Una razón del fracaso de directivos en posiciones de liderazgo ejecutivo es la tendencia a lo que se denomina micromanagement. Consiste en el ejercicio de un control excesivo e inapropiado que acaba por bloquear e inhibir a las personas necesarias para lograr los objetivos de la organización. La raíz de esta disfunción directiva suele ser el perfeccionismo. La búsqueda de la perfección lleva a sobreimponerse a los colaboradores impidiendo su autonomía, la asunción de responsabilidades y la generación de confianza. Si bien hay aspectos del perfeccionismo que podrían conducir a un mejor desempeño, como el establecer el orden y unos estándares elevados, paradójicamente deteriora otros aspectos. El perfeccionista no acepta los cambios, por interpretarlos como reconocimiento de un fracaso personal que trata de disimular cayendo en la desidia y en no acabar nunca las tareas. Este rasgo de su personalidad suele estar muy arraigado por haberlo ejercitado desde tanto tiempo que se ha vuelto su manera natural de ser. De hecho, al perfeccionista le suele ir bien en las organizaciones hasta que se le promueve a puestos de responsabilidad que impliquen confiar en los demás y delegar responsabilidades. A continuación se muestran algunos problemas derivados de este comportamiento. El perfeccionista… Es incapaz de conectar con la gente y establecer relaciones, lo que deteriora sus resultados pues los colaboradores no se sienten motivados a rendir lo debido. Pierde visión estratégica y empuja a trabajar duro en los asuntos equivocados. El desempeño sufre por no destinar los recursos a las iniciativas pertinentes. Se centra en el trabajo y no en los resultados. Le importa aparentar un trabajo intenso en vez de mostrar eficacia. Hace el trabajo de otros, lo que lleva a la inacción de los buenos colaboradores y a la pérdida de la capacidad de...
Decide, aunque no sea fácil...
Decidir cuál es la estrategia adecuada o la más acertada asignación de recursos no es nada sencillo en estos tiempos de continuos y significativos cambios tecnológicos. La toma de decisiones se ha vuelto tan crítica como difícil. Los directivos corremos el riesgo de ser lentos en la respuesta o no proporcionar la verdaderamente adecuada. Algunos incluso optan por no decidir, evitando así asumir responsabilidades y atribuyen todos los efectos negativos a la crisis, la competencia y demás factores del entorno. Pero aceptando que no puedas saber todo, eso no te impide tomar buenas decisiones estratégicas. Para hacerlo: Presta más atención al futuro que a lo que tienes entre manos. Pese a ser importantes los productos y servicios actuales, pueden distraerte de lo que será determinante mañana. Esto exige despegarse de lo cotidiano y imaginar el futuro desde cero. A muchos les cuesta, pero es la manera de alcanzar nuevas posiciones estratégicas singulares. Aprende de otros sectores. Descubre iniciativas innovadoras en negocios distintos del tuyo. Apóyate en tu red de contactos para identificar lo que otros están desarrollando en sectores ajenos y busca la manera de replicar sus éxitos en el tuyo, acomodando lo que sea necesario. No tengas miedo a decidir. Aunque la información de que dispongas sea incompleta o las consecuencias aparezcan inciertas, toma una decisión. Estate tranquilo, has reunido tanta información como has podido o era razonable y la has analizado adecuadamente. Lo que más temen tus colaboradores no es que te equivoques sino que no tomes decisiones. Les angustia y desconcierta más que nada. Y tras tomar la decisión actúa con firmeza y determinación para llevarla a cabo. Y tampoco temas revisarla y corregirla si las circunstancias cambian y los resultados no son los esperados....
Mary’s Land
Quienes me seguís con asiduidad sabéis que pocas veces me aparto en los comentarios en este blog de los temas de estrategia y desarrollo personal. Y hoy tampoco lo haré aunque a algunos, por un momento, les pudiera parecer lo contrario. He tenido la suerte acudir el día 12 a un pase privado de la última película de Juan Manuel Cotelo, Mary’s Land (http://www.maryslandmovie.com/). No conozco a mucha gente del cine y a Juan Manuel sólo desde hace un par de años. De sus trabajos desde la productora Infinito más uno debo decir que me parecen tan encomiables como de buena calidad. Tiene mérito producir ahora una película sobre la figura de María de Nazaret y su incesante actividad en el mundo de hoy. Y más aún hacerlo con tanta seriedad como sentido del humor. Toda la obra de Juan Manuel es una buena aplicación práctica del Modelo Delta de estrategia empresarial descrito con frecuencia en estas notas. Él no lo sabe, claro, ni falta que le hace. Sus películas se dirigen a aquellos que experimentan una determinada necesidad insatisfecha y les propone una oferta valiosa y absolutamente personal. No existe un público genérico para sus películas sino espectadores individuales que encuentran respuestas concretas a problemas singulares. Su producto va más allá de la estética. Carece de sentido discutir si te gusta la fotografía, el guión, la música o los actores, por más que su factura sea excelente. La veracidad y utilidad de su propuesta sólo se puede confirmar al salir del cine y aplicar su receta. Por tanto, ya seas ateo o religioso, agnóstico o creyente, de derechas o de izquierdas, ortodoxo o heterodoxo, cristiano o no, mientras seas persona, descubrirás algunos valores que andabas buscando y que desconocías cómo alcanzar. El éxito imprevisible...
