Piensa servicios

No hay duda del atractivo que representan los productos tecnológicos que se están desarrollando en los últimos años. Su capacidad de conectarse a internet e intercambiar información abre un universo de posibilidades que sólo puede crecer con la extensión de estas tecnologías a todo tipo de aparatos y dispositivos. Para algunas empresas esta línea de negocio, basada en la creación de productos físicos de base tecnológica, puede ser de interés si dispone de los recursos y capacidades para desarrollarlos. No obstante, se habrá de enfrentar con las dificultades de su crecimiento y comercialización a escala mundial. Afrontará retos difíciles por los formidables competidores con los que se encontrará. Sin embargo, en la generación de servicios a partir de las utilidades de esos mismos equipos y del manejo de la información que proporcionen, se abren muchas más posibilidades. De hecho, la capacidad para generar ingresos y su continuidad en el tiempo irá ligada más a los servicios que a los productos. Reflexiona sobre estos argumentos en favor de las oportunidades que te proporcionarán los servicios a partir de la consideración de la estrategia más viable a tu disposición: Si te concentras en los productos físicos, tendrás que competir en precio o por unas características técnicas diferenciadoras siempre difíciles de conseguir y mantener. El conocimiento de los clientes a partir de la información que puedas obtener de los distintos dispositivos te permitirá desarrollar servicios a la medida de sus necesidades. La utilidad y oportunidad de esos servicios puede asegurarse en tanto en cuanto su desarrollo se hace en respuesta a las necesidades y orientaciones proporcionadas por los propios clientes. Por lo tanto su riesgo es mucho menor. El crecimiento escalado de estos servicios puede hacerse a mayor o menor velocidad dependiendo de la naturaleza de los mismos...

Clientes excluidos

Cada vez me gusta más este concepto que no está muy extendido y sobre el que comentamos de continuo con Ignacio Urrutia. Son los «no-consumidores” y se caracterizan por no acceder a las ofertas que un mercado concreto les propone por razones diversas: ya sea precio, conveniencia, diseño, localización, etc. Me interesa tratar de ellos hoy pues son los primeros sujetos que pueden servir de orientación para la introducción de innovaciones radicales. Quien sea capaz de identificar las razones por las que se encuentran excluidos está en la mejor posición para proponer una nueva oferta capaz de lograr un crecimiento espectacular en un sector estancado o en declive. Para innovar no hay más que profundizar en las causas de las ineficiencias actuales del sector y que hacen que buena parte del mercado no sea atendida. Quienes ya operan en él están tan comprometidos con una determinada manera de hacer las cosas que piensan que quienes no les compran es porque no tienen esa necesidad o jamás se podrán permitir el atenderla. Hay dos ejemplos de innovadores radicales cuyos modelos de negocio han revolucionado dos sectores fuertemente asentados: Airbnb en relación a los hoteles y Uber en el sector de los taxis. Ambos están generando sonadas protestas y buscan defenderse de los que irrumpen impidiendo que se implanten. Esa posición es un error. Pensemos en el sector del taxi. Sus ineficiencias son evidentes se mire por donde se mire: La baja ocupación, escasa rentabilidad, costes altos, el precio elevado, sobredimensionado, causa de congestión del tráfico urbano y contaminación… Su crecimiento y transformación pasa por innovar en modelos de negocio que pueden ser mucho más atractivos y con más potencial incluso que la propuesta de Uber. ¿O es que alguien duda de que la mayoría de nosotros...

