La fascinación es una palabra que empleamos poco, pero que describe adecuadamente el nivel de satisfacción que desearíamos conseguir en todos y cada uno de nuestros clientes. Es ir un paso más allá de que se muestren encantados con nosotros, y por tanto, una situación difícil de alcanzar y muy fácil de perder. Mantener esa fascinación requiere un trabajo continuado de superación de las expectativas de los clientes y exige por parte de la organización unos determinados comportamientos: Mostrarse siempre disponibles para atenderles, para averiguar qué más puedes hacer por ellos. Confiar en ellos, para que confíen en ti. En los procesos que se establezcan en la relación con los clientes debes mostrar que confías plenamente en ellos. Te lo agradecerán con lealtad y vinculación. Mejorar siempre, de forma continuada tus productos y servicios con el objetivo de ir por delante de los clientes en el reconocimiento y la atención personalizada de sus necesidades. Facilita la creación de una comunidad con tus clientes. Que sea la plataforma donde puedan compartir las experiencias en relación con tus productos y servicios. Sin duda es importante cuidar la primera impresión. Pero aún lo es más mantenerles vinculados y fascinados por largo tiempo, leales a la marca y promotores de la misma. Me da que pocas empresas se lo creen de...
El compromiso con la autenticidad...
Tanto en el ámbito profesional como en el personal, cada día nos relacionamos con un gran número de marcas o empresas que nos ofrecen los productos y servicios que necesitamos. Con frecuencia se nos presentan problemas o inconvenientes en el modo en que recibimos esos productos o servicios. En esas circunstancias esperamos que la empresa responsable nos preste una buena atención, que reconozcan la situación y hagan lo posible por resolver nuestro problema. Más aún si se trata de un trastorno menor, pues percibimos que para ellos no les supondrá una gran dificultad el arreglarlo. Y sin embargo, cuántas frustraciones diarias por la desconsideración recibida y la falta de atención. Esa discrepancia entre lo que la empresa dice ser y como acaba comportándose es lo que asociamos a una falta de autenticidad. Es el peor trato que puedes darle a un cliente: Ignorar que es una persona con un problema y no tratarle como tal, no ayudarle a resolver su necesidad de manera rápida y eficaz. Hemos de conseguir que en nuestras organizaciones todos vean a los clientes no como gente a la que facturar sino como personas a las que es posible proporcionar un servicio que tenga impacto significativo en sus vidas. Y esto depende no tanto de la naturaleza del producto o servicio que se entregue sino del modo en que se hace, del deseo de ir más allá de lo estrictamente debido o esperado. Si se hace así, una experiencia negativa no pasará de ser un accidente fortuito que además te dará la oportunidad de transformarlo en algo verdaderamente positivo y memorable. Estudia qué cambios debes introducir en tu organización para asegurar la autenticidad en las relaciones con tus...
Tu nueva fuerza de ventas...
Por si acaso estás pensando a la utilidad de fuerza de ventas y la necesidad de reestructurarla, piensa en que tus clientes satisfechos y formados son el mejor equipo de ventas que podrías encontrar. Puede que ocasionalmente se hayan comportado como tales cuando te han referido a algún amigo o conocido. Pero hoy has de ser consciente de que debes abordar de forma sistemática su proceso de conversión en tus agentes de ventas más eficaces y el modo más eficiente de hacer crecer tu negocio. Estos pasos te ayudarán a conseguir la implicación de tus clientes en la generación de nuevas ventas: Fórmales. Dedica tiempo a hacerlo con cada uno de ellos y repítelo con periodicidad. Explícales quienes son aquéllos a los que podrías ayuda mejor y cómo deberían presentarles lo que haces. Pon a su disposición herramientas adecuadas para que puedan hacerlo cuando se les presente la ocasión. En ellas debe quedar muy claro el modo en que has creado valor para todo tipo de clientes. Utiliza testimonios concretos. Consigue que clientes satisfechos expresen de manera explícita su experiencia con tus productos y servicios. Documéntalo de forma profesional, con información detallada en materiales impresos, y con entrevistas en formatos de audios y video. Invítales a participar en las presentaciones. Trata de reunir un grupo de potenciales clientes y acude con un cliente actual, buen conocedor de tu empresa y satisfecho por los problemas solucionados y el servicio recibido. A poco bien que vaya, apenas tendrás necesidad de intervenir. Crea una comunidad para tus clientes. El sentido de pertenencia a la misma genera lealtad a tu empresa y recomendaciones abundantes. Puedes apoyarte en una red social profesional o en reuniones periódicas regionales o nacionales para tratar temas de su interés y que cooperen a...