No tires la toalla
Estas últimas semanas he podido reconocer la fatiga en muchos profesionales. La lucha por la renovación, por el lanzamiento de nuevas iniciativas, es agotadora. Los inmovilistas y contemporizadores son una mayoría que puede resultar aplastante. Tranquilo, nos pasa todos. Lo he escrito en otras ocasiones. Cuando estás a punto de lograrlo, las fuerzas parece que te abandonan y aún nadie demuestra interés por tu propuesta. La esperada recuperación depende de que no tires la toalla, de que te mantengas fiel a la idea de renovación con la que estás comprometido desde hace tiempo. Debes recordar…: Que no es fácil. Siempre lo has sabido. Pero no es más difícil que las iniciativas de otros menos preparados y con menos recursos. Persevera. Tu carácter excepcional. Nadie reconoce lo que tu ves ni hace lo que tu puedes. Tu capacidad para asumir como ordinario lo que otros consideran arriesgado es la base de tu singularidad. Sólo peleas hoy. Tranquilo, son sólo unas pocas horas. La batalla de ayer está olvidada y la de mañana no sabes si se dará, ni como será. Tu capacidad de recuperación. Todos cometemos errores pero tu eres capaz de dejarlos atrás y aprender de ellos. Lo vuelves a intentar cuantas veces sea preciso sabiendo que al final los aciertos llegarán. Tu inventiva. Para cada contratiempo que aparece eres capaz de encontrar una alternativa, lo que hace difícil tumbarte. Tus apoyos. Nunca estás sólo. Puedes apoyarte en los muchos colaboradores que te rodean. Dales el juego que te piden. Es una suerte trabajar contigo. Eres un héroe. No podemos perderte....
Quiénes deben participar...
Un aspecto siempre debatido es la responsabilidad en la formulación de la estrategia. Su relevancia intrínseca ha hecho que la Alta Dirección de la empresa asumiera habitualmente el protagonismo de su definición. Hoy día se aboga por una elaboración más participativa de la estrategia empresarial aunque los argumentos para hacerlo no suelen quedar bien establecidos. Esto hace que dicha idea sea evaluada por algunos como una moda y descartada por esnobismo. Lo cierto es que los puestos de liderazgo organizativo pueden sufrir ciertas limitaciones que afectarían a la calidad de su juicios estratégicos, por ejemplo: Posible aislamiento de la realidad. Desconocimiento de los efectos de sus decisiones. Escasa diversidad de pareceres. Sesgos por experiencias anteriores. Todo ello puede conducir a la selección de opciones erróneas o imposibles de ejecutar que afectarán negativamente al desempeño de la organización. Tiene todo el sentido, por tanto, en un contexto de abundante información fácilmente accesible y compartida, que diversos directivos en distintos niveles de la organización se impliquen en el debate de la formulación de la estrategia institucional. Hacerlo así permitirá la elaboración de una propuesta estratégica coherente, acorde con los principios y prioridades de la organización, asumible por todos los participantes y ejecutable con el compromiso de todos. Cada vez son más las empresas que incorporan este proceso abierto y participativo por las ventajas que proporciona: Una estrategia enriquecida por la diversidad de puntos de vista y conocimiento directo de los problemas reales a abordar. Unos planes de acción más apropiados y viables. Una mayor identificación y compromiso de los responsables de la ejecución de las iniciativas. Al actuar así se alejan de situaciones anteriores en las que nadie parecía saber cual era la estrategia de la empresa y sientan las bases para alcanzar una mayor eficacia...
