Llevo tiempo insistiendo en que el papel de los competidores es secundario en la elaboración de la estrategia en los tiempos actuales. Su relevancia en paradigmas estratégicos anteriores era determinante, mientras que en la actualidad podrías incluso llegar a prescindir de ellos. Como tu, se enfrentan a unos nuevos retos, en condiciones tan singulares y desconocidas que sus éxitos anteriores no representan ninguna garantía para ti. Antes al contrario, sus inercias les colocan en una posición de desventaja. No significa esto que debas menospreciar a las empresas competidoras o sus actividades. Antes al contrario, soy de la opinión que debes admirar el trabajo que muchas de ellas han realizado y del impacto positivo que pueden haber tenido en el sector en el que operan. Sin embargo, para la definición de la propia estrategia no puedes ni debes mirar hacia ellas. Con carácter general, para la mayoría de las posiciones estratégicas en los mercados actuales, nada te aporta su comportamiento ni la evaluación de sus resultados. Difícilmente podrás imitarlas, si lo intentaras llegarás tarde, y sus éxitos del pasado nada garantizan su acierto o resultados futuros. Tu aspiras a definir tu propio mercado, constituido por clientes a los que conoces bien y con los quieres establecer una vinculación estrecha, con la idea de llegar a construir un sistema de virtual monopolio con ellos. En todo caso, sí que debes reconocer y analizar aquellas prácticas excelentes e innovadoras que tus competidores hayan puesto en marcha. Pero con un objetivo muy claro: si son coherentes con tu estrategia y relevantes para mejorar el beneficio de tus propios clientes, deberás lograr mejorarlas y expandirlas con mayor rapidez que ellos. Pero incluso en la situación anterior, has de ser consciente que esta actuación tiene para ti un papel secundario....
Las tablas de la ley
También existen en las empresas. La mayoría de las veces de manera implícita; en otras ocasiones, las menos, claramente establecidas y difundidas. Pero lo importante de esos principios que regulan el comportamiento y la toma decisiones, no es tanto que estén bien definidos y que sean conocidos, sino que se lleven a la práctica. Para ello se necesita un entorno abierto y colaborador, transparente, como le suelen llamar ahora. Los ambientes cerrados, las camarillas, son lugares donde podrían desarrollarse actuaciones que contradijeran aquellos valores y que pasarían desapercibidas. Son particularmente necesarios en un mundo en el que se ha perdido la referencia de lo que está bien y lo que está mal, y que se rige por unos criterios subjetivos de conveniencia para el corto plazo. De ahí los resultados de tantas injusticias y en tantos ámbitos como vemos en estos tiempos. Además de su existencia en el interior de la empresa, hay que asegurarse que esos principios se comunican al exterior, que se ven reflejados en los productos y servicios que se ofrecen, y que es precisamente gracias a ellos por lo que se generan beneficios económicos. Hoy toca asegurarse de que nos excedemos en la búsqueda de la excelencia, en la identificación con aquellos valores, en todas y cada una de las decisiones, de las actuaciones, para lograr el mayor impacto posible. Mira de incorporar además la valoración o evaluación de terceros, externos, para que verifiquen que vives lo que predicas. Todo esto es estratégico, pero no constituye propiamente una estrategia. Se trata de principios; por tanto son un requisito fundamental y permanente. A partir de ellos se podrá construir una posición estratégica viable, que se concretará en cada momento de manera adecuada a las necesidades de los clientes....
Hackathon Estratégico...
