No sé si te ocurre como a mi. Hay épocas en las que parece que el tiempo no cunde y andas más desbordado de compromisos y tareas por hacer. Es fácil caer entonces en el desorden y olvidar algunos de los elementos básicos de la gestión de la agenda y del uso eficaz del tiempo. Por si estuvieras en una situación parecida repasemos algunos puntos: Establece prioridades. Ayuda a centrarse en lo más importante que hay que llevar a cabo. Más que en elaborar listas inacabables de cosas por hacer, señala las tareas de más impacto. Mira de elegir cada día sólo tres de ellas y completarlas. Deshazte de lo secundario. Piensa en la regla del 80/20. Identifica ese 20% de cosas que te generan el 80% de los resultados. Las que sólo te proporcionan un beneficio pequeño o marginal no tienes más remedio que eliminarlas. Concéntrate. Has de poder trabajar sin distracciones y de modo consistente en esas tareas importantes. Trata de bloquear períodos de tiempo de 90 minutos para avanzar en ellas. Otros utilizan períodos de 20-25 minutos y descansan cinco. Después deciden si continuar con esa tarea o seguir con otra. Haz pruebas y elige la que más te ayude. Analiza lo que haces. Es la única manera de saber si vas avanzando. Te ayuda a decidir lo que debes abandonar de modo que vayas ganado tiempo disponible. Organízate. Es la mejor manera de evitar perder tiempo por causa de tu desorden. Repensar periódicamente tu modo de organizarte y tirar lo que no usas, te libera de incomodidades y te hace la vida más fácil. Me pongo de nuevo a ello. Y en los próximos días miraré de repasar las recomendaciones de Peter Drucker sobre este asunto. ¿Te sobra tiempo…?...
Anima a tu gente
Sigo con el tema de los últimos días. Los empleados han de emprender iniciativas independientemente de la responsabilidad o autoridad que tengan asignada. Y dado que su contribución puede tener impacto en la innovación de procesos, en la mejora de la eficiencia y en el desarrollo de nuevos productos y servicios, habrán de verla recompensada. Veíamos ayer cómo ésta es una responsabilidad que los directivos no pueden obviar. He aquí algunas cosas que puedes hacer para crear un entorno propicio: Díselo a tus colaboradores. Explica porqué es importante que tengan iniciativas y el efecto beneficioso que tendrán sobre toda la organización en forma de satisfacción de los clientes, de ahorro de costes y de generación de nuevos productos. Sé un ejemplo. Da muestra de tu propia iniciativa que sirva de inspiración para los demás. Descentraliza la toma de decisiones. Transfiere la autoridad a tus colaboradores para que puedan tomar determinadas iniciativas sin tener que pedir permiso. Puedes ligarlo a un determinado nivel de gasto, por ejemplo. Reconoce el esfuerzo incluso cuando se den fracasos. Lo importante es la capacidad de asumir el riesgo. Hay que animarles para que lo sigan intentando. Premia el éxito. A veces la mejor recompensa en un reconocimiento público. Piensa en las cosas que podrían motivarles más allá del dinero. Cuando el entorno facilita la toma de iniciativas, se estimula la creatividad. El verlas puestas en prácticas genera un sentimiento de satisfacción que puede ser la mejor recompensa de todas. Asegúrate de establecer algún indicador y mide y comunica los resultados, o no lograrás ningún...
Los errores de los comienzos...
En los tiempos actuales muchos se animan a emprender nuevas iniciativas empresariales o transformar de manera radical sus negocios actuales. Y qué bien que eso sea así por el bien de todos. Es por tanto un buen momento para recordar algunos fallos, habituales en esas situaciones y que no conviene cometer: Pensar demasiado en el plan de empresa. En primer lugar habría que decir que los planes de empresa ya no deben ser como solían, pero eso nos desviaría ahora. Lo relevante es no obsesionarse por la literalidad del plan hasta el punto de olvidar el negocio. La planificación no es lo principal, sino su adaptación y ejecución. Fiarlo todo a la imagen. El diseño de la identidad corporativa es una cosa pero no puede confundirse con la verdadera sustancia del negocio. Quedarse sólo en lo superficial no conduce a nada. Lo determinante es la capacidad de entregar una propuesta de valor, y ésta no puede demorarse. Abarcar demasiado. Es normal que bullan las ideas y se presenten oportunidades muy atractivas. Fácilmente generan excitación pero descentran y distraen de la ejecución. Es preciso ser menos ambicioso y enfocarse en lo que se puede dominar. Y eso significa empezar pequeño. Subestimar lo que se tarda. Nada va tan rápido como te piensas. El tiempo necesario para cualquier cosa siempre acaba siendo mayor. Prevé las consecuencias y qué harás si no se cumplen los objetivos en el plazo previsto. Sólo aceptar lo perfecto. Piensas conocer las necesidades de los clientes y crees ser capaz de lograr el producto perfecto para satisfacerlas. Lo cierto es que no puedes estar seguro de saber lo que quieren, ni está a tu alcance esa perfección que buscas, ni se ajustará a lo que te demanden, y te retrasará fatalmente si...
