Tanto para tener éxito como para sobrevivir, tu negocio tiene que cambiar de continuo. Pero para que cualquier innovación sea capaz de arrastrar, los directivos deben estar convencidos de que las tareas que llevan entre manos son todas urgentes y han de ser capaces de transmitir ese sentido de urgencia a toda la organización. Sólo cuando todos comparten las mismas conclusiones y asumen las soluciones como propias, el conjunto puede avanzar con la rapidez necesaria y en el sentido adecuado para alcanzar los objetivos. Por eso es importante incorporar, en el proceso de establecimiento de una nueva misión, las opiniones de proveedores, colaboradores y clientes. Y compartir esa urgencia es clave. Nadie se embarca un proceso de transformación si piensa que el nivel de amenaza es bajo. Sólo la existencia de unas señales de alerta claras e imperiosas, procedentes de fuentes diversas, externas e internas, servirán de acicate para pasar sin demora a la acción....
Inconformistas
Necesitas de ellos para que te alerten cuando tu negocio empiece a no funcionar. No puedes fiarte sólo de aquellos que se limitan a cumplir con su papel. Es siempre saludable contar con diversidad de personalidades. Los más contestatarios te ayudarán, con sus preguntas difíciles e incómodas, a generar debates productivos. No menosprecies a esos inconformistas agitadores, instigadores, incluso irritantes. Aunque en muchos lugares no sean bien aceptados, juegan un papel determinante en la generación del cambio institucional. Hacen esas preguntas imprescindibles para las que aún no tienes una respuesta clara. Te ayudan a abandonar los principios establecidos del negocio, a tener una visión de conjunto y articular una nueva visión. Escuchando a esos agitadores podrás descubrir la necesidad de cambiar de sentido. La obligada mutación de comportamientos puede resultar tan incómoda como ineludible si quieres mantenerte relevante; no puedes ignorar esa verdad por muy dolorosa que sea. Cualquiera puede transitar por el camino que otros han abierto, pero sólo los inconformistas son capaces de abrir su propia senda en un territorio inclemente....
Aislados
La soledad de la alta dirección es bien reconocida. Quienes llegan a esos puestos tienen pocas oportunidades de que alguien les hable de manera honesta y sincera. Sus colaboradores, por razones comprensibles, no suelen estar muy dispuestos a proporcionarles esa información que les ayudaría a hacer mejor su trabajo. El efecto resultante es que en muchas circunstancias no son capaces de explicarse los resultados que obtienen, ni saben qué nuevas competencias deberían dominar. Se ven privados de toda crítica constructiva pues nadie se atreve a hacerla por miedo a ofenderles. Sólo quienes disponen de suficiente inteligencia emocional son capaces de reconocer sus posibles debilidades y rodearse de mejores profesionales. Serán ellos quienes, en situaciones comprometidas, podrán complementarles supliendo aquellas deficiencias con sus propias capacidades. Si te encuentras en esa posición directiva y cuentas con esa gente de confianza, aprende a pedir su opinión acerca del modo en que podrías mejorar tu desempeño....
¿Cómo responderás?...
Los altos directivos están sometidos a la presión de tener que disponer siempre de todas las respuestas. En situaciones comprometidas y de alto riesgo se les supone obligados a mantener el aplomo y el equilibrio. Hay personas que ante cualquier tipo de conflicto siempre parecen saber lo que deben hacer o decir. Cuando han de hacer frente a un colaborador díscolo, a un cliente enfadado o en medio de una negociación tensa con un competidor, se muestran seguros de cómo comportarse. Se mantienen tranquilos y sin enfadarse. Si dispones de la necesaria inteligencia emocional, serás capaz de controlar tus emociones y elegir la respuesta apropiada. Para lograrlo habrás de acostumbrarte a actuar bajo presión. Necesitas la fortaleza mental para resistir en condiciones incómodas. Para ello: Practica. Sitúate en situaciones y experiencias en las que puedas practicar el modo de responder. Acepta el fracaso. Cuando tienes que hacer frente a situaciones para las que no tienes respuesta, las posibilidades de equivocarte son elevadas. Aprende de ellas de modo que puedas actuar con más tino la próxima vez. Ensaya. Experimenta con situaciones en las que se produzcan interrupciones, sorpresas y alboroto. Te será de ayuda para cuando tengas que hacer frente a lo inesperado o desconocido. Resitúa las cosas. Aborda la presión de manera positiva y desde una posición distinta. Reconoce que no tienes la respuesta ahora pero que vas a buscarla. Abandona la zona de confort. Averigua cómo respondes bajo presión en situaciones reales, busca oportunidades en circunstancias incómodas....