No se lo pongas difícil...
Es natural que a la hora de relacionarte con los clientes busques proporcionarles una experiencia que puedan valorar como satisfactoria, tanto por el modo cómo ha tenido lugar como por los resultados de la misma, es decir, la satisfacción de su necesidad. Tratas de evitarles cualquier tipo de complicación o esfuerzo que pudiera tener un impacto negativo en la percepción de su experiencia con la empresa. Hay otra circunstancia que reclama el mismo tipo de actitud por tu parte: Cuando el cliente decide dejar de serlo. Es comprensible que en muchos casos no te guste que se marchen. Me corrijo, si haces las cosas como comentamos en estas notas, serán pocos los clientes que deseen marcharse. En todo caso, llegada esa circunstancia, no se lo pongas difícil. Algunas empresas piensan que por demorar el proceso y utilizar todo tipo de artimañas, como ocultar los pasos a seguir, reclamar múltiples datos y confirmaciones…, pueden ganar algo positivo. Es una grave equivocación. No les llevará a cambiar de decisión sino que la reforzará y se dedicará a difundir esa mala reputación a muchos otros. No compensa de ninguna manera, y menos si tienes el objetivo de recuperarlos en algún momento en el futuro. Ya veremos otro día como...
La calidad de tu servicio...
Son muchos los que al ser preguntados por las características diferenciadoras de su servicio declaran que son la calidad y el trato personalizado. No me he encontrado a nadie que afirme otra cosa. Ya sabes que estoy convencido de que eso no sirve de nada, que es una condición necesaria pero no suficiente, hoy día, para ganarse a los clientes. En todo caso, para objetivar la calidad de tu servicio puedes medir la manera en la que te comportas en cada una de estas circunstancias: Cuando hablo con un cliente le presto toda mi atención y evito estar en otras actividades. Siempre miro a los ojos del cliente para mostrar que presto atención. Cuando hablo por teléfono me esfuerzo en modular la voz para mostrar interés por lo que el cliente me cuenta. Respondo siempre a las llamadas antes de que el teléfono suene tres veces. Si he de hacerle esperar al teléfono, le pido permiso antes y escucho su respuesta. En mis explicaciones evito tecnicismos que el cliente no puede entender. Cuando no puedo proporcionarle al cliente lo que necesita, le sugiero otras opciones. Cuando cometo un error soy sincero al pedirle disculpas al cliente. Si el cliente se queja, aunque no tenga razón, me muestro tranquilo y comprensivo. Valoro las quejas como oportunidades para mejorar el servicio. Esto lo podrás leer en muchos lugares. Son cosas muy básicas, pero muy poco cuidadas. Pero no te equivoques: ¡No basta! Lo verdaderamente significativo es confirmar: Que el cliente ha visto satisfecha su necesidad. Que has ido más allá de lo que esperaba. Que os habéis podido conocer mejor. Que se va convencido de que le has hecho ganar dinero. Estas son las condiciones requeridas para que se mantenga como cliente. Las primeras se...
¿Sabes con quién estás hablando?...
