Mejora

Si buscas mejorar, más tendrás para ofrecer. Adquiere la mentalidad de la sobreabundancia: hay de sobras para todos y además contamos con la capacidad de generar aún más. Cuanto más des, más tendrás para entregar. Como consecuencia de esa mentalidad, busca añadir valor cada día a los que te rodean. Mira de estar disponible y atento. Pregunta qué pueden necesitar o en qué les puedes ayudar. La mejor manera de demostrar que les valoras es preguntarles su opinión y saber lo que es importante para ellos; te ayudará a saber cómo ayudarles. Nadie es lo suficientemente bueno como para mantenerse en la cima sin caer. Para ser bueno tienes que mejorar continuamente. Ese debería ser tu objetivo. Mejorar para poder ayudar a los que te rodean a ser mejores. Cuanto más sepas de ellos, mayor será tu impacto en su vida. Tienes que querer más para ellos que de ellos. Trata de crecer y mejorar tu posición con el fin de ayudar a otros y observa lo que ocurre: crecerá aún más lo que puedes ofrecer y te motivará a compartir tus ideas, tu tiempo, tus relaciones, influencia y talento. Cuando te esfuerzas por ser más valioso, más valor puedes transmitir a los demás y aumentar así tu capacidad para relacionarte....

Experto o amateur

Aprender a mejorar cualquier competencia requiere capacidad de concentración; y su ejecución práctica exige prestar toda la atención. Si ésta estuviera centrada en otro lugar, el cerebro no será capaz de fijar esas rutinas concretas necesarias para desarrollarla. Cuando ya se domine el modo de ejecutarlas, la atención deliberada deja de ser necesaria y pueden ejecutarse sin pensar, de manera automática e inconsciente. Es en este punto donde se separan los caminos del amateur y del experto. El primero se contenta con un nivel de desempeño razonablemente bueno, pongamos que después de unas 50 horas de práctica, y no siente la necesidad de seguir ejercitándose de forma deliberada, concentrando toda su atención. Se contenta con ir pasando con lo que ha aprendido. Por mucho que practique, su mejora será insignificante. El experto, por el contrario, peleará activamente contra esa tendencia al automatismo, buscando ejercitarse de forma consciente para alcanzar unos niveles de desempeño superiores. Cuanto más tiempo permanezca en esa práctica realizada con toda la atención concentrada, mayor y más completo será el desempeño que se alcance. La intensidad de ese esfuerzo de concentración ocasiona fatiga. De ahí que los expertos limiten este tipo de práctica a unas cuatro horas al día. Este régimen de entrenamiento debe incluir períodos de descanso para la recuperación física y mental....

El valor de los amigos...

Hay quienes llegan a un momento en su vida en el que deciden hacer un cierto inventario. Y suelen quedar insatisfechos con lo que descubren: Pese a tener claras sus prioridades, trabajar duramente y centrarse en alcanzar sus metas, no logran obtener el impacto al que aspiraban. La razón estriba en haberse fijado excesivamente en ellos mismos y no haber prestado suficiente atención a la colaboración y conexión con los que se han cruzado. Para destacar todo lo que debieras no basta con dar lo mejor de ti mismo. Necesitas de la colaboración de aquellos con los que trabajas y te relacionas; de este modo las diversas capacidades se complementan y potencian de manera recíproca. La importancia de estas relaciones en tu vida es algo que sólo podrás reconocer al cabo de los años, cuando su impacto se te manifestará muchas veces de manera tan sorprendente como gratificante e inesperada. No retrases más el establecer como prioridad la construcción de unas relaciones firmes con otra gente, con cuantos más mejor, sin seleccionar o discriminar por estatus o profesión. Serán mañana la fuente de tus principales satisfacciones, al descubrir el impacto que tuviste en sus vidas, así como su contribución a tus logros profesionales y personales. Serán esas relaciones las que te definan. Quizás hasta ahora no han sido todo lo numerosas, positivas o significativas que te gustaría, pero puedes aprender a desarrollarlas, mejorando así tu capacidad de relacionarte. Puedes empezar por valorar de manera intencionada a la gente con la que coincides cada día, confiando en ellos y apreciándoles. Si te desagradan, si no crees en ellos, si no los respetas, estarás construyendo una barrera que limitará tu potencial. Mientras que si los valoras y les sirves de algún modo, tus capacidades se manifestarán...

