No se lo pongas difícil

Es natural que a la hora de relacionarte con los clientes busques proporcionarles una experiencia que puedan valorar como satisfactoria, tanto por el modo cómo ha tenido lugar como por los resultados de la misma, es decir, la satisfacción de su necesidad. Tratas de evitarles cualquier tipo de complicación o esfuerzo que pudiera tener un impacto negativo en la percepción de su experiencia con la empresa.

Hay otra circunstancia que reclama el mismo tipo de actitud por tu parte: Cuando el cliente decide dejar de serlo. Es comprensible que en muchos casos no te guste que se marchen. Me corrijo, si haces las cosas como comentamos en estas notas, serán pocos los clientes que deseen marcharse.

En todo caso, llegada esa circunstancia, no se lo pongas difícil. Algunas empresas piensan que por demorar el proceso y utilizar todo tipo de artimañas, como ocultar los pasos a seguir, reclamar múltiples datos y confirmaciones…, pueden ganar algo positivo.

Es una grave equivocación. No les llevará a cambiar de decisión sino que la reforzará y se dedicará a difundir esa mala reputación a muchos otros.

No compensa de ninguna manera, y menos si tienes el objetivo de recuperarlos en algún momento en el futuro. Ya veremos otro día como hacerlo.