El hackathon es el nombre de una actividad inicialmente pensada para ingenieros y programadores y desarrollada en el contexto nuevas empresas tecnológicas. Son sesiones de trabajo intensas y agrupadas en cortos espacios de tiempo, capaces de liberar la creatividad. Se busca con ellas elaborar de manera muy eficiente nuevas ideas y prototipos con impacto en las ventas y la cuenta de resultados de las empresas. Este concepto es aplicable igualmente a empresas necesitadas de generar ideas para actualizar sus modelos de negocio. El Hackathon Estratégico es mi propuesta de innovación radical en la consultoría estratégica. Es una herramienta particularmente adecuada en los tiempos actuales para llevar a cabo la reformulación de estrategias y modelos de negocio en las empresas. El Hackathon Estratégico viene a sustituir a los procesos de planificación estratégica largos, costosos y de limitada eficacia de épocas anteriores. Pero para su ejecución se precisa de una metodología sólida y experiencia en la gestión de reuniones de grupos de trabajo. Se trata de una manera disciplinada de redefinir la estrategia de la empresa y abordar la mejora continua del modelo de negocio. Hoy sabemos que no existen las soluciones definitivas, que las necesidades de los clientes varían con frecuencia y rapidez y que tanto la propuesta de valor como la manera de entregarla están sometidas a revisión y mejora continuadas. Estas sesiones, de entre 15 y 20 horas de duración, desarrolladas en dos jornadas, reúnen a directivos y profesionales que representan al talento y la experiencia de la empresa. Los beneficios de estos hack days están sobradamente demostrados: Proporcionan un foro en que personas y equipos se juntan para generar innovación. Estimulan la creatividad para la generación de nuevas ideas y soluciones. La atención se concentra en la identificación de soluciones, evitando perder...
Creyentes
Una vez seas consciente que la empresa necesita poner en marcha estrategias de cambio, habrás de reconocer que comienza la parte más difícil, la de ejecutar en la práctica la transición, la de sobrevivir a la “travesía del desierto”, la de mantener a todos comprometidos y centrados en su consecución. Eso requiere que quienes te acompañen en este tránsito estén verdaderamente persuadidos de la importancia de la empresa e identificados con su misión. No sirven si sólo están en ella para cobrar una nómina. Necesitas contar con fieles “creyentes”, seguidores convencidos, a quienes les guste lo que deben hacer, que muestran una actitud positiva, y dispuestos a capear lo temporales que se presenten. Para lograrlo precisas más de una adhesión a una idea que no a un determinado negocio. Así, cuando lleguen esos tiempos difíciles, en vez de desalentarse, podrán comprender y asumir más fácilmente los cambios en el modelo de negocio. Y no te abandonarán....
Acerca de la esperanza...
En este caso sobre su papel en la empresa. Es acerca de la creencia en que las cosas pueden mejorar y que uno puede contribuir a que lo hagan. Si tienes una posición de liderazgo, la capacidad de transmitir esperanza a quienes te rodean es determinante para poder ejercer ese papel. En los tiempos actuales son muchas las empresas necesitadas de esperanza y pocos los directivos en condiciones de aportarla. Abundan los que pasan el tiempo quejándose de los problemas y lamentándose de la falta de recursos para hacerles frente. Muchos empleados no se atreven a exigir en sus empresas esos cambios capaces de generar la esperanza que necesitan. Tienen miedo a ser represaliados, a aparecer en la lista de los siguientes que quedarán abandonados en la cuneta. Pero lo cierto es que no ven, ni nadie les explica, la manera de reinventar el negocio para salir adelante. He observado directivos que suplen su carencia para generar esperanza con una actitud que podría denominarse como de “encantadores de serpientes” o “flautistas de Hamelin”. Su supuesto liderazgo se apoya en la confusión generada por discursos grandilocuentes pero vacíos, por actuaciones llamativas pero poco coherentes, que suponen sin más una huida hacia delante y sin destino. Al final, sólo tiempo y energías perdidos para acabar en una situación aún más calamitosa. La esperanza no se genera sólo con la manifestación de grandes intenciones. Se ha de acompañar de medios y de iniciativas concretas. Estas son algunas de las cosas que me han sido de utilidad para generar esperanza en circunstancias difíciles: Transparencia en la comunicación. No se puede liderar la salida de una situación difícil con el engaño y la confusión. La explicación honesta del estado de las cosas es el paso inevitable para reconducir los...