No trabajes solo

La relación entre el trabajo hecho en profundidad y el trabajo colaborativo es compleja. Merece la pena aclararlo porque encontrar el equilibrio entre el trabajo individual intenso y el trabajo realizado en equipo ayuda a mejorar la calidad del primero. Compartir el lugar de trabajo con un gran número de colaboradores distrae en exceso y crea un entorno que impide pensar seriamente. Sin embargo, la teoría que se apoya en las casualidades fortuitas como fuente de la creatividad defiende el efecto positivo que se deriva de la interacción entre las personas. Este punto de vista plantea la falsa idea de que el trabajo individual hecho en profundidad es incompatible con la generación de grandes ideas. El equilibrio parece encontrarse en buscar ideas colaborando con otros de forma regular, pero manteniendo a la vez la obligación de trabajar en profundidad. De ahí que la opción por el trabajo realizado en solitario no sea necesariamente la mejor estrategia. Para determinados problemas, trabajar con otros ayuda a entrar más en profundidad que si se trabajara aisladamente. En definitiva: Las distracciones impiden desarrollar un trabajo en profundidad. De ahí la conveniencia de separar los momentos en los que se trabaja con intensidad de aquellos otros en los que se busca la interacción con terceros con el fin de aumentar la creatividad. Se trata de optimizar ambas situaciones en vez de mezclarlas. Cuando puedas aislarte para trabajar con intensidad, hazlo. Pero trabajar codo con codo con alguien en un problema puede ayudarte a ganar en profundidad y obtener resultados más valiosos que trabajando en solitario....

El mito de las 10.000 horas...

Te lo habrán contado repetidas veces. Este es el tiempo de práctica que, en cualquier campo debes alcanzar para convertirte en un experto. Pero esto es solo parcialmente cierto. Como bien puedes comprender, en cualquier deporte, si lo practicas cometiendo un error básico en su técnica, por muchas horas que le dediques, si arrastras ese error, nunca alcanzarás la profesionalidad. De la repetición mecánica, por sí misma, no se deriva ningún beneficio. Sólo vale la continua rectificación para lograr acercarse al objetivo. A fuerza de empujar puedes alterar cualquier sistema, sabiendo que cada vez que superes tus propios límites cometerás, al inicio, más errores. El secreto del éxito está en esa práctica deliberada en la que alguien te acompaña, durante meses o años, con un sistema de entrenamiento bien diseñado, siempre y cuando le dediques toda tu atención. Las muchas horas de práctica son necesarias, pero no suficientes para alcanzar un desempeño excelente. Es la concentración para mejorar de determinados detalles lo que permite alcanzar la condición de experto....

Desconectando

Considera el esfuerzo mental necesario para procesar la sobrecarga de información a la que estás expuesto: noticias, correos, llamadas, tuits, blogs, foros, comentarios sobre opiniones, etc. Esta tensión se añade a la presión por las cosas que has de acabar. Concentrar la atención en un asunto requiere bloquear muchos otros. La mente ha de luchar contra múltiples intereses que reclaman su prioridad, tratando de separar lo importante de lo irrelevante. Ese esfuerzo genera fatiga, hasta llegar al agotamiento. Los signos de desgaste mental, como la pérdida de eficacia, la distracción frecuente o la irritabilidad, reflejan la pérdida de glucosa ocasionada por el excesivo ejercicio mental que deja al cerebro sin energías. El antídoto para esta fatiga es el mismo que para el agotamiento físico: el descanso. ¿Pero cómo hacer descansar un “músculo” mental…? Pues deteniendo esa actividad y relajando la mente en un entorno tranquilo, preferentemente en contacto con la naturaleza. Actuar así restaura la capacidad de atención. Esa recuperación se produce cuando se abandona la concentración necesaria para evitar las distracciones y se permite a la mente que discurra libremente. Pero esto no ocurre si se pasa a otras actividades más superficiales, como responder correos, embarcarse en videojuegos, o navegar por Internet. Conviene desconectar periódicamente para recuperar la concentración y el autocontrol. Éste es sólo el primer paso. Hay que volcarse en otras actividades que no vuelvan a reclamar capacidad de atención, como conducir o caminar por la calle en medio de una multitud. Se trata más bien de pasear por un parque o entrar en contacto con la naturaleza, desplazando la atención hacia algo relajante y evitando caer en las preocupaciones a las que espontáneamente conduce una mente ociosa....

Ineficiencias

No es extraño descubrir en las organizaciones la puesta en marcha de proyectos sin un problema o misión que los justifique. La consecuencia es que esos activos o competencias desarrolladas quedan sin utilizar. Alguien con responsabilidades directivas acabará por descubrir esos recursos desperdiciados y tratará de compensarlos con recortes y despidos, lo que afectará negativamente las operaciones. Esto no significa condenar la puesta en marcha de proyectos científicos o de ingeniería. Al contrario, buena parte de los logros futuros dependerán de los avances e innovaciones en la manera de operar. Pero si no hay un problema que los justifique, alguien se lo inventará y las cosas se liarán. Te sorprenderá saber cuantas iniciativas, equipos de trabajo, o reuniones se crean sin haber definido antes el problema del que ocuparse. Parecería que sólo obedecen al deseo de ampliar el curriculum, de figurar como responsables. Es tentador inventarse un objetivo sólo por el deseo de tenerlo, especialmente si se trata de un proyecto estimulante o lucrativo. El éxito de una organización se reconoce por su eficiencia. Has de usar las personas y los equipos adecuados. Disponer sólo de aquellos que verdaderamente necesites y respaldados por evidencias concretas. Los recursos que se malgastan en tareas innecesarias se están detrayendo de áreas necesarias para cumplir la misión, lo que directa o indirectamente daña a la organización....

