Acerca de la esperanza...

En este caso sobre su papel en la empresa. Es acerca de la creencia en que las cosas pueden mejorar y que uno puede contribuir a que lo hagan. Si tienes una posición de liderazgo, la capacidad de transmitir esperanza a quienes te rodean es determinante para poder ejercer ese papel. En los tiempos actuales son muchas las empresas necesitadas de esperanza y pocos los directivos en condiciones de aportarla. Abundan los que pasan el tiempo quejándose de los problemas y lamentándose de la falta de recursos para hacerles frente. Muchos empleados no se atreven a exigir en sus empresas esos cambios capaces de generar la esperanza que necesitan. Tienen miedo a ser represaliados, a aparecer en la lista de los siguientes que quedarán abandonados en la cuneta. Pero lo cierto es que no ven, ni nadie les explica, la manera de reinventar el negocio para salir adelante. He observado directivos que suplen su carencia para generar esperanza con una actitud que podría denominarse como de “encantadores de serpientes” o “flautistas de Hamelin”. Su supuesto liderazgo se apoya en la confusión generada por discursos grandilocuentes pero vacíos, por actuaciones llamativas pero poco coherentes, que suponen sin más una huida hacia delante y sin destino. Al final, sólo tiempo y energías perdidos para acabar en una situación aún más calamitosa. La esperanza no se genera sólo con la manifestación de grandes intenciones. Se ha de acompañar de medios y de iniciativas concretas. Estas son algunas de las cosas que me han sido de utilidad para generar esperanza en circunstancias difíciles: Transparencia en la comunicación. No se puede liderar la salida de una situación difícil con el engaño y la confusión. La explicación honesta del estado de las cosas es el paso inevitable para reconducir los...

Actualízate

¿Cuándo ha sido la última vez que has actualizado el equipo o el software de tu ordenador? ¿Cuánto hace que cambiaste de teléfono móvil o actualizado su sistema operativo? ¿Cuántas nuevas aplicaciones has descargado para tus dispositivos móviles? Las tecnologías y conocimientos cambian de manera muy rápida, y lo que no dudas en incorporar en tus herramientas de trabajo y de relación deberías aplicarlo a tu propio ”sistema operativo”. Las capacidades necesarias para destacar en el mercado o en tu empresa son más complejas hoy. Incluyen dimensiones en ámbitos como…: la gestión de los medios de comunicación digitales, el seguimiento de las opiniones de los clientes, construir un amplio abanico de relaciones, asegurarte la vinculación de tus colaboradores, innovar y desarrollar nuevos productos y servicios. No creo que sea precio insistir mucho en los beneficios, pero por si lo necesitas para acabar de decidirte, ten en cuenta algunos de estos factores: Te añade credibilidad. La formación que recibas, si además está respaldada por certificaciones o diplomas, elevará la percepción de los demás acerca de tus capacidades. Ganarás en competencias. No es posible ser un experto en todo, pero si te centras en una o dos áreas de especialización, es fácil que te conviertas en persona de referencia. Adquirirás una mayor flexibilidad y versatilidad que te permitirá desempeñar nuevas tareas y asumir más responsabilidades. Contribuirás a asegurar la viabilidad económica. Los beneficios para tu negocio crecerán con rapidez. La formación no es un coste sino una inversión que se repagará prontamente   Hoy día el acceso a la formación es sencillo y está ampliamente disponible. Podrás participar en programas de docencia presencial, semipresencial o virtual que se acomodarán a tus necesidades y disponibilidad de tiempo. Reciclarse requiere compromiso. Como todo aquello que es valioso, mejorar...

Vertical y horizontal...

Pueden verse estos dos calificativos aplicándose con frecuencia al liderazgo en las organizaciones. Algunos los contraponen y tienden a favorecer en la actualidad el liderazgo horizontal. Como no estoy de acuerdo, me ha perecido oportuno dedicar esta nota a tratar del asunto. Se afirma que el liderazgo vertical se orienta a que las cosas se lleven a cabo señalando el camino hacia un objetivo común. Parecería que para ejercer el liderazgo vertical no es preciso haber sido un buen seguidor. Se trata principalmente de ejercer el poder y el control de arriba abajo. El liderazgo horizontal, sin embargo, consistiría en persuadir a otros, sobre los que no se tiene un control directo, para que se sumen a una causa común. Exige reciprocidad dado que en ocasiones se ha de asumir el papel de seguidor y otras veces el de líder. Es decir, exige tanto saber confiar como hacer que confíen en uno. Me parece inútil distinguir entre antiguos y nuevos modelos de liderazgos, que responden a competencias distintas, y cualificados según coordenadas cartesianas. Más bien creo que estamos ante formas más o menos completas y verdaderas de entender el liderazgo. Es verdad que en la medida que las organizaciones adoptan estructuras más planas parecerá que el horizontal tiende a predominar, pero lo fundamental no es la geometría sino las relaciones entre las personas. El liderazgo es tanto vertical como horizontal, dependiendo de quien lo ejerce, de la posición en la organización y del momento o contexto en que se ejerce. Antes como ahora, el liderazgo viene determinado por la confianza, es cierto, pero eso es el resultado y no la causa de las acciones del líder. Para comprender el liderazgo, la clave está en identificar la motivación de las acciones del líder. En la...

¿Estás perdido?

Perdona, quizás tu ahora no. Pero, por lo que veo, son muchos los que en estos tiempos andan muy desorientados. En todo caso, todos nos sentimos así en un momento u otro. Suele ocurrir cuando lo que te propones se te escapa una y otra vez. Y estás convencido que ello se debe a factores externos. Sin embargo, es altamente probable que tu mismo seas parte del problema. Por ejemplo: Quizás eres demasiado impaciente y a las primeras de cambio abandonas. Eso es que no tienes el compromiso necesario para mantenerte firme en las acciones que te exige el alcanzar tus objetivos. Igual no te has parado a pensar en serio cuáles son tus principios, tus propósitos, ni en qué medida progresas. No conoces que es lo que haces bien ni aquello en lo que deberías mejorar. En ocasiones ocurrirá que no has establecido bien las prioridades y confundes lo urgente y lo importante. Tal vez no pones el suficiente esfuerzo. No puedes esperar que las cosas te salgan a la primera y sin especial dificultad. Seguro que tienes sobrada experiencia para saber que eso no es así. Acaso te asusta asumir los riesgos que acompañan a lo que buscas y por eso retrasas el ponerte a trabajar en ese asunto. No te gusta la incomodidad y haces todo lo posible por evitarla. También es probable que no estés suficientemente centrado en lo que pretendes. Te distraes con otras actividades que no conducen a tu objetivo y pospones aquellas que son determinantes. Pudiera ocurrir que no tengas un plan bien establecido y actúas al azar o sin criterio. No sabes lo que deberías de hacer a continuación ni te has puesto unas metas claras. Es posible incluso que no cuentes lo suficiente con los demás. Seguro...

Para vencer la resistencia al cambio...

Seguro que más de uno se encuentra ante la necesidad vencer la resistencia al cambio en su organización y habrá quien haya experimentado recientemente la incapacidad para superarla. Me parece de interés comentar las dos vías para lograrlo que se describen en este artículo de hace ya unos años. La vía denominada tradicional se centra en arreglar lo que no funciona, y actúa de arriba abajo en la organización, y de fuera adentro. Se caracteriza por: Estar liderada desde lo alto de la organización, que es quien promociona el cambio. Se promueve desde fuera mediante la identificación de las prácticas más acertadas. Se fija en las deficiencias y mira de resolverlas. Obedece a la lógica impuesta por la nueva manera de actuar. Genera resistencias al tratar de implantar ideas de desconocidos y que vienen del exterior. Parte de la identificación de problemas en el contexto actual en la organización. Se personalizan las iniciativas de cambio en los responsables de los problemas.   La vía denominada de “desviación positiva” o del cambio incremental, al contrario de la anterior, evoluciona de abajo arriba y de dentro afuera. Se caracteriza porque: El líder actúa como facilitador y hace que sea la organización la que busque el cambio. Son los propios participantes los que identifican soluciones internas y las desarrollan. Se apoya en conocimientos preexistentes que han tenido éxito con anterioridad. Avanza porque los participantes adoptan una nueva manera de pensar. Se acepta bien, sin resistencias, porque se reconoce como propia. Asume un contexto nuevo y más amplio que se abre a un número mayor de soluciones posibles. Incorpora a un número mayor de personas y no sólo a los directamente implicados en los problemas.   Ninguna de las dos vías garantiza vencer la resistencia al cambio en cualquier...

