Problemas que se hacen viejos (2)

Sigo hoy con mi valoración del modo en que se abordan esos problemas que se han hecho viejos.

No es extraño que sea así si se utilizan herramientas ya oxidadas para mirar de arreglarlos. Abusar de la palabra estrategia no garantiza saber de qué se habla ni el dominio de sus metodologías más actuales. En un mundo tan distinto del de hace 30 años muchos pretenden todavía aplicar herramientas de entonces para orientar las decisiones estratégicas de hoy.

Todos observamos que los comportamientos se repiten, la frustración crece y que nadie emprende los cambios obligados para llegar a resultados diferentes. Por ejemplo, para el caso del paro, quizás habría que empezar ya por hacer algo como lo siguiente:

  • Definir correctamente el problema. Éste no es el paro ni la dificultad para encontrar trabajo. No existe un problema tan genérico y abstracto. Existen personas que no pueden trabajar y personas que no quieren trabajar. El problema de estas segundas es obvio que no debe resolverse del mismo modo que el de las primeras.
  • Cada una de las personas que no pueden trabajar representa un problema específico y singular que no se arregla con una única solución. Es obvio que todos los desempleados no son iguales y sin embargo les aplicamos recetas genéricas (ahora está de moda hablar de emprendeduría y auto empleo…). Por tanto hay que conocer mucho mejor quienes son y qué necesitan esas personas.
  • Sólo un buen reconocimiento de los problemas de las personas desempleadas permitirá desarrollar soluciones específicas, y puedes apostar que serán diversas y distintas a las habitualmente prescritas.
  • Hoy día nadie escapa en solitario de sus problemas. La colaboración y el acompañamiento es imprescindible y debe formar parte de la estructura de las soluciones.
  • Y habrá que ponerse a hacer unas cosas que permitan que haya gente que ya se ponga a trabajar este mismo mes, y otras, que por ser más innovadoras necesitarán algo más de tiempo para presentar resultados. Y finalmente otras que determinen un cambio en el modo en que la sociedad afronta su relación con el trabajo y la cohesión social, que será tarea de años.
  • Sólo después de tener claro lo anterior podrá seleccionarse quienes deben formar parte de la elaboración de las soluciones, sus responsabilidades, qué sistemas de trabajo les habremos de proporcionar y cómo debería ser su manera de organizarse.
  • El siguiente paso será concretar la inversión necesaria y los costes requeridos para implantar las soluciones, así como la manera de financiarlos.
  • Y finalmente habrá que concretar y ejecutar las distintas iniciativas, evaluar sus resultados y corregir lo que no funcione.

 

No se trata más que de aplicar las metodologías más actuales para la formulación e implantación de estrategias y que requiere profesionales bien formados, no de gente voluntarista, escasamente comprometida y no dispuesta a sumir responsabilidades.

Y sin embargo, como no lo hacemos, seguimos envejeciendo juntos, los problemas y nosotros.