No es el precio
En un tiempo en el que los modelos de negocio han cambiado hasta el punto de que en muchas ocasiones no es fácil identificar quien paga por los productos o servicios ni cuál es el precio real, se aprecian todavía erróneos básicos en los procesos de venta que conviene revisar de nuevo.
Es fácil que caigas en el error de bajar el precio cuando te lo discuten, porque piensas equivocadamente que el precio es la principal razón por la que te compran. Cuando vendas, el precio no ha de ser tu principal preocupación. De hecho, es la última de las razones por las que no te llegarán a comprar. La mayoría de las ventas se pierden por objeciones no expresadas y no tanto por desacuerdos en el precio o formas de pago. Habitualmente no es una cuestión de dinero sino de confianza del cliente en que el producto o servicio que le ofreces es el que necesita.
Son muchos los vendedores que piensan que si pudieran ofrecer un precio más barato podrían vender más, cuando lo cierto es que no lo conseguirán por no haber sido capaces de identificar el problema adecuadamente y, por tanto, no ser capaces de presentar una solución idónea.
Si el precio es excesivamente barato, nadie apreciará un valor significativo en el producto o servicio; y si el precio fuera la única razón para comprar, la empresa no necesitaría vendedores.
Ni siquiera cuando el comprador te discuta el precio, esa será su principal preocupación; sino la seguridad acerca de si lo que compra resolverá sus problemas. Si fuera lo que verdaderamente necesita pagaría lo que fuera necesario sin dudar. De ahí que el éxito de la venta derive de la definición de las características y ventajas de tu oferta junto con la confianza personal que seas capaz de transmitir.