Líderes devaluados
Leyendo aquí y allá me tropiezo con muchos artículos sobre liderazgo que describen comportamientos triviales de los supuestos líderes y que contribuyen a devaluar su figura. Parecerían personajes teatrales que interpretan un papel poco creíble y, por tanto, con escasa capacidad de motivación y arrastre. Creo que ya he debido comentarlo en ocasiones anteriores; en todo caso vale la pena recordarlo. Nos jugamos mucho en la identificación y desarrollo de verdaderos líderes, y más en los tiempos actuales. Confundirlos puede resultarnos desastroso, tanto en el ámbito empresarial como social. Demasiadas veces se habla de ellos para atraer la atención y ensalzarlos. Y sin embargo el liderazgo verdadero no llama la atención sobre el que lo ejerce sino sobre los demás. No es un título de privilegio sino una carga de mucha responsabilidad, un servicio a una causa superior. Las visiones reducidas, mezquinas, centradas en lo menudo no son propias de un líder. Al contrario, es la cualidad que permite descubrir las capacidades de los demás y hacer que den lo mejor de sí mismos. El líder se ocupa de aquellos a los que sirve, de ayudarles a convertirse en mejores personas. Por tanto el verdadero liderazgo no se preocupa tanto por…: …buscar reconocimiento como por darlo. …levantar barreras como por derribarlas. …crear burocracias como por desmontarlas. …establecer fronteras como en construir puentes. …evitar riesgos como en pensar a lo grande. …los resultados inmediatos como del impacto de los mismos. …controlar como por renunciar a hacerlo. Debemos dedicar tiempo a nuestro propio desarrollo e inspirar a otros a que sigan este...
La satisfacción del cliente (2)...
Veamos hoy algunos elementos concretos en los que podemos actuar para conseguirla: Escucha al Cliente. Solicita y evalúa los comentarios de los clientes a través de los distintos canales y puntos de contacto. Has de analizar su percepción de la empresa y del trato para poder actuar en su mejora. No olvides que hay una parte significativa que es emocional y que sólo puedes captar de manera cualitativa. Establece indicadores clave. Te medirán el desempeño y el grado de avance de tus iniciativas. Variarán en cada organización y te has de asegurar de que son relevantes para lo que persigues y que puedas actuar sobre ellos. Obtén información. La medición del desempeño debe ir seguida de la identificación de las áreas de mejora y de las iniciativas a implantar. Gestiona el conocimiento. Acumula la información de lo que los clientes piden o necesitan y ponla fácilmente al acceso de todos tus profesionales. Ha de servir para que la satisfacción proporcionada sea consistente en cualquier punto de interacción. Utiliza diversos canales. Cada cliente tiene su preferencia acerca de la manera de comunicarse con la empresa. Averíguala y dale tantas opciones como puedas. Elabora perfiles de los clientes. La información del cliente ha de ser completa y estar actualizada. Una visión única e integral del cliente. No permitas abordajes diferentes desde distintos departamentos. Cualquier punto de contacto con el cliente dispone de toda la información del mismo. Personalización. Los factores determinantes de la satisfacción son diversos y su reconocimiento te permitirán segmentar de manera eficaz a los clientes. Piensa menos en la variables tradicionales y más en el valor generado para cada uno de ellos. Ten empleados comprometidos. Se refleja de manera directa y muy positiva en la satisfacción del cliente. Deberías alinear la evaluación y...
La innovación no se ordena...