El entrecot no basta
Sigamos con la conversación iniciada en la nota anterior acerca del entrecot y su papel como elemento diferenciador de la oferta. Si bien es un ejemplo centrado en el negocio de los restaurantes que ofrecen menús de precio cerrado, nos sirve de ejemplo para otros negocios. Algunos opináis que esa diferenciación debe incrementarse trabajando aún más en el lado de la oferta: por ejemplo haciendo hincapié en elementos del servicio, como la amabilidad o la personalización en el punto de cocción del entrecot. Y sin embargo no es a lo que me refería cuando afirmaba que era insuficiente para completar una estrategia adecuada para los negocios de hoy. Cualquiera puede copiar el menú, el entorno físico, el trato personalizado, lo que hace que esa posición no sea sostenible, ni siquiera a corto plazo. No basta con la diferenciación de la oferta. Son muchos los negocios que la tienen, incluso en exceso, y sin embargo no funcionan. La razón está en que esa posición estratégica es más propia del pasado e incapaz para asegurar el éxito en los tiempos actuales. La clave está, lo he repetido muchas veces, en la vinculación del cliente. Y sin embargo es lo más olvidado. Puedes abandonar el restaurante donde has comido y nadie se ha preocupado de saber de ti, de conocerte, de asegurarse de algún modo que te marchas con alguna razón para regresar. La excusa que algunos dan es que no les gusta molestar a los clientes, que puede resultar excesivamente agresivo o entrometido tratar de conocerles mejor. Y es posible que para un porcentaje pequeño de casos eso sea cierto. Pero la mayoría se sentirán gratamente sorprendidos si se les trata como personas singulares y no como clientes anónimos. Algunos tratan de crear la vinculación mediante...
Entrecot
Un amigo del Norte me ha sugerido que escriba sobre el entrecot al acabar de comer en un restaurante con menú del día. La experiencia la pueden apreciar mejor quienes comen habitualmente fuera de casa y optan con frecuencia por los menús del día que ofrecen bares y restaurantes. Para los enfermos de los análisis de modelos de negocio es un campo de estudio muy interesante. La necesidad que tratan de resolver es fundamentalmente idéntica por lo que es posible estudiar la manera en que se comportan los distintos establecimientos para desarrollar su negocio. Los precios más habituales de estos menús de mediodía están entre los 10 y los 12 euros, si bien pueden oscilar desde los 9 a los 14 dependiendo de la ciudad y de las condiciones del local. Lo que llama la atención es la composición del menú: el número de opciones y la calidad de la oferta. Es en este punto donde aparece el entrecot. Con la excepción de los vegetarianos, los clientes parecen valorar muy favorablemente aquellos que incluyen esta pieza de carne. Si se analizan los costes directos, el ofrecer entrecot no representa para el menú un aumento de costes muy significativo, mientras que crece notablemente la percepción de valor y disminuye la sensibilidad al precio. Es fácil que el cliente salga con la idea de que la misma comida realizada en un restaurante sin menú le hubiera costado más del doble y no hubiera comido mejor. La conclusión fácil, desde el punto de vista de la definición de modelos de negocio, es la conveniencia de incluir siempre el equivalente al “entrecot” según el negocio de que se trate. Naturalmente esa decisión es obligada, aunque como he repetido muchas veces, insuficiente. ¿Por qué? ¿Qué modelo de «menú» ofreces?...
Atención a todos los procesos...
La formulación completa de la estrategia y de los modelos de negocio precisa redefinir y mejorar los procesos internos de la empresa. De otro modo resultaría incompleta su definición e imposible su adecuada implantación. Podría pensarse que las importantes mejoras operativas derivadas de la incorporación de las tecnologías de la información y de la comunicación resultan suficientes para mantener la competitividad de la empresa. Sin embargo, resulta obligada la revisión continua de los procesos para evitar caer en la obsolescencia. La cuestión no es si han de actualizarse las operaciones sino cuáles, cuándo, y con qué profundidad. A continuación se refieren algunas consideraciones acerca de cómo llevarlas a cabo: Las tareas más sencillas, muchas de ellas de carácter transaccional, pueden automatizarse. Las que requieren de un mayor análisis y del ejercicio de competencias especializadas tendrán una mayor relevancia para el negocio y la toma de decisiones. Estas son más difíciles de rediseñar y precisan de la participación de los propios implicados para determinar las mejoras a realizar. Habrá, por tanto, que escucharles, apoyarles y contribuir a su propio desarrollo personal. Las tecnologías de la información continuarán ayudando en el rediseño de las operaciones al permitir la colaboración con otras organizaciones locales e internacionales. El trabajo conjunto con otras empresas permitirá ganar mejoras en la eficacia y eficiencia con que se atiendan las necesidades de los clientes. Se podrá compartir más información y de carácter más crítico con proveedores, distribuidores y clientes. La rapidez del cambio será determinante. La vigencia de los procesos establecidos se acorta considerablemente. La información ha de fluir de manera continuada y las decisiones han de ser ejecutadas de manera diligente. Esto reclama unas estructuras organizativas menos jerárquicas y aceptar el cambio como algo habitual y no como algo excepcional y...
