Haz algo

No te quedes quieto. Lee sobre temas de tu interés, comparte descubrimientos, pregunta en las reuniones, escribe notas y dalas a conocer, pon en marcha iniciativas, publica fotos o un video, emprende algo que te apasione. No te acomodes. Actuar así te proporcionará una identidad propia. De otro modo, si sólo haces lo que señala tu guión, pronto encontrarán alguien más barato que te sustituya....

Cambio de aires

A lo largo de la carrera profesional se dan ocasiones en las que es preciso cambiar de trayectoria para acceder a nuevas oportunidades de innovar o para encontrar un nuevo sentido al trabajo que realizas. Este cambio no sólo evita el acomodamiento o el desgaste del directivo sino que empuja a seguir aprendiendo, a buscar nuevos retos y a encontrar nuevas maneras de dejar huella. Estas son algunas consideraciones que ayudan a reconocer cuándo llega el momento de cambiar de aires y cómo llevarlo a cabo. Reconocer cuándo toca hacerlo. No se pueden establecer períodos concretos para realizar ese cambio. Lo importante es saber preguntárselo periódicamente. Si ves que ya funcionas en modo piloto automático o no te sientes implicado en el desarrollo futuro de tu empresa, quizás es el momento de cambiar. Activa tu red de contactos. Te beneficiarás de su amplitud y de lo bien que la hayas cultivado en los últimos años. Te podrán orientar acerca de las distintas posibilidades y los campos que te pueden interesar. Acepta la incertidumbre. Un cambio radical puede incluir el volver a la universidad o empezar en una responsabilidad inferior en la nueva empresa de un sector diferente. Es normal tener dudas y más cuando las personas más cercanas no entienden que abandones una pretendida seguridad. Tendrás que hacerte fuerte y mostrar confianza en que cambias para mejor. Buscar apoyos. No se cambia sin compartir las ideas y contar con la ayuda de otros, en particular cuando los cambios son significativos tanto desde el punto de vista geográfico como del impacto económico. Es normal no tener claro qué pasos dar o cómo vas a acabar. Lo importante es que la nueva dirección te interese de verdad. Haz valer tu experiencia. Frente a quienes defienden que cambiar...

Otro día… 23Mar

Otro día…

Tras esa expresión se esconde la peor trampa para tu desarrollo personal. Es lo que frena todas esas cosas que querrías hacer, el gran obstáculo para alcanzar tus objetivos. Es un fenómeno muy extendido. Todos queremos mejorar pero pocos están dispuestos a cambiar. Y para crecer hay que cambiar. Es necesario, por tanto, tener la determinación de abordar ese cambio y hacerlo sin demora. Estos pasos pueden ayudarte a lograrlo: Hazte la gran pregunta. ¿Hasta dónde quieres llegar? No es que puedas responderla ahora; seguramente se mantendrá vigente durante muchos años, pero te ayudará a señalar el rumbo. Servirá para ponerte en marcha, para aprovechar los talentos recibidos. Cuanto más trabajes con ellos, mayor será tu potencial y más lejos llegarás. Empieza ahora. Te lo has de repetir cada día, desde primera hora, infinidad de veces. Necesitas que te transmita el sentido de urgencia que precisas para abordar todo eso que siempre acabas dejando para más adelante. Afronta el miedo. Puede ser muy variado: al fracaso, a lo que otros digan, a la inseguridad financiera o al riesgo de lo desconocido. Unos te afectarán más que otros pero ten la tranquilidad de que nadie está libre de ellos. Por suerte dispones también del coraje para superarlos. Sólo necesitas descubrir la motivación que te empuje a hacerlo. Toma la decisión. No puedes acomodarte y esperar que el cambio se tropiece contigo. Debes decidirte y asumir la responsabilidad de cambiar, de aprender de los errores, de incorporar nuevos hábitos, de nunca detenerte. Tu desarrollo personal no es algo que te ocurre, un accidente con el que tropiezas. Tienes que perseguirlo.   Otras notas relacionadas: Fases del cambio Coaching 7×52...

¿Todo bien?

Eso preguntaba alguien hace unos días. Y escuchaba esta respuesta: Dentro de un orden… Me sonó como un miedo a que se desbordara el río de la felicidad. Un susto por si las cosas llegaran a ir demasiado bien. Se percibía un cierto fatalismo por el que nada bueno puede durar en mucho tiempo. A muchos les parece que estar en la media y pasar discretamente es más seguro. Pero a mi me suena a cobardía y apocamiento....

Ritmo

¿A quien ajustas tu ritmo de trabajo? No defiendas que sigues el tuyo propio. No es garantía de que están dando todo lo que puedes y de hecho te influyen los que te rodean. Para mejorar tu desempeño y destacar, decide a quien debes seguir, y hazlo sin lo que sepa....

