Para ganar en fortaleza te has de esforzar más allá de tus propios límites y eso es doloroso. Esto vale tanto para el desarrollo físico como intelectual, y especialmente cuando has de hacer frente a la dura realidad de las propias imperfecciones. Sin embargo, la mayoría de las personas instintivamente rechazan el dolor. No hay modo de evitar ese daño, especialmente si persigues metas ambiciosas. Lo creas o no, tienes suerte de experimentar ese tipo de dolor; si lo abordas adecuadamente te señala la necesidad de encontrar una solución que te permita progresar. Si eres capaz de racionalizar esa molestia, reflexionando sobre ella en vez de evitarla, podrás aprender y progresar con más rapidez. Pronto te acostumbrarás y no sabrás operar de otro modo. Se trata de adquirir ese hábito. Los retos a los que te enfrentas te ponen a prueba y te fortalecen. Si no tropiezas con la suficiente frecuencia, es señal de que no estás empujando con fuerza más allá de tus límites, y, por tanto, no lograrás maximizar tu potencial. Ese proceso puede ser tan estimulante que llegará a volverse adictivo....
Pequeñas victorias
Tener objetivos de largo plazo, y trabajarlos a conciencia todos los días es el sello que caracteriza a los directivos con coraje. Los grandes objetivos señalan la dirección a seguir y estimulan a las personas, pero si sólo te quedaras en eso estarías perdido. El camino del éxito se construye mediante pequeñas victorias. Incluso los logros más grandes y gloriosos se fundamentan en esos otros éxitos más modestos que te hacen avanzar. Tu papel como directivo te debe llevar a estructurar lo que haces con tus colaboradores como una serie de pasos asequibles, que lleven a tomar mejores decisiones, que sostengan la motivación, y que ayuden a mantener la tranquilidad. Cuando elaboras un reto excesivamente ambicioso, complejo o difícil, tu gente se asusta y se bloquea. Tus colaboradores piensan y actúan con más eficacia cuando se enfrentan y conquistan retos más modestos y asequibles. Un buen directivo sabe que cuando se centra en las pequeñas cosas, las grandes acaban saliendo solas. Mira de dividir los problemas en varios retos más sencillos y habla y actúa como si cada pequeña tarea fuera algo que tus colaboradores pueden realizar sin excesiva dificultad. Si lo haces así, transmitirás calma y confianza e incitarás a una actuación más eficaz....
El difícil equilibrio...
Todo directivo tiene que encontrar el equilibrio entre gestionar en exceso o no gestionar apenas. Quienes son excesivamente asertivos pueden dañar sus relaciones con superiores, colegas y colaboradores. Pero quienes no lo son lo suficiente, no empujarán lo necesario a los miembros de su equipo para lograr los objetivos más exigentes. Los que adoptan una actitud intermedia demuestran ser más eficaces y con mejores perspectivas de éxito futuro. Un directivo eficaz sabe que muchas veces es mejor dejar a la gente a su aire, que estar muy encima de ellos o no influye en su desempeño, o lo destruye por completo. Mientras que los directivos extremadamente controladores piensan que sus indicaciones e implacable seguimiento aseguran los resultados. Esos directivos pesados también deterioran el desempeño con sus incesantes e inútiles preguntas que no hacen más que interrumpir el trabajo de la gente. Los colaboradores que se sienten continuamente observados son menos creativos y evitan meter la pata delante de sus jefes, moviéndose sólo dentro de líneas establecidas y seguras. En ciertas ocasiones, la mejor dirección es la que no se ejerce, o la menos intervencionista. Eso no significa que un buen directivo sea el que ignora por completo a sus colaboradores o quien les agobia con su susceptibilidad. Hay veces en que es preciso formar a las personas, mostrar disciplina, comunicar la dirección a seguir, e intervenir de mil maneras. Tu trabajo directivo consiste, la mayor parte del tiempo en no hacer daño, pendiente sólo de intervenir cuando algo se desvíe para corregirlo. Los buenos directivos ocupan su jornada buscando ese punto de equilibrio entre el interferir poco o en exceso, supervisando pero sin agobiar, incordiando cuando sea necesario para sacar lo mejor de su gente pero ganando su respeto y no su desprecio....
Consejo asesor
No importa quién seas o lo que hagas para ganarte la vida, contar con un Consejo Asesor te ayudará a identificar los pasos que debes dar para crecer personal y profesionalmente. Te plantearán retos, te orientarán y te enseñarán como avanzar en tu negocio. Puedes establecer distintas maneras de compensarles por su trabajo, pero su mayor satisfacción vendrá de ser testigos de tu éxito. Para que este Consejo funcione correctamente, deberás elegir con cuidado a quienes invitas a formar parte de él y habrás de asegurar que sus reuniones están bien organizadas. No se trata de una reunión espontánea de unos amigos en un bar. Han de tener lugar entre tres y seis veces al año, en un lugar tranquilo, y contar con una agenda que se sigue a rajatabla. Tener un Consejo Asesor tiene además un efecto multiplicador. Esa reunión de personas inteligentes, tratando de ayudar todas a la vez, proporciona unos resultados extraordinarios. Te ofrecerán ideas y contactos que probablemente no hubieras considerado....
Relaciones
Cultiva unas relaciones sinceras y mutuamente beneficiosas, basadas en la confianza y el respeto. Su colaboración hará tus empeños más sencillos de lograr. Tus resultados estarán determinados por la disponibilidad que encuentres en la gente con la que te relaciones. En cada oportunidad, con todo el que te encuentres, te parezca importante o no, muéstrate agradable. En un mundo tan confuso y lleno de enredos, las referencias personales te ayudan a discriminar a quien debes escuchar y en quien puedes confiar. Desarrolla esas competencias personales que son claves para desenvolverte con éxito en cualquier ambiente....