Todos dicen que la buscan pero pocos la conocen o saben cómo alcanzarla. No hay directivo que se precie que no hable de innovación pero la creatividad precedente sigue siendo algo difícil de agarrar. Esto se debe en buen parte a que se persigue de manera inadecuada. Se piensa más en procesos estructurados y formales, sesiones formativas y reuniones de trabajo, mientras que los estudios existentes confirman que estos sistemas resultan poco eficaces. Es la interacción entre las personas en condiciones y entornos informales lo que estimula la capacidad de grupos de personas para pensar de manera creativa y novedosa. Aquí enlazamos de nuevo con el papel de la cultura de esas organizaciones innovadoras de la que hemos hablado en otras ocasiones. Cuando nos cuentan la manera de trabajar de las empresas más creativas nos hablan de reuniones en los pasillos o en la cafetería, o hasta altas hora de la noche, o de sesiones maratonianas de fines de semana sin descansar. Dejando de lado la anécdota, que en algunos casos roza la leyenda, la realidad es que esas empresas abordan los problemas de manera distinta. Los implicados en ellos los comparten a través de sus redes informales por toda la organización. Esa base de confianza y esa mayor comunicación multiplica la potencialidad de los recursos disponibles para encontrar soluciones. De nuevo, gente capacitada conectada a través de redes profesionales: el tema de más actualidad. Como puedes imaginar, estos resultados no se alcanzan como consecuencia de las órdenes de los directivos que desean tener una organización innovadora por decreto, sino de la interacción espontánea y habitual entre las personas. Pero los directivos pueden cooperar con algunas señales significativas. Las empresas que más destacan por su innovación la han incorporado de alguna manera al propósito...
La incompetencia directiva...
Luchar contra ella se ha convertido casi en una característica distintiva de estas notas. No es tanto una obsesión como un compromiso personal de mejora que todos necesitamos. Tanto el haber convivido con ella como haber sido testigo de su impacto negativo en organizaciones me han hecho especialmente sensible y militante en la batalla por su eliminación. Tal vez reconozcas algunos de estos signos: Se rigen por “el libro”. Las normas y procedimientos se consideran lo esencial del negocio y su discusión no es admisible, sir importar que su obsolescencia e inutilidad sean patentes. Antes se “hunden” que corregir el rumbo. Alérgicos a las decisiones. Siempre encuentran razones para demorarlas y no tomarlas. Se piensan que así se evitan ser acusados de haber tomado decisiones equivocadas. Aparente hipersensibles. Otro aspecto más de su alergia a las decisiones. Es la incapacidad para corregir los errores ya que eso les obliga a confrontar de manera abierta y directa a sus colaboradores. La excusa para no hacerlo es evitar herir los sentimientos de los afectados. Seleccionan a los peores candidatos. Existe una atracción de los incompetentes por sus iguales. No se explica si no, cómo pueden quedarse con aquellos que objetivamente carecen de las capacidades y experiencias que el puesto reclama. Poco transparentes. Es habitual que manifiesten cercanía y confidencialidad por separado con distintos colegas o colaboradores, pero a cada uno le refieren una historia diferente. De este modo son los únicos en posesión de toda la información mientras el resto quedan confundidos y sin saber a qué atenerse. Enigmáticos. Las conversaciones con ellos no sirven de gran cosa. Se escudan en silencios y monosílabos, y concluyen, raramente, que estudiarán los asuntos. Nunca se seguirán de decisiones ni de intercambio de información adicional. Dispersos. Te los tropiezas...
¿Y si el cliente se equivoca…?...
