre tiene la razón, sino de evitar discutir y, con razón o sin ella, llegar a un acuerdo para cerrar la venta. Nadie se pondrá de acuerdo contigo si sólo discutes con él. Todos se sienten atraídos por personas, ideas o productos con los que descubren coincidencias, del mismo modo que se alejan de quienes sólo saben discutir sus posiciones. En los negocios no parece cumplirse aquello de que los opuestos se atraen. Son los iguales los que cierran negocios como consecuencia de la atracción derivada de su capacidad para ponerse de acuerdo. Muchos piensan que se necesitan dos para ponerse de acuerdo. Pero la verdad es que con uno basta, pues en el momento en que uno de los que se oponen cede, el desacuerdo desaparece. Por muy ridícula o exagerada que te parezca la posición de tu cliente, él no la ve así. Mejor será que te pongas de acuerdo con su punto de vista si quieres avanzar. La confrontación sólo servirá para reforzar sus propias ideas. En la medida que busques coincidencias se sentirá más atraído hacia tu posición y podrás conseguir que llegue a modificar su manera de pensar. Ponte de acuerdo, confirma sus razones y cerrarás la venta. Esto es algo que hay que trabajar y practicar con insistencia por la inclinación natural a querer llevar siempre la razón y sostenerla a toda costa....

Incansables

Lo peor de ganar un cliente es que deja de ser un potencial cliente. Te ves obligado a reemplazarlo con otros candidatos a los que puedas venderles tus productos o servicios. De no actuar así tus resultados serán siempre inconstantes, con altibajos, sometidos a los ciclos de la economía. Tu capacidad para crear bienestar está limitada por el número de personas a las que conoces y el interés que puedas suscitar en ellas con tus productos y servicios. De ahí que debas aprender a generar nuevas oportunidades a partir de tus clientes ya convencidos. Estos te ayudarán a lograrlo si les preguntas. No es cierto que eso perjudique la relación o la imagen que tengan de ti. La única condición necesaria es que les proporciones un producto o servicio extraordinarios, y te responderán sin problema orientándote hacia otros posibles interesados. Debes intentarlo incluso antes de que sean tus clientes. Has de ser incansable en tu compromiso por hacer crecer tu negocio. Muestra un compromiso firme y más allá de lo razonable para poner a trabajar a tus clientes en la generación de nuevos contactos y ganar así en tamaño y mejorar tu posición....

Nunca menos de cinco veces...

Los buenos vendedores saben que el 80% de las ventas se consiguen en la quinta presentación, y, sin embargo, sólo el 10% de ellos insiste más de tres veces. Lo más habitual es no hacer un seguimiento diligente, ni consistente, ni durante el tiempo suficiente. Despliega toda tu artillería cuando andes a la caza de nuevos clientes: llamadas, mensajes, correos, visitas en persona… Nunca abandones. Mantener el contacto es más importante que la venta. Si no te compró ahora, seguramente volverá a hacerlo y conocerá a algún otro interesado en comprar. Con cuantas más personas te mantengas en contacto, más gente conocerás y más te conocerán ellos a ti. Tu agenda es una mina de oro que nunca debes dejar de explotar. La única diferencia entre un contacto y un contrato, aparte de una letra, es el grado de relación existente. Si no mantienes el contacto nunca desarrollarás la relación necesaria para que se concrete en un contrato. Y hay entre tus competidores quienes tras cerrar el acuerdo abandonan el contacto, lo que te abre las puertas para lograr la oportunidad que buscas. Por tanto, trabaja tus contactos hasta que se conviertan en clientes. No importa tanto el interés que ellos manifiesten por ti como el interés que tu tengas en ellos. Quienes se sienten ganadores nunca abandonan y los que se dan por vencidos nunca ganan....

No es el precio

En un tiempo en el que los modelos de negocio han cambiado hasta el punto de que en muchas ocasiones no es fácil identificar quien paga por los productos o servicios ni cuál es el precio real, se aprecian todavía erróneos básicos en los procesos de venta que conviene revisar de nuevo. Es fácil que caigas en el error de bajar el precio cuando te lo discuten, porque piensas equivocadamente que el precio es la principal razón por la que te compran. Cuando vendas, el precio no ha de ser tu principal preocupación. De hecho, es la última de las razones por las que no te llegarán a comprar. La mayoría de las ventas se pierden por objeciones no expresadas y no tanto por desacuerdos en el precio o formas de pago. Habitualmente no es una cuestión de dinero sino de confianza del cliente en que el producto o servicio que le ofreces es el que necesita. Son muchos los vendedores que piensan que si pudieran ofrecer un precio más barato podrían vender más, cuando lo cierto es que no lo conseguirán por no haber sido capaces de identificar el problema adecuadamente y, por tanto, no ser capaces de presentar una solución idónea. Si el precio es excesivamente barato, nadie apreciará un valor significativo en el producto o servicio; y si el precio fuera la única razón para comprar, la empresa no necesitaría vendedores. Ni siquiera cuando el comprador te discuta el precio, esa será su principal preocupación; sino la seguridad acerca de si lo que compra resolverá sus problemas. Si fuera lo que verdaderamente necesita pagaría lo que fuera necesario sin dudar. De ahí que el éxito de la venta derive de la definición de las características y ventajas de tu oferta junto...

Necesidad de aprender...

