Hay quien dice que el mundo cambió a medianoche hace unos pocos años (ver Eddie Obeng). Es una manera de expresar que las reglas que gobernaban la lógica de nuestro mundo han cambiado, de forma radical, repentina y sin que muchos sean aún conscientes de ello. El caos se ha convertido en la característica más descriptiva del mundo de los negocios, resultado del cambio vertiginoso y continuo que afecta a las economías. Las empresas, incluso las más reconocidas, suben y bajan como nunca. Los modelos de negocio más establecidos ya no funcionan. La búsqueda de las economías de escala y la eficiencia resultan fórmulas perdedoras cuando lo que se necesita es agilidad y rapidez para reconvertirse. Los lazos que unen a empleados con sus empresas y los clientes con sus marcas son ahora extremadamente frágiles. ¿Quiénes puede desenvolverse bien en este entorno? Se les ha empezado a llamar la Generación Flux. No se corresponde con un determinado grupo de edad sino que les definen unas características psicográficas: personas adaptables, flexibles, capaces de aprender de cualquier sitio, tomadores de decisiones conscientes de que podrían tener que revisarlas y cambiarlas radicalmente cada tres meses. Miro a mi alrededor y veo que la mayoría aún no se ha despertado. Las estructuras organizativas siguen inmutables. Las empresas siguen con los mismos supuestos acerca de lo que funciona y de cómo utilizar sus recursos cada vez más escasos. Se aplican normas definidas para entornos estáticos, vigentes décadas atrás donde existían unas tecnologías que hace tiempo han quedado obsoletas. Utilizamos una lógica que damos por cierta en un mundo que ya no existe. Veo con admiración y no poca envidia a quienes se desenvuelven bien en estos tiempos. Observo con preocupación que son pocos los que me quedan cerca geográficamente. Pero...
Recuperando la pasión...
En estos momentos es preciso cuidaros con todas las atenciones posibles a empresarios y emprendedores. Lleváis tiempo trabajando muchas horas extras, sacrificando tiempo para la familia y el ocio, desvelándoos cada noche, y con la sensación de que esta batalla ni se gana ni se acaba. Es fácil que os sintáis desgastados y desanimados. Y para ayudaros vamos a repasar algunas indicaciones para recuperar las fuerzas y la pasión: Reserva tiempo para ti mismo. Dirás que empezamos mal… Es una exigencia obligada. Ya no puedes ceder más en este ámbito. Recupera tiempo para hacer ejercicio y aquellas cosas que te satisfacen y que has abandonado. Nada del negocio se deteriorará porque respetes este tiempo. Recupera tus valores. Repasa tus prioridades y asegúrate de que responden a tus verdaderos principios. Quizás debas corregir el rumbo una vez más. Búscate un mentor. No importa tu posición o tu experiencia, siempre te será de utilidad. Y en particular ahora. No debes atravesar este período sin la visión objetiva y complementaria de otra persona experta. Cultiva tus contactos. Seguro que los has descuidado últimamente. Te ayudarán a recuperar la energía y la ilusión además de proporcionarte ideas y soluciones inesperadas. Delega aquello a lo que te resistes. Eres consciente de esas tareas que te cuesta llevar a cabo y que te generan estrés. Decídete a buscar el modo de delegarlas para ocuparte con toda la energía en aquello en lo que eres más determinante. No pares de innovar. Escapa de la monotonía reinventando continuamente la mejor manera de atender a los clientes y de desarrollar los procesos habituales de le empresa. No seas el último en incorporar las tecnologías de la información y de la comunicación para mejorar el funcionamiento de tu negocio. Aquí estamos varios para...
