Perdónate

Seguro que has «metido la pata” más de una vez. Todos equivocamos nuestros juicios y cometemos errores más veces de las que deseamos reconocer. En ocasiones también nos vemos inmersos en errores o circunstancias negativas que no son culpa nuestra pero que nos afectan de manera significativa. En uno y otro caso, lo importante es lo que hacemos a continuación. Nada positivo se deriva de sentirse culpable o seguir lamentándose por cosas que están fuera de tu control. Además, habrás escuchado muchas veces que de los errores se aprende. En efecto es posible aprender de ellos pero no está garantizado. Hay que ser capaz de reconocerlos y asumirlos. Y pasar página. Tampoco se aprende si vives en la culpa por el error cometido, si no reflexionas y lo superas, en definitiva, si no te perdonas. Errar es propio de la naturaleza humana y perdonarte por los fallos, errores y equivocaciones los transforma en fuente de sabiduría y aprendizaje. Si no te perdonas, esas mismas circunstancias te traerán nuevos conflictos, intranquilidad y preocupaciones. Sólo si lo haces podrás poner las cosas en perspectiva, centrar tu atención en lo que tienes por delante y no el pasado, liberarte de tensiones y frustraciones. Te permitirá ganar en autoestima y responsabilidad, te dará la oportunidad de crecer y avanzar. Por tanto, para aprender de los errores has de elegir hacerlo. Te transformará a ti y a tu organización, permitiéndote avanzar con agilidad y obtener mejores resultados. En lo personal, perdonarte te convierte en más sabio y a la vez resulta más saludable....

Un paso más

Los mayores éxitos suelen encontrarse muy próximos a lo que parecían grandes fracasos. Es un error no dar ese paso extra que falta....

Excusitis

Si buscas el éxito, fíjate en las personas que lo han alcanzado e identifica los principios que las han movido. A los derrotados los encontrarás enfermos de excusitis. Es la enfermedad que separa a los que abandonan de los que progresan; la barrera tras la que se defienden los pusilánimes. Es una enfermedad degenerativa que se cronifica y agrava. Con la repetición, los pensamientos negativos se auto refuerzan. Cada nueva excusa profundiza en el subconsciente la coartada para retirarse. Carecer de inteligencia, de salud, de edad o suerte son los argumentos más frecuentes de la excusitis. Y si quieres curarte de ella… Para excusas de mala salud: No hables de ella. Nadie simpatiza con un quejica crónico. No te preocupes por ella. Obedece, cumple con lo que te indiquen y olvídate. Muéstrate contento por la poca o mucha salud que tengas. Te prevendrá de empeorar. Recuerda que tienes una vida para disfrutar que no puedes desaprovechar. Para excusas de corta inteligencia: No desestimes tus conocimientos ni sobrevalores los de los demás. Descubre tu valía. La actitud es más importante que la inteligencia. Descubre las razones que te empujan a actuar. Reconoce que más importante que tener los conocimientos es saber dónde encontrarlos. Para excusas de edad inadecuada: Piensa con entusiasmo en nuevas oportunidades por desarrollar. Cualquiera que sea el tiempo productivo que aún te quede, no puedes desaprovecharlo. Invierte ese tiempo en hacer lo que deseas. Lo mejor estará entonces por llegar. Para excusas de mala suerte: Fíjate en la “buena suerte” de otros. Verás que iba precedida de preparación y trabajo. Tu suerte cambiará si te concentras en desarrollar tus cualidades y las pones en práctica. La curación está a tu alcance y, excepcionalmente, la automedicación es aceptable....

Tu respuesta

Las preocupaciones y el estrés no nacen directamente de las situaciones sino del modo de responder a ellas. Los más afortunados son aquellos que afrontan la realidad de manera directa....

Tu plan

Ten tu propio plan de desarrollo y crecimiento. Con lo que debes hacer y cómo hacerlo. Con descripción de resultados concretos. Si te pones a ello alcanzarás lo que ahora te parece imposible. Y recibirás recompensas en todos los órdenes: de la familia, de los amigos, de la sociedad. El compromiso con el seguimiento de tu plan es personal. Nadie te vigilará para decirte lo que debes hacer y cuándo hacerlo. Eres el dueño de tus acciones, de la evaluación de tu progreso, de la introducción de las correcciones que sean necesarias....