Sobrevivir
Desenvolverse en el mundo de los negocios hoy es lo más parecido a la travesía por una selva cerrada. La hostilidad del medio, la incertidumbre del camino a seguir, las adversidades que te aparecen a diario, la creciente sensación de abandono… Tu supervivencia viene condicionada por tu capacidad para recibir lo inesperado y adaptarte de inmediato. Y sin embargo tu entrenamiento está más en la gestión de estructuras claras y procesos estables, más propios de los tiempos tranquilos del pasado. Es evidente que necesitas saber dónde te diriges y disponer de un plan sobre como llegar allí. Pero no te conformes ni te acomodes con el orden en la ejecución de ese plan. La realidad es que surgirán acontecimientos que pueden obligarte a modificar el destino, a redefinir tus objetivos, a responder con rapidez y aprender de continuo. De ahí que debas desarrollar en tus colaboradores la capacidad para desenvolverse en la incertidumbre y gestionar la ambigüedad. Te ayudarán a lograrlo estas orientaciones: Seguimiento continuado: Del entorno, de los clientes, de los competidores, del trabajo que cada uno realiza. Discusión habitual: De los cambios identificados, de las sospechas percibidas, de las dudas generadas. Búsqueda de creación de valor: Resolución de nuevos problemas para clientes cambiantes. Agilidad en las respuestas: Aceptando la necesidad de experimentación y la aparición de equivocaciones. Evaluación de los riesgos: Saber cuáles evitar y cuáles acometer. Registrar los avances: No fiarse de los indicadores del pasado. Precisas de otros que midan rapidez de respuesta y capacidad de aprendizaje. Atravesar esta selva es una expedición que puede llegar a ser apasionante, en particular en estos tiempos marcados por las innovaciones tecnológicas, la interconexión mundial y la rapidez de los cambios. Pero la supervivencia depende de una preparación profesional y de la...
Las preguntas que te haces...
A la vista de los resultados, puede afirmarse que el grado de desorientación es notable. La capacidad para desarrollar un pensamiento estratégico no está suficientemente extendida, de ahí que resulte complicado concretar una visión acertada del negocio y desarrollar el camino para hacerlo realidad. Y sin embargo disponer de esa cualidad es determinante para crear una propuesta de valor significativa y singular. En demasiadas ocasiones nos encontramos con empresarios y directivos que parecen tener muy claras las respuestas: cuál ha de ser el producto, cómo fabricarlo, dónde venderlo, cómo darlo a conocer o cuánto cobrar por él. Pero no se han hecho las preguntas adecuadas o no las han considerado lo suficiente, de ahí que se sorprendan cuando las cosas no salen como esperaban. Deberías dedicar tiempo a reflexionar sobre un conjunto de preguntas que representen verdaderos retos y cuyas respuestas te orienten hacia el camino apropiado. Puedes agruparlas en estos ámbitos: La situación del negocio: ¿Cómo haces dinero? ¿Por qué te eligen a ti los clientes? ¿En verdad, por qué te pagan? ¿Dónde radica tu singularidad? El mundo en que te encuentras: ¿En qué ha cambiado y cómo te afecta? ¿Son distintos los clientes o los competidores? ¿Te apoyas en esos cambios para obtener alguna ventaja? Los clientes que tienes: ¿Los conoces? ¿Identificas cuáles son sus problemas? ¿Sabes cómo resolverlos? ¿Puedes ayudarles mejor que tus competidores? Las empresas con las que trabajas: ¿Con quién colaboras para atender mejor a tus clientes? ¿Cómo podrías ofrecerles más valor a tus clientes? ¿Quienes podrían formar parte de tu ecosistema empresarial al servicio de tus clientes? La revolución que deseas: ¿Qué puedes hacer para cambiar las reglas de juego? ¿Cómo puedes anticiparte a tus competidores? Lo que debes abandonar: ¿Cuál es tu proceso de toma de decisiones?...
¿Dónde vamos?