Droga dura
Estoy enganchado… Como con toda adicción, cuesta reconocerlo. Escribir cada día este blog es una tarea especialmente satisfactoria para quien tiene como oficio último estudiar para enseñar. La tarea se vuelve gravemente adictiva si además manifestáis que lo seguís habitualmente y lo difundís a terceros. Hoy se cumplen 541 días desde que lo inicié y en todos y cada uno de ellos han aparecido notas hasta sumar las 591 publicadas. La conversación reciente con uno de vosotros (gracias Alejandro…) me hizo reflexionar más tarde acerca de la dimensión de lo que ha representado la dedicación al blog todo este tiempo. El esfuerzo de estudio, actualización y edición que requiere es más del que he querido reconocer. Obliga a dedicar y consumir recursos en detrimento de otras tareas. Y eso puede llegar a tener efectos negativos sobre otras actividades e iniciativas empresariales en marcha. Hay proyectos dirigidos a serviros mejor que no avanzan como debieran por la adicción a este blog. La humildad y la sabiduría están en reconocer la verdad. De ahí que sea prudente poner las cosas en su sitio y modificar la periodicidad de publicación de estas notas. Esto me permitirá hacerlas compatibles con otras actividades que también se orientan a ayudaros en vuestro trabajo y desarrollo personales. Si lo lees pero no te has suscrito, hazlo y así te asegurarás de que te llegan las novedades cuando se publiquen. Te animo además a que envíes preguntas y sugerencias para que los temas tratados respondan con seguridad a vuestros intereses. No es una despedida, aclaro. Es sólo la decisión de una mayor moderación en la frecuencia con que aparecen estas notas. Quizás para pasar a unas dos o tres a la semana. Pero uno nunca sabe si podrá...
Y China también se suma...
Por si lo de ayer no te llamaba la atención, resulta que en China también sufren su propia burbuja. En este caso se caracteriza por el acúmulo de productos no vendidos, de existencias que se apilan en proporciones gigantescas porque no se atreven a parar de producir. Tras tres décadas de fuerte crecimiento, China es la segunda economía mundial y la locomotora del crecimiento desde la crisis de 2008. Si su economía se debilita dejarán de comprar e invertir en el extranjero, lo que añadido a la reducción de la demanda desde Europa, se les acumularán las existencias y se reducirá la capacidad productiva en todo el mundo. Los signos ya son claros: Las ventas se les han reducido un 50% y las existencias son tan elevadas que tiene dificultades para almacenarlas y financiarlas. Los coches no salen de los distribuidores y las fábricas funcionan al 65% de la capacidad, lejos de 80% que señala el umbral de rentabilidad. Las hileras de bloques de viviendas vacíos se repiten en todas las grandes ciudades. Guerras de precios para vender fuera lo que no pueden vender en su propio mercado. Pero los fabricantes se resisten a dejar de producir para disponer de producto cuando se recupere la demanda (?!). Y sin embargo su gobierno maquilla las cifras y niega la existencia de problema alguno para mantener la confianza de empresarios e inversores. Algo que nos resulta muy familiar… Parece que se acerca la tormenta perfecta: La economía china se para, la zona euro se hunde y el bloqueo ocasionado por el proceso electoral en EEUU nos llevan a una recesión de alcance planetario. Lo siento por los pesimistas. Encontrarás más información en este artículo del...
Reflexionando…
De las lecturas de estos días he tomado algunas notas de ideas que ya han salido aquí pero que parece buen momento para recordar. No trates de imitar exactamente lo que hacen otros porque te parecen importantes, ni sigas apostando por lo que funcionó en épocas pasadas. Acabarás abocando grandes cantidades de dinero en iniciativas que no funcionarán. Una innovación lo es sólo en la medida que responde a una necesidad de los clientes o les proporciona algo que ellos piden. Tu trabajo no es encontrar compradores para tus productos sino productos para tus compradores. Tu proceso de innovación consiste en evaluar lo que estás haciendo por tus clientes y descubrir lo que no haces y lo que podrías llegar a hacer. En ocasiones esas innovaciones son muy sencillas y otras veces requieren desarrollos más técnicos y complejos. En cualquier caso todo empieza con el cliente. La opinión de los clientes es lo más útil que ellos te pueden proporcionar. Te darán la clave de lo que es más valioso, te dirán lo que funciona y lo que no, te contarán cómo se sienten en la interacción con tu empresa. Habla con ellos directamente. No cometas el error de centrarte sólo en el precio para llegar a tus potenciales clientes. Es una barrera significativa, pero no la única ni la más importante. Has de ser consistente y persistente en el logro del propósito institucional. Orientará la estrategia de la empresa. El resto son actuaciones tácticas que habrán de cambiar continuamente para adaptarse al mundo que te rodea. Si se te ocurre decir, en el contexto actual, que vas a poner en marcha un nuevo negocio, muchos te dirán que estás loco. Te aconsejarán que te mantengas en lo seguro, un trabajo discreto en una...
¡Casi nunca miento…!...
¡Yo soy un hombre que casi nunca miente…! Así se solía definir con gracia un viejo amigo de larga experiencia vital. Lo divertido de la expresión es obvio. No ayuda nada a generar confianza el definirse de ese modo. Reconocer que la mayoría de las veces dices la verdad, paradójicamente, te deja fuera de la categoría de las personas honestas. No suele haber acuerdo sobre en qué medida es preciso decir la verdad en el mundo de los negocios. Para empezar los hay que no creen que exista la verdad. Consideran que es algo relativo, resultado de experiencias personales y singulares y por tanto no compensa discutir sobre ello y prefieren actuar como si ni existiera. Los hay que opinan que en muchas ocasiones no es conveniente decirla por el bien de los otros, para evitar ofenderles. Lo cierto es que en esas ocasiones lo que se trata de preservar es la propia imagen, no aparecer groseros o descorteses. Y el resultado es que uno se queda con la sensación de haber sido deshonesto. Para otros, el fin justifica los medios, por lo que no importa mentir si a cambio pueden conseguir más fácilmente lo que se proponen. Es cierto que decir la verdad no siempre es bien comprendido; en ocasiones se percibe como una crítica y quien la escucha puede no estar preparado para recibirla. La cuestión de fondo es qué actitud adoptas en un mundo fundamentalmente social y en el que necesitas construir unas relaciones de confianza y una imagen de honestidad. ¿A quién le vas a ocultar la verdad? ¿A tus clientes? ¿A tus colegas y colaboradores? ¿A tus jefes? Sin duda habrás de cuidar la manera de comunicarte para asegurarte de que llega el mensaje que deseas y de forma...
El remedio peor que la enfermedad...
Este artículo del Wall Street Journal es de obligada lectura. Contiene el diagnóstico médico de la economía mundial. Muchos trastornos, demasiados médicos, prescripciones contradictorias no auguran nada bueno a la paciente que de momento malvive en la UCI. Como me decía un amigo esta tarde: Entre todos la mataron y ella sola se murió… Pero nosotros, a lo...
¿Dónde están?
Hoy escribo entre preocupado y perplejo. Ya he comentado en ocasiones anteriores que he abandonado la atención a los medios de comunicación nacionales por el excesivo ruido que traen y la poca utilidad que encuentro en ellos. Reconozco que es una posición extremada y quizás poco sensata, pero es que cuando trato de corregirla lo me encuentro no es nada estimulante. Mi preocupación surge de que quizás sea esta actitud mía la causa de que cuando pienso en quienes son las personas que ejercen el liderazgo en estos tiempos y en este país, no soy capaz de identificar ningún nombre. Pero a la vez resulta perplejo imaginar que existen y no tropezarse con ellos en ninguna información ni en mis conversaciones con profesionales de cualquier lugar del país. De ahí que hoy esta nota sea más una petición de ayuda. Necesito que me orientes acerca de quiénes son las personas que alzan la mano, más que la voz, y proponen un plan para levantar a el país, y se ponen a coordinarnos para la consecución de esos objetivos comunes. ¿Conoces a alguno? ¿Dónde están? ¿En dónde escriben o cómo les escuchas? ¿Porqué somos tantos los que no los conocemos? Si no damos con ellos hoy mismo tenemos un problema mucho más serio que la prima de riesgo y la impagable deuda. De hecho, esto último no son los verdaderos problemas sino los síntomas de una grave enfermedad. En serio, vamos a ponernos a buscar los “médicos” que propongan los tratamientos adecuados y se pongan a ello. No podemos aceptar más ungüentos y cataplasmas. Necesitamos a especialistas en medicina de urgencias y dejarles actuar. Si nos mandan a la lista de espera (las olimpiadas, vacaciones de agosto) estamos listos… Por favor, escríbeme y dame...