Ego desmedido
Conforme aumentan tus éxitos, crece tu ego. Estás orgulloso de los avances realizados y eso es bueno. Pero, si bien que el ego puede ser parte de lo que empuje tu motivación, no debes concederle más de lo que merece. El ego atrapa incluso a los profesionales con más talento. Hay directivos que, llegados a una determinada posición, no atienden a otra opinión que no sea la suya. Dejan de escuchar y de aprender y entonces el ego se convierte en una trampa para tontos. Cuando pierdes la curiosidad sobre ti mismo y los demás, dejas de ver al mundo como en realidad es. Un directivo con inteligencia emocional no permite que su ego le oculte sus defectos. Es imprescindible que descubra la manera de controlar sus debilidades para poder concentrarse en desarrollar sus fortalezas. Si has ascendido hasta posiciones directivas elevadas debes ser lo suficientemente inteligente como para no caer en la trampa de un ego desmedido. Es sencillo escapar de ella. Sólo tienes que ejercitar algo de humildad y empezar a preocuparte por las necesidades de lo demás antes que de las tuyas....
Abusivos
Hay directivos a quienes les gusta creer que son tan buenos como todo el mundo les dice y no se toman en serio sus limitaciones. No les gusta escuchar malas noticias ni recibir observaciones. Cuando esos directivos se sienten mejores que los demás, empiezan a pensar que pueden ignorar las necesidades y sentimientos de cuantos les rodean. Este tipo de abuso se debe al deseo de aumentar su sentimiento de poder y competencia a expensas de sus subordinados. Habitualmente sus víctimas suelen ser personas mucho más competentes y por eso las percibe como potenciales amenazas. En estas circunstancias, la consecuencia institucional es la mediocridad o incluso la ruina de la organización. Cuando un directivo se vuelve controlador y abusivo, su gente deja de crecer y aprender, la organización no progresa, y todos pierden el tiempo preocupados por sentirse continuamente juzgados....
Puedes perderla
Todo directivo debe disponer de la capacidad para manejar bien los conflictos, y conforme aumentan sus responsabilidades, más necesaria es esa competencia. Es la inteligencia emocional lo que te permite reconocer e interpretar adecuadamente aquello que les ocurre a tus colegas, colaboradores o clientes. Has de poder distinguir si un colaborador está frustrado, o bien, enfadado. La distinción es importante, pues la frustración aparece cuando alguien se siente incapaz de lograr un objetivo, mientras que el enfado es la respuesta a un trato que se percibe como injusto o equivocado. Sin embargo, la mayoría de directivos no son capaces de establecer la diferencia. Estudios realizados demuestran que cuanto mayor es la responsabilidad directiva, más disminuye la inteligencia emocional, comenzando ya desde el acceso al puesto de mando intermedio. La inteligencia emocional es un componente principal de la fortaleza mental. Los directivos que poseen esta capacidad de resistencia pueden gestionar sus emociones de tal modo que las negativas no condicionen ni su comportamiento ni su manera de pensar. Aunque experimenten momentos de mal humor, no actúan sin la reflexión necesaria. Una circunstancia que puede contribuir a la pérdida de inteligencia emocional es la adicción al trabajo. Si bien muchos hemos crecido con la convicción del valor intrínseco de un trabajo intenso y bien hecho, hemos de reconocer que un estilo de vida basado en valores como el acúmulo de dinero o de éxitos, es una frivolidad. Es fácil que te aleje de otros valores más apreciados como los de la familia o las relaciones de amistad. Puedes corregir esa posible deficiencia buscando un amigo o familiar cercano y confrontar con él tu disposición a sacrificar el descanso, las vacaciones, la juventud, la salud, la familia o tus principios morales…, por el trabajo que realizas. Piensa...
