Así como hay muchos cambios que se desencadenan como consecuencia de acontecimientos ajenos a tu control, hay un cambio en el que puedes tomar la iniciativa e influir de continuo: tu cambio de comportamiento. En ocasiones puede venir condicionado por las circunstancias, unas veces atractivas, otras amenazadoras. Es preciso conocer y trabajar las técnicas para llevar a cabo ese cambio, aunque no basta tener la intención de cambiar para lograrlo. Es cierto que parte de tu comportamiento obedece a tus deseos e intenciones, pero hay una parte significativa del mismo que viene determinado por automatismos gobernados por las circunstancias más inmediatas que te rodean. Si no puedes controlar esos impulsos espontáneos, te resultará muy difícil cambiar....
Cambia de comportamiento...
Cambiar es costoso. Exige voluntad, energía y tiempo. Pero es posible y necesario, dado que cambiar de comportamiento te hace capaz de alcanzar logros importantes. Ese cambio puede tener un impacto enorme en tu vida privada, incluso en tu salud, que viene tan condicionada por esos comportamientos y estilos de vida. También influye en tu vida profesional y en la social por el modo en que tratas a los demás, lo que determina en gran medida la calidad de tu vida diaria. Cambiar de comportamiento no parece fácil si te lo miras desde la distancia, pero es posible aprender cómo lograrlo, siempre y cuando lo consideres importante para ti. Te requerirá: Establecer qué resultados futuros son importantes para ti y trasladarlos a cambios de hábitos personales hoy. Definir un plan de actuación para esos cambios incluso en las condiciones más difíciles Medir primero ese cambio de desempeño y sólo más tarde los resultados de ese cambio. Y acompañarlo recompensas inmediatas por cada logro....
Solo ante el peligro
La condición de líder exige afrontar de manera instintiva y decidida los peligros, a la vez que se protege a los propios seguidores. En un mundo, o mejor, en un país en el que no se premia el discrepar, el líder se caracteriza por sobresalir de la masa anónima y dirigirse hacia el peligro sin dudar. Si no lo hicieras dejarán de seguirte de inmediato. Ejercer el liderazgo demanda algo más que inteligencia y personalidad. No es tarea para tímidos. Requiere un coraje instintivo, que no pondera pros y contras antes de actuar, que no evalúa los riesgos, que no rehúye los costes personales....
Apagafuegos
Trabajar en modo “apagafuegos” elimina distracciones y ayuda a completar proyectos importantes. Se sabe lo que se ha de hacer a continuación y se ejecuta. Estar obligados por lo urgente e inmediato minimiza la necesidad de planificación. No hay lugar para las dudas acerca de qué hay que hacer, quién debe participar, o qué significa acertar. Vivimos en una sociedad dominada por lo urgente, lo que lleva a ser muy eficaces viviendo, trabajando y pensado de manera reactiva. Esto es una suerte si únicamente se ha de reaccionar a una sola cosa urgente, pero lo ordinario es tener que atender a varias urgencias a la vez. Pensar en sacar tiempo para uno mismo es visto como el colmo del egoísmo. Te reclaman que hagas algo de inmediato; pero para preocuparte por algo has de ser consciente de que existe el problema y eso requiere pausa y reflexión, tiempo del que no dispones. El peaje que se paga por este estilo de vida es elevado. Perjudica al cuerpo, a la mente, a las relaciones, al espíritu. La tiranía de lo urgente no funciona. Cada vez son más los afectados y tienen mayor conciencia de ello. Escapar de ese círculo vicioso de lo urgente requiere esfuerzo. Adquirir el hábito de planificar implica alterar el modo de vida que alimenta esos fuegos continuados. Como no tienes un momento, no sacas tiempo para disponer de él y por tanto siempre andas rezagado, sin energía, exhausto y dolorido, sin fuerzas para hacer ejercicio o comer bien, sin capacidad para establecer o renegociar barreras y compromisos. El vórtice de lo urgente te arrastra al abismo. Y cuando más tardes en tratar de escapar de él, más difícil te será. Afortunadamente, puedes librarte de las urgencias interminables mediante el ejercicio de...
Resolutivo
Para ser eficaz has de ser selectivo en las responsabilidades que decides incorporar a tu mochila. Si dejas que cualquiera te lastre con problemas y preocupaciones no deseadas, esa sobrecarga te quebrará. Para prevenirlo: Simplifica. No te enredes más allá de lo necesario. El mundo no espera que seas tú quien le solucione sus enormes problemas. Resuelve tus propios problemas y sé selectivo a la hora de aceptar los problemas de los demás. Hay muchos que quieren liberarse de sus responsabilidades pasándotelas a ti. No importa cuán grande sea la carga, reconoce que dispones de la fortaleza interior para sobrellevarla. Afronta un único problema cada vez. El de ahora. No les des vueltas a los de ayer, ni te preocupes por los de más tarde y menos aún por los de...
