El perfeccionista (1)

perfeccionistaUna razón del fracaso de directivos en posiciones de liderazgo ejecutivo es la tendencia a lo que se denomina micromanagement. Consiste en el ejercicio de un control excesivo e inapropiado que acaba por bloquear e inhibir a las personas necesarias para lograr los objetivos de la organización.

La raíz de esta disfunción directiva suele ser el perfeccionismo. La búsqueda de la perfección lleva a sobreimponerse a los colaboradores impidiendo su autonomía, la asunción de responsabilidades y la generación de confianza.

Si bien hay aspectos del perfeccionismo que podrían conducir a un mejor desempeño, como el establecer el orden y unos estándares elevados, paradójicamente deteriora otros aspectos. El perfeccionista no acepta los cambios, por interpretarlos como reconocimiento de un fracaso personal que trata de disimular cayendo en la desidia y en no acabar nunca las tareas.

Este rasgo de su personalidad suele estar muy arraigado por haberlo ejercitado desde tanto tiempo que se ha vuelto su manera natural de ser. De hecho, al perfeccionista le suele ir bien en las organizaciones hasta que se le promueve a puestos de responsabilidad que impliquen confiar en los demás y delegar responsabilidades.

A continuación se muestran algunos problemas derivados de este comportamiento. El perfeccionista

  • Es incapaz de conectar con la gente y establecer relaciones, lo que deteriora sus resultados pues los colaboradores no se sienten motivados a rendir lo debido.
  • Pierde visión estratégica y empuja a trabajar duro en los asuntos equivocados. El desempeño sufre por no destinar los recursos a las iniciativas pertinentes.
  • Se centra en el trabajo y no en los resultados. Le importa aparentar un trabajo intenso en vez de mostrar eficacia.
  • Hace el trabajo de otros, lo que lleva a la inacción de los buenos colaboradores y a la pérdida de la capacidad de iniciativa.
  • Se acaba rodeando de colaboradores a los que les gusta que les digan exactamente lo que deben hacer, lo que conduce a un pobre desempeño.
  • Promueve una cultura de aversión al riesgo, inseguridad y desconfianza, lo que impide mantener el ritmo de los competidores.
  • Su carácter hipercrítico, obsesivo y exigente hace que los buenos profesionales le duren poco; abandonan en busca de mejores posibilidades de desarrollo.

 

Por si te ocurriera esto a ti, en la siguiente nota veremos cómo corregir este comportamiento.