Mientras que otros actúan a la defensiva, conspiran y piensan negativamente respecto a ti, tú realiza tu “obra de arte”. Cuando otros discuten o se muestran enfadados y estresados, tú desarrolla tu creatividad, innova, ejecuta. Tu éxito estará garantizado y será tanto mayor cuanto más grande sea el servicio que hagas a los demás. Decide qué quieres hacer por ellos y ten el coraje de crear tu “obra de...
Cómo trabajas
Cuando en el entorno laboral se habla de creatividad, con frecuencia lo que se busca es la manera de encontrar ayuda para mejorar la capacidad de ejecutar, de actuar con mayor eficacia. El origen de esa limitación se suele atribuir al entorno de la organización, a su dimensión, reducida o excesiva, a los directivos, poco competentes, o a los procesos establecidos, que impiden operar adecuadamente. Pero en vez de repartir las culpas, lo más sensato es asumir responsabilidades. A la vez que se debe reconocer que no hay un lugar de trabajo prefecto, también hay que aceptar que la mayoría de los retos son de índole personal. Es la actuación de la persona individual lo que determina aquello que se hace y la calidad con que se hace. En último extremo, lo que determina la eficacia es la capacidad para completar rutinas personales, para actuar de manera proactiva y no reactiva, para mejorar los hábitos de trabajo. Por eso es conveniente reflexionar sobre la manera de trabajar. Aunque todos anden muy ocupados, es imprescindible parar para analizar el modo en que se desarrollan las tareas y la manera de mejorarlas. Y en cualquier caso has de hacerlo en lo personal. Lo peor de cualquier rutina es que se sigue de modo inconsciente y es fácil acabar a merced de unas circunstancias cambiantes que condicionan el modo de trabajar. El estar continuamente conectado e informado se vuelve un inconveniente en la medida en que limita la posibilidad de pensar y actuar según los propios criterios. Pero la solución pasa por uno mismo. Puedes rendirte y acomodarte, dejarte arrastrar por los acontecimientos, o auditar tu manera de trabajar y asumir la responsabilidad de arreglarla para que responda a tus intereses. Sólo así podrás dejar huella en...
El tiempo
Dices no tener tiempo, pero tiempo es lo único que tienes. Estar vivo es tener tiempo. Tienes todo el tiempo del mundo, en abundancia, aunque sólo lo posees en el momento actual. Si te da la impresión de no tenerlo es por tu incapacidad para decir “no” a las cosas que te distraen. De ahí que no tengas problemas de tiempo cuando estás ocupado en cosas verdaderamente importantes, cuando te paras y te centras en una cosa; en una sola...
Reset
Hemos creado un entorno de trabajo y de vida que reproduce nuestro estado de alerta consciente. Buscamos estar conectados con todos y en todo momento para compartir nuestras ideas; y de esa necesidad nació y creció Internet. Eso tiene buenas y malas consecuencias. Nos conduce a la vez a estar centrados y distraídos. Pero el problema no es de la tecnología sino de nuestra incapacidad para desconectar de ella. Antes de que unas circunstancias graves te obliguen a ello, has de aprender a practicar de manera regular la desconexión. Idealmente, un día sabático a la semana de desconexión total. Actuar así te permitirá entrar en un estado de conciencia distinto, ajeno al trabajo y a la información de terceros. Es un modo de hacer un reset a la mente para recuperar el equilibrio. Quienes lo practican afirman experimentar cambios profundos en su vida: viven más el presente y la relación con las personas a las que aprecian, son más creativos y conscientes de la realidad, de aquello que es verdaderamente importante. Esta práctica debe complementarse con una programación diaria más ordenada del acceso a las tecnologías de comunicación para asegurar la eficacia y la productividad en unos tiempos de alta exigencia. Y lo mismo cabe decir del criterio de selección de las personas a seguir en las redes sociales. No vale dejar que los pensamientos de cualquiera contaminen tu mente e influyan en tus...
Soluciones
Todas las soluciones nacen de problemas. No puedes tener una solución sin un problema previo. Una vida sin soluciones sería una vida aburrida. De ahí lo emocionante de los problemas. Recíbelos como un regalo y cambia de mentalidad. Aplica la creatividad y busca la...