Esta expresión castellana se ha utilizado muchas veces para hacer chistes. El “usted no sabe con quién está hablando” se ponía en boca de clientes prepotentes que trataban de reclamar un servicio que no recibían a su entera satisfacción. Y el contexto personal y temporal solía situarse en épocas pasadas y personas ligadas al “antiguo régimen”. Hoy que los tiempos han cambiado me parece obligado que quienes nos dedicamos a prestar servicios a terceros (es decir, todos) tengamos muy presente esa expresión. Mi sugerencia es que nunca le des ocasión a nadie a quien tienes la obligación de servir de pensarlo o decírtelo. Lo comento de continuo. Es el cliente quien tiene el poder hoy, pero todavía muchos lo ignoran. Su obsesión por el producto y la inercia de años pasados en que las empresas ganaban dinero vendiendo a clientes anónimos, les lleva a cometer errores tremendos. Un ejemplo propio: El director de la sucursal de la Caixa de enfrente de mi despacho cometió el error de tratar a dos clientes referidos por un Notario vecino y conocido, un trato pésimo. Inicialmente correcto pero claramente artificial y simulado, y cuando llegó el momento de prestar el servicio que se le demandaba, prepotente y nada cooperativo. ¡Y con la que está cayendo en el sector financiero…! Ciertamente no sabía con quien estaba hablando. Ni se paró a considerar las posibles consecuencias negativas de su actitud para muchas personas clientes suyos. Se quedará sin negocio y su actitud se ve aireada públicamente. De buen “rollo”, claro… Que no nos pase a...
500
Photo by Lluis Torra Ese es el número de notas publicadas según el contador de la aplicación. Como es un número redondo y significativo compensa pararse un momento y comentarlo. Estoy obligado a agradecerte, una vez más, el seguimiento que haces de estas notas. Esa es la razón de que siga estudiando y escribiendo cada día estas líneas que sólo buscan ahorrarte tiempo y serte de utilidad. Ayudarte a aprender algo cada día me obliga a mí a aprender antes. Y para los que tenemos ya menos futuro que pasado, con una certeza absoluta, es una buena manera de obtener las energías necesarias para el tramo final. Y estas líneas de hoy también quieren servirte de estímulo. La tecnología pone en tus manos medios que sirven para ayudarte a construir tu propia marca, para crecer personal y profesionalmente. Tu puedes y debes encontrar aquellos ámbitos en los que quieres profundizar, y al hacerlo, ayudar a otros que compartan esos intereses y te sigan. Si necesitas orientación sobre cómo avanzar no dudes en preguntarme. Una petición: En el menú de la derecha está el enlace ¡Pregunta! que pasa un tanto desapercibido. Quiero animarte a enviar a través de él sugerencias y comentarios sobre temas que sean de tu interés. Me ayudará a poder servirte más eficazmente. Esta es una ocasión para celebrarlo juntos. Virtualmente sí, pero también en persona. En los próximos días me encontrarás en: Lunes 11, 12:00, Sevilla, Hotel Hesperia, Eduardo Dato, 49 Lunes 11, 19:30, Jerez de la Frontera, Hotel NH, Av. del Alcalde Álvaro Domecq, 10 Martes 12, 18:00, Badajoz, Colegio de Titulados Mercantiles, Av. de José Mª Alcaraz y Alenda, 20 Miércoles 13, 20:00, Marbella, La Taberna del Pintxo, Av. Miguel Cano, 7. Jueves 14, 12:00: Málaga, Hotel NH,...
Igual estás preocupado…...
Quizás andas demasiado enredado, apegado a muchas cosas, cargado de deudas y con dificultades para llegar a final de mes. Igual buscas desesperadamente cambiar e intentas mil cosas que nunca funcionan. Persigues objetivos que deseas te lleven a una vida mejor y no parecen a tu alcance. La solución pasa por que descubras a estar contento con menos, probablemente que comas menos y de manera más saludable, que leas buenos libros, que dediques tiempo a estar con amigos. Si estás contento contigo, con los que te rodean, con lo que tienes, tendrás menos cosas por las que preocuparte. Quizás los momentos sean malos, y objetivamente tengas razones para sentirte desgraciado. Pero, como veíamos hace unos días, no son las circunstancias externas sino la disposición interior la determinante de que te sientas seguro, confiado, feliz. No has de esperar a que cambie todo para empezar sentirte contento. Empieza ya: Reconoce las cosas que te rodean y por las que debes estar agradecido. Redescubre las pequeñas cosas que te gustan y te hacen feliz. Acepta a los demás como son, sin esperar que deban mejorar para contentarte. No te compares con nadie. Acéptate como eres y ya irás mejorando, a tu ritmo, en lo que te propongas. Ten amigos. Tu cambio de actitud mejorará la manera de relacionarte. Despréndete de lo superfluo. No acumules posesiones que sólo atraen preocupaciones. Céntrate en las actividades que te ayuden a desarrollarte y descarta el resto que te ocupan el tiempo que quieres disponer para otras cosas que te gustan. Ten un objetivo. No trates de hacer tantas cosas y céntrate en una sola. Busca quién te inspire y encuentra la motivación. Comparte tu propósito con los demás y deja que te ayuden. Empieza con pequeños logros y celebra su...