Tras tantos meses de defender la necesidad de vincularse con el cliente, ¿qué crees que debes haces, como proveedor, cuando un cliente decide no continuar con la relación establecida? Puede que la decisión te parezca equivocada, que el cliente esté en un error, que las formas en las que se haya despedido no te hayan gustado, que te sientas decepcionado… y con razón. Algunos reaccionan con enfado y se enredan en un proceso de hacer juicios de intenciones y sacar conclusiones que no llevan a ningún lado. Y este es un error común que no es fácil de evitar. Mi experiencia es que la mayoría de las veces esas interpretaciones son equivocadas. Estamos tan condicionados por nuestra propia manera de ser, nuestra historia personal, que cualquier valoración de comportamientos más allá de la actuación en sí misma y sus consecuencias te lleva a equivocarte y suele ocasionar un perjuicio aún mayor. Mi consejo es que adoptes una posición más inteligente. Trata de escuchar con atención y cuanto antes lo que te digan. Si siempre es estratégico escuchar a los clientes que aún no lo son para lograr que lo sean, todavía lo es más comprender las razones de quienes, habiéndolo sido, deciden dejar de serlo. Necesitas conocer sus argumentos en profundidad. No para rebatirlos, pues ya no es el momento, sino para disponer de información valiosa que evite que vuelva a ocurrirte con otro cliente: Supongamos que no tienen razón y están profundamente equivocados. Sus argumentos te ayudarán a anticiparte y comunicar mejor con los clientes que aún te quedan para que no caigan en el mismo error. Y si tuvieran razón, te darán la oportunidad de conocer lo que debes cambiar en tu modelo de negocio o incorporar a tu propuesta de valor...
Diamantes en bruto
Estas notas tratan de contribuir a dar algo de luz a distintos aspectos que pueden influir en el desarrollo de las organizaciones y de las personas que las forman para que puedan llevar a cabo eficazmente su misión. Hace unos días hablábamos de los nuevos líderes que ya están a nuestro alrededor y pasan desapercibidos. Hoy podemos avanzar un poco más en esta línea llamando la atención sobre aquellos profesionales que podríamos considerar como unos diamantes en bruto pero que no somos capaces de identificar. ¿Quienes podrían ser…?: Aquellos con quienes nos cruzamos cada día casi sin darnos cuenta… Los nuevos candidatos que están siendo entrevistados… Profesionales que han sido despedidos porque tocaba reducir costes… Aquellos que se encuentran en un puesto al que no encuentran sentido… Ese discapacitado que crees que no puede ayudar mucho… La persona que, tras pagar por el error cometido, busca una segunda oportunidad… En el fondo, lo importante es que mires a los demás con nuevos ojos y asumas lo mejor de ellos. No se trata de descubrir si son buenos, sino lo buenos que pueden llegar a ser si les dedicas el tiempo necesario para desarrollarlos adecuadamente. En efecto, depende de ti que lleguen a ser unos profesionales extraordinarios. Es cierto que el entorno influye. Si estás en el lugar equivocado quizás no sea sencilllo destacar. Pero si alguien se ocupa de uno e invierte tiempo con él puede crear las condiciones para que sea más productivo, provechoso y feliz. Piensa por un momento en tu propia trayectoria profesional. ¿A cuantos puedes recordar que hayan contribuido de manera determinante en tu desarrollo? Si no te vienen a la cabeza unos cuantos nombres… ¡malas noticias! El verdadero diamante en bruto puedes ser tu, en la medida que sepas...
¿Tienes ya tu sustituto…?...
Seguramente no entra en tus planes más inmediatos el buscar a un sustituto para tu puesto. Quizás eres de esos que piensan que planificar la sucesión es una cosa propia de empresas familiares. Y el asunto es más grave de lo que piensas. El verdadero problema de no desarrollar a tu sustituto es que perderás a la gente más valiosa. No es verdad que la gente marche de su trabajo por dinero. O al menos en pocas ocasiones ésta es la razón principal. Marchan por que no perciben que progresen o se desarrollen en su posición actual, porque no se sienten valorados por aquél de quien dependen. Y al marcharse se pone en riesgo la construcción de una empresa sólida y viable. Y no es este el único aspecto significativo. No esperarás que a nadie se le ocurra promoverte a una responsabilidad mayor si tu, como directivo no has sido capaz de desarrollar a nadie que pueda sustituirte en tu puesto. No es que peligre el desarrollo de las tareas que ahora llevas a cabo, es que dice muy poco de tu capacidad de liderazgo, lo que te incapacita para aspirar a cargos superiores. Planificar la sucesión es parte del proceso de preparación del futuro de tu empresa. Toda persona y todo puesto clave son candidatos para formar parte de un plan de sucesión. Dicho plan ha de ser dinámico y personalizado. Ha de tener en cuenta las características de las personas implicadas y atender a sus necesidades y capacidades. No has de esperar a que aparezcan vacantes, sino desarrollar a las personas de modo proactivo y continuado, ayudando a que adquieran experiencia en diferentes áreas, y antes de que se les necesite para cubrir puestos de responsabilidad. Los efectos de un plan de...