Activos y pasivos
Estas son las dos posiciones que puedes adoptar frente al cambio. Y no tienes otra opción que elegir una posición porque el cambio es constante. Y si crees que has visto suficientes cambios, agárrate por lo que está por llegar. El cambio es cada vez más acelerado como consecuencia de innumerables factores, tecnológicos, sociológicos, económicos… Y sin embargo, reconocerlo o predecirlo con exactitud no es lo más importante. De hecho, la experiencia dice que la mayoría de las predicciones serán equivocadas. Lo relevante es la actitud con que se afrontan esos cambios. Desde la experiencia de años (¿25…?) pilotando instituciones que se comprometieron a afrontar las amenazas de su entorno con transformaciones estratégicas y organizativas profundas, puedo afirmar que la única constante, aparte del propio cambio, es la configuración de dos grupos en la organización: los activos y los pasivos. Ambos grupos pueden definirse y describirse de muchas otras maneras: Los activos son los facilitadores, innovadores, visionarios, emprendedores, comprometidos, arriesgados, preocupados por el bien común de la organización. Los pasivos son los entorpecedores, autosuficientes, pesimistas, arcaicos, pusilánimes, cortoplacistas, obsesionados por su propia seguridad antes que nada. De hecho, llamarles pasivos no es del todo ajustado pues se mueven y mucho para defender sus posiciones, no dudando emplear tantas malas artes como sean precisas. Siempre me ha llamado la atención la paradoja de identificar el riesgo con la actitud de los activos, cuando lo debería ser asignarse con más propiedad a los pasivos, dado que oponerse al cambio es inútil. El verdadero peligro radica en quedarse donde siempre, que conduce a convertirse rápidamente en algo obsoleto respecto a un entorno que demanda creatividad, flexibilidad e iniciativa. Mi conclusión es que la imagen de nuestra sociedad depende del balance agregado entre los que empujan y los...
Nuevos tiempos
Mucho tiempo ha pasado, demasiado, desde la última publicación en este blog. Pido disculpas por ello. El haberme comprometido con proyectos altamente exigentes en tiempo y dedicación no son excusa para haberlo abandonado. De hecho, es en este momento particular, el más intenso por la magnitud e importancia de las iniciativas que llevo entre manos, el que elijo para retomar la tarea. Confío en que pueda volver a contar con la confianza y la atención que me otorgasteis en el...
¿Qué te asusta?
Sabes lo que tienes que hacer, cómo y porqué hacerlo. Sin embargo no avanzas. ¿Qué te detiene? Si fuera el carecer de experiencia o no conocer el camino, estate tranquilo. Ya tienes todas las razones para seguirlo y que sea la ruta que no recorre la mayoría es una garantía de éxito....
No se sirve
Los conocimientos y habilidades que te gustaría poseer no son algo que otros te ofrezcan. No son un producto que alguien te sirve en la mesa de un aula para que lo “ingieras”. Tu aprendizaje y desarrollo es algo a lo que debes aspirar, que tu eliges y que nadie te puede imponer....
Pide un deseo
Si te garantizaran conseguirlo, ¿cuál sería el deseo que pedirías? Quizás no te resulta fácil pensar en uno verdaderamente valioso porque durante la mayor parte de tu vida no se te ha permitido soñar. Para el sistema, soñar es peligroso. Puede volverte impaciente, inconformista. Si sueñas, resultas molesto. El valor de tus deseos será proporcionado a tu grado de desarrollo personal y profesional. ¡Que no te frenen!...
Haz algo
No te quedes quieto. Lee sobre temas de tu interés, comparte descubrimientos, pregunta en las reuniones, escribe notas y dalas a conocer, pon en marcha iniciativas, publica fotos o un video, emprende algo que te apasione. No te acomodes. Actuar así te proporcionará una identidad propia. De otro modo, si sólo haces lo que señala tu guión, pronto encontrarán alguien más barato que te sustituya....
Dilemas
Los dilemas se presentan cuando te encuentras con diversas opciones en conflicto: Principios enfrentados, peticiones que se disputan recursos… Las cuestiones en juego no se acaban de comprender con claridad. Ayudar a que tus colaboradores puedan resolver un dilema es una de las intervenciones de mayor impacto que como directivo puedes hacer. Y la manera más eficaz de lograrlo es ayudar a que sean ellos mismos quienes descubran su solución. Todo empieza por una correcta identificación del propio dilema. Después habrán de reflexionar sobre él. Esto no tiene nada que ver con analizar la información disponible y pensar con lógica. Se trata más bien de permitir que la mente establezca conexiones de manera inusual o incluso subconsciente. A continuación aparece el esclarecimiento que genera esa descarga de energía que acompaña al placer del hallazgo o la revelación. Y finalmente, se llega a la motivación que empuja a emprender las acciones oportunas para sortear el dilema. No obstante esa motivación se puede desvanecer con rapidez por lo que es imprescindible comprometerse de inmediato para que esas nuevas ideas se hagan realidad. Imagina el impacto en tu organización si contribuyes a que todos tus colaboradores experimenten la satisfacción de resolver por ellos mismos los dilemas a los que se enfrenten. La vinculación que consigas será extraordinaria....