Nada mejor que hacer realidad los sueños. Trabajar por conseguirlos le da emoción a la vida. Pero quienes alcanzan grandes logros no son unos soñadores ociosos, sino que están profundamente anclados en la realidad. Ser hiperrealista te ayuda a escoger sabiamente tus ideales y conseguirlos. Para poder progresar hay que comprender bien las relaciones causa-efecto que gobiernan la realidad y saber usarlas para obtener lo que se persigue. Ya seas de los que quieren saborear la vida o de los que buscan dejar huella, has de decidir qué es lo que más valoras y elegir el camino para lograrlo. Habrás de trabajar con intensidad, sin duda, pero sobretodo, habrás de trabajar con eficacia ya que es lo que multiplicará tu productividad....
Subidón
Esforzarte para alcanzar grandes ideales te pone en la posición de fracasar, con la necesidad de aprender y descubrir nuevas soluciones para poder avanzar. Descubrirás que es muy estimulante estar dentro de ese ciclo de rápido aprendizaje, aunque en ocasiones te lleve a estrellarte. No es que no debas asustarte por esas caídas, que siempre serán dolorosas. Pero podrás ponerlas en perspectiva, sabiendo que las superarás y que, reflexionado sobre ellas, te proporcionarán la mayor parte de tu aprendizaje. Al superarlas, disfrutarás de la misma emoción que los corredores de maratón cuando traspasan la barrera de ese muro, físico y mental, en torno al km 35. Con la práctica, adquirirás nuevos hábitos y disfrutarás del subidón de aprender de los errores. Si eres capaz de reconciliar esas emociones con la lógica y alinearlas, podrás tomar mejores decisiones....
Cae bien
El secreto para caer bien a los demás es que aprendas a callar y escuchar. Ellos están más interesados en sus cosas y en su familia como para preocuparse por ti, que les resultas desconocido. No te has de extrañar. Cuanto antes aceptes esta realidad antes podrás establecer relaciones con esas personas y adquirir la capacidad de influirlas. Si te centras en escucharles, de verdad y con atención, pasarán a reconocerte y apreciarte, aunque no digas mucho y sólo asientas. Resiste la tentación de ponerte a hablar de ti mismo. Incluso cuando te hagan preguntas, mira de responderlas con rapidez y da de nuevo la oportunidad a tu interlocutor para vuelva a hablar. Como esta actitud puede ir en contra de tu inclinación natural, deberás practicar de continuo, y cada vez te resultará más sencillo. ¿Qué me cuentas…?...
Malas noticias
Entre las personas, y dentro de las organizaciones, está muy extendida la práctica de ignorar las malas noticias y toda información negativa, sin calibrar suficientemente los costes o las consecuencias de este comportamiento. Transmitir este tipo de mensajes nunca resulta agradable y es una competencia importante que hay que saber desarrollar. Para protegerse del estrés que ocasiona los hay que tratan de comunicarlas de manera confusa, de modo que el receptor evite, distorsione o ignore esas malas noticias. Otras veces el mensajero es el propio directivo, quien decide ignorarlas permitiendo que la organización persista en una actuación equivocada, agravando la situación. Finalmente, la propia cultura organizativa puede haber establecido que es mejor suavizar o incluso ocultar información negativa a los superiores pues resultaría perjudicial para los propios intereses de los comunicantes. Para corregir estas desviaciones es aconsejable: Contar con colaboradores preparados para manejar situaciones de estrés y entrenados en el modo de transmitir malas noticias. Establecer responsables de comunicar el estado de los proyectos para su información sea creíble y aceptada. Designar decisores con capacidad para identificar y asumir riesgos, y tomar medidas correctoras. Estimular la transmisión honesta de la información, evitando penalizar los errores....
Venir llorado
En los últimos tiempos parece escucharse con más frecuencia esa expresión que anima en distintas circunstancias a “acudir llorado de casa”. Se suele escuchar en entornos profesionales en los que el inicio de la hora laboral parece marcar la separación entre lo que es la vida personal de la profesional. Verse arrollado por las emociones, es un mecanismo de supervivencia. La queja o las lágrimas pueden aflorar, también en el trabajo, como resultado de la indignación o la frustración, pero no por ello deben considerarse como un signo de debilidad o de falta de profesionalidad. Aunque algunos se burlen, actitud propia de abusadores, no está demostrado que sea perjudicial o esté mal visto. Hay abundantes ejemplos de personalidades cuyas manifestaciones públicas de emoción son valoradas como una muestra de su admirable humanidad. Llorar en entornos profesionales es más un signo de frustración que de tristeza, de vencedores que no de derrotados. Puede ayudar a reforzar la camaradería para abordar la situación a la que se enfrenta un compañero. Genera empatía y deseo de ayudar. O incluso ser persuasiva y mover a la acción....