Mandando
Que una organización se vuelva más plana, que quienes trabajen en ella se sientan capaces de asumir responsabilidades y tener el control sobre sus iniciativas, incrementa la energía y capacidad de concentración con que aquellas se desarrollan. Pero para alcanzar el éxito no basta con distribuir o descentralizar el gobierno. Paradójicamente exige dejar absolutamente claro quién manda, quién tiene la máxima...
Desagradables
Te tropiezas cada día con situaciones y personas desagradables. A estas alturas no debiera sorprenderte; ya sabes que no existe un mundo sin ellos. Tienes que aprender a manejarlos. Hay situaciones y personas ante las que poco puedes hacer. Siempre podrás intentar algo, pero lo habitual es que no merezca la pena el esfuerzo. Es como dar cabezazos contra una pared. Es más inteligente y productivo dedicar tus esfuerzos a otros objetivos que prometan mejores resultados. En cualquier caso, las incomodidades no desapareen y te verás obligado a manejarlas de algún modo. En unos casos lo que debes hacer es aceptarlas como algo inevitable. Es el primer paso para poder superarlas. No cabe luchar contra ellas. Pero otras veces esas circunstancias desagradables plantean problemas que pueden y deben ser resueltos. Hay que recordar entonces que afrontar los problemas puede ser algo estimulante. Es la ocasión para aplicar la metodología que suelas emplear para la resolución de problemas y disfrutar del proceso....
No los rehuyas
¿Sientes ya la incomodidad? Es la señal de que has abandonado tu zona de confort. Si querías sentirte cómodo, no haber venido… Para enfrentar y derrotar un enemigo superior has de ser capaz de aceptar los peligros. A toda oportunidad le acompaña un riesgo y el miedo a lo desconocido. Ser osado significa tomar decisiones difíciles a pesar de los peligros. Si los rehuyes no podrás crecer ni desarrollarte. Ten la fortaleza mental para reconocer que ese riesgo es el signo de que has de afrontar el obstáculo que se te ha presentado. Notas relacionadas: Riesgos sobrevenidos Asume riesgos El valor de la incertidumbre Riesgo...
Da la cara
Tendrás que dar la cara si quieres que te reconozcan como un líder destacado y valiente. Son muchos los directivos que se esconden en su despacho todo el día y las consecuencias son evidentes: errores en las iniciativas que se emprenden, incapacidad para identificar las dificultades, desconocimiento de las oportunidades… Se necesita coraje para dar la cara ante los colaboradores, pero es determinante para ganar credibilidad. Si no asumes riesgos, si retienes información o no das un paso al frente, renuncias a ser reconocido como un líder fuerte y justo. Liderar desde la primera línea envía el mensaje de que nunca pedirás a otros que hagan lo que tu no sabes hacer. Esto sirve de motivación para quienes te rodean y les confirma tu actitud participativa y colaboradora. Notas relacionadas: Capacidades para el liderazgo Diles la verdad Los nuevos líderes ya andan por...
Nuestra intención
El porqué, el propósito del jefe o de la Dirección, es la referencia que orienta con claridad el camino y la intención. Es, en términos militares, el commander’s intent, que expresa de manera breve y directa a los responsables operativos, lo que deben llevar a cabo. Estos habrán de elaborar los planes correspondientes y comunicarlos a sus colaboradores. Y a la vez los deberían explicar al jefe para asegurar la alineación con sus intenciones. Esta última parte, lamentablemente, no suele realizarse, pese a que es un paso obligado para convertir la estrategia en resultados. Conocer el propósito del jefe despeja incertidumbres, no deja lugar a interpretaciones ni confusión, y permite ganar un tiempo precioso para diseñar iniciativas innovadoras que hagan ganar en eficacia. Esta definición del propósito puede establecerse al más alto nivel de la organización y también en el nivel de la dirección de los equipos de proyecto o de trabajo. Es aconsejable contar con esas reuniones en las que se compartan las líneas generales de los planes a desarrollar. En ellas se pondrán de manifiesto las posibles desviaciones respecto a las intenciones perseguidas. El rechazo a recibir indicaciones sobre lo que se debe hacer es universal. Cualquier profesional competente considera degradante que alguien le defina y controle sus tareas hasta el más mínimo detalle. Este comportamiento es desagradable e ineficiente. Y además ineficaz pues, por mucho detalle que se proporcione, nunca es posible dar respuesta a toda posible contingencia. En un entorno tan volátil como el actual, esa actitud conduce inevitablemente a la parálisis y al fracaso. Por eso dar a conocer el propósito del jefe es una manera mejor de delegar. Se trata de transmitir el porqué se han de hacer las cosas. Cuanto más se comprendan las razones que justifican las...