Una manera segura de frenar un proceso de transformación institucional es detener todo proceso de aprendizaje. Las empresas de más éxito premian la experimentación ya que el aprender de los errores ayuda a acertar en la siguiente ocasión, lo que a su vez potencia la creatividad. Los colaboradores desarrollan un mejor trabajo cuando asumen riesgos sabiendo que no se les criticará por ello si fracasan. Pero este aprendizaje no surge espontáneamente. Se ha de invertir en sistemas que pongan de manifiesto la forma en que se lleva a cabo, que pueda seguirse y determinar quienes están participando y qué resultados se obtienen. Las organizaciones que promueven este aprendizaje facilitan el lanzamiento de prototipos y proyectos experimentales, trabajan con nuevas ideas y el efecto sobre los dientes, y comparten la información para mejorar las propuestas. ¿Qué iniciativas de innovación y aprendizaje puedes identificar en tu organización y en cuántas participas?...

Sus buenas ideas

Te habrá ocurrido muchas veces. Te presentas con una idea genial para tu cliente y, sin mucha consideración, te la descartan de plano. El problema es que no has sabido presentarla de forma que se perciba como una gran idea que ha surgido de ellos mismos. Puedes corregir esos efectos siguiendo estas indicaciones: No presentar la idea como cosa tuya. Descríbela a grandes trazos y deja que sean ellos quienes le den forma. Destaca las posibles debilidades de la misma para que a ellos se les ocurran las soluciones. Cuando te la comiencen a presentar en la forma deseada, felicítales por su gran idea. Si se alejan del objetivo, sugiere las modificaciones que harían mejor esa buena idea. No importa tanto de quien fue la idea si, al final, todos se benefician de ella....

Abriendo puertas

Te habrás encontrado en ocasiones con la necesidad de presentarte para darte a conocer en circunstancias poco favorables: Nadie te espera, careces de referencias, te urge desarrollar tu negocio… Establecer esos contactos personales te obliga a un esfuerzo considerable. Requiere coraje, pero al mismo tiempo te ayuda a desarrollar unas capacidades que no podrías perfeccionar si no las practicas una y otra vez. Hacer esas visitas a puerta fría te ayuda a superar miedos e inseguridades en relación con tu potencial. Si desarrollas este hábito, apreciarás su enorme influencia en los resultados de tus iniciativas. Además de ayudarte a extender tu base de clientes, podrás desarrollar con muchos de ellos un grado de confianza que de otro modo no alcanzarías. Si te conformas con esperar a que te sucedan cosas, se te agotará la paciencia y quedarás decepcionado. Comprométete a hacer una visita personal cada día durante un mes. Carece de inconvenientes, nadie te ridiculizará y te asombrarás de su eficacia. Asume esos pequeños riesgos personales y ábrete sin miedo a los demás....

Tu mejor venta

Para destacar en aquello que haces has de saber venderte. Has de estar absolutamente convencido del valor de tu empresa, de sus productos o servicios, de tus ideas. Si no lo haces bien, tus resultados serán flojos, no avanzarás, sólo presentarás excusas. Es innegociable. Has de estar tan identificado con tu oferta hasta el punto de parecer poco razonable, o incluso fanático. Tu convencimiento ha de ser tal que, sin caer en la arrogancia, no podrás tomar en consideración ninguna otra opción. No existen tus competidores. Estarás más familiarizado con las necesidades de tus clientes que las conocerás mejor que nadie y podrás pedir un precio más alto. Y tan seguro, que tú mismo estarías dispuesto a pagarlo por obtener ese producto o servicio....

¿Nunca hablas de dinero?...

No, porque te han repetido muchas veces que no debes hacerlo, que culturalmente está mal visto. Y sin embargo no paras de pensar en ello por carecer de él o no tener lo suficiente. En mi experiencia, esta política ha servido para amparar situaciones de abusos salariales, que se han aprovechado tanto de la necesidad de algunos como de la conveniencia y el hábito de permanecer callados. Porque de dinero no se habla…, claro. Sin embargo, el dinero es el referente del valor que se proporciona, es lo que permite intercambiar productos y servicios con acierto. Y cuando no se dispone de él en cantidades adecuadas, el sistema, es decir, todos sus elementos, se resienten. Si no ganas suficiente dinero, no proporcionarás un trabajo adecuado a las demandas de los clientes, no cuidarás de los recursos, y paradójicamente, no irás a buscarlo donde podrías encontrarlo. No podrás desarrollarte como persona ni como empresa si no cuentas con el dinero necesario para invertir en aquellas cosas que te permitirán crecer: formación, instrumentos, atención de los clientes… No se trata de recortarlo, como defendía un bobo cercano que no sabía ni quería vender, sino de poner todo el tiempo, el esfuerzo y la creatividad que precises para atraerlo. Tendrás que hablar más dinero. No es lo principal, pero es necesario....

Transformación digital...

Es fácil observar actitudes muy diferentes en las empresas de todos los sectores en lo relativo a la transformación digital de sus modelos de negocio. Esto es algo que va más allá de la gestión de su presencia en las redes sociales, y que determinará quienes sobrevivirán y quienes desaparecerán del terreno de juego. Independientemente del sector en el que operes, si tu empresa no está desarrollando ya cambios significativos que transformen algunos elementos de su modelo de negocio, corre el riesgo de verse sobrepasada por nuevos entrantes que van a cambiar las reglas de juego del modo más inesperado. Esta transformación, que han liderado el sector de las telecomunicaciones y el de la información y entretenimiento, se extiende de forma imparable a todos los servicios. Sólo las industrias de fabricación más tradicionales avanzan con más retraso. Deberías estar trabajando en iniciativas que lleven a una transformación digital y radical de tu negocio. Sin olvidar que el sentido último del cambio es mejorar el servicio, la satisfacción y la economía de los clientes. Llegar tarde está penalizado con la expulsión del sector....

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