Abriendo puertas
Te habrás encontrado en ocasiones con la necesidad de presentarte para darte a conocer en circunstancias poco favorables: Nadie te espera, careces de referencias, te urge desarrollar tu negocio… Establecer esos contactos personales te obliga a un esfuerzo considerable. Requiere coraje, pero al mismo tiempo te ayuda a desarrollar unas capacidades que no podrías perfeccionar si no las practicas una y otra vez. Hacer esas visitas a puerta fría te ayuda a superar miedos e inseguridades en relación con tu potencial. Si desarrollas este hábito, apreciarás su enorme influencia en los resultados de tus iniciativas. Además de ayudarte a extender tu base de clientes, podrás desarrollar con muchos de ellos un grado de confianza que de otro modo no alcanzarías. Si te conformas con esperar a que te sucedan cosas, se te agotará la paciencia y quedarás decepcionado. Comprométete a hacer una visita personal cada día durante un mes. Carece de inconvenientes, nadie te ridiculizará y te asombrarás de su eficacia. Asume esos pequeños riesgos personales y ábrete sin miedo a los demás....
Muévete
La gente competente no se queda parada y espera que le pasen cosas. Se mueve y hace que tengan lugar. Eso requiere empeño, intencionalidad y concentración. Deberías centrar tus esfuerzos en lo que debes hacer, en lo que haces bien y en lo que te gusta hacer. Esto último siempre motiva, como también aquello que sabes hacer bien, mientras que lo que debes hacer no siempre resulta estimulante, a menos que esté alineado con los dos factores anteriores. Si lo logras, tu trabajo aparecerá continuamente muy atractivo. ¿Cómo conseguirlo? Reajustando lo que estás obligado a hacer, o identificando aquello que sólo tú puedes hacer, o cambiando de trabajo. Hoy has de ser creativo, poder comunicar y liderar a otros. Si consigues que esas cosas estén alineadas con tus capacidades y lo que te apasiona, no importará la edad que tengas....
Prolíficos
Emprendedores e innovadores se suelen ver afectados por un exceso de confianza en las posibilidades de éxito de sus ideas originales. Su cercanía y compromiso con ellas les hacen difícil evaluarlas correctamente. Incluso la información que reciben de terceros la matizan, centrándose en sólo en los aspectos positivos e ignorando los negativos. Para dar con una idea verdaderamente extraordinaria y aceptable para expertos y usuarios, los creativos han de producir gran número de ellas. Sólo los más prolíficos son capaces de generar las ideas más valiosas y en mayor cantidad. No existe aquí la disyuntiva entre cantidad y calidad. En lo relativo a la generación de ideas innovadoras, es falso afirmar que si quieres lograr un buen resultado has de hacer poco trabajo. De hecho, cuantas más ideas produzcas más probable es que los resultados sean de mayor calidad. Muchos se estrellan en su búsqueda de ideas originales porque se centran en unas pocas ideas y se obsesionan con perfeccionarlas. Que esa estrategia dé resultado es muy excepcional. Lo habitual es que las primeras ideas sean convencionales, poco innovadoras. Es sólo después de muchos intentos cuando se empieza a abandonar lo obvio y se alcanza la libertad para idear las propuestas más radicales y originales....
Prediciendo
Una característica que marca el paso de amateur a profesional es la capacidad de hacer predicciones. Predecir es conocer lo que va a ocurrir a continuación. Esta capacidad te permite saber exactamente lo que has de hacer para alcanzar determinados resultados. Delante de tus clientes, conocerás lo que te van a decir, sus objeciones, y cómo van a reaccionar a tus respuestas. Esa anticipación es un activo de todo profesional y suele pasar desapercibido. Se gana mediante la observación cuidadosa y la asunción de la responsabilidad de todo cuanto ocurre, de tu convencimiento de mantener el control. Actuar así te lleva a identificar determinados patrones y a responder con rapidez con tus propuestas. Ese conocimiento es crítico para superar contratiempos y lograr tus objetivos. Tu confianza crecerá y tus resultados aumentarán. La predicción del futuro no es adivinación sino la consecuencia de estudiar el pasado con detenimiento, y eso es efecto del compromiso dedicado....
Comprometidos
Comprometerse es dedicarse completamente a algo. Es el paso primero y principal para destacar en cualquier campo, para convertirse en un experto. Cualquiera que sea tu carrera o tu oficio, te habrás de volcar en él completamente, con todas tus energías y recursos. ¿Y cómo se alcanza ese compromiso? Eliminando toda otra opción y aplicándose a aprender todo lo posible sobre ese asunto. Abandonando toda duda, se dejan de investigar otras áreas y se profundiza de manera fanática en el asunto elegido. La decisión es firme y todas las acciones se corresponden con el compromiso adquirido. Si sigues considerando otras opciones, será señal de que tu compromiso no es total, y por tanto, descuidarás lo que llevas entre manos. Entonces ya no te gustará tanto y te atraerán más otras cosas. Cuando te comprometes y ejecutas las acciones correspondientes los resultados son inmediatos. Es una decisión personal e ineludible que te lleva a destacar de entre la multitud. De otro modo quedas en la mediocridad, los resultados no llegan como esperabas y tu trabajo deja de gustarte, entrando en un círculo vicioso. Si no estás orgulloso de tu trabajo no tendrás éxito en tu carrera. Y el problema no estará en ella sino en tu falta de compromiso. Comprométete como si tu vida dependiera de ello. Ponte en la posición de no tener otra alternativa. Con un sentido de urgencia vital que te obligue a actuar de inmediato. Y los resultados te sorprenderán....