“Apaga” Internet
Me explico. Pedirte que te desconectes un rato es la manera defenderte del excesivo ruido del que hablaba el sábado. Es mi mejor consejo para liberarte de la negatividad que nos rodea. No puedes empezar el día con las noticias o los correos que te indican que el mundo a tu alrededor se desploma, entre otras razones porque es falso. El estrés que te genera reduce totalmente tu capacidad para ser creativo y encontrar soluciones. Te lleva a cometer errores y entras en un círculo vicioso del que debes escapar. La recesión que te ha preocupar no es la económica sino la personal. No puedes mirar sólo cómo pasan los días a la espera de tiempos mejores, aguardando a que la economía se recupere o nos la arreglen. No puedes permitirte el estar disperso, esconderte en la lectura de la prensa, de las malas noticias, o buscar recompensas inmediatas fáciles para sobrevivir. Esa es una mala vida. Debes ocuparte en crecer como persona y como profesional cada día, y especialmente ahora: Desarróllate emocionalmente: Cuando estás en paz, relajado, tranquilo, estás más inspirado y tu capacidad se incrementa notablemente. Tu mejor estado de ánimo te permite trabajar mejor, estar de mejor humor, y los clientes lo notan y se genera un círculo virtuoso. Desarróllate técnicamente: Vuelve a ser el dueño de tu tiempo y de lo que haces con él. Estudia, aprende, empieza cada día adquiriendo nuevos conocimientos. Hemos de recuperar un modo de trabajar que haga que las cosas funcionen de nuevo, como antes de la crisis. Llega a conocer a más personas. Para relacionarse con la gente necesitas desarrollar tu capacidad de empatía y mucha generosidad. Cada día ofrece algo sin esperar nada a cambio. Es lo mejor que puedes hacer para que...
Demasiado ruido
La agitación de los negocios, la competencia de todos contra todos, la persecución de objetivos diversos y dispersos, la discusión acalorada por defender opiniones de las nadie está seguro… Ahora los decibelios han aumentado hasta hacerse ensordecedores. Las voces generadas por bancos, deudas, primas y cuñados, amplificadas por voceros aparentemente ilustrados, ya no dejan pensar. No hay manera de entenderse ni de reconocerse. No nos entendemos acerca de lo que es más conveniente para volver a trabajar, en algo, con eficacia, y de utilidad para alguien. Ni tampoco sobre cómo realizarlo, ni con qué recursos, ni en compañía de quién. Ni el porqué de las trabas y limitaciones que algunos ponen para hacerlo. Ni nos reconocemos por los metros con que nos miden. Nos aplican una contabilidad que nos señala la depreciación de nuestros activos, los que teníamos pero ya no tenemos, y nos valora lo que nunca tuvimos pero ahora debemos. Y los que así cuentan todavía reclaman cobrar por sus ejercicios de magia. Puestos a valorar bien lo que tienes, es preciso saber qué activos son verdaderamente valiosos e interesantes. No consigo recordar a nadie que se presente a sí mismo por el sueldo que gana o la cifra de su patrimonio. Quizá los hay pero son unos insensatos que me alegro de no haberme tropezado. Son otros activos, los no tangibles, los que te deben preocupar. Lo que sabes, la experiencia que adquieres, lo que estás aprendiendo, a quién conoces, a cuántos ayudas, el bien que haces… No importa que no aparezcan reflejados en el PIB ni en los balances de la contabilidad nacional. Pero al final son los que más cuentan. Insisto, demasidado ruido. Si volviera la calma, con un poco de silencio, recuperaríamos el sentido y veríamos que estos...