Ideales

He caído en la cuenta de que esta palabra la tenía olvidada. Para los de mayor edad les puede recordar a una vieja marca de cigarrillos. Pero en el mundo de la empresa éste ha sido un término abandonado. Lo hemos sustituido por otros con menos fuerza, como objetivos, propósitos o metas.

Una posible razón de su caída en desuso quizá esté en la percepción de que se trata de algo que sólo existe en el pensamiento y que resultará inalcanzable. Pero también pudiera ocurrir que no se hable de ideales porque se carezca de ellos.

Sería una desgracia no disponer de ideales. Significaría que hemos perdido la motivación para realizar cualquier sacrificio y que sólo ansiamos alcanzar espejismos que proporcionen gratificaciones inmediatas.

Son muchas las razones que justifican recuperar los ideales en lo profesional y lo personal:

  • Nos describen un modelo a alcanzar que sirve de norma en las decisiones ordinarias.
  • Son los patrones que ayudan a construir el mundo profesional o personal en el que deseamos vivir.
  • Sin ideales, el sentido de nuestro trabajo se queda meramente en lo cuantitativo. Trabajaremos más o menos pero carecerá de interés su calidad o su finalidad.
  • Carecer de ellos significa reconocerse perdedor por naturaleza pues no hay empresa que tenga sentido ser abordada.
  • Los ideales aúnan esfuerzos colectivos para su definición y ejecución pues somos conscientes de que solos no podemos lograrlos.
  • No solamente son alcanzables los ideales, sino que como resultado de nuestra experiencia y crecimiento pueden superarse para redefinir otros más ambiciosos.
  • Los ideales marcan el rumbo de nuestras acciones a la vez que nos transmiten un sentido de urgencia pues no estamos seguros de disponer del tiempo necesario para alcanzarlos.

Apuesto por recuperar esta palabra y su sentido. No puedes pasar un día más sin concretar los tuyos.