Relaciones duraderas

Hace casi dos años escribía una nota (Tus distintos grados de amistad) sobre la relación entre las Posiciones Estratégicas a adoptar siguiendo el Modelo Delta y los distintos grados de vinculación con los clientes. Me he alegrado de observar un abordaje similar a este asunto en el número de Jul-Ago de la Harvard Business Review. También en él se busca clasificar la relación con los clientes según el grado de intimidad o intensidad. La investigación realizada sobre las múltiples dimensiones de esa relación entre los consumidores y las marcas les ha llevado a identificar 29 tipos distintos (!), que reflejan grados de interés que, por similitud, van desde la atracción y el enamoramiento al distanciamiento y el odio. El aspecto más valioso de ese trabajo es el reconocimiento de que las variables de segmentación de clientes basadas en características demográficas o de comportamiento de los consumidores ya no son de mucha utilidad práctica. El abordaje desde la función comercial del reconocimiento de distintas tipologías de clientes tiene su interés, aunque corre el riesgo de proponer soluciones equivocadas para mejorar el desempeño de la empresa. El principal error es el de considerar a los clientes como sujetos pasivos a los que, dependiendo del grado de proximidad de nuestra relación, les venderé muchas veces aunque sea a precios bajos (para ganar cuota de mercado) o les venderé sólo ocasionalmente y a precios altos (para maximizar la rentabilidad). Desde el punto de vista de la estrategia de la empresa, y que debiera gobernar las iniciativas de las distintas áreas, me parece necesario hacer dos puntualizaciones. En primer lugar, continúo defendiendo la necesidad de cortejar a los clientes. La posición de partida en su relación con la empresa puede ser muy distante, pero sólo trabajando dicha relación con...

Un nuevo producto

Frecuentemente me encuentro con iniciativas innovadoras que trabajan con mucha dedicación en el desarrollo de nuevos productos. Lo hacen confiados en su experiencia y conocimientos técnicos. Y los más avanzados, al presentar su producto al mercado comprueban para su desesperación una escasa respuesta cuando no un manifiesto desinterés. El error nace de no reconocer que el conjunto de actividades implicadas en el desarrollo de un nuevo producto parte de las necesidades del cliente y de sus problemas para satisfacerlas y no de departamentos internos de la empresa. Conocer la respuesta acertada es el resultado de un proceso continuado de experimentación en busca de una propuesta de valor nueva o mejorada. Las especificaciones se desarrollan, se prueban y entregan siguiendo las indicaciones de los clientes y solventando funcionalidades concretas. Si persistes en un desarrollo de producto que no responde a una demanda clara corres un serio peligro. Difícilmente unas propuestas elaboradas al azar o siguiendo hipótesis basadas en experiencias del pasado van a encontrar un hueco en el mercado. De hecho, corres el riesgo de que te arrastren fuera de él. Lo que hará progresar tu negocio no será la solidez técnica de tu producto o las avanzadas características que le incorpores sino su capacidad para enganchar a tus clientes. Debes analizar qué hay en tu nueva propuesta capaz de emocionarles y la única manera cierta de saberlo es preguntarles a ellos. Si te decides a redefinir el proceso y empezar por la demanda, si te acompasas a ella, al tiempo que construyes la propuesta de valor estarás desarrollando la más eficaz campaña comercial....

Inadaptados

En las últimas semanas he tenido ocasión de encontrarme con un buen número de ellos. Y me comprometí a escribirles estas líneas. Y lo prometido es deuda… Estamos en un sistema que exige nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestro conocimiento, pero que no ofrece nada a cambio, que no escucha, que se mueve con lentitud y al que apenas importamos. Un sistema que no parece inmutarse por los millones de personas a los que no es capaz de emplear, ni por otras muchas más a las que entretiene con trabajos poco cualificados y mal pagados. Si sientes que eres una de ellas, bienvenida al grupo de los inadaptados (descartados los llama el Papa Francisco). En el contexto actual no se trata de una calificación negativa. Precisamente porque no encajas en las reglas, normativas y procedimientos del sistema estás obligado a ejercitar tu creatividad y capacidad de iniciativa para salir adelante. Es importante que seas consciente de que no tienes otra opción que reconocer esa singularidad y asumir tu responsabilidad. Lamentablemente, por falta de formación y de información, muchos continuáis llamando a las puertas del sistema esperando que os las abran. Os habéis convertido en entregadores de curricula a los que nadie atiende. Y para empeorar las cosas, tampoco disponemos de suficientes líderes capaces de agrupar a los inadaptados en torno a organizaciones que favorezcan la innovación y el desarrollo de iniciativas, y que se ocupen de coordinar la obtención de los recursos necesarios. Tenemos el reto de construir un nuevo mercado de trabajo que ha de ser colaborativo más que competitivo. Los jóvenes desmotivados, los sobradamente formados, los expertos discriminados por su edad, habéis de encontrar los mecanismos de participación y colaboración para compartir vuestros conocimientos y sacar adelante vuestros propios proyectos. Disponéis de las...