Que se note

Ten la preocupación de que la gente note lo que haces y hable de ello. Si desarrollas un tipo de trabajo ordinario, del tipo que medio que la mayoría lleva a cabo, será muy difícil que puedas darte a conocer y verás limitada tu capacidad de crecer....

Nunca es tarde

La mayoría se equivoca al estimar las satisfacciones que espera de su vida futura, y con frecuencia ajusta sus expectativas a la baja para evitar decepciones y sufrir menos si las aspiraciones no se cumplen. En efecto, pensar así es la manera más segura de que esas profecías se cumplan. Pero también podrías pensar de manera más positiva y ambiciosa y es sólo responsabilidad tuya emprender las acciones que te permitirían alcanzar esos objetivos. Nada indica que sea tarde para ti aspirar a un futuro más satisfactorio que el actual....

No compitas, vence

Quienes se afanan en competir con otros limitan su propia capacidad para pensar de manera creativa porque se ocupan continuamente de observar lo que los demás hacen. Nunca te pongas como objetivo competir. En vez de ello, haz todo lo posible por dominar en tu sector para evitar perder el tiempo yendo detrás de otros. No dejes que ellos marquen el ritmo, sino asume tú esa responsabilidad. Toma la delantera y que sean otros los que te persigan, no al revés. Esto no significa que no puedas aprender de ellos o que ignores las mejores prácticas en tu sector, pero tú ocúpate de llevarlas a un nivel distinto y superior. Asume el mando. Y el mejor modo de lograrlo es comprometerse con lo que otros rehusan hacer, ya sea porque no saben, no quieren o no pueden. De este modo abrirás tu propio espacio y desarrollarás en él una ventaja insuperable. Si ellos recortan, tu amplía; si limitan su acción comercial, tú visita más clientes; si hacen promociones, tú innova. No te muevas por las normas establecidas por otros y adopta la actitud de presentarse como la opción más singular y única a considerar. Quizás dudas de poder adoptar esa posición por disponer de menos recursos. Pero eso no es hoy una desventaja. El uso de las redes sociales, de los contactos personales, de los correos electrónicos, vídeos…, pueden darte una presencia que no se compra con dinero. Pon un esfuerzo y creatividad extraordinarios para llegar al mayor número posible de clientes. Deja claro que en esa persistencia incansable tampoco podrán batirte. Cuando te digan que no sirve o que lo dejes, multiplica tu actividad, aunque les parezca irracional y no lo entiendan. No tardarás en ver los resultados y te reconocerán y felicitarán...

Imaginación

Todo lo que rodea tuvo su origen en la imaginación de quien lo desarrolló. Se convirtió en realidad por una combinación de ingenio, racionalidad y esfuerzo. Lo que seas y adonde llegues dependerá también de tu imaginación. No es perder el tiempo pensar sobre ello, pues de otra manera nunca podrá llegar a materializarse. Si piensas, sueñas, hablas y te comportas como la persona que quieres ser, podrás lograrlo, siempre que conjugues aquellos factores: ingenio, racionalidad y esfuerzo....

Ideales

He caído en la cuenta de que esta palabra la tenía olvidada. Para los de mayor edad les puede recordar a una vieja marca de cigarrillos. Pero en el mundo de la empresa éste ha sido un término abandonado. Lo hemos sustituido por otros con menos fuerza, como objetivos, propósitos o metas. Una posible razón de su caída en desuso quizá esté en la percepción de que se trata de algo que sólo existe en el pensamiento y que resultará inalcanzable. Pero también pudiera ocurrir que no se hable de ideales porque se carezca de ellos. Sería una desgracia no disponer de ideales. Significaría que hemos perdido la motivación para realizar cualquier sacrificio y que sólo ansiamos alcanzar espejismos que proporcionen gratificaciones inmediatas. Son muchas las razones que justifican recuperar los ideales en lo profesional y lo personal: Nos describen un modelo a alcanzar que sirve de norma en las decisiones ordinarias. Son los patrones que ayudan a construir el mundo profesional o personal en el que deseamos vivir. Sin ideales, el sentido de nuestro trabajo se queda meramente en lo cuantitativo. Trabajaremos más o menos pero carecerá de interés su calidad o su finalidad. Carecer de ellos significa reconocerse perdedor por naturaleza pues no hay empresa que tenga sentido ser abordada. Los ideales aúnan esfuerzos colectivos para su definición y ejecución pues somos conscientes de que solos no podemos lograrlos. No solamente son alcanzables los ideales, sino que como resultado de nuestra experiencia y crecimiento pueden superarse para redefinir otros más ambiciosos. Los ideales marcan el rumbo de nuestras acciones a la vez que nos transmiten un sentido de urgencia pues no estamos seguros de disponer del tiempo necesario para alcanzarlos. Apuesto por recuperar esta palabra y su sentido. No puedes pasar un día...

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies