Ser transparente

No has nacido conociendo lo que es verdadero. Lo has descubierto por ti mismo o lo has aprendido de otros en los que confías. Ese aprendizaje es el resultado de un circulo virtuoso que empieza por la toma de decisiones, continúa con la observación de los resultados y acaba en una mejor comprensión de la realidad, de lo que es cierto y lo que es falso. Mostrarse transparente y actuar con amplitud de miras hace más eficiente ese proceso porque clarifica lo que haces y porqué lo haces, tanto para ti como para los que te rodean, lo que evita malos entendidos. Esa actitud llevará a que otros se muestren dispuestos a manifestarte sus opiniones. Ciertamente te expones más y puedes ser vulnerable a las críticas, pero a cambio podrás aprender mucho más de todos ellos. Debes estar dispuesto a hacer las cosas de ese modo propio y singular que consideras es el correcto, y reflexionar después abiertamente sobre los resultados obtenidos. Actuar con transparencia en un mundo más preocupado por las apariencias y el fingimiento, resulta al principio embarazoso, pero cuanto más se practica más natural se siente. Se trata de un verdadero hábito que se ha de desarrollar y que lleva tiempo. Cultivarlo en las organizaciones es un trabajo exigente y costoso, es polémico y reclama constancia, no es sencillo de crear y un desafío mantenerlo. Pero notarás sus efectos beneficiosos en la manera en que tomas decisiones y en las relaciones que estableces....

El coraje les empuja

Los mejores directivos piensan y actúan como si corrieran una maratón, y no haciendo sprint. Su determinación refleja su perseverancia y pasión por las metas a largo plazo. El coraje implica trabajar con energía los retos, sosteniendo el interés y el esfuerzo a pesar de los estancamientos, adversidades o fracasos. Su ventaja nace de la capacidad de resistencia. Los grandes directivos inculcan ese coraje en sus colaboradores. Son obstinados y pacientes, apremiantes para ir siempre adelante. Crean a su alrededor un sentido de urgencia sin hacer de la vida una continua amenaza a la supervivencia. Les empuja la insistente convicción de que todo lo que ellos y sus colaboradores hacen puede mejorarse si se esfuerzan un poco más, si aplican algo más de creatividad. Tienen ese irritante convencimiento de que no hay nada que esté lo suficientemente bien, de que nunca se deja de aprender y de que jamás te puedes dormir en los laureles....

Importa mucho

Importa mucho el ser un buen o mal directivo. Cómo sea el directivo importa a cuantos dependen de él, a todos los que ha de guiar y evaluar, a quienes han de lidiar cada día con sus virtudes, fobias y rarezas. Son la causa de la mayor parte del estrés laboral de sus colaboradores y su manera de influir en ellos marca la diferencia en el desempeño de los equipos y las organizaciones. Los equipos con buen liderazgo (intelectualmente estimulante, carismático, que fija unas expectativas claras) trabajan mejor, producen de manera más rápida, son más eficiente, diseñan mejores ofertas y las colocan más rápidamente en el mercado. Esos directivos tienen un impacto mucho más positivo en el desempeño y el compromiso de sus colaboradores. Y los altos directivos son aún más determinantes, pues han de establecer el tono con el que el resto han de comportarse, lo que reverbera en toda la organización, conformando su cultura y el grado de desempeño. Los directivos conforman el modo en que sus colaboradores emplean su tiempo, si lo disfrutan o se desesperan, si se mantienen saludables o enferman, si sus resultados son buenos o deficientes. Lamentablemente, abundan los directivos mediocres e incluso pésimos. Asumamos que no tienen la culpa, que no son conscientes de su impacto ni nadie les enseñó cómo debían comportarse. Habrá que empezar a formarlos…...

Sé hiperrealista

Nada mejor que hacer realidad los sueños. Trabajar por conseguirlos le da emoción a la vida. Pero quienes alcanzan grandes logros no son unos soñadores ociosos, sino que están profundamente anclados en la realidad. Ser hiperrealista te ayuda a escoger sabiamente tus ideales y conseguirlos. Para poder progresar hay que comprender bien las relaciones causa-efecto que gobiernan la realidad y saber usarlas para obtener lo que se persigue. Ya seas de los que quieren saborear la vida o de los que buscan dejar huella, has de decidir qué es lo que más valoras y elegir el camino para lograrlo. Habrás de trabajar con intensidad, sin duda, pero sobretodo, habrás de trabajar con eficacia ya que es lo que multiplicará tu productividad....

Subidón

Esforzarte para alcanzar grandes ideales te pone en la posición de fracasar, con la necesidad de aprender y descubrir nuevas soluciones para poder avanzar. Descubrirás que es muy estimulante estar dentro de ese ciclo de rápido aprendizaje, aunque en ocasiones te lleve a estrellarte. No es que no debas asustarte por esas caídas, que siempre serán dolorosas. Pero podrás ponerlas en perspectiva, sabiendo que las superarás y que, reflexionado sobre ellas, te proporcionarán la mayor parte de tu aprendizaje. Al superarlas, disfrutarás de la misma emoción que los corredores de maratón cuando traspasan la barrera de ese muro, físico y mental, en torno al km 35. Con la práctica, adquirirás nuevos hábitos y disfrutarás del subidón de aprender de los errores. Si eres capaz de reconciliar esas emociones con la lógica y alinearlas, podrás tomar mejores decisiones....