Tu tienda

No son tiempos fáciles para el comercio minorista. Que el entorno ha cambiado os resulta evidente, aunque quizás no acertéis a comprender completamente las causas de los problemas y menos aún las soluciones. El comercio electrónico arrasa con su eficiencia cada vez a más sectores. Los consumidores consultan en Internet desde electrodomésticos o coches, a ropa, libros o productos de alimentación. Y compran con gran facilidad y obtienen ahorros significativos. Es imposible competir en precio con las tiendas virtuales. No pueden hacerlo ni siquiera las grandes cadenas. Si tienes una pequeña tienda sólo te vale la cercanía, la maestría en la satisfacción de las necesidades del cliente y la emoción con que acompañas el proceso de venta. No es poca cosa. Nada de eso te pueden copiar las tiendas virtuales, pero necesitas saber como transformar esa ventaja en ingresos. Para lograrlo deberías considerar los siguientes aspectos: Tus conocimientos. El cliente que entra a observar de cerca la mercancía necesita y agradece el asesoramiento que nace de tu experiencia. Y la elección basada en la confianza en ti como experto bien vale un precio algo más alto. Esto exige que la atención la preste un vendedor informado y comprometido y no uno apático e inexperto. Cuida la selección de las personas. La vinculación. Una compra es sólo el primer eslabón de una serie de ellas. La necesidad inicial del cliente con frecuencia requiere ser complementada con otros productos o servicios más o menos cercanos en el tiempo. Debes estar en condiciones de asesorar sobre una solución completa a necesidades más amplias y complejas. Ponte en la situación del cliente y serás capaz de anticiparlas. Crea tu club. Haz de tu tienda el lugar donde tus clientes puedan encontrarse, conocerse y relacionarse. Dependiendo de la naturaleza de...

Experimentos

Tengo la impresión de que la mayoría de las empresas aún no se creen la necesidad de apostar por la innovación para asegurar su viabilidad. No hay más que ver cómo se afirman en sus modos de operación tradicionales. A lo más, se implican en nuevas campañas de promoción y comunicación con las que piensan atraer a los clientes que les abandonaron. En el fondo, esas empresas se sienten confortables con su posición dominante en el mercado y larga tradición y reconocimiento de su marca. Sin embargo, debiera inquietarles los numerosos ejemplos de empresas nacionales y extranjeras que han pasado de ser líderes en sus sectores a desaparecer o mantener tan solo una posición marginal. En casi todos los casos el fenómeno ha sido el mismo. Cambios radicales de la tecnología relevante para sus negocios han cambiado las reglas de juego y han permitido que los clientes optaran por nuevos operadores que ofrecían mejores de condiciones de precio y conveniencia o prestaciones. No todo está perdido si dichas organizaciones deciden afrontar sin prejuicios las nuevas reglas de innovación. No lo tienen fácil pues han de convencer a su gente de que están dispuestas a romper con la inercia y otorgar el poder de decisión y de equivocarse al mayor número posible de ellos. La apuesta es por iniciar tantos experimentos como sea posible. Sus competidores aún no identificados ya los están haciendo. Los experimentos enseñan, también los que fallan. Y cuantos más se realicen, más posibilidades de dar con la clave de la redefinición de la oferta de valor para los clientes. La ventaja de las organizaciones establecidas es que disponen de masa crítica de personas y activos de conocimientos e información que en teoría les pueden permitir avanzar con rapidez. El inconveniente, el...

