Otro día…

Tras esa expresión se esconde la peor trampa para tu desarrollo personal. Es lo que frena todas esas cosas que querrías hacer, el gran obstáculo para alcanzar tus objetivos.

Es un fenómeno muy extendido. Todos queremos mejorar pero pocos están dispuestos a cambiar. Y para crecer hay que cambiar. Es necesario, por tanto, tener la determinación de abordar ese cambio y hacerlo sin demora. Estos pasos pueden ayudarte a lograrlo:

  • Hazte la gran pregunta. ¿Hasta dónde quieres llegar? No es que puedas responderla ahora; seguramente se mantendrá vigente durante muchos años, pero te ayudará a señalar el rumbo. Servirá para ponerte en marcha, para aprovechar los talentos recibidos. Cuanto más trabajes con ellos, mayor será tu potencial y más lejos llegarás.
  • Empieza ahora. Te lo has de repetir cada día, desde primera hora, infinidad de veces. Necesitas que te transmita el sentido de urgencia que precisas para abordar todo eso que siempre acabas dejando para más adelante.
  • Afronta el miedo. Puede ser muy variado: al fracaso, a lo que otros digan, a la inseguridad financiera o al riesgo de lo desconocido. Unos te afectarán más que otros pero ten la tranquilidad de que nadie está libre de ellos. Por suerte dispones también del coraje para superarlos. Sólo necesitas descubrir la motivación que te empuje a hacerlo.
  • Toma la decisión. No puedes acomodarte y esperar que el cambio se tropiece contigo. Debes decidirte y asumir la responsabilidad de cambiar, de aprender de los errores, de incorporar nuevos hábitos, de nunca detenerte.

Tu desarrollo personal no es algo que te ocurre, un accidente con el que tropiezas. Tienes que perseguirlo.

 

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