Cae bien

El secreto para caer bien a los demás es que aprendas a callar y escuchar. Ellos están más interesados en sus cosas y en su familia como para preocuparse por ti, que les resultas desconocido. No te has de extrañar. Cuanto antes aceptes esta realidad antes podrás establecer relaciones con esas personas y adquirir la capacidad de influirlas. Si te centras en escucharles, de verdad y con atención, pasarán a reconocerte y apreciarte, aunque no digas mucho y sólo asientas. Resiste la tentación de ponerte a hablar de ti mismo. Incluso cuando te hagan preguntas, mira de responderlas con rapidez y da de nuevo la oportunidad a tu interlocutor para vuelva a hablar. Como esta actitud puede ir en contra de tu inclinación natural, deberás practicar de continuo, y cada vez te resultará más sencillo. ¿Qué me cuentas…?...

Malas noticias

Entre las personas, y dentro de las organizaciones, está muy extendida la práctica de ignorar las malas noticias y toda información negativa, sin calibrar suficientemente los costes o las consecuencias de este comportamiento. Transmitir este tipo de mensajes nunca resulta agradable y es una competencia importante que hay que saber desarrollar. Para protegerse del estrés que ocasiona los hay que tratan de comunicarlas de manera confusa, de modo que el receptor evite, distorsione o ignore esas malas noticias. Otras veces el mensajero es el propio directivo, quien decide ignorarlas permitiendo que la organización persista en una actuación equivocada, agravando la situación. Finalmente, la propia cultura organizativa puede haber establecido que es mejor suavizar o incluso ocultar información negativa a los superiores pues resultaría perjudicial para los propios intereses de los comunicantes. Para corregir estas desviaciones es aconsejable: Contar con colaboradores preparados para manejar situaciones de estrés y entrenados en el modo de transmitir malas noticias. Establecer responsables de comunicar el estado de los proyectos para su información sea creíble y aceptada. Designar decisores con capacidad para identificar y asumir riesgos, y tomar medidas correctoras. Estimular la transmisión honesta de la información, evitando penalizar los errores....

Conectando

Todas las personas, incluso las más equilibradas psicológicamente, pasan por momentos en los que se sienten aislados y anhelando conectar con otros individuos. Si te acercas a los demás con la intención sincera de comprenderles y conectar con ellos, te singularizarás respecto al resto del mundo, que no muestra interés o se siente muy ocupado en sus propios asuntos. Carecen de tiempo para perder en la atención a los problemas de los demás. Si te centras en los otros y les ayudas a salir de su aislamiento, si te vuelcas en conocerlos, se te abrirá un mundo de oportunidades. Practica de forma habitual. Busca a un par de personas que no conozcas. Con cada uno de ellos, entabla conversación, escucha con atención, y mira de conectar sinceramente. Trata asuntos más profundos que los de conversaciones habituales....

Consejo asesor

No importa quién seas o lo que hagas para ganarte la vida, contar con un Consejo Asesor te ayudará a identificar los pasos que debes dar para crecer personal y profesionalmente. Te plantearán retos, te orientarán y te enseñarán como avanzar en tu negocio. Puedes establecer distintas maneras de compensarles por su trabajo, pero su mayor satisfacción vendrá de ser testigos de tu éxito. Para que este Consejo funcione correctamente, deberás elegir con cuidado a quienes invitas a formar parte de él y habrás de asegurar que sus reuniones están bien organizadas. No se trata de una reunión espontánea de unos amigos en un bar. Han de tener lugar entre tres y seis veces al año, en un lugar tranquilo, y contar con una agenda que se sigue a rajatabla. Tener un Consejo Asesor tiene además un efecto multiplicador. Esa reunión de personas inteligentes, tratando de ayudar todas a la vez, proporciona unos resultados extraordinarios. Te ofrecerán ideas y contactos que probablemente no hubieras considerado....

Cómo te muestras

Tu capacidad para mostrarte honesto y vulnerable, incluso en un entorno impersonal y arriesgado como Internet, te brinda la oportunidad de destacar. Al poner de manifiesto tu voz propia y verdadera, te ayuda a ser singular. Tampoco es práctico celar cuidadosamente tu vida privada en las redes sociales, para evitar que se escape nada personal que pudiera dañar tu imagen. Hacerlo así te hará aparecer irreal, sin familia ni amigos, como si fueras un robot, o peor aún, como si tuvieras algo que ocultar. Para bien o para mal, lo mejor que puedes hacer es mostrarte tal como eres en la vida real. No es posible llevar una doble vida. Si trataras de hacerlo te resultará agotador, improductivo, e ineficaz. Sería como llevar una máscara con la que a nadie logras engañar. Una presencia honesta en las redes sociales te permite mostrarte de manera cabal y te ayuda a ganar credibilidad como profesional. Pero no basta con aparecer de cualquier modo. Hay que usar esos medios de manera correcta, con naturalidad. Actuar así te permitirá dejar de ser anónimo e impersonal para transformarte alguien reconocible y con quien es posible relacionarse....

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