¿Nunca hablas de dinero?

No, porque te han repetido muchas veces que no debes hacerlo, que culturalmente está mal visto. Y sin embargo no paras de pensar en ello por carecer de él o no tener lo suficiente.

En mi experiencia, esta política ha servido para amparar situaciones de abusos salariales, que se han aprovechado tanto de la necesidad de algunos como de la conveniencia y el hábito de permanecer callados. Porque de dinero no se habla…, claro.

Sin embargo, el dinero es el referente del valor que se proporciona, es lo que permite intercambiar productos y servicios con acierto. Y cuando no se dispone de él en cantidades adecuadas, el sistema, es decir, todos sus elementos, se resienten.

Si no ganas suficiente dinero, no proporcionarás un trabajo adecuado a las demandas de los clientes, no cuidarás de los recursos, y paradójicamente, no irás a buscarlo donde podrías encontrarlo.

No podrás desarrollarte como persona ni como empresa si no cuentas con el dinero necesario para invertir en aquellas cosas que te permitirán crecer: formación, instrumentos, atención de los clientes… No se trata de recortarlo, como defendía un bobo cercano que no sabía ni quería vender, sino de poner todo el tiempo, el esfuerzo y la creatividad que precises para atraerlo.

Tendrás que hablar más dinero. No es lo principal, pero es necesario.