¿Saludas? 19Mar

¿Saludas?

Hacerlo no es tan fácil como parece y conforme pasan los años la dificultad crece. Seguro que temes percibir una sensación de rechazo o que te miren como si estuvieras loco. Y sin embargo, ¿cuál es tu experiencia cuando te saludan? La semana pasada mientras desayunaba en un pequeño café, entró una persona y saludó de manera genérica sin obtener respuesta alguna. Repitió de nuevo el ¡Buenos días! en voz más alta, y todos respondimos y sonreímos ante nuestra falta de educación. Y el ambiente se relajó de inmediato entre todos los desconocidos que allí estábamos. Algo sencillo que nos hizo a todos sentirnos mejor. Es verdad que en muchas situaciones pillas a la gente desprevenida y de alguna manera parece que interrumpes. Pero si aprecian un deseo sincero de interactuar, de ser amable, lo más habitual será que la gente responda de manera agradable y colaboradora. Saludar es más poderoso de lo que imaginas. Manifiestas un reconocimiento hacia la gente a la que te diriges, lo cual siempre les resulta agradable y eleva el ánimo. Particularmente importante es identificar a esas personas cuyo trabajo pasa más desapercibido o es más desagradecido. En mi experiencia, en ellas el impacto de tu reconocimiento es infinitamente mayor y la acogida aún más extraordinaria. Por tanto, saluda con frecuencia, incluso en exceso. Si no lo haces pierdes, cada vez, la ocasión de hacer algo pequeño pero significativo por los demás....

Insufribles

Hace poco hablaba de las incomodidades y de la ventaja que proporciona el aceptarlas y aún más el elegirlas. Sin embargo algunos me hacéis saber que estáis dispuestos a aceptar de buen grado incomodidades materiales, pero cuando se trata de personas insufribles, eso ya es otro asunto. En efecto, cuesta mucho más asimilar las molestias ocasionadas por las personas que nos rodean o con quienes estamos obligados a relacionarnos. No digo que necesariamente hayas de permanecer pasivo. En ocasiones habrá que salir al paso de determinadas conductas o hacer frente con firmeza a situaciones injustas. Pero, aunque no sea fácil, también aceptar lo positivo de esas contradicciones ayuda a crecer y ganar en madurez. En todo caso, las siguientes consideraciones te ayudarán a abordar esas circunstancias aparentemente difíciles: No asumas de entrada mala voluntad en la otra parte. Lo más probable es que se trate de un mal entendido, un error de interpretación, una insuficiente comunicación. Reconoce que tenemos caracteres muy distintos, sensibilidades opuestas; reacciona a esto de manera positiva y no te sientas agredido por ello. No hagas juicios de valor y acepta a los demás como son. En la medida que te abras a ellos, crecerás en conocimientos y te sentirás más cómodo. Renuncia al orgullo de ganar siempre, a exigir que te valoren como el mejor, a llevar siempre la razón. En realidad no tienes gran cosa que perder.   Aprecia las ventajas que te proporcionan las molestias derivadas de las diferencias de carácter y personalidad. Te curarán de la estrechez de miras y descubrirás nuevas cualidades. Ten por seguro que aprenderás más de aquellos con los que ahora no te entiendes que de esos otros con los que pareces coincidir en todo. Si sólo te relacionas con tus afines, habrá...