Persistencia
Para llegar a convencer a otros de que hagan algo para lo que no están dispuestos, no basta la pasión con que te muestres. Necesitas de una persistencia que pocos ejercitan. Has de actuar de manera firme y obstinada, sin importar las dificultades o la oposición con que te enfrentes. Cuanta más resistencia mayor tu persistencia. No se trata sólo de repetirlo unas cuentas veces, sino de mantenerse hasta lograr el objetivo o constatar de manera imparcial el fracaso irremediable. Es entonces el momento de reconocer lo que esa lección te ha enseñado. Has de persistir pese a los sentimientos de rechazo y desmoralización, pese a las burlas y humillaciones. Las más de las veces alcanzarás lo que otros no lograron porque optaron por abandonar....
Sus buenas ideas
Te habrá ocurrido muchas veces. Te presentas con una idea genial para tu cliente y, sin mucha consideración, te la descartan de plano. El problema es que no has sabido presentarla de forma que se perciba como una gran idea que ha surgido de ellos mismos. Puedes corregir esos efectos siguiendo estas indicaciones: No presentar la idea como cosa tuya. Descríbela a grandes trazos y deja que sean ellos quienes le den forma. Destaca las posibles debilidades de la misma para que a ellos se les ocurran las soluciones. Cuando te la comiencen a presentar en la forma deseada, felicítales por su gran idea. Si se alejan del objetivo, sugiere las modificaciones que harían mejor esa buena idea. No importa tanto de quien fue la idea si, al final, todos se benefician de ella....
Con urgencia
Tanto para tener éxito como para sobrevivir, tu negocio tiene que cambiar de continuo. Pero para que cualquier innovación sea capaz de arrastrar, los directivos deben estar convencidos de que las tareas que llevan entre manos son todas urgentes y han de ser capaces de transmitir ese sentido de urgencia a toda la organización. Sólo cuando todos comparten las mismas conclusiones y asumen las soluciones como propias, el conjunto puede avanzar con la rapidez necesaria y en el sentido adecuado para alcanzar los objetivos. Por eso es importante incorporar, en el proceso de establecimiento de una nueva misión, las opiniones de proveedores, colaboradores y clientes. Y compartir esa urgencia es clave. Nadie se embarca un proceso de transformación si piensa que el nivel de amenaza es bajo. Sólo la existencia de unas señales de alerta claras e imperiosas, procedentes de fuentes diversas, externas e internas, servirán de acicate para pasar sin demora a la acción....
No estaría bien
Cuando deseas algo con desesperación harás todo lo que sea necesario para lograrlo, llegando incluso a traspasar normas sociales y comportamientos razonables. Son diversas las razones por las que muchos otros no se atreven a actuar así. Nos han educado a no acudir a medidas extremas para conseguir eso que deseas. Estamos programados para comportarnos de manera lógica y razonable, debiendo rechazar los caminos heterodoxos para obtener aquello a lo que aspiras. Esa es la razón por la que tantos no llegan a alcanzar sus ideales....
Abriendo puertas
Te habrás encontrado en ocasiones con la necesidad de presentarte para darte a conocer en circunstancias poco favorables: Nadie te espera, careces de referencias, te urge desarrollar tu negocio… Establecer esos contactos personales te obliga a un esfuerzo considerable. Requiere coraje, pero al mismo tiempo te ayuda a desarrollar unas capacidades que no podrías perfeccionar si no las practicas una y otra vez. Hacer esas visitas a puerta fría te ayuda a superar miedos e inseguridades en relación con tu potencial. Si desarrollas este hábito, apreciarás su enorme influencia en los resultados de tus iniciativas. Además de ayudarte a extender tu base de clientes, podrás desarrollar con muchos de ellos un grado de confianza que de otro modo no alcanzarías. Si te conformas con esperar a que te sucedan cosas, se te agotará la paciencia y quedarás decepcionado. Comprométete a hacer una visita personal cada día durante un mes. Carece de inconvenientes, nadie te ridiculizará y te asombrarás de su eficacia. Asume esos pequeños riesgos personales y ábrete sin miedo a los demás....