Lo que dirige tus pensamientos está determinado en gran medida por todo aquello que oyes y ves. De la misma manera que cuidamos lo que comemos para preservar una buena salud, debemos extremar la vigilancia para prevenir que nuestra mente se vea inundada por información irrelevante o contraproducente. No es tarea fácil. El cerebro parece programado para prestar especial atención a todo aquello que tiene un carácter negativo, a lo que puede convertirse en una fuente de peligro. Lamentablemente nos bombardean con imágenes e informaciones acerca de corrupción, crisis económica, robos, entradas y salidas de la cárcel, conflictos políticos,… Todas ellas malas noticias que generan preocupación y desasosiego. La buena noticia es que se puede luchar contra esas influencias cambiando de comportamientos. Para que la mente dé lo mejor de sí misma, hay que cambiar de dieta y alimentarla con: Informaciones positivas, historias de superación, de retos alcanzados, de grandes logros. Ideas inspiradoras, estrategias de éxito, de creatividad y desarrollo personal y colectivo. Tú mismo eres responsable de las decisiones que tomas y las acciones que emprendes. Mide con rigor el tiempo que dedicas a escuchar noticias en la radio y la televisión, o a seguir programas intrascendentes o antiestéticos y te asombrarás del número de horas perdidas y de la contaminación que aportan a tu mente. Aunque la decisión pueda parecerte drástica, opta por reducir o eliminar del todo el tiempo dedicado a esos programas y medios de comunicación y gánalo para leer o escuchar libros y audios de los temas que te estimulen, que te ayuden a desarrollar competencias, a generar nuevas ideas. Decídete a poner en marcha esas iniciativas que pueden aportarte sugerencias e información enriquecedora y orientadas a alcanzar tus objetivos....
Razones
Cuantas más razones tengas que justifiquen un determinado propósito, mayor será tu determinación para lograrlo. Elige por tanto objetivos con sentido, con capacidad de impactar de modo significativo en la calidad de vida de...
Lo que cuenta
Lo que cuenta no es lo que dices, lo que sueñas, lo que intentas o lo que esperas. Lo que cuenta es lo que haces, porqué lo haces y para quién lo haces. Más vale tenerlo...
Exceso de confianza
Es bien conocida la limitación de los seres humanos para establecer juicios acertados respecto a los niveles de incertidumbre. Esto se manifiesta en el ámbito de los negocios en una infravaloración de los riesgos, elaboración presupuestos insuficientes y en la costumbre de sobrepasar las fechas de entrega límites. El optimismo y la confianza en uno mismo son características del directivo necesarias para el éxito empresarial. Quienes las poseen promueven la innovación, aumentan la producción, establecen estándares más altos, exigen mayores esfuerzos, reducen ineficiencias… Pero también pueden ser origen de problemas. El exceso de confianza es una característica del comportamiento que implica una sobrevaloración de las propias capacidades y que es más prevalente entre los directivos. Su predisposición para asumir riesgos y los éxitos del pasado les llevan a realizar estimaciones distorsionadas por un exceso de confianza firmemente asentado. De manera consistente algunos directivos valoran la probabilidad de su propio éxito por encima del de los demás lo que les lleva a descartar sus opiniones e ignorar señales externas de alerta. Esto les conduce a decisiones equivocadas en ámbitos como los siguientes: Inversiones excesivamente arriesgadas. Entrada en sectores aún experimentales. Asumir excesivo endeudamiento. Aprobar adquisiciones por las que pagan más de lo debido o que destruyen valor. En lo personal, el exceso de confianza puede llevarles a cruzar determinados límites que acaban en comportamientos fraudulentos. Cuando experimentan un mal resultado lo atribuyen a la mala suerte y creen defender el interés de todos los grupos partícipes al esconder el problema. El exceso de confianza les lleva a pensar que la empresa se recuperará en el siguiente periodo de los malos resultados actuales. Quizás no pensaron en engañar ni perjudicar a nadie, pero se acaban encontrando en una posición en la que el fraude parece su...
Tus principios
Tus verdaderos principios se expresan en la manera en que actúas, especialmente en aquellas circunstancias en las que te ves sometido a presión....
Escuchar a los otros
Además de estar atento a tus propios pensamientos y emociones, has de saber escuchar con atención a aquellos con quienes trabajas. No desprecies sus objeciones y observaciones....
No vale la pena
Eso es lo que muchos se dicen para no emprender las acciones que les permitirían avanzar, aprender, tomar el control sobre algo. Expresan de ese modo que han abandonado sus ideales y que están dispuestos a aceptar cualquier cosa que la vida les depare. Esta actitud la encontramos también en quienes han experimentado contratiempos y que optan por evitar nuevas acciones que podrían conducirles a otras experiencias negativas. Piensan que defienden mejor sus intereses pasando desapercibidos. Y hacen lo justo para evitar enfrentarse a teóricos rechazos o fracasos. Pero rendirse a la inacción o al pasotismo requiere mucha más energía, esfuerzo y trabajo de lo que parece. Quienes caen en el aburrimiento, la desidia, la falta de objetivos, dedican la mayor parte de su tiempo y energías a justificar su situación. Se precisa ser muy creativo y poner mucho esfuerzo para encontrar las excusas que justifiquen esa situación de abandono. Y paradójicamente se les ve entregarse sin reservas a esos pasatiempos a los que prestan toda su atención y en los que se consume su escasa voluntad. No es fácil vivir así. No se puede confundir y engañar a los demás demostrando lo contento que se vive acomodado y habiendo renunciado al alcanzar el verdadero potencial. Si conoces a alguien en esa situación, te toca echarle una mano y ayudarle a salir de ella....
Cantidad y calidad
En lo relativo al tiempo, se suelen mezclar y confundir de manera impropia. En casa importa la cantidad que se dedica y en el trabajo la calidad. Y no al revés como muchos defienden....
Servicial
Presta servicios que no formen parte de transacciones. Ofrece sin esperar compensaciones. Crearás una vinculación con el receptor que te llevará mucho más lejos de lo que imaginas....
¡Innófobos cerca!
Los innófobos, aquellos que odian los cambios, han existido en todas las épocas. Afortunadamente sabemos que nunca prevalecieron, pues de otro modo ya habríamos desaparecido como especie. No se puede contar con ellos para que den lo mejor de sí mismos pues eso requiere esfuerzo y dedicación, lo que a su vez conlleva el riesgo de fracasar. Por eso, cuando ven a otros que se esfuerzan y adaptan para integrarse en un nuevo mundo, suelen menospreciarlos con sus críticas y rechazo. Les juzgan y condenan, les injurian y se mofan para justificar su propia falta de progresión. Con toda probabilidad tienes un innófobo conocido cerca de ti que intenta bloquear tu crecimiento para justificar su propia incompetencia. No hace tanto compartíais las mismas dificultades que tú ya has dejado atrás pero que el todavía acarrea con agobio. Otras veces el innófobo será un extraño que carga con su propio dogma o, aún peor, con su propio fracaso. Y le verás mostrarse intolerante con la gente con iniciativa, que piensa y está dispuesta a cambiar. No te dejes intoxicar. Que no te arrastre su frustración. Abandona el miedo, acepta el cambio, explora nuevas oportunidades. Pon todo tu empeño. Te sentirás mejor y los otros lo notarán....