Problemas que se hacen viejos (2)...
Sigo hoy con mi valoración del modo en que se abordan esos problemas que se han hecho viejos. No es extraño que sea así si se utilizan herramientas ya oxidadas para mirar de arreglarlos. Abusar de la palabra estrategia no garantiza saber de qué se habla ni el dominio de sus metodologías más actuales. En un mundo tan distinto del de hace 30 años muchos pretenden todavía aplicar herramientas de entonces para orientar las decisiones estratégicas de hoy. Todos observamos que los comportamientos se repiten, la frustración crece y que nadie emprende los cambios obligados para llegar a resultados diferentes. Por ejemplo, para el caso del paro, quizás habría que empezar ya por hacer algo como lo siguiente: Definir correctamente el problema. Éste no es el paro ni la dificultad para encontrar trabajo. No existe un problema tan genérico y abstracto. Existen personas que no pueden trabajar y personas que no quieren trabajar. El problema de estas segundas es obvio que no debe resolverse del mismo modo que el de las primeras. Cada una de las personas que no pueden trabajar representa un problema específico y singular que no se arregla con una única solución. Es obvio que todos los desempleados no son iguales y sin embargo les aplicamos recetas genéricas (ahora está de moda hablar de emprendeduría y auto empleo…). Por tanto hay que conocer mucho mejor quienes son y qué necesitan esas personas. Sólo un buen reconocimiento de los problemas de las personas desempleadas permitirá desarrollar soluciones específicas, y puedes apostar que serán diversas y distintas a las habitualmente prescritas. Hoy día nadie escapa en solitario de sus problemas. La colaboración y el acompañamiento es imprescindible y debe formar parte de la estructura de las soluciones. Y habrá que ponerse a hacer...
Problemas que se hacen viejos...
Hoy escribo esta nota más tarde de lo habitual. Pido disculpas a los seguidores más puntuales. Los viajes enseñan mucho. Te dan la oportunidad de ver más cosas, con más variedad y con nuevos ojos. En los últimos días me he tropezado de nuevo con un fenómeno que nadie parece querer arreglar: el de unos viejos problemas. ¿Has considerado alguna vez porqué un problema puede hacerse viejo? Seguramente sólo por dos razones, porque nunca lo abordas o porque lo abordas mal y siempre insistes en hacerlo de la misma manera. De otro modo el problema habría dejado de existir hace tiempo. Pongamos uno de perenne actualidad, el del desempleo. Podrías encontrarte con iniciativas para resolverlo del tipo: Se reúnen personas e instituciones cuya misión es generar empleo (y que es evidente que carecen de ideas para hacerlo) Sorprendentemente esas personas e instituciones se reconocen mutuamente como las competentes para tratar este asunto y se ofenderían si no fueran convocadas. La metodología para encontrar la solución es hacer un análisis de la situación (¿pero no deberían conocerla mejor que nadie…?) El conocimiento deseado se espera que se genere a partir de reuniones multitudinarias (son muchos los expertos que tienen cosas a decir) que deberán repetirse periódicamente. La sistemática de trabajo se continuará, después de la presentación de los resultados del análisis con una enumeración de las oportunidades y amenazas, de las debilidades y fortalezas identificadas. Con dicho bagaje intelectual se consensuarán unas propuestas de acción en el corto medio y largo plazo, que en su mayoría consistirán en la constitución de “mesas” de estudio y de seguimiento del problema, de información a la sociedad acerca del problema, y de formación a quienes no tiene trabajo acerca de su problema. Pero ninguna dirigida a crear empleos,...