Incomodidades 11Mar

Incomodidades

Todos las experimentamos aunque parece que la mayoría trata de evitarlas. Sin embargo, actuar así es un factor limitante del propio desarrollo. Seguro que cada día te encuentras con cosas que no te gustan, personas que te incomodan, situaciones que te resultan molestas. Cae dentro de la normalidad y has de saber vivir con ello. Algunos tratan de escapar de cualquier malestar o molestia y se entregan a hábitos que generan mayores inconvenientes: tabaco, alcohol, drogas, comida, desidia. El resultado para quienes no saben asumir o convivir con las pequeñas incomodidades habituales es que se muestran  inquietas, nerviosas o de mal humor. Todo crecimiento o cambio exige un esfuerzo que se acompaña de cansancio y molestias. No son algo malo en sí mismo; es sólo que no estás acostumbrado a esas nuevas circunstancias, que no las aceptas como algo positivo. Aunque suene contradictorio, para superar las incomodidades lo mejor es sentirse “cómodo” con ellas. Y esto sólo ocurre si tu mismo las has elegido. Desde ese momento pasan a tener un sentido y una utilidad extraordinaria para tu desarrollo personal. Las recompensas llegan siempre antes de lo que imaginas: orden, eficacia, satisfacción, alegría, amistades, aprendizaje, progreso, descubrimientos, salud, … Ya ha sido suficiente molestia leer esta nota. Ahora ya puedes ponerte con eso que no te apetece nada y date el gusto de sacártelo de encima. ¡Tu eliges!...

Algunos de ellos

Una de las cinco sencillas preguntas incluía el «quienes». Se trataba de identificar a las personas de las que te habrás de rodear y que te han de acompañar en tu itinerario profesional y personal. Igual piensas que se trata de personas con unas competencias específicas de las que tu careces. Y esto es verdad, ellos son claramente necesarios para lograr tus objetivos, digamos que desde un abordaje más técnico. Pero hay más. Desde un punto de vista más conceptual y a la vez operativo necesitas algunos perfiles como los siguientes: El mentor: Es la persona que te hace de guía, posiblemente a quien deseas imitar. Es la autoridad que te hace recordar lo que puedes lograr si haces uso de tus compacidades. El provocador: En el buen sentido, alguien que te incita, que te hace pensar. Será quien te inspire y te empuje para que te pongas en movimiento, para que pases de la idea a la acción. El animador: Es tu seguidor incondicional, quien te apoya y te defiende, a ti y a tu trabajo. De su vinculación continuada te llega buena parte de la motivación. El capataz: Es quien te machaca para que cumplas con tus objetivos, para que alcances tus metas. Será quien te señale si estás avanzando o no. El facilitador: Es el que te ayuda a entrar donde tu no puedes, a descubrir caminos que no conoces. Con él llegarás a personas y lugares ahora poco accesibles para ti. Será quien te ponga en sociedad.   Está claro que tanto puede ser «el» como «la». Si no los tienes identificados ya al leer estas líneas, deberías buscarlos cuanto antes. No puedes esperar más tiempo o de otro modo manifiestas tu falta de compromiso con tus objetivos. Y no...

Cinco sencillas preguntas...

Hoy me acabarás odiando. Seguro que significativamente más que otros días. Pero no sería justo que no te ayudara a pensar en aquello que más te puede ayudar. Lo normal es que andes buscando respuestas. Las pareces necesitar para salir de problemas o para afrontar nuevos retos. Sin embargo, y aunque te pueda parecer chocante, lo verdaderamente valioso son las preguntas que deberías estar haciéndote. Tiene una importancia crítica que puedas identificar esas preguntas que se caracterizarán por ser audaces, atrevidas y valientes. Esos calificativos no se aplican tanto por la naturaleza de cada pregunta como por tu disposición a hacértelas, por lo que te exigirán de imaginación, de cambio, de innovación. Las necesitas sin duda para redefinir la estrategia de tu negocio, de tu empresa; y también para orientar tu propia vida, personal y profesional. Estas son las que te propongo: ¿Porqué?: Tiene que ver con el propósito que te mueve. Es concretar una determinada Visión, que incluye establecer tu misión, aquello a lo que aspiras y los valores que te mueven. ¿Para quién?: Aquí habrás de identificar de manera precisa a quiénes deseas beneficiar y atender en sus necesidades concretas. ¿Qué?: El qué te lleva a determinar tu propuesta de valor, lo que ofrecerás a aquellos que has decidido atender. ¿Cómo?: Son las tareas concretas que habrás de llevar a cabo para poder realizar lo que te propones. ¿Con quiénes?: Como no podrás lograr en solitario tus objetivos, habrás de reconocer a aquellos que te han de acompañar por disponer de las competencias que a ti te faltan.   No dedico mucho espacio a su desarrollo porque hoy lo relevante es el tiempo que habrás de ocupar para reflexionar sus respuestas. Cinco sencillas preguntas… y cinco complejas respuestas. No vale engañarse. ¡Tómate...

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