El papel de la atención...

La atención funciona como un músculo que, si no la practicas, se atrofia; y que, si se trabaja bien, crece y se desarrolla. La atención la puedes centrar en tres ámbitos: La interior, que te sintoniza con tus intuiciones, orientando tus valores y decisiones. La que se dirige a los demás, que facilita o suaviza las relaciones con ellos. La atención al exterior, que te permite navegar con fluidez por el ancho mundo. Quizás percibes tu entorno como abrumador y desmoralizante, cargado de tensiones, contratiempos y tentaciones. La atención, que en su origen terminológico significa alcanzar algo, te conecta con el mundo y conforma y define el modo en que lo experimentas. La atención que prestes a cada uno de aquellos ámbitos te ayudará a encontrar un equilibrio en el que ser productivo y feliz. La falta de atención, las distracciones que proporcionan hoy los medios digitales, te alejan de la interacción cara a cara con las personas, y te impiden apreciar la comunicación no verbal. Adicionalmente afectan a la capacidad para seguir una historia, desarrollar el aprendizaje y la creatividad, o ver cómo progresa una tarea hasta el final....

Sólo para mayores

Parecería que la creatividad y la innovación son cosa de jóvenes. Son capaces de formular con rapidez ideas grandes y originales, que aplican a la resolución de problemas a los que se enfrentan por primera vez. No precisan de años de investigación metódica y quizás por eso acaban por copiarse a ellos mismos en la manera de solucionar los problemas. Pero la creatividad también se encuentra entre los menos jóvenes y se describe como experimental. Los innovadores aquí trabajamos resolviendo los problemas mediante prueba y error, aprendiendo y evolucionando conforme progresamos. No tenemos de partida una solución específica en la cabeza; no somos sprinters sino corredores de fondo. La creatividad aquí es el resultado de años de acumular conocimientos y capacidades por lo que la originalidad suele ser más sólida. El abordaje experimental a la resolución de problemas lleva más tiempo, pero es más renovable. Para mantenerse original con la edad y acumular experiencia, no se trata tanto de planificar lo que se quiere crear como de probar diferentes opciones y soluciones. En vez de replicar ideas del pasado, la paciencia acaba proporcionando algo novedoso y útil. Esprintar está bien para los jóvenes genios, pero la maestría de la madurez se obtiene con el aguante propio de la carrera de maratón. Desarrolla esa curiosidad incansable, practica esa exploración continua, ejerce esa dedicación perseverante que no se deja deslumbrar por los destellos de las liebres. Nunca será tarde para producir algo original; algo nuevo acaba siempre por salir....

Nuevos profesionales

La nueva economía en la que operamos precisa de nuevos profesionales con perfiles distintos y variados. Es fácil identificar que se necesitan tres tipos de ellos: Los más capaces. Se precisan hoy unos profesionales altamente capacitados, aptos para trabajar con máquinas “inteligentes”. Se les exige disponer de un conocimiento abstracto y poder tomar decisiones apoyadas en abundancia de datos. Los “estrellas”. Herramientas como el correo electrónico y las reuniones virtuales han condicionado la deslocalización de muchos empleos basados en el conocimiento. La tecnología hace que cada vez sean más productivas las tareas desarrolladas de forma remota. Al crearse así un mercado mundial y accesible del talento, quienes destacan en él progresan, mientras que el resto tiene dificultades. Compensa ser el mejor, incluso aunque la ventaja que proporcione el talento sea pequeña. La tecnología ha transformado los mercados locales en un bazar universal y cada vez son más las personas que compiten con las estrellas mundiales de sus sectores. Los «capitalistas». Este grupo lo componen aquellos que disponen del capital para invertir en las nuevas tecnologías que condicionan la reestructuración del mercado de trabajo. En la medida en que la tecnología digital reduce la necesidad de mano de obra en muchos sectores, quienes son propietarios de las máquinas “inteligentes” obtienen retornos económicos más altos. Por eso es posible que empresas de capital riesgo ganen miles de millones vendiendo empresas que sólo emplean a una docena de personas. En resumen, en esta nueva economía hay tres grupos de profesionales que cuentan con una ventaja singular: aquellos capaces de trabajar bien y de manera creativa con máquinas “inteligentes”; aquellos que destacan por ser los mejores en lo que hacen; y aquellos con acceso al capital. Ciertamente no serán los únicos importantes, pero sí los que progresarán más....

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