Consignas
¿Cuáles son las consignas que te has encontrado hoy en tu trabajo? ¿Qué mensajes te bombardean de continuo para recordarte los valores y los objetivos a alcanzar? Si no los conoces o no los has establecido para tus colaboradores, es imposible que nadie en tu organización despliegue la energía, la motivación o la confianza necesarios para hacerlos realidad. El ambiente de trabajo podrá describirse, en el mejor de los casos, como acomodado y los resultados, probablemente mediocres. Las personas, como las organizaciones, necesitamos recordar diariamente nuestros compromisos con los ideales comunes y propios, con la necesidad de servir, de tomar decisiones, de asumir riesgos, de ser eficientes con los recursos que manejamos, con la manera de comportarse… Si no escuchas esas consignas o lemas, si no se actualizan y se viven, te quedarás rezagado....
Principios en vez de reglas...
La percepción actual de estar en un entorno turbulento e incierto es muy superior a la experimentada en las últimas décadas. Aumentan los desastres naturales, crecen la violencia y el terrorismo, se incrementan las protestas y la inquietud social, a la vez que disminuye nuestra confianza en las instituciones que deberían contribuir a la calma y al equilibrio. Es responsabilidad de los directivos ayudar a sus colaboradores a sobrellevar esta incertidumbre proporcionando seguridad en aquellas áreas en las que pueden ejercer un cierto control. Es en la definición de unos principios institucionales, más que en la formulación de reglas, donde pueden contribuir a orientar el modo de pensar y de actuar. Los principios, a diferencia de las reglas, proporcionan una referencia clara a la vez que dan libertad para tomar decisiones autónomas y actuar de forma que se consigan los objetivos comunes. Mientras que las reglas son normativas y directivas, los principios son orientadores y, por tanto, más apropiados para los tiempos actuales. Para diseñar esos principios y asegurar su implantación es conveniente…: Pensar en la excelencia de la organización. Estudiar los comportamientos y las circunstancias que hacen que se trabaje bien, y definir unos principios que estimulen la iniciativa, una actitud positiva y la colaboración, a pesar de las dificultades. Asumir el compromiso con esos principios, particularmente cuando sea difícil. Las acciones dicen más que las palabras. Darlos a conocer. Hacerlos públicos a propios y ajenos. Animar a hacerlos explícitos cuando se tomen determinadas decisiones. Cuanto más presentes estén en la vida diaria, mayor será su impacto....
10 mandamientos
Han salido así, sin más, pensando en directivos y en el mejor modo de ejercitar su responsabilidad. Están tomados de ideas de aquí y de allá… No responden a ningún orden ni prioridad. Seguro que puedes encontrar muchos otros… Actúa más como un guía que como un juez. Tu trabajo es comprender los errores de los otros y ayudar a superarlos. Rodéate de gente mejor que tú. Mejorarán tu productividad y te harán parecer más valioso de lo que eres. Selecciona a la gente por su actitud y mentalidad más que por su pedigrí académico. Establece canales de diálogo y comunicación, para que te hagan llegar sus honestas opiniones. Sé honesto y no les ocultes la verdad, por dura que sea. Desafía el pensamiento único. Pregunta qué es lo que gusta y lo que no; descubre lo que debe cambiarse. Ten el coraje de abrirte a nuevas ideas, independientemente de su origen, y promueve la crítica constructiva. Ataca el elitismo, deshazte de los intrigantes, de los controladores y abusadores, y promueve los valores del crecimiento y dejar huella en los demás. Suprime jerarquías, estimula que se compartan ideas y premia el trabajo en equipo más que el individual. Mantente en contacto con la realidad, suprime tu ego y potencia tu humanidad. Muéstrate compasivo y sensible cuando tus decisiones tengan un impacto negativo en las personas. El resultado será que proporcionarás mayor prosperidad y felicidad a mucha gente....