Cultura

Palabra que escucharás cada día aunque sean pocos los que puedan explicar en qué consiste. La reconocerás en una organización por el modo en que trabajan en ella las personas. Todos, de manera autónoma, tienen una manera perfectamente reconocible de actuar que les permite hacer lo que se espera de ellos para lograr sus objetivos. Esa acción casi instintiva es el resultado de mucho tiempo de trabajar juntos y descubrir lo que precisan hacer para resolver los problemas. Se conforma así una combinación singular de procesos y prioridades que identifica la cultura de la organización. Desarrollar una cultura no es algo que se improvisa, que se aprueba y se da a conocer, y que a continuación puedas esperar que funcione de modo automático. Los verdaderos valores de la cultura de tu organización no son los que unos redactaron, sino los que aplicas cada día en la toma de decisiones. Aunque existe buena voluntad para actuar de forma consistente, las presiones del día a día hacen que sea difícil regirse por los principios que aquellos establecieron. Y salvo que alguien se ocupe de su seguimiento y tutela, lo más habitual es que no tengan nada que ver entre sí. Por tanto, la cultura no se enseña sino que se aprende. No se impone sino que se asume. Has de proponer las condiciones para que se desarrolle y vigilar constantemente para corregir desviaciones. Y no mediante castigos sino con el refuerzo positivo, la felicitación, por los comportamientos...

Nuevas reglas

Si en una nota anterior reclamaba la necesidad de saltarse las reglas, hoy trataré de proporcionar algunas orientaciones acerca de qué nuevas reglas establecer y nuevos modos para actualizar las viejas reglas. En evidente que cuesta abandonar aquello que ha sido de utilidad durante tanto tiempo, pero seguir apegado a ellas puede resultar desastroso. Estas son algunas de las reglas a cambiar: En vez de defender el dejar las cosas como están… … anticípate y sé el protagonista del cambio y su dirección. En vez de pensar que sólo tu puedes tomar decisiones… … facilita que sean otros, los que están más cerca de los problemas los que decidan y asuman la responsabilidad. En vez de decir a tus colaboradores lo que deben hacer, cuando y cómo hacerlo,… … proporciónales el apoyo y los recursos que necesitan, y déjales hacer su trabajo En vez de promover la uniformidad y evitar los conflictos a toda costa… … crea las condiciones para que puedan ponerse de manifiesto distintos puntos de vista que orienten hacia mejores soluciones y resultados. Seguro que puedes proponer otras muchas más....

Saltarse las reglas

Que las reglas son necesarias no tiene discusión posible. Las reglas, cualquiera que sea su ámbito de aplicación, están para ayudar y proteger a las personas. Y precisamente por eso nada hay más frustrante que ver cómo algunos burócratas sólo buscan obedecer reglas sin considerar los perjuicios que, en determinadas circunstancias, pueden provocar sobre esas mismas personas a las deberían defender. No confiamos en las reglas sino en las personas. Una nota distintiva de la capacidad de liderazgo es la de saber cuándo saltarse las reglas. Quienes simplemente cumplen las normas no nos merecen un especial reconocimiento. Sin embargo, confiamos en aquellas personas que sabemos que disponen del criterio y el conocimiento que les llevará a saltarse las reglas cuando sea beneficioso para la organización. Las operaciones habituales y regladas no son las más indicadas para desenvolverse hoy con seguridad. Los manuales diseñados en años pasados no están preparados para responder a los retos de los tiempos actuales. Necesitamos, por tanto, directivos capaces de comunicar a sus colaboradores las reglas establecidas y enseñarles a ser competentes en su manejo. Y permitirles que adquieran experiencia y asuman las responsabilidades. Se construye así una organización sólida de personas confiables y líderes, capaces de saltarse las reglas no en su propio beneficio sino por el bien de la organización. Carece de sentido fiar el futuro a unos sistemas de control orientados al cumplimiento de unas normas obsoletas. Es preciso confiar en la gente competente, darles iniciativa y pedirles responsabilidades después. Premiar sus aciertos y aceptar sus equivocaciones con normalidad. Nadie puede ofrecer mejor garantía de futuro que ellos. ¿Te saltas las reglas o te puede el miedo…?...

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