Los deseos de encontrarse ya en el camino de salir de la crisis son tales que cualquier indicador que no refleje un empeoramiento es recibido con entusiasmo. En mis recientes viajes por el país he podido observar con frecuencia la apertura de nuevos negocios, algo desacostumbrado en los últimos meses. Lo llamativo sin embargo es la naturaleza de los mismos: se abren tiendas de moda y complementos, bares y restaurantes, establecimientos exhibidores de productos para las reformas del hogar, inmobiliarias, panaderías… No me preocupa tanto que sean este tipo de negocios como el hecho de que no aportan nada distinto a los que les precedieron y cerraron. Se presentan al mercado de la misma forma, con idénticos modelos de negocio, incapaces de reconocer que los clientes y sus demandas son significativamente diferentes. Siguen por tanto sin identificarse: Nuevos sectores industriales o de servicios capaces de hacer crecer la economía y crear empleos cualificados y mejor remunerados. Nuevas políticas favorecedoras de la modernización de nuestra estructura productiva y el desarrollo de sectores basados en las tecnologías con futuro. Nuevos instrumentos para formar a los profesionales capaces de desenvolverse en esos sectores. Los incentivos adecuados para estimular la creación de empresas innovadoras. Seguir haciendo lo mismo nos mantendrá en una posición marginal o poco relevante respecto a los países de nuestro entorno. Ellos se aprovecharán de parte del talento que somos capaces de generar y el resto se perderá. Es un peligro la desesperanza que de manera transversal se está implantado en jóvenes de todas las clases sociales, cuando precisamente ellos son los más indicados para promover el cambio. Alguien debe liderar sin más demora las reformas que se necesitan para desarrollar las nuevas competencias que demandan sectores basados en las tecnologías y el conocimiento....
Redescubre la estrategia...
Desde este blog, parece razonable que a mi me toque defender la estrategia. Pero es que la necesidad de hacerlo no ha disminuido, a la vista de las nuevas actuaciones que emprenden muchas empresas y de los asesoramientos que reciben para superar la situación actual. Desde muchos ámbitos se recoge el comentario de que ya ha pasado lo peor. Y observo en algunos lugares una renovación de la actividad empresarial, si bien resulta difícil reconocer una estrategia clara o un cambio de modelo de negocio. Pero hay que insistir que la recuperación pasa por la redefinición de la estrategia de la empresa y una transformación radical del modelo de negocio. Una característica que describe al proceso de formulación estratégica hoy día es la agilidad. Es el resultado de unos procesos de desarrollo y ejecución de la estrategia rápidos e iterativos, que se desprenden de convencionalismos del pasado y que apuestan por experimentar y aprender. Para conseguir dicha agilidad, Abandona los dogmas internos y los comportamientos tradicionales del sector. Innova en la identificación de clientes, en la propuesta de valor y en el modo de hacerla llegar. Deja de seguir e imitar a los competidores. Concentra los recursos en los proyectos más críticos y prometedores para el futuro de la empresa. Accede a nuevos mercados geográficos. Ten a todo el mundo en el lugar adecuado y haciendo lo que le corresponde. Trabaja siempre por lograr una ejecución eficaz. No puedes decir que tienes una estrategia si no está orientada a la consecución de unos resultados concretos. Busca la ayuda de alguien con experiencia directiva y no te fíes de asesores generalistas y teóricos que desconocen tu mercado. Lo reconocerás por lo que te enseña, por su implicación en la ejecución y su compromiso por...
Twitter y aprendizaje...
Ayer escribía sobre la incorporación de la tecnología a los negocios y su papel como herramienta para la reinvención de los mismos. Al acabar de escribir la nota me encontré con este artículo* que me lleva a hablar de innovación y de mi actividad académica. Estoy obligado a recordar un ejemplo personal muy cercano que te puede servir de estímulo. Si hay que vencer habitualmente el pudor cuando se escribe un blog, más difícil se hace cuando el asunto obliga a hablar de uno mismo. Por eso mejor hablo de los alumnos de la asignatura de Dirección Estratégica del año 2009-10. Con ellos pusimos en marcha una herramienta complementaria para el seguimiento de la asignatura por medio de Twitter, entonces todavía en sus inicios. El reto para los profesores era el concentrar los conceptos en frases de 140 caracteres. Cada clase generaba un conjunto de tweets que se publicaban en la cuenta privada de la asignatura. Incluían también preguntas de autoevalución que eran respondidas en un tweet posterior. El timeline de la cuenta permitía repasar los principales conceptos de la asignatura al navegar por los tweets publicados. Al siguiente curso la experiencia se amplió a asignaturas como Dirección Comercial, Macro y Microeconomía. Incluso éstas últimas, más abstractas, respondieron muy bien al reto planteado. Las gráficas aparecían como imágenes enlazadas en el tweet correspondiente. Algunos de los que seguís este blog sois testigos de aquella experiencia. Como entonces, sigo defendiendo la idea de que la tecnología a nuestro alcance nos permite generar iniciativas nunca antes probadas, por lo que puedes considerarte un pionero mundial al aplicarlas. Unas no cuajarán, pero otras tendrán éxito. Lo importante no es el reconocimiento que otros te den sino la voluntad de mejora de tus servicios y la motivación y vinculación que genera. Insisto en...