Convencimiento

Todo ser humano busca mejorar. Nadie disfruta viviendo adocenado o verse forzado a permanecer en la mediocridad. Pero para progresar se necesita tener iniciativas y estar convencido de disponer de la capacidad para desarrollarlas. Tener ese convencimiento es crítico. La convicción genera poder y energía para actuar. Estar convencido de la posibilidad de alcanzar los objetivos es determinante para poder lograrlos. El cómo se han de hacer las cosas sólo se pone de manifiesto cuando crees que puedes llevarlas a cabo. El convencimiento proporciona el interés, el coraje y el entusiasmo para avanzar. El escepticismo y la reticencia, por el contrario, están en la raíz de la mayoría de fracasos. Las dudas limitan la eficacia de los intentos y atraen mil razones para abandonar. De aquél convencimiento nace la autoestima apropiada para afrontar retos difíciles. Quien dispone de ella la manifiesta en todo lo que hace, en su carácter, en su forma de pensar, en el modo en que se comporta con los demás. Depende de uno mismo el decidir qué tipo de ideas y pensamientos favorece. Has de optar entre las razones por las que apareces débil, limitado, incapaz, rodeado de dificultades y obstáculos, o los argumentos que te señalan que es posible, que sabes hacerlo, que podrás completarlo. Rechaza las actitudes negativas que te paralizan y actúa con convencimiento ante las oportunidades que descubras. En todos los campos se necesitan personas con la capacidad para diseñar su propio trabajo, con el poder de convencer a los demás. Si estás convencido, esos puestos de liderazgo te estarán esperando....

Inteligencia

El deseo de crecer y desarrollarse no basta. Sé inteligente y busca las herramientas que te llevarán a donde quieres llegar. Y trabaja con ellas.  ...

“Indios” y “jefes”...

Seguro que escuchas con frecuencia en tu organización la queja de que hay más “jefes” que “indios”. No es cierto. Es una excusa para justificar el inmovilismo y la falta de creatividad y de resultados. La realidad es que hay demasiados “indios” y muy pocos “jefes” que ejerzan el liderazgo....

Impacto

Toda persona desea que sus acciones tengan impacto, que dejen huella. Cuando se sabe que lo que uno hace importa, que notas de tiene significado, aumenta la motivación y estimula la...

Planes y decisiones

Las actividades de planificación estratégica en las empresas concluyen en la elaboración de un plan. Pero con demasiada frecuencia lo establecido en ese plan no se traduce en la toma de decisiones necesarias para asegurar la viabilidad de la empresa. Los buenos resultados no se derivan de la existencia de un plan brillante sino de la ejecución de decisiones estratégicas apropiadas. Y sin embargo muchos directivos tienen dificultades para identificar lo que deben llevar a cabo como consecuencia del plan elaborado. En la práctica, esta contradicción suele deberse a: El riesgo. Los directivos deben asumir un riesgo personal al afrontar decisiones controvertidas. Su reputación y el desarrollo de su carrera se ponen en juego. Sin embargo, pocos directivos llegan a posiciones de alta responsabilidad sin haber demostrado coraje en la toma decisiones importantes. La complejidad. Las decisiones estratégicas se caracterizan por su complejidad y demandan conocimiento, perspicacia y sensatez, cosas con las que muchos directivos no se sienten seguros o cómodos. La capacidad de liderazgo. Los temas objeto del análisis estratégico suelen ser causa de importantes debates y discusiones. No en vano tienen implicaciones significativas en la carrera profesional de las personas afectadas. Demorar la decisión hasta alcanzar un consenso raramente es una opción viable. De ahí la necesidad de ejercer el liderazgo para emprender decisiones críticas. Los valores imperantes. Si los incentivos de los directores y su promoción están ligados a resultados de corto plazo o a la cotización de las acciones en bolsa, no encontrarán razones para implicarse en decisiones estratégicas cuyos resultados piensan que no les afectarán. El plan estratégico no puede reducirse a una actividad rutinaria. Debe concretarse en decisiones importantes, caracterizadas por lo mucho que se pone en juego. Y la formación y motivación de los directivos han de...

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