Un viaje decisivo
En los Estados Unidos se debate si la innovación o el espíritu emprendedor sacarán adelante al país. Para los que piensen que vienen a ser lo mismo hay que aclararles que no. La innovación es el “carro” y los emprendedores son los “bueyes”. Son ellos los que pueden definir el modelo de negocio para la innovación y hacerla llegar a los clientes. Si miramos a nuestro país nos encontramos que no hay terreno abonado para que prosperen ni la innovación ni el espíritu emprendedor. Escuchar la satisfacción que produce en nuestros gobernantes el crecimiento de los ingresos derivado únicamente de la subida del IVA es para echarse “al monte” o caer en depresión profunda; no admite término medio. En estas notas tratamos de continuo la necesidad de emprender y reinventar los negocios como consecuencia del cambio que vivimos. También ha sido tratado de manera especial en el Primer Encuentro de la Red Delta. Gracias a la colaboración de Nancy Barry hemos puesto en marcha un proyecto singular que os avanzo: Un viaje a la India. Este viaje tiene estos objetivos: Estudio de nuevos modelos de negocio e identificación de oportunidades. Guiados por la experiencia y contactos de Enterprise Solutions to Poverty se estudiarán iniciativas y se entrevistará en profundidad a empresarios capaces de redefinir sus negocios en circunstancias particularmente difíciles y en sectores económicos diversos. Disponemos de varios meses para prepararlo y concretar los detalles, incluidos la búsqueda de soluciones creativas para su financiación. No obstante, dado que el número de plazas disponible será muy limitado, si tuvieras interés en participar puedes solicitar la preinscripción. Pensamos en que sólo se abrirán 20 plazas y de ellas ya hay cinco reservadas. Esta iniciativa está abierta a todos los miembros de la Red Delta y sus...
Ocurrió a medianoche...
Hay quien dice que el mundo cambió a medianoche hace unos pocos años (ver Eddie Obeng). Es una manera de expresar que las reglas que gobernaban la lógica de nuestro mundo han cambiado, de forma radical, repentina y sin que muchos sean aún conscientes de ello. El caos se ha convertido en la característica más descriptiva del mundo de los negocios, resultado del cambio vertiginoso y continuo que afecta a las economías. Las empresas, incluso las más reconocidas, suben y bajan como nunca. Los modelos de negocio más establecidos ya no funcionan. La búsqueda de las economías de escala y la eficiencia resultan fórmulas perdedoras cuando lo que se necesita es agilidad y rapidez para reconvertirse. Los lazos que unen a empleados con sus empresas y los clientes con sus marcas son ahora extremadamente frágiles. ¿Quiénes puede desenvolverse bien en este entorno? Se les ha empezado a llamar la Generación Flux. No se corresponde con un determinado grupo de edad sino que les definen unas características psicográficas: personas adaptables, flexibles, capaces de aprender de cualquier sitio, tomadores de decisiones conscientes de que podrían tener que revisarlas y cambiarlas radicalmente cada tres meses. Miro a mi alrededor y veo que la mayoría aún no se ha despertado. Las estructuras organizativas siguen inmutables. Las empresas siguen con los mismos supuestos acerca de lo que funciona y de cómo utilizar sus recursos cada vez más escasos. Se aplican normas definidas para entornos estáticos, vigentes décadas atrás donde existían unas tecnologías que hace tiempo han quedado obsoletas. Utilizamos una lógica que damos por cierta en un mundo que ya no existe. Veo con admiración y no poca envidia a quienes se desenvuelven bien en estos tiempos. Observo con preocupación que son pocos los que